Imagen: El País |
Una encuesta a 100.000 alumnos indica que los que más sufren las vejaciones son los que “se comportan de forma diferente”.
Esther Sánchez | El País, 2016-10-05
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2016/10/04/madrid/1475607497_854244.html
En la Comunidad de Madrid se detectaron el año pasado casi el triple de casos más de acoso escolar que durante el curso anterior: 179 frente a 69. Este incremento no significa que los hostigamientos a alumnos se hayan disparado de forma repentina, sino que se denuncian más. El resultado de una encuesta realizada a 100.000 alumnos indica que los que más sufren las vejaciones son compañeros que “se comportan de forma diferente”. La apariencia física, como ser obeso; ser inmigrante o el color de la piel son otros de los factores determinantes. En cuanto al tipo de violencia ejercida, predomina la estigmatización social y verbal.
Los 179 casos de acoso escolar detectados el año pasado representan el 0,01% del total del alumnado de la región (1.169.017). La situación se ha vuelto más compleja debido al incremento de los casos de ciberbulling. Esta práctica consiste en intimidar o en humillar de forma reiterada en el tiempo a través de las redes sociales, por correo electrónico, por chat o con el móvil a un menor. Uno de cada cuatro casos de acoso en Madrid es de este tipo.
El Gobierno regional anunció ayer la puesta en marcha de un nuevo protocolo, que complementa al que existía sobre ciberbulling, “con mayores garantías para las víctimas y de obligado cumplimiento” para los 1.700 centros públicos y concertados de la región. El anterior solo incluía recomendaciones. Los colegios privados se podrán adherir si así lo desean.
Dentro de las medidas que ya se han puesto en marcha destaca un test online realizado a 100.000 alumnos en el que se les ha preguntado sobre las causas que, en su opinión, se encuentran detrás de los casos de acoso. El 34,8% de los alumnos de Educación Primaria y el 45,91% de los de Secundaria consideró como primer desencadenante la forma de ser o de comportarse de un modo diferente al resto de los compañeros.
Como segundo motivo, situado a bastante distancia con un 14,11% en Primaria y un 11,50% en Secundaria, los alumnos opinan que se ataca a los chavales que “molestan a los demás”. La apariencia física aparece en tercer lugar, seguido de ser inmigrante, el color de la piel, ser nuevo, sacar malas notas o la homofobia, entre otras causas. En los últimos lugares aparecen la discapacidad física, la ropa, la envidia o ser pelota.
El Gobierno regional también ha preguntado a los chavales —de tercero de Primaria a Bachillerato y Formación Profesional— sobre los tipos de acoso que sufren. En las edades más tempranas se producen más casos, según la apreciación de los compañeros de clase y de las víctimas. Este porcentaje va descendiendo desde el 7% inicial al 1% en Bachillerato y Formación Profesional.
El primer tipo de acoso, en opinión de los chicos, tanto de las víctimas como de sus compañeros es la estigmatización social, seguida de la verbal. La violencia física se encuentra en tercer lugar y bastante por debajo, el ciberacoso.
La formación de los docentes constituye otro de los puntos fundamentales del protocolo para prevenir la violencia en las aulas. Un total de 3.771 profesores han participado en jornadas, cursos, seminarios o grupos de trabajo. Se trata de reconocer los síntomas desde el primer momento.
“Pistas de lo que ocurre”
El consejero de Educación, Rafael van Grieken, reconoció ayer como uno de los puntos más complicados, la detección del acoso cuando el alumno regresa a su casa. Aun así, “la guía proporciona el reconocimiento de ciertos detalles que pueden poner sobre la pista de lo que está ocurriendo”, explicó.
Los docentes implicados en las investigaciones también aumentan. Hasta ahora se limitaba al equipo directivo y a un profesor. Desde este curso se pretende crear un equipo más amplio que incluya a un profesor más, el tutor, un orientador o miembro del equipo de orientación educativa y psicopedagógica, entre otros. Se ha puesto en marcha, al mismo tiempo, una unidad especializada (conocida como de “emergencia contra el acoso”) a disposición de todos los centros con participación de la Policía.
Una vez localizado un posible caso, se deberá determinar si existe o no. Si se confirma, el documento detalla las medidas que habrá que tomar: avisar a la Inspección Educativa, reunirse con la posible víctima o avisar a la familia, entre otras. La Inspección Educativa es la encargada de comprobar con visitas periódicas a los colegios e institutos si se está aplicando de forma correcta el protocolo.
Otra cuestión que deberá cambiar es la percepción de los padres y madres: en el caso de los colegios públicos tienen “baja preocupación” por el acoso escolar, según CEAPA, que agrupa a las asociaciones de padres de la enseñanza pública. Uno de cada cuatro considera que “siempre ha pasado” y uno de cada cinco cree que solucionarlo “solo forma parte de hacerse mayor”. Mitos e ideas erróneas que trata de desterrar el protocolo madrileño.
Los 179 casos de acoso escolar detectados el año pasado representan el 0,01% del total del alumnado de la región (1.169.017). La situación se ha vuelto más compleja debido al incremento de los casos de ciberbulling. Esta práctica consiste en intimidar o en humillar de forma reiterada en el tiempo a través de las redes sociales, por correo electrónico, por chat o con el móvil a un menor. Uno de cada cuatro casos de acoso en Madrid es de este tipo.
El Gobierno regional anunció ayer la puesta en marcha de un nuevo protocolo, que complementa al que existía sobre ciberbulling, “con mayores garantías para las víctimas y de obligado cumplimiento” para los 1.700 centros públicos y concertados de la región. El anterior solo incluía recomendaciones. Los colegios privados se podrán adherir si así lo desean.
Dentro de las medidas que ya se han puesto en marcha destaca un test online realizado a 100.000 alumnos en el que se les ha preguntado sobre las causas que, en su opinión, se encuentran detrás de los casos de acoso. El 34,8% de los alumnos de Educación Primaria y el 45,91% de los de Secundaria consideró como primer desencadenante la forma de ser o de comportarse de un modo diferente al resto de los compañeros.
Como segundo motivo, situado a bastante distancia con un 14,11% en Primaria y un 11,50% en Secundaria, los alumnos opinan que se ataca a los chavales que “molestan a los demás”. La apariencia física aparece en tercer lugar, seguido de ser inmigrante, el color de la piel, ser nuevo, sacar malas notas o la homofobia, entre otras causas. En los últimos lugares aparecen la discapacidad física, la ropa, la envidia o ser pelota.
El Gobierno regional también ha preguntado a los chavales —de tercero de Primaria a Bachillerato y Formación Profesional— sobre los tipos de acoso que sufren. En las edades más tempranas se producen más casos, según la apreciación de los compañeros de clase y de las víctimas. Este porcentaje va descendiendo desde el 7% inicial al 1% en Bachillerato y Formación Profesional.
El primer tipo de acoso, en opinión de los chicos, tanto de las víctimas como de sus compañeros es la estigmatización social, seguida de la verbal. La violencia física se encuentra en tercer lugar y bastante por debajo, el ciberacoso.
La formación de los docentes constituye otro de los puntos fundamentales del protocolo para prevenir la violencia en las aulas. Un total de 3.771 profesores han participado en jornadas, cursos, seminarios o grupos de trabajo. Se trata de reconocer los síntomas desde el primer momento.
“Pistas de lo que ocurre”
El consejero de Educación, Rafael van Grieken, reconoció ayer como uno de los puntos más complicados, la detección del acoso cuando el alumno regresa a su casa. Aun así, “la guía proporciona el reconocimiento de ciertos detalles que pueden poner sobre la pista de lo que está ocurriendo”, explicó.
Los docentes implicados en las investigaciones también aumentan. Hasta ahora se limitaba al equipo directivo y a un profesor. Desde este curso se pretende crear un equipo más amplio que incluya a un profesor más, el tutor, un orientador o miembro del equipo de orientación educativa y psicopedagógica, entre otros. Se ha puesto en marcha, al mismo tiempo, una unidad especializada (conocida como de “emergencia contra el acoso”) a disposición de todos los centros con participación de la Policía.
Una vez localizado un posible caso, se deberá determinar si existe o no. Si se confirma, el documento detalla las medidas que habrá que tomar: avisar a la Inspección Educativa, reunirse con la posible víctima o avisar a la familia, entre otras. La Inspección Educativa es la encargada de comprobar con visitas periódicas a los colegios e institutos si se está aplicando de forma correcta el protocolo.
Otra cuestión que deberá cambiar es la percepción de los padres y madres: en el caso de los colegios públicos tienen “baja preocupación” por el acoso escolar, según CEAPA, que agrupa a las asociaciones de padres de la enseñanza pública. Uno de cada cuatro considera que “siempre ha pasado” y uno de cada cinco cree que solucionarlo “solo forma parte de hacerse mayor”. Mitos e ideas erróneas que trata de desterrar el protocolo madrileño.
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