miércoles, 20 de mayo de 2020

#hemeroteca #saludpublica #lgtbifobia | Joselu bajó al portal

Imagen: ctxt / Ilustración de 'La boca del logo'
Joselu bajó al portal.
Todo vale bajo el cobijo de una bandera que se nos quita al resto y que adquiere un significante claro: a la mayoría de los españoles no os pertenece España.
Gerardo Tecé | ctxt, 2020-05-20
https://ctxt.es/es/20200501/Firmas/32290/Gerardo-Tece-Joselu-portal-bandera-Espana-Arganzuela-libertad.htm

Hay veces en las que una anécdota explica mejor una sociedad que cientos de tertulias políticas y estudios sociológicos. El caso de Joselu Marcos recorrió los medios de comunicación a principios de esta semana. El pasado domingo, en el distrito de Arganzuela, una de las muchas zonas de la capital por las que se han extendido las caceroladas contra el Gobierno, algunos vecinos protestaban, bandera de España en una mano y cacerola en la otra. Como era 17 de mayo, día internacional contra la homofobia, este joven andaluz, homosexual y vecino de Madrid, decidió bajar a la calle tras escuchar por el balcón los gritos de “libertad, libertad” que coreaban algunos de sus vecinos. Joselu dio por hecho que, ante tal despliegue de ansia democrática y derechos civiles, el portal de su casa sería un sitio seguro para él y su bandera arcoíris. Qué mejor sitio que su propio vecindario gritando libertad para reivindicar él sus libertades. Joselu se equivocó y el resto de la historia ya la conocemos.

En una de las entrevistas posteriores al suceso, el joven contaba en la radio cómo la cacerolada y los insultos se volvieron de repente contra él. Cómo tuvo que intervenir la policía para protegerlo de sus propios vecinos. Cómo pasó una muy mala noche aquel día. A la mañana siguiente, con el barrio ya tranquilo, Joselu decidió salir de casa y un vecino lo paró para decirle, con ánimo sosegado y espíritu constructivo, que tenía que entender que bajar con aquella bandera gay la tarde anterior había sido una provocación. En la radio, Joselu se desesperaba. “Pero cómo puede ser eso una provocación”, decía. Cuánta razón tenía. El vecino, claro.

Por supuesto que lo de Joselu había sido una provocación. Por supuesto que, en una manifestación llena de banderas de España, un símbolo como el arcoíris es una afrenta y no importa si los manifestantes gritan “libertad”. En ese ambiente lo sería también una bandera catalana, vasca, andaluza, animalista, vegana o en favor del cuidado al planeta o de una sanidad pública digna. Todo lo que huela diferente a la ideología única y excluyente de quienes suelen portar la bandera de España es una provocación. En la libertad que coreaban los vecinos de Joselu no cabe más libertad que la de quienes portan la bandera. Es la libertad ideológica de una parte concreta de la población española. Una libertad que excluye la libertad de todos los Joselus de España, sean homosexuales, transexuales, republicanos, feministas, ateos, extranjeros o amantes de una lengua materna distinta al castellano. La bandera de España, por mucho que haya aún quien se sorprenda, no es de todos ni puede serlo. Que le pregunten a Joselu. La bandera de España, a fuerza de ser secuestrada para fines políticos e ideológicos, es la bandera de un programa electoral concreto, de una ideología reaccionaria excluyente. Esos gritos de libertad pausados para increpar a Joselu son la demostración empírica. Si quieren que sea de todos, libérenla del secuestro.

España vive una guerra civil. Esta vez, por suerte y aunque algunos agiten la posibilidad de hacerla premium, la guerra de momento sólo se da en el terreno político. En él, bandera en mano, todo vale. Vale acosar a vecinos agitando una bandera. Vale la difusión de noticias falsas. Vale hacer como que quien gestiona la sanidad en realidad no la gestiona y vale también protestar ante domicilios particulares de rivales políticos, sin nada concreto que exigirles, sin hambre, sin una ejecución hipotecaria sobre los hombros, tan sólo por el gusto de hacerles sentir en peligro. Vale obviar que estamos ante una pandemia mundial. Vale no arrimar el hombro, sino poner zancadillas. Todo vale con la bandera. Vale decir que España es una dictadura por el estado de alarma, aunque el mundo entero esté confinado, aunque las prórrogas se voten en el Congreso. Vale que se pidan golpes militares. Vale no aceptar el Gobierno votado. Vale todo y, por supuesto, también vale usar los muertos. Todo vale bajo el cobijo de una bandera que se nos quita al resto y que adquiere un significante claro: a la mayoría de los españoles no os pertenece España.

A Joselu, el pasado domingo, le atizaron con la bandera de España mientras gritaban libertad. Eso no significa que el día de mañana alguien le afee que no la bese, que no la sienta como propia. Es el castigo que conlleva tener la derecha más reaccionaria de Europa. Capaz de conseguir que, en mitad de una pandemia, la pandemia no sea lo más preocupante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.