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Suecia acaba de aprobar una ley que reconoce la figura penal de la "violación negligente". La mayoría de los países de la UE no cumplen con el Convenio de Estambul que obliga a penalizar todo acto de carácter sexual realizado sin consentimiento.
A. Tena | Público, 2018-07-09
http://www.publico.es/sociedad/once-paises-europa-reconocen-sexo-consentimiento-violacion.html
El sexo sin consentimiento es violación. Esta premisa tan básica se ha convertido en objeto de ley en Suecia hace unos días y ha corregido la legislación anterior que determinaba que para que se reconociera una violación se debía demostrar que el agresor había utilizado la fuerza . De esta forma, la legislación sueca introduce una figura penal necesaria a nivel internacional: la violación negligente.
La medida, que ha sido recogida por la mayoría de los medios internacionales, nos lleva a preguntarnos qué ocurre en Europa y cuántos países ofrecen normas jurídicas similares a la aprobada por el Gobierno sueco. La respuesta: pocos, por no decir insuficientes.
En España sabemos bien como de desprotegidas están las mujeres jurídicamente ante un caso de violación. Y es que, el caso de 'La Manada' ha revelado las deficiencias que la legislación tiene en casos de violencia machista. Sin embargo, y por desgracia, no estamos muy lejos de la norma general europea, en tanto que en la actualidad sólo encontramos once países que reconozcan que el sexo sin consentimiento es violación. Tanto es así, que en la mayoría de las naciones del viejo continente los casos de violación sólo son reconocidos cuando llevan tras de sí violencia y amenazas físicas.
A Suecia debemos sumar Islandia, Alemania, Luxemburgo, Inglaterra, Irlanda del Norte, República de Irlanda, Gales, Escocia, Bélgica y Chipre, cómo únicos países en haber aprobado legislaciones sobre sexo con consentimiento explícito. Si bien es cierto que en los países del norte el debate está vivo y parece que terminará en nuevas legislaciones, por el momento el contraste es bastante pobre: 11 países de 33 cumplen con el Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica (Convenio de Estambul), que obliga a los países firmantes a penalizar todo acto de carácter sexual realizado sin consentimiento.
Y es que, a pesar de que este tratado internacional fue ratificado por más de veinte países europeos, ni tan siquiera la mitad ha procedido a adaptar su ordenamiento jurídico a las realidades del convenio, tal y como denuncia Amnistía Internacional.
"Un número excesivo de sistemas de justicia penal también hacen recaer la carga en que las mujeres luchen en vez de hacerlo en que los autores de tales actos no violen", denunciaba la ONG.
El cambio de la legislación sueca es el camino correcto para cumplir con los compromisos internacionales en materia de género. De hecho, con la nueva ley el país nórdico se sitúa "en línea con el Convenio de Estambul", explica a ‘Público’ Anna Blus, experta en investigaciones sobre derechos de las mujeres.
El Grupo de Expertos en Acción contra la Violencia contra las Mujeres y la Violencia Doméstica (GREVIO) o el Comité de las Partes del Convenio se encargan de que los estados firmantes cumplan con las medidas acordadas en Estambul, las cifras muestran que queda mucho por hacer.
"La firma y ratificación de la Convención son voluntarias, por lo que al convertirse en Estado Parte, el Estado se compromete a cumplir con las obligaciones impuestas por la Convención. Esto, por supuesto, a veces puede llevar tiempo y el proceso de monitoreo de GREVIO es la vía para hacer que los estados rindan cuentas e instándolos a hacer cambios si es necesario", declara Blus.
La medida, que ha sido recogida por la mayoría de los medios internacionales, nos lleva a preguntarnos qué ocurre en Europa y cuántos países ofrecen normas jurídicas similares a la aprobada por el Gobierno sueco. La respuesta: pocos, por no decir insuficientes.
En España sabemos bien como de desprotegidas están las mujeres jurídicamente ante un caso de violación. Y es que, el caso de 'La Manada' ha revelado las deficiencias que la legislación tiene en casos de violencia machista. Sin embargo, y por desgracia, no estamos muy lejos de la norma general europea, en tanto que en la actualidad sólo encontramos once países que reconozcan que el sexo sin consentimiento es violación. Tanto es así, que en la mayoría de las naciones del viejo continente los casos de violación sólo son reconocidos cuando llevan tras de sí violencia y amenazas físicas.
A Suecia debemