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De la multitud de datos de interés que arroja la encuesta más amplia de Agencia Europea de Derechos Fundamentales sobre el colectivo LGTBI, ha seleccionado esta vivencia cotidiana, símbolo del bienestar, del que sólo gozan quienes tienen asegurado un cierto umbral de derechos, libertades y ciudadanía.
Laia Serra | El Salto, 2020-05-06
https://www.elsaltodiario.com/actualidad-lgtbiq+/tienes-miedo-de-coger-de-la-mano-a-tu-pareja
Una de las preguntas contenidas en la esperada encuesta que la Agencia Europea de Derechos Fundamentales (FRA) acaba de publicar es ‘¿Tienes miedo de coger de la mano a tu pareja?’. Esta encuesta sobre el colectivo LGTBI se titula ‘Un largo camino para alcanzar la igualdad LGTBI’. Se trata de la mayor encuesta sobre el colectivo LGTBI que se ha hecho hasta la fecha, con 140.000 personas de 30 Estados, en una encuesta online realizada de mayo a junio de 2019. Esta encuesta difiere de la que se hizo ya en el 2012, y se diferencia en que incorpora a las personas intersex y a jóvenes a partir de los 15 años.
Esta segunda edición pretende hacer un análisis comparativo del periodo 2012-2019 para alcanzar conclusiones sobre la evolución de determinados datos. Además de indagar sobre la evolución de los derechos LGTBI, pretende consolidar un marco analítico que permita solucionar la falta de datos comparables. La FRA parte del hecho de que, solo con poder contar con datos objetivos y comparables, ayudará a justificar la adopción de cambios en los Estados reacios a los derechos LGTBI y permitirá la adopción de políticas públicas y reformas legislativas efectivas. En conclusiones generales, la encuesta considera que los derechos LGTBI han progresado con carácter mínimo y que no existe una “radiografía europea”. La situación entre países difiere radicalmente. La polarización es tal que, en algunos países, el 70% de los encuestados refiere que ha habido una mejoría y, en otros, el 68% responde lo contrario. El colectivo trans es el más discriminado y el más violentado.
Volviendo a la pregunta inicial, el miedo a coger de la mano a la pareja, se da en un 60% de los casos, y en algunos países como Macedonia, alcanza el 71%. Por ello la nota de prensa del 14 de mayo de divulgación de la encuesta, venía encabezada con una pregunta retórica: “¿Prevalece la esperanza o el miedo en la población LGTBI en Europa?”
Antes de entrar en los resultados más detallados de la muestra, merece destacar el hecho de que, a diferencia de las encuestas al uso, ésta, incorpora una óptica cualitativa que da importancia a la visibilidad del día a día, el bienestar vital o la percepción de inseguridad del colectivo LGTBI. En este ámbito cotidiano, resulta alarmante que, de promedio, el sentir discriminación en un bar, restaurante o club de copas, haya pasado del 18% en 2012, al 26% en el 2019.
La encuesta evalúa diversos ámbitos como la libertad de movimiento en las parejas LGTBI, el empleo, la escuela, la interseccionalidad, el apoyo a las víctimas o los crímenes de odio. Para permitir un análisis pormenorizado, la encuesta incorpora un buscador muy útil que permite analizar de forma desagregada cada pregunta, cada tipo de respuesta, por cada tipo de sector del colectivo LGTBI y por países.
Tasa de acoso, agresiones y discriminación
La FRA destaca algunos puntos clave: entre 2 y 5 personas, siempre sobre un total de 10 personas, fueron acosadas en el año previo a la encuesta; entre 1 y 5 personas trans e intersex fueron sexualmente atacadas (el doble que el resto del colectivo); entre 1 y 5 se sintieron discriminadas en el trabajo; entre 1 y 3 se sintieron discriminadas en bares, restaurantes o bares de copas; entre 1 y 2 tienen dificultades para llegar a fin de mes y entre 1 y 2 escolares LGTBI sintieron el apoyo del profesorado o del alumnado. El informe también se hace eco de algunos fenómenos extremos, como la declaración de “zonas libres de LGTBI”, en más de 80 municipios polacos, contra la que se pronunció enérgicamente el Parlamento Europeo en diciembre del 2019.
