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La galardonadas con la beca L'Oreal-Unesco de este año buscan curas para el VIH y mejoras en tratamientos de la leucemia infantil, el cáncer colorrectal o dianas terapéuticas para enfermedades raras y del cerebro. Han firmado un manifiesto "Cambiar las cifras" para potenciar la labor de las investigadoras en España, reclamar ayudas a la conciliación, profesionalizar sus carreras y apostar por fomentar la vocación científica entre las niñas.
A. Larrañeta | 20 Minutos, 2015-09-23
http://www.20minutos.es/noticia/2562563/0/mujeres-ciencia/bolsa-investigacion/loreal-unesco/
Son mujeres investigadoras españolas punteras y han recibido este miércoles una beca —de 15.000 euros de dotación cada una— para invertir, junto con su tiempo y talento, en la búsqueda de avances de relevancia para la salud. Las cinco han aprovechado la entrega de sus premios para firmar en el CSIC un manifiesto, 'Cambia las Cifras', que reclama mayor peso de las mujeres en la ciencia.
Marta Navarrete investiga el papel que juegan las células en la memoria y el aprendizaje; Verónica Ayllón busca en su laboratorio dianas terapéuticas para tratar un tipo específico de leucemia infantil; María Mittelbrunn sueña con que sus investigaciones contribuyan a la cura de las enfermedades raras; María José Buzón persigue la cura de la infección por el VIH y Laura Masgrau diseña inhibidores con nanotecnología para reducir las recaídas de cáncer colorrectal.
Las cinco han firmado un manifiesto que reclama más visibilidad a los hallazgos de las mujeres científicas en España. Titulado "Cambiar las Cifras", el documento reivindica una mayor presencia femenina en los premios —solo reciben el 18% de todos los galardones—, proyección de sus carreras para romper el techo de cristal —habitualmente se estancan en puestos con inferior retribución, prestigio y proyección que sus compañeros hombres y en España tan solo ocupan el 19,7% de las cátedras universitarias— e incentivar las vocaciones científicas de las niñas, rompiendo desde la escuela y las familia los prejuicios y estereotipos.
El reto es reducir el porcentaje de españoles (63%) que consiederan que las mujeres no tienen las capacidades requeridas para acceder a los puestos científicos de alto nivel.
Las científicas explican que, como ocurre en otros ámbitos profesionales, a ellas se les complica la carrera en el momento en que afrontan la maternidad. "Entre los 25 y los 45 años es precisamente cuando las mujeres científicas más apoyos necesitamos. Es cuando no podemos estar al 100% en el laboratorio. El trabajo en el laboratorio es duro y frustrante, necesita mucha dedicación. Apoyándonos con infraestructura y subvenciones y dando a conocer nuestro trabajo se evitaría perder talento", explica Navarrete.
Mittelbrunn insiste en la necesidad de dar más visibilidad a sus hallazgos: "La sociedad está interesada en saber a qué nos dedicamos y los resultados que tiene la inversión en investigación". Ayllón sugiere, por su parte, que las investigadoras se merecen una mayor estabilidad laboral. "Necesitamos que se nos ofrezcan contratos que permitan desarrollar proyectos a largo plazo y demostrar nuestra valía".
Todas coinciden en la misma receta para que haya más científicas en el futuro España, "Derribar estereotipos e impulsar vocaciones con más ciencia en los colegios y una educación que potencie la creatividad y la curiosidad".
Marta Navarrete: "Mi sueño como científica sería aparecer en los libros de texto, porque he descubierto algo importante para la sociedad"
A sus 34 años, esta investigadora de Salvaleón (Badajoz) es licenciada en Química y doctora en Neurociencias y desde 2014 trabaja en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC). Empezó su carrera en el campo de la química cuántica, pero su ambición por descubrir cómo funciona el cerebro le impulsó a centrar su atención en la neurociencia.
En el CSIC, Navarrete estudia el papel que juegan los astrocitos (las células más abundantes en el sistema nervioso central) en los procesos de memoria y aprendizaje. "Mi trabajo ha demostrado que los astrocitos pueden ser nuevas dianas para dirigir enfoques terapéuticos para el tratamiento de algunas enfermedades del cerebro", explica.
Sus descubrimientos han contribuido a pensar un cambio fundamental a la hora de tratar enfermedades como el alzhéimer o incluso la adicción a las drogas. "Mi sueño como científica sería aparecer en los libros de texto, porque eso significaría el descubrimiento de algo importante para la sociedad".
