Imagen: Público / Protesta de migrantes en el CIE de Aluche, Madrid |
El cierre de fronteras durante la pandemia acabó con la razón de ser de los Centros de Internamiento de Extranjeros: retener a los migrantes hasta ejecutar su devolución. Los activistas celebran la 'tregua' pero Interior recuerda que es circunstancial. "Saber que durante un tiempo no se va a hacer sufrir a personas en situación irregular me da satisfacción y alivio", reconoce un exjuez de control de CIE de Aluche.
Jairo Vargas | Público, 2020-05-07
https://www.publico.es/sociedad/cierre-cie-coronavirus-espejismo-cie-vacios-reabriran-pueda-expulsar-extranjeros.html
"Hoy es un día que no olvidaremos, como tampoco olvidamos las vulneraciones de los derechos humanos ni las muertes ni el trato indigno y vejatorio ni las agresiones ni las torturas ni el sinfín de aberraciones que han sucedido entre sus muros cada día desde que fueron creados". Así celebraba el miércoles la Plataforma CIE No Madrid la puerta en libertad de la última persona migrante encerrada en uno de los ocho Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) de España.
Es la primera vez que están vacíos y sin registrar nuevas entradas en los más de 30 sombríos años de historia de estos "espacios de impunidad policial y de sufrimiento para las personas internadas", como los definió uno de los jueces que controló durante más de ocho años el centro de Aluche, en Madrid, Ramiro García de Dios.
"Siempre he dicho que no deberían existir, que se puede disponer actuaciones sin que existan CIE y garantizando los derechos humanos", asegura desde su confinamiento el extitular del Juzgado de Instrucción número 6 de Madrid. Siente "satisfacción" ante este cierre. "En casi nueve años he visto el sufrimiento de multitud de personas internadas. Saber que durante un tiempo no se va a hacer sufrir a personas por la simple razón de estar en situación administrativa irregular me da satisfacción y alivio", sentencia.
El cierre de fronteras que ha impuesto la pandemia ha logrado en dos meses los que las organizaciones defensoras de derechos humanos no han conseguido en tres décadas de denuncia, protesta y visibilización de unos de los espacios más opacos del sistema. Activistas y afectados celebran la situación, pero son conscientes del espejismo generado por una pandemia que ha dejado a los CIE sin razón ser, al menos temporalmente.
La Plataforma Estatal por el cierre de los CIE y el fin de las deportaciones sabe que el cierre es circunstancial, fruto de la coyuntura, y tema que la vuelta a normalidad suponga la detención de las personas ahora liberadas, cuya orden de expulsión todavía está vigente. El Ministerio del Interior lo confirma a 'Público': los CIE volverán a funcionar en cuanto haya posibilidades de ejecutar los expedientes de expulsión incoados a los extranjeros, aunque no hace comentarios sobre posibles detenciones de los extranjeros que han logrado salir de los centros.
"Nunca se dio una orden de cierre y puesta en libertad generalizada. Se ha estudiado caso por caso cada circunstancia y se han liberado a las personas cuando se ha comprobado que era imposible hacer efectiva su expulsión", apuntan fuentes del departamento dirigido por Fernando Grande-Marlaska, que estima en unas 450 personas las que han salido en libertad, ya que los CIE se encontraban al 59% de su capacidad antes de que la pandemia irrumpiera.
Petición del Defensor del Pueblo
Desde que se decretó el estado de alarma, el cierre total fue una de grandes reivindicaciones de organizaciones y de personas internadas. Algunas de ellas llegaron incluso a protagonizar un pequeño motín en el CIE madrileño exigiendo su liberación. Días después, el Defensor del Pueblo pidió a Interior que liberase a todos los internados dadas las circunstancias, pero el proceso se ha dilatado "sin sentido", afirman fuentes de la plataforma contra los CIE.
Tampoco se han producido nuevos internamientos durante este periodo, añade el Ministerio. "Si no hay una perspectiva mínima de retorno, que es la función del CIE, no se puede ingresar a nadie", aclara, ya que no habría base legal para ello. Pero eso no impidió que el virus entrara y se extendiera en los centros de Tenerife y Gran Canaria debido al hacinamiento y la falta de condiciones adecuadas, según el juez que decretó el cierre de uno de ellos.
"Es lamentable que se hayan cerrado por salud pública y no por una cuestión de derechos humanos", sentencia Adrián Vives, de la plataforma valenciana contra los CIE y las deportaciones.
Según este activista, salvo algunos casos iniciales, los internados puestos en libertad han sido acogidos por sus redes familiares o en plazas del programa de ayuda humanitaria de la Secretaría de Estado de Migraciones, gestionadas por ONG como Cruz Roja.