Este último fenómeno, señala la importancia de detenernos en la violencia, como punta del iceberg. La FRA apela a crear una cultura de “tolerancia cero” hacia los crímenes motivados por el odio. Y es que el 58% de personas encuestadas, refirió haber padecido una experiencia de acoso y violencia en los últimos 5 años. Por el contrario, el promedio de personas encuestadas que denunció ante la autoridad o ante una organización LGTBI, ha pasado del 10% en 2012, al 13% en el 2019. En cuanto a la denuncia ante los cuerpos policiales, ha pasado del 17% en el 2012, al 14% en el 2019.
La falta de denuncia motivada por la desconfianza en los cuerpos policiales, oscila entre el el 6 al 40% según los países, situándose el Estado español en un más que razonable 10%. En cuanto a la percepción sobre la actuación de los Gobiernos para proteger la seguridad de las personas LGTBI, la horquilla del “muy negativo” varía entre el 2% de Malta y el 81% de Polonia, siendo la media del Estado español del 18%.
De una manera nada causal, el texto de introducción de la encuesta de la FRA, inicia con un “¿Te imaginas teniendo miedo de coger la mano de tu pareja?”. De la multitud de datos de interés que arroja la encuesta, la FRA ha seleccionado esta vivencia cotidiana, este símbolo del bienestar, del que sólo gozan quienes tienen asegurado un cierto umbral de derechos, libertades y ciudadanía.
Muy oportunamente, la publicación de esta encuesta aterriza en un momento social en el que planea una gran preocupación sobe el colectivo LGTBI: el de la desaparición de las cuestiones de equidad, derechos y lucha contra la discriminación de las agendas políticas debido a la crisis del covid-19. Esperemos, por el contrario, que esta crisis sirva de impulsor para reivindicar con más fuerza que nunca, que las políticas públicas tienen que poner en el centro lo realmente importante, las vidas de las personas. Esas vidas son habitables en la medida en que se les asegure un marco mínimo de derechos sociales y económicos en las que desarrollarse. Esta es la dimensión democrática que los resultados de la encuesta de la FRA claman a gritos.
Europa tiene deberes pendientes, como la incorporación de la lgtbifobia a la Decisión marco relativa a la lucha contra determinadas formas y manifestaciones del racismo y la xenofobia mediante el Derecho penal, la aplicación efectiva de la Directiva de igualdad en el empleo al colectivo LGTBI o el exasperante desbloqueo de la propuesta de Directiva horizontal contra la discriminación del 2008. El Estado español también tiene sus tareas pendientes, la primera de ellas, histórica: la aprobación de la Ley LGTBI. Esta tiene una oportunidad única para apoyarse y orientarse en los valiosos y sólidos hallazgos que le proporciona Europa.
Esta segunda edición pretende hacer un análisis comparativo del periodo 2012-2019 para alcanzar conclusiones sobre la evolución de determinados datos. Además de indagar sobre la evolución de los derechos LGTBI, pretende consolidar un marco analítico que permita solucionar la falta de datos comparables. La FRA parte del hecho de que, solo con poder contar con datos objetivos y comparables, ayudará a justificar la adopción de cambios en los Estados reacios a los derechos LGTBI y permitirá la adopción de políticas públicas y reformas legislativas efectivas. En conclusiones generales, la encuesta considera que los derechos LGTBI han progresado con carácter mínimo y que no existe una “radiografía europea”. La situación entre países difiere radicalmente. La polarización es tal que, en algunos países, el 70% de los encuestados refiere que ha habido una mejoría y, en otros, el 68% responde lo contrario. El colectivo trans es el más discriminado y el más violentado.
Volviendo a la pregunta inicial, el miedo a coger de la mano a la pareja, se da en un 60% de los casos, y en algunos países como Macedonia, alcanza el 71%. Por ello la nota de prensa del 14 de mayo de divulgación de la encuesta, venía encabezada con una pregunta retórica: “¿Prevalece la esperanza o el miedo en la población LGTBI en Europa?”
Antes de entrar en los resultados más detallados de la muestra, merece destacar el hecho de que, a diferencia de las encuestas al uso, ésta, incorpora una óptica cualitativa que da importancia a la visibilidad del día a día, el bienestar vital o la percepción de inseguridad del colectivo LGTBI. En este ámbito cotidiano, resulta alarmante que, de promedio, el sentir discriminación en un bar, restaurante o club de copas, haya pasado del 18% en 2012, al 26% en el 2019.