Verónica Ayllón: "Siempre he tenido interés por conocer el mecanismo por el que surge la enfermedad"
Sueña con crear una plataforma "que permita testar simultánemamente cientos de moléculas de potencial uso terapéutico, algo que permitirá buscar nuevos fármacos para leucemias". Así se presenta esta investigadora de 39 años y originaria de Elche, Alicante. Ella realizó una tésis doctoral en el Centro Nacional de Biotecnología-CSIC donde estudió los mecanismos que regulan la muerte celular programada.
Tras un tiempo en Irlanda y Francia, en 2010 regresó a España para trabajar en el centro de genómica y oncología de Granada, donde trata de identificar nuevas dianas terapéuticas para la leucemia megacrioblástica aguda infantil que aparece en niños de menos de un año, una patología con muy mal pronóstico y supervivencia (considerada como enfermedad rara). Una vez identificadas, el modelo servirá para testar tratamientos específicos para aquellos niños que no responden a los actuales fármacos.
Ayllón, autora de treinta artículos científicos en revistas de alto impacto, se considera una científica dinámica e inventiva que reconoce que le quedan infinitas cosas por descubrir. Su plan, poder seguir dedicándose a la investigación y, en un futuro próximo, establecerse como investigadora independiente. "Siempre he tenido interés por conocer el porqué de las patologías, el mecanismo celular por el que surge la enfermedad y así encontrar tratamientos eficaces".
María Mittelbrunn: "Si queremos niños a los que le guste la ciencia, habría que motivar su curiosidad y creatividad"
Esta investigadora madrileña, de 37 años, licenciada en Bioquímica y Biología Molecular, y doctora en Bioquímica por la UAM, trabaja desde 2007 en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares. Allí investiga el papel de los exosomas como vehículos de comunicación intercelular.
Además de la beca L'Oreal-Unesco, Mittelbrunn ha logrado este año un contrato Miguel Servet que le permitirá crear su propio grupo de investigación en la Universidad Autónoma, vinculado al Hospital 12 de Octubre. Su línea de investigación será investigar el papel de los lisomas en la inflamación y el envejecimiento.
"Mi sueño como científica es que algún día mis investigaciones contribuyan a desarrollar alguna terapia contra alguna enfermedad, que ayuden a mejorar la calidad de vida de los enfermos, o sirvan para darles algo de esperanza", asegura Mittelbrunn. Esta científica de vocación apasionante considera que "si queremos niños y niñas que les guste la ciencia, habría que motivar más su curiosidad y su creatividad. Debemos tratar de enseñarles a ser curiosos, a observar y a hacerse preguntas".
María José Buzón: "Ser mujer científica en los tiempos de Marie Curie tuvo que ser especialmente difícil"
Procedente de Cerdanyola del Valles (Barcelona), María José Buzón comenzó sus investigaciones en el Instituto de Investigación del SIDA IrsiCaixa y desde ahí sus intereses científicos siempre se han centrado en lograr la erradicación del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), causante del SIDA. En concreto, ella trabaja con las reservas virales del VIH que persisten en lo pacientes tratados.
"Con mi investigación pretendo diseñar terapias más efectivas con el objetivo de eliminar para siempre el virus del cuerpo humano y así curar la infección causada por el VIH".
Después de cinco años en Harvard y el MIT, es investigadora de enfermedades infecciosas del instituto Vall d'HEbron y su investigación ha contribuido a cambiar dogmas en los tratamientos antirretrovirales.
Buzón, que acaba de dar a luz a su segundo hijo y no pudo recoger en persona el galardón, coincide en que la conciliación familiar y laboral es un obstáculo también para la carrera de investigadora. "Esto provoca que los equipos de investigación estén liderados mayormente por hombres, aunque son las mujeres las que realizan más tesis doctorales, al menos en biociencias", alerta. A ella le funciona recordar a sus admiradas Marie Curie y Rosalind Fanklin. "Ser mujer científica en esos tiempos tuvo que ser especialmente difícil. Ellas inspiran a la superación a pesar de las adversidades".
Laura Masgrau: "Espero que mi trabajo pueda contribuir a beneficiar la salud"
La investigadora de Manrsea Laura Masgrau, de 39 años, es licenciada y doctora en Química por la Universidad Autónoma de Barcelona. Desde 2011 es subdirectora del Instituto de Biotecnología y Biomedicina de la UAB. Allí trabaja en un proyecto sobre el cáncer colorrectal. Su obsesión es anular la formación de azúcares característicos en las células cancerígenas mediante inhibidores diseñados con nanopartículas.
"Para que los resultados de mi investigación se materialicen en aplicaciones prácticas pueden pasar más de 15 años, pero si lo lográramos es posible que ayudara a disminuir las recaídas por metástasis en el cáncer colorrectal", explica.