Saturación en Canarias
Lo mismo está ocurriendo con las personas que están llegando de manera irregular durante la pandemia, aunque las cifras no están siendo elevadas salvo en Canarias, donde han llegado más de 700 migrantes en embarcaciones a lo largo del estado de alarma, más de 2.000 en lo que va de año, casi un 700% más que en el mismo periodo de 2019, cuando había llegado menos de 300 personas, según datos de Interior.
Fuentes de CEAR Canarias recuerdan que el aumento de llegadas durante el último año ya había tensionado su precario sistema de acogida, ahora más saturado todavía por la imposibilidad de traslados a la Península, el cierre de los CIE y la paralización de deportaciones. Según esta ONG, los protocolos aplicados en los recursos de acogida para aislar posibles positivos también están restando plazas, y se han habilitado pabellones polideportivos donde decenas de personas migrantes ya llevan varias semanas. "El problema puede aumentar cuando se reabran estas instalaciones al público, ya que Canarias entrará pronto en la fase uno de la desescalada", añaden.
No obstante, la organización también celebra el cierre de lo CIE y desearía que no volvieran a abrirse con la vuelta a la normalidad. No obstante, añade que el principal problema para las personas migrantes en las islas no es tanto el alojamiento, sino la vulnerabilidad agudizada por el confinamiento cuando se está situación irregular. "Hay mucha gente que no tiene qué comer", apuntan.
Internado en Barcelona, liberado en Algeciras
Vives también lamenta que Interior haya tardado tanto tiempo en vaciar los CIE. "A pesar de saber que era imposible, ha intentado proceder con las expulsiones y varios de los internados que quedaban han sido trasladados de un CIE a otro durante el estado de alarma para acabar poniéndolos en libertad", explica.
Se refiere al caso de una persona internada en el CIE de Barcelona y trasladada hasta Algeciras, previo paso por el de Valencia. "Al final acabaron soltándolo en la otra punta del país y nadie se hizo cargo de su regreso a Barcelona. Es el caso más sangrante, pero no ha sido el único", expone.
"Nuestra pretensión de que los CIE no se vuelvan a abrir va en conjunto a la pretensión de acabar con el sistema de deportaciones. No queremos alternativas al internamiento como medida cautelar para expulsión, ya existen alterativas contempladas en la Ley de Extranjería", apunta Vives.
Por su parte, el exjuez García de Dios puntualiza que "la desaparición de de los internamientos con motivo de la pandemia no ha provocado el caos en la convivencia social", una lección de la que podría aprender España y la Unión Europea a la hora de acabar con estos espacios. "Pero soy consciente que, cuando pase este periodo, volverán las políticas que no muestran preocupación por los derechos humanos", sentencia García de Dios, que teme un empeoramiento de "racismo institucional" a la vista de la " crisis económica y y aumento del paro y la desigualdad brutal" que va a dejar el coronavirus. "Hará mas difícil la aplicación de políticas que favorezcan el cierre de los CIE", prevé.
Es la primera vez que están vacíos y sin registrar nuevas entradas en los más de 30 sombríos años de historia de estos "espacios de impunidad policial y de sufrimiento para las personas internadas", como los definió uno de los jueces que controló durante más de ocho años el centro de Aluche, en Madrid, Ramiro García de Dios.
"Siempre he dicho que no deberían existir, que se puede disponer actuaciones sin que existan CIE y garantizando los derechos humanos", asegura desde su confinamiento el extitular del Juzgado de Instrucción número 6 de Madrid. Siente "satisfacción" ante este cierre. "En casi nueve años he visto el sufrimiento de multitud de personas internadas. Saber que durante un tiempo no se va a hacer sufrir a personas por la simple razón de estar en situación administrativa irregular me da satisfacción y alivio", sentencia.
El cierre de fronteras que ha impuesto la pandemia ha logrado en dos meses los que las organizaciones defensoras de derechos humanos no han conseguido en tres décadas de denuncia, protesta y visibilización de unos de los espacios más opacos del sistema. Activistas y afectados celebran la situación, pero son conscientes del espejismo generado por una pandemia que ha dejado a los CIE sin razón ser, al menos temporalmente.
La Plataforma Estatal por el cierre de los CIE y el fin de las deportaciones sabe que el cierre es circunstancial, fruto de la coyuntura, y tema que la vuelta a normalidad suponga la detención de las personas ahora liberadas, cuya orden de expulsión todavía está vigente. El Ministerio del Interior lo confirma a 'Público': los CIE volverán a funcionar en cuanto haya posibilidades de ejecutar los expedientes de expulsión incoados a los extranjeros, aunque no hace comentarios sobre posibles detenciones de los extranjeros que han logrado salir de los centros.
"Nunca se dio una orden de cierre y puesta en libertad generalizada. Se ha estudiado caso por caso cada circunstancia y se han liberado a las personas cuando se ha comprobado que era imposible hacer efectiva su expulsión", apuntan fuentes del departamento dirigido por Fernando Grande-Marlaska, que estima en unas 450 personas las que han salido en libertad, ya que los CIE se encontraban al 59% de su capacidad antes de que la pandemia irrumpiera.
Petición del Defensor del Pueblo
Desde que se decretó el estado de alarma, el cierre total fue una de grandes reivindicaciones de organizaciones y de personas internadas. Algunas de ellas llegaron incluso a protagonizar un pequeño motín en el CIE madrileño exigiendo su liberación. Días después, el Defensor del Pueblo pidió a Interior que liberase a todos los internados dadas las circunstancias, pero el proceso se ha dilatado "sin sentido", afirman fuentes de la plataforma contra los CIE.
Tampoco se han producido nuevos internamientos durante este periodo, añade el Ministerio. "Si no hay una perspectiva mínima de retorno, que es la función del CIE, no se puede ingresar a nadie", aclara, ya que no habría base legal para ello. Pero eso no impidió que el virus entrara y se extendiera en los centros de Tenerife y Gran Canaria debido al hacinamiento y la falta de condiciones adecuadas, según el juez que decretó el cierre de uno de ellos.
"Es lamentable que se hayan cerrado por salud pública y no por una cuestión de derechos humanos", sentencia Adrián Vives, de la plataforma valenciana contra los CIE y las deportaciones.
Según este activista, salvo algunos casos iniciales, los internados puestos en libertad han sido acogidos por sus redes familiares o en plazas del programa de ayuda humanitaria de la Secretaría de Estado de Migraciones, gestionadas por ONG como Cruz Roja.
Saturación en Canarias
Lo mismo está ocurriendo con las personas que están llegando de manera irregular durante la pandemia, aunque las cifras no están siendo elevadas salvo en Canarias, donde han llegado más de 700 migrantes en embarcaciones a lo largo del estado de alarma, más de 2.000 en lo que va de año, casi un 700% más que en el mismo periodo de 2019, cuando había llegado menos de 300 personas, según datos de Interior.
Fuentes de CEAR Canarias recuerdan que el aumento de llegadas durante el último año ya había tensionado su precario sistema de acogida, ahora más saturado todavía por la imposibilidad de traslados a la Península, el cierre de los CIE y la paralización de deportaciones. Según esta ONG, los protocolos aplicados en los recursos de acogida para aislar posibles positivos también están restando plazas, y se han habilitado pabellones polideportivos donde decenas de personas migrantes ya llevan varias semanas. "El problema puede aumentar cuando se reabran estas instalaciones al público, ya que Canarias entrará pronto en la fase uno de la desescalada", añaden.
No obstante, la organización también celebra el cierre de lo CIE y desearía que no volvieran a abrirse con la vuelta a la normalidad. No obstante, añade que el principal problema para las personas migrantes en las islas no es tanto el alojamiento, sino la vulnerabilidad agudizada por el confinamiento cuando se está situación irregular. "Hay mucha gente que no tiene qué comer", apuntan.
Internado en Barcelona, liberado en Algeciras
Vives también lamenta que Interior haya tardado tanto tiempo en vaciar los CIE. "A pesar de saber que era imposible, ha intentado proceder con las expulsiones y varios de los internados que quedaban han sido trasladados de un CIE a otro durante el estado de alarma para acabar poniéndolos en libertad", explica.
Se refiere al caso de una persona internada en el CIE de Barcelona y trasladada hasta Algeciras, previo paso por el de Valencia. "Al final acabaron soltándolo en la otra punta del país y nadie se hizo cargo de su regreso a Barcelona. Es el caso más sangrante, pero no ha sido el único", expone.
"Nuestra pretensión de que los CIE no se vuelvan a abrir va en conjunto a la pretensión de acabar con el sistema de deportaciones. No queremos alternativas al internamiento como medida cautelar para expulsión, ya existen alterativas contempladas en la Ley de Extranjería", apunta Vives.
Por su parte, el exjuez García de Dios puntualiza que "la desaparición de de los internamientos con motivo de la pandemia no ha provocado el caos en la convivencia social", una lección de la que podría aprender España y la Unión Europea a la hora de acabar con estos espacios. "Pero soy consciente que, cuando pase este periodo, volverán las políticas que no muestran preocupación por los derechos humanos", sentencia García de Dios, que teme un empeoramiento de "racismo institucional" a la vista de la " crisis económica y y aumento del paro y la desigualdad brutal" que va a dejar el coronavirus. "Hará mas difícil la aplicación de políticas que favorezcan el cierre de los CIE", prevé.
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