La encuesta evalúa diversos ámbitos como la libertad de movimiento en las parejas LGTBI, el empleo, la escuela, la interseccionalidad, el apoyo a las víctimas o los crímenes de odio. Para permitir un análisis pormenorizado, la encuesta incorpora un buscador muy útil que permite analizar de forma desagregada cada pregunta, cada tipo de respuesta, por cada tipo de sector del colectivo LGTBI y por países.
Tasa de acoso, agresiones y discriminación
La FRA destaca algunos puntos clave: entre 2 y 5 personas, siempre sobre un total de 10 personas, fueron acosadas en el año previo a la encuesta; entre 1 y 5 personas trans e intersex fueron sexualmente atacadas (el doble que el resto del colectivo); entre 1 y 5 se sintieron discriminadas en el trabajo; entre 1 y 3 se sintieron discriminadas en bares, restaurantes o bares de copas; entre 1 y 2 tienen dificultades para llegar a fin de mes y entre 1 y 2 escolares LGTBI sintieron el apoyo del profesorado o del alumnado. El informe también se hace eco de algunos fenómenos extremos, como la declaración de “zonas libres de LGTBI”, en más de 80 municipios polacos, contra la que se pronunció enérgicamente el Parlamento Europeo en diciembre del 2019.
Este último fenómeno, señala la importancia de detenernos en la violencia, como punta del iceberg. La FRA apela a crear una cultura de “tolerancia cero” hacia los crímenes motivados por el odio. Y es que el 58% de personas encuestadas, refirió haber padecido una experiencia de acoso y violencia en los últimos 5 años. Por el contrario, el promedio de personas encuestadas que denunció ante la autoridad o ante una organización LGTBI, ha pasado del 10% en 2012, al 13% en el 2019. En cuanto a la denuncia ante los cuerpos policiales, ha pasado del 17% en el 2012, al 14% en el 2019.
La falta de denuncia motivada por la desconfianza en los cuerpos policiales, oscila entre el el 6 al 40% según los países, situándose el Estado español en un más que razonable 10%. En cuanto a la percepción sobre la actuación de los Gobiernos para proteger la seguridad de las personas LGTBI, la horquilla del “muy negativo” varía entre el 2% de Malta y el 81% de Polonia, siendo la media del Estado español del 18%.
De una manera nada causal, el texto de introducción de la encuesta de la FRA, inicia con un “¿Te imaginas teniendo miedo de coger la mano de tu pareja?”. De la multitud de datos de interés que arroja la encuesta, la FRA ha seleccionado esta vivencia cotidiana, este símbolo del bienestar, del que sólo gozan quienes tienen asegurado un cierto umbral de derechos, libertades y ciudadanía.
Muy oportunamente, la publicación de esta encuesta aterriza en un momento social en el que planea una gran preocupación sobe el colectivo LGTBI: el de la desaparición de las cuestiones de equidad, derechos y lucha contra la discriminación de las agendas políticas debido a la crisis del covid-19. Esperemos, por el contrario, que esta crisis sirva de impulsor para reivindicar con más fuerza que nunca, que las políticas públicas tienen que poner en el centro lo realmente importante, las vidas de las personas. Esas vidas son habitables en la medida en que se les asegure un marco mínimo de derechos sociales y económicos en las que desarrollarse. Esta es la dimensión democrática que los resultados de la encuesta de la FRA claman a gritos.
Europa tiene deberes pendientes, como la incorporación de la lgtbifobia a la Decisión marco relativa a la lucha contra determinadas formas y manifestaciones del racismo y la xenofobia mediante el Derecho penal, la aplicación efectiva de la Directiva de igualdad en el empleo al colectivo LGTBI o el exasperante desbloqueo de la propuesta de Directiva horizontal contra la discriminación del 2008. El Estado español también tiene sus tareas pendientes, la primera de ellas, histórica: la aprobación de la Ley LGTBI. Esta tiene una oportunidad única para apoyarse y orientarse en los valiosos y sólidos hallazgos que le proporciona Europa.
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