 |
| Imagen: El Mundo / Razia Banu y Haleema Abdul Aziz |
Inspiradas por Mohamed Ali, la joven y su progenitora se han apuntado al único club de boxeo que acepta féminas en Pakistán.
AFP | El Mundo, 2016-10-31
http://www.elmundo.es/sociedad/2016/10/31/58172072e5fdea712f8b4605.html
Con una mirada inquebrantable, Razia Banu, de 19 años, se enfrenta con determinación a su oponente en el ring, su propia madre, una viuda que decidió iniciar una lucha familiar por derribar los tabúes en Pakistán.
Banu se sintió atraída por el rin el año pasado, después de ver el funeral del legendario Mohamed Ali. Él era "mi personalidad preferida", contó, tras ser "derrotada" por su propia progenitora.
Durante la entrevista señala un afiche enmarcado con la célebre frase de Ali "Flota como una mariposa. Pica como una abeja". Fue entonces cuando pidió permiso a su madre para unirse a un club fundado el año anterior, la primera asociación que admitía mujeres.
A Haleema Abdul Aziz le inquietó la petición de su hija. Primero, estaba el asunto financiero ya que, desde la muerte de su marido, se le hace difícil incluso pagar la educación de sus hijos. También le preocupaban los usos en Pakistán, una sociedad musulmana muy conservadora, donde las mujeres llevan años luchando por tener más derechos y donde esta lucha se paga caro, como muestran los numerosos crímenes de género, incluyendo ataques con ácido y asesinatos.
"Creo que todos los hombres se convierten en bestias cuando una mujer sale sola de su casa", dijo esta madre de 35 años . "Pero no quise decepcionarla ni evitar que consiga sus sueños", contó. Su marido era un buen hombre que alentaba a su hija a practicar deporte, recordó.
"Los hombres creen que ellos son los fuertes así que pueden golpear a las mujeres y obligarlas a que estén confinadas en sus casas", dijo Banu. "Pero yo creo que cuando uno tiene la fortaleza debería aportarle seguridad a la gente, en lugar de golpearla", afirmó.
Su pasión, que pronto comenzó a practicar también en su casa, terminó por inspirar a su madre, que también se apuntó al club. Banu sale de su casa temprano cada día para realizar su trabajo de recepcionista en un colegio y, después, asiste a clases en la universidad, donde estudia Comercio. Llega al club tarde y comienza a entrenarse. Golpea los sacos y las pelotas, practica la cuerda y después se mide con otras 20 jóvenes que también acuden a la asociación.
El club es modesto. El recinto se resume al ring, tres sacos para golpear y un balón de boxeo en una esquina. El fundador del club y entrenador, Yunus Qanbarani, dice que el dinero escasea. Muchos boxeadores ni siquiera pueden pagar las contribuciones. "Ni siquiera tengo un vestuario para que las chicas se puedan cambiar. Ni siquiera tenemos revestimiento de caucho para las cuerdas del ring", dijo.
"Incluso atacaron el club para obligarme a cerrarlo. Pero yo estoy determinado a seguir", dijo. "Yo quiero que nuestras hijas lleguen a un nivel internacional y que levanten la bandera pakistaní en otros países", agregó. La comunidad local del boxeo sí lo ha apoyado y muchos deportistas que llegaron a competir a nivel internacional visitan el club habitualmente para darles ánimo.
"En Pakistán no nos falta talento", dijo Sher Mohamed, un antiguo boxeador que logró la medalla de bronce en los Juegos de Asia en 1993. "Nosotros improvisamos y recurrimos a alternativas para compensar nuestra falta de recursos", dijo. Estas visitas son una verdadera fuente de inspiración para Razia y Haleema.
Su madre espera lograr un día el nivel suficiente para ser entrenadora. La hija apunta más arriba. "Yo lo que quiero es boxear en los juegos olímpicos y no solamente participar, yo quiero ganar la medalla de oro", afirmó con los ojos resplandecientes. "Voy a hacer todo lo posible por lograr mis objetivos. Cuando uno trabaja duro, nunca es en vano", afirmó.
Banu se sintió atraída por el rin el año pasado, después de ver el funeral del legendario Mohamed Ali. Él era "mi personalidad preferida", contó, tras ser "derrotada" por su propia progenitora.
Durante la entrevista señala un afiche enmarcado con la célebre frase de Ali "Flota como una mariposa. Pica como una abeja". Fue entonces cuando pidió permiso a su madre para unirse a un club fundado el año anterior, la primera asociación que admitía mujeres.
A Haleema Abdul Aziz le inquietó la petición de su hija. Primero, estaba el asunto financiero ya que, desde la muerte de su marido, se le hace difícil incluso pagar la educación de sus hijos. También le preocupaban los usos en Pakistán, una sociedad musulmana muy conservadora, donde las mujeres llevan años luchando por tener más derechos y donde esta lucha se paga caro, como muestran los numerosos crímenes de género, incluyendo ataques con ácido y asesinatos.
"Creo que todos los hombres se convierten en bestias cuando una mujer sale sola de su casa", dijo esta madre de 35 años . "Pero no quise decepcionarla ni evitar que consiga sus sueños", contó. Su marido era un buen hombre que alentaba a su hija a practicar deporte, recordó.
"Los hombres creen que ellos son los fuertes así que pueden golpear a las mujeres y obligarlas a que estén confinadas en sus casas", dijo Banu. "Pero yo creo que cuando uno tiene la fortaleza debería aportarle seguridad a la gente, en lugar de golpearla", afirmó.
Su pasión, que pronto comenzó a practicar también en su casa, terminó por inspirar a su madre, que también se apuntó al club. Banu sale de su casa temprano cada día para realizar su trabajo de recepcionista en un colegio y, después, asiste a clases en la universidad, donde estudia Comercio. Llega al club tarde y comienza a entrenarse. Golpea los sacos y las pelotas, practica la cuerda y después se mide con otras 20 jóvenes que también acuden a la asociación.
El club es modesto. El recinto se resume al ring, tres sacos para golpear y un balón de boxeo en una esquina. El fundador del club y entrenador, Yunus Qanbarani, dice que el dinero escasea. Muchos boxeadores ni siquiera pueden pagar las contribuciones. "Ni siquiera tengo un vestuario para que las chicas se puedan cambiar. Ni siquiera tenemos revestimiento de caucho para las cuerdas del ring", dijo.
"Incluso atacaron el club para obligarme a cerrarlo. Pero yo estoy determinado a seguir", dijo. "Yo quiero que nuestras hijas lleguen a un nivel internacional y que levanten la bandera pakistaní en otros países", agregó. La comunidad local del boxeo sí lo ha apoyado y muchos deportistas que llegaron a competir a nivel internacional visitan el club habitualmente para darles ánimo.
"En Pakistán no nos falta talento", dijo Sher Mohamed, un antiguo boxeador que logró la medalla de bronce en los Juegos de Asia en 1993. "Nosotros improvisamos y recurrimos a alternativas para compensar nuestra falta de recursos", dijo. Estas visitas son una verdadera fuente de inspiración para Razia y Haleema.
Su madre espera lograr un día el nivel suficiente para ser entrenadora. La hija apunta más arriba. "Yo lo que quiero es boxear en los juegos olímpicos y no solamente participar, yo quiero ganar la medalla de oro", afirmó con los ojos resplandecientes. "Voy a hacer todo lo posible por lograr mis objetivos. Cuando uno trabaja duro, nunca es en vano", afirmó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.