El relato de una de las víctimas en una emisora de radio conmociona a la opinión pública.
Ali Falahi | El País, 2016-10-30
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/10/30/mundo_global/1477811445_363174.html
Las acusaciones de violación de menores contra un famoso recitador de Corán han desatado la polémica en Irán y se han convertido en piedra de toque para la imparcialidad del poder judicial. Cuatro antiguos alumnos han denunciado que Mohamad Gandomnejad Tusi, conocido como Saeid Tusi, abusó sexualmente de una docena de chavales de entre 12 y 14 años durante los últimos siete años. Ahora, cinco años después de que se presentara una demanda contra él, las alegaciones se han filtrado a la prensa.
Además de ser uno de los recitadores más célebres de Irán, Tusi, de 46 años, es el muecín oficial de la radiotelevisión estatal, miembro del Consejo Supremo del Corán e imparte clases sobre ese Libro Sagrado a niños y adolescentes. Su fama se asienta en los muchos premios que ha ganado en certámenes internacionales de recitación y en su lectura de las escrituras en ceremonias oficiales como la inauguración del actual Parlamento iraní o el encuentro de recitadores del Corán con el líder supremo, el ayatolá Ali Jameneí.
El caso salió a la luz por primera vez el pasado junio en una agencia de noticias de la oposición, Amad News, que alegó que poseía pruebas y que iba a publicarlas si el poder judicial no tramitaba las denuncias. Cuatro meses después, la emisión en persa de la Voz de América lo acusó de haber violado a 19 chicos que asistían a sus clases. Pero lo que conmovió aún más a la opinión pública fue la entrevista que dos de las víctimas concedieron a la BBC en persa la semana pasada. En ella, uno de los demandantes describe el abuso y explica que lo denunciaron hace casi seis años, cuando la víctima tenía 12.
“Vengo de una familia religiosa y no nos resultó fácil demandarlo (…), pero ya han pasado cinco años largos, hay pruebas suficientes y aún esperamos justicia”, declaró sin revelar su identidad.
Según el relato de los demandantes, se celebraron las primeras vistas del juicio e incluso Tusi firmó un compromiso de no volver a repetir su comportamiento, después de lo cual el proceso judicial quedó interrumpido. Tusi ha negado todas las acusaciones a través de un comunicado en el que las describe como “un ataque de los medios dependientes del imperialismo y del sionismo”. “El enemigo pretende usarme a mí para difamar al líder supremo”, afirma.
Algunos medios extranjeros han presentado a Tusi como el recitador predilecto del ayatolá Jameneí, lo que ha suscitado los sentimientos antiimperialistas en los sectores más conservadores y les ha servido de excusa para etiquetar a los demandantes de lacayos de los enemigos de la República Islámica. Estos, por su parte, han rechazado cualquier vinculación con el exterior en una carta dirigida al presidente del poder judicial, Sadegh Lariyaní, en la que le piden especial atención a su caso.
“Respecto al caso del señor Tusi (…) es difícil demostrar algunas acusaciones (…). Tal vez el demandante tenga razón, pero es imposible de demostrar”, ha respondido el portavoz de la Judicatura, Gholamhossein Mohseni Ejeí. El responsable también ha precisado que “se ha desestimado el delito de violación, pero que se le investiga por incitar a la corrupción”.
Tras la escalada de la polémica en los medios locales e internacionales, algunas autoridades iraníes han condenado la publicación de noticias relacionadas al caso, en una clara advertencia a la prensa. Mohammad Reza Heshmatí, viceministro de Cultura y Orientación Islámica para Asuntos del Corán, ha dicho que “al margen de si hubo o no delito, lo cual es competencia del poder judicial, la publicación de esta noticia equivale a hacer apología de la prostitución”.
Sin embargo, el diario ‘Jomhuri Eslami’, que cuenta con el respaldo de influyentes clérigos, exigía en un editorial publicado el sábado que las autoridades judiciales respondan a la opinión pública. "La idea de silenciar el caso para que el sistema islámico no se debilite es una ilusión", concluye el texto.
Los iraníes están divididos ante el asunto entre quienes opinan que no se debe atribuir esta actitud al Corán y sus recitadores y quienes lo consideran consecuencia de conceder privilegios extraoficiales a los que aparentan adscripción religiosa al sistema islámico. Casi todos exigen que se haga justicia y se aclare lo ocurrido.
Además de ser uno de los recitadores más célebres de Irán, Tusi, de 46 años, es el muecín oficial de la radiotelevisión estatal, miembro del Consejo Supremo del Corán e imparte clases sobre ese Libro Sagrado a niños y adolescentes. Su fama se asienta en los muchos premios que ha ganado en certámenes internacionales de recitación y en su lectura de las escrituras en ceremonias oficiales como la inauguración del actual Parlamento iraní o el encuentro de recitadores del Corán con el líder supremo, el ayatolá Ali Jameneí.
El caso salió a la luz por primera vez el pasado junio en una agencia de noticias de la oposición, Amad News, que alegó que poseía pruebas y que iba a publicarlas si el poder judicial no tramitaba las denuncias. Cuatro meses después, la emisión en persa de la Voz de América lo acusó de haber violado a 19 chicos que asistían a sus clases. Pero lo que conmovió aún más a la opinión pública fue la entrevista que dos de las víctimas concedieron a la BBC en persa la semana pasada. En ella, uno de los demandantes describe el abuso y explica que lo denunciaron hace casi seis años, cuando la víctima tenía 12.
“Vengo de una familia religiosa y no nos resultó fácil demandarlo (…), pero ya han pasado cinco años largos, hay pruebas suficientes y aún esperamos justicia”, declaró sin revelar su identidad.
Según el relato de los demandantes, se celebraron las primeras vistas del juicio e incluso Tusi firmó un compromiso de no volver a repetir su comportamiento, después de lo cual el proceso judicial quedó interrumpido. Tusi ha negado todas las acusaciones a través de un comunicado en el que las describe como “un ataque de los medios dependientes del imperialismo y del sionismo”. “El enemigo pretende usarme a mí para difamar al líder supremo”, afirma.
Algunos medios extranjeros han presentado a Tusi como el recitador predilecto del ayatolá Jameneí, lo que ha suscitado los sentimientos antiimperialistas en los sectores más conservadores y les ha servido de excusa para etiquetar a los demandantes de lacayos de los enemigos de la República Islámica. Estos, por su parte, han rechazado cualquier vinculación con el exterior en una carta dirigida al presidente del poder judicial, Sadegh Lariyaní, en la que le piden especial atención a su caso.
“Respecto al caso del señor Tusi (…) es difícil demostrar algunas acusaciones (…). Tal vez el demandante tenga razón, pero es imposible de demostrar”, ha respondido el portavoz de la Judicatura, Gholamhossein Mohseni Ejeí. El responsable también ha precisado que “se ha desestimado el delito de violación, pero que se le investiga por incitar a la corrupción”.
Tras la escalada de la polémica en los medios locales e internacionales, algunas autoridades iraníes han condenado la publicación de noticias relacionadas al caso, en una clara advertencia a la prensa. Mohammad Reza Heshmatí, viceministro de Cultura y Orientación Islámica para Asuntos del Corán, ha dicho que “al margen de si hubo o no delito, lo cual es competencia del poder judicial, la publicación de esta noticia equivale a hacer apología de la prostitución”.
Sin embargo, el diario ‘Jomhuri Eslami’, que cuenta con el respaldo de influyentes clérigos, exigía en un editorial publicado el sábado que las autoridades judiciales respondan a la opinión pública. "La idea de silenciar el caso para que el sistema islámico no se debilite es una ilusión", concluye el texto.
Los iraníes están divididos ante el asunto entre quienes opinan que no se debe atribuir esta actitud al Corán y sus recitadores y quienes lo consideran consecuencia de conceder privilegios extraoficiales a los que aparentan adscripción religiosa al sistema islámico. Casi todos exigen que se haga justicia y se aclare lo ocurrido.
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