Imagen: El País / Pulse, Orlando |
La gente del lugar que está en duelo ha escrito comentarios con un rotulador en la puerta del local. "No os olvidamos", se lee.
Ansgar Graw | El País, 2016-10-17
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/10/17/actualidad/1476716405_158411.html
Instalan una valla que cubrirá la fachada negra de la discoteca. De ella cuelgan piezas de arte, corazones, pájaros, manos que han dejado marcadas, a menudo con los colores del arco iris. Como si se tratara de un libro de condolencias, la gente del lugar, la que está en duelo y los turistas han escrito comentarios con un rotulador. En los que se puede leer "no os olvidamos" o "el amor es más fuerte".
Nos encontramos frente a Pulse, en Orlando, la discoteca homosexual en la que la madrugada del 11 de junio un estadounidense de 29 años, de padres afganos, asesinó a 49 personas e hirió a 53.
"Hemos venido porque nos sentimos unidos a los que murieron", dice un joven de apariencia hispana que puede que no haya alcanzado aún la mayoría de edad y que viene de Jacksonville, en el norte de Florida. Su amigo, que permanece a su lado, es un blanco que vive aquí, en Orlando. Mira al lugar en el que se perpetró el ataque, el Pulse, cerrado, y niega con la cabeza. "Es horrible, parece una herida abierta".
Alex Howell también está consternado por la masacre perpetrada hace cuatro. Howell es director una organización próxima al "Centro LGTB de Florida Central" de homosexuales, lesbianas, bisexuales y transexuales. Pero se esfuerza en sacar un rayo de esperanza de lo malo. "Cuando venía hacia Orlando, me conmovía ver los colores del arco iris en tantos lugares y edificios. En la ciudad ha aumentado la conciencia de que todos formamos una comunidad y de que el colectivo LGTB es una parte importante y vital de la misma. Tenemos que emplear la energía que se ha originado para transformar lo malo en algo bueno".
El móvil del criminal, que se disparó, sigue sin conocerse. Era musulmán y criticaba a los judíos. ¿Un terrorista islámico? Sus compañeros de trabajo dicen de él que manifestaba su odio a los hispanos y a los homosexuales. ¿Un xenófobo que también odiaba a los homosexuales? Supervivientes de Pulse dicen haberlo reconocido porque frecuentaba el local ocasionalmente. ¿Un homosexual que luchaba contra su propia orientación? La policía no tiene indicios de ello. La primera mujer, que se divorció del perturbado pocos meses después de la boda, lo describe como una persona violenta y "mentalmente inestable".
Howell, de 47 años, no acepta estas especulaciones. Asegura que "evidentemente" en la comunidad LGTB de Orlando también hay musulmanes. Hay extremistas en todos los grupos. Y sí, Estados Unidos está en el buen camino, desde que el Presidente y el Tribunal Constitucional establecieron la igualdad entre homosexuales y heterosexuales. Pero Howell advierte: "Pero hablemos de esto dentro de ocho años. Solo estamos al principio. Los derechos, que se otorgan, también se pueden quitar".
Howell se muestra tranquilo ante las elecciones presidenciales. "Si viera a Donald Trump como un hombre de negocios, pensaría que daría las mismas oportunidades a todo el mundo. Le daría igual lo que hiciera la gente en su vida privada. Por eso, no tendría miedo si ganara. Pero un presidente republicano nombraría a otro Tribunal Constitucional distinto al de un demócrata y eso sí que me preocupa. Por eso, nuestra comunidad sabe que Hillary Clinton es una gran aliada".
¿De ello podemos deducir que no le tiene miedo a Trump pero que aun así no le va a votar? "Puede sacar esa conclusión", dice Howell riéndose. "Pero no la voy a corroborar".
Nos encontramos frente a Pulse, en Orlando, la discoteca homosexual en la que la madrugada del 11 de junio un estadounidense de 29 años, de padres afganos, asesinó a 49 personas e hirió a 53.
"Hemos venido porque nos sentimos unidos a los que murieron", dice un joven de apariencia hispana que puede que no haya alcanzado aún la mayoría de edad y que viene de Jacksonville, en el norte de Florida. Su amigo, que permanece a su lado, es un blanco que vive aquí, en Orlando. Mira al lugar en el que se perpetró el ataque, el Pulse, cerrado, y niega con la cabeza. "Es horrible, parece una herida abierta".
Alex Howell también está consternado por la masacre perpetrada hace cuatro. Howell es director una organización próxima al "Centro LGTB de Florida Central" de homosexuales, lesbianas, bisexuales y transexuales. Pero se esfuerza en sacar un rayo de esperanza de lo malo. "Cuando venía hacia Orlando, me conmovía ver los colores del arco iris en tantos lugares y edificios. En la ciudad ha aumentado la conciencia de que todos formamos una comunidad y de que el colectivo LGTB es una parte importante y vital de la misma. Tenemos que emplear la energía que se ha originado para transformar lo malo en algo bueno".
El móvil del criminal, que se disparó, sigue sin conocerse. Era musulmán y criticaba a los judíos. ¿Un terrorista islámico? Sus compañeros de trabajo dicen de él que manifestaba su odio a los hispanos y a los homosexuales. ¿Un xenófobo que también odiaba a los homosexuales? Supervivientes de Pulse dicen haberlo reconocido porque frecuentaba el local ocasionalmente. ¿Un homosexual que luchaba contra su propia orientación? La policía no tiene indicios de ello. La primera mujer, que se divorció del perturbado pocos meses después de la boda, lo describe como una persona violenta y "mentalmente inestable".
Howell, de 47 años, no acepta estas especulaciones. Asegura que "evidentemente" en la comunidad LGTB de Orlando también hay musulmanes. Hay extremistas en todos los grupos. Y sí, Estados Unidos está en el buen camino, desde que el Presidente y el Tribunal Constitucional establecieron la igualdad entre homosexuales y heterosexuales. Pero Howell advierte: "Pero hablemos de esto dentro de ocho años. Solo estamos al principio. Los derechos, que se otorgan, también se pueden quitar".
Howell se muestra tranquilo ante las elecciones presidenciales. "Si viera a Donald Trump como un hombre de negocios, pensaría que daría las mismas oportunidades a todo el mundo. Le daría igual lo que hiciera la gente en su vida privada. Por eso, no tendría miedo si ganara. Pero un presidente republicano nombraría a otro Tribunal Constitucional distinto al de un demócrata y eso sí que me preocupa. Por eso, nuestra comunidad sabe que Hillary Clinton es una gran aliada".
¿De ello podemos deducir que no le tiene miedo a Trump pero que aun así no le va a votar? "Puede sacar esa conclusión", dice Howell riéndose. "Pero no la voy a corroborar".
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