Masgrau ha firmado 42 publicaciones científicas y ha presentado doce comunicaciones orales en congresos internacionales. También es evaluadora en varias revistas internacionales y ha dirigido varias tesis doctorales. Tiene claro cuáles son sus planes de futuro: "seguir trabajando duro y disfrutando de la ciencia que hago, además de buscar financiación para poderla realizar". Así logrará su sueño de que su trabajo sea "un granito de arena que pueda contribuir a beneficiar la salud humana".
Marta Navarrete investiga el papel que juegan las células en la memoria y el aprendizaje; Verónica Ayllón busca en su laboratorio dianas terapéuticas para tratar un tipo específico de leucemia infantil; María Mittelbrunn sueña con que sus investigaciones contribuyan a la cura de las enfermedades raras; María José Buzón persigue la cura de la infección por el VIH y Laura Masgrau diseña inhibidores con nanotecnología para reducir las recaídas de cáncer colorrectal.
Las cinco han firmado un manifiesto que reclama más visibilidad a los hallazgos de las mujeres científicas en España. Titulado "Cambiar las Cifras", el documento reivindica una mayor presencia femenina en los premios —solo reciben el 18% de todos los galardones—, proyección de sus carreras para romper el techo de cristal —habitualmente se estancan en puestos con inferior retribución, prestigio y proyección que sus compañeros hombres y en España tan solo ocupan el 19,7% de las cátedras universitarias— e incentivar las vocaciones científicas de las niñas, rompiendo desde la escuela y las familia los prejuicios y estereotipos.
El reto es reducir el porcentaje de españoles (63%) que consiederan que las mujeres no tienen las capacidades requeridas para acceder a los puestos científicos de alto nivel.
Las científicas explican que, como ocurre en otros ámbitos profesionales, a ellas se les complica la carrera en el momento en que afrontan la maternidad. "Entre los 25 y los 45 años es precisamente cuando las mujeres científicas más apoyos necesitamos. Es cuando no podemos estar al 100% en el laboratorio. El trabajo en el laboratorio es duro y frustrante, necesita mucha dedicación. Apoyándonos con infraestructura y subvenciones y dando a conocer nuestro trabajo se evitaría perder talento", explica Navarrete.
Mittelbrunn insiste en la necesidad de dar más visibilidad a sus hallazgos: "La sociedad está interesada en saber a qué nos dedicamos y los resultados que tiene la inversión en investigación". Ayllón sugiere, por su parte, que las investigadoras se merecen una mayor estabilidad laboral. "Necesitamos que se nos ofrezcan contratos que permitan desarrollar proyectos a largo plazo y demostrar nuestra valía".
Todas coinciden en la misma receta para que haya más científicas en el futuro España, "Derribar estereotipos e impulsar vocaciones con más ciencia en los colegios y una educación que potencie la creatividad y la curiosidad".
Marta Navarrete: "Mi sueño como científica sería aparecer en los libros de texto, porque he descubierto algo importante para la sociedad"
A sus 34 años, esta investigadora de Salvaleón (Badajoz) es licenciada en Química y doctora en Neurociencias y desde 2014 trabaja en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC). Empezó su carrera en el campo de la química cuántica, pero su ambición por descubrir cómo funciona el cerebro le impulsó a centrar su atención en la neurociencia.
En el CSIC, Navarrete estudia el papel que juegan los astrocitos (las células más abundantes en el sistema nervioso central) en los procesos de memoria y aprendizaje. "Mi trabajo ha demostrado que los astrocitos pueden ser nuevas dianas para dirigir enfoques terapéuticos para el tratamiento de algunas enfermedades del cerebro", explica.
Sus descubrimientos han contribuido a pensar un cambio fundamental a la hora de tratar enfermedades como el alzhéimer o incluso la adicción a las drogas. "Mi sueño como científica sería aparecer en los libros de texto, porque eso significaría el descubrimiento de algo importante para la sociedad".
Verónica Ayllón: "Siempre he tenido interés por conocer el mecanismo por el que surge la enfermedad"
Sueña con crear una plataforma "que permita testar simultánemamente cientos de moléculas de potencial uso terapéutico, algo que permitirá buscar nuevos fármacos para leucemias". Así se presenta esta investigadora de 39 años y originaria de Elche, Alicante. Ella realizó una tésis doctoral en el Centro Nacional de Biotecnología-CSIC donde estudió los mecanismos que regulan la muerte celular programada.
Tras un tiempo en Irlanda y Francia, en 2010 regresó a España para trabajar en el centro de genómica y oncología de Granada, donde trata de identificar nuevas dianas terapéuticas para la leucemia megacrioblástica aguda infantil que aparece en niños de menos de un año, una patología con muy mal pronóstico y supervivencia (considerada como enfermedad rara). Una vez identificadas, el modelo servirá para testar tratamientos específicos para aquellos niños que no responden a los actuales fármacos.
Ayllón, autora de treinta artículos científicos en revistas de alto impacto, se considera una científica dinámica e inventiva que reconoce que le quedan infinitas cosas por descubrir. Su plan, poder seguir dedicándose a la investigación y, en un futuro próximo, establecerse como investigadora independiente. "Siempre he tenido interés por conocer el porqué de las patologías, el mecanismo celular por el que surge la enfermedad y así encontrar tratamientos eficaces".
María Mittelbrunn: "Si queremos niños a los que le guste la ciencia, habría que motivar su curiosidad y creatividad"
Esta investigadora madrileña, de 37 años, licenciada en Bioquímica y Biología Molecular, y doctora en Bioquímica por la UAM, trabaja desde 2007 en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares. Allí investiga el papel de los exosomas como vehículos de comunicación intercelular.
Además de la beca L'Oreal-Unesco, Mittelbrunn ha logrado este año un contrato Miguel Servet que le permitirá crear su propio grupo de investigación en la Universidad Autónoma, vinculado al Hospital 12 de Octubre. Su línea de investigación será investigar el papel de los lisomas en la inflamación y el envejecimiento.
"Mi sueño como científica es que algún día mis investigaciones contribuyan a desarrollar alguna terapia contra alguna enfermedad, que ayuden a mejorar la calidad de vida de los enfermos, o sirvan para darles algo de esperanza", asegura Mittelbrunn. Esta científica de vocación apasionante considera que "si queremos niños y niñas que les guste la ciencia, habría que motivar más su curiosidad y su creatividad. Debemos tratar de enseñarles a ser curiosos, a observar y a hacerse preguntas".
María José Buzón: "Ser mujer científica en los tiempos de Marie Curie tuvo que ser especialmente difícil"
Procedente de Cerdanyola del Valles (Barcelona), María José Buzón comenzó sus investigaciones en el Instituto de Investigación del SIDA IrsiCaixa y desde ahí sus intereses científicos siempre se han centrado en lograr la erradicación del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), causante del SIDA. En concreto, ella trabaja con las reservas virales del VIH que persisten en lo pacientes tratados.
"Con mi investigación pretendo diseñar terapias más efectivas con el objetivo de eliminar para siempre el virus del cuerpo humano y así curar la infección causada por el VIH".
Después de cinco años en Harvard y el MIT, es investigadora de enfermedades infecciosas del instituto Vall d'HEbron y su investigación ha contribuido a cambiar dogmas en los tratamientos antirretrovirales.
Buzón, que acaba de dar a luz a su segundo hijo y no pudo recoger en persona el galardón, coincide en que la conciliación familiar y laboral es un obstáculo también para la carrera de investigadora. "Esto provoca que los equipos de investigación estén liderados mayormente por hombres, aunque son las mujeres las que realizan más tesis doctorales, al menos en biociencias", alerta. A ella le funciona recordar a sus admiradas Marie Curie y Rosalind Fanklin. "Ser mujer científica en esos tiempos tuvo que ser especialmente difícil. Ellas inspiran a la superación a pesar de las adversidades".
Laura Masgrau: "Espero que mi trabajo pueda contribuir a beneficiar la salud"
La investigadora de Manrsea Laura Masgrau, de 39 años, es licenciada y doctora en Química por la Universidad Autónoma de Barcelona. Desde 2011 es subdirectora del Instituto de Biotecnología y Biomedicina de la UAB. Allí trabaja en un proyecto sobre el cáncer colorrectal. Su obsesión es anular la formación de azúcares característicos en las células cancerígenas mediante inhibidores diseñados con nanopartículas.
"Para que los resultados de mi investigación se materialicen en aplicaciones prácticas pueden pasar más de 15 años, pero si lo lográramos es posible que ayudara a disminuir las recaídas por metástasis en el cáncer colorrectal", explica.
Masgrau ha firmado 42 publicaciones científicas y ha presentado doce comunicaciones orales en congresos internacionales. También es evaluadora en varias revistas internacionales y ha dirigido varias tesis doctorales. Tiene claro cuáles son sus planes de futuro: "seguir trabajando duro y disfrutando de la ciencia que hago, además de buscar financiación para poderla realizar". Así logrará su sueño de que su trabajo sea "un granito de arena que pueda contribuir a beneficiar la salud humana".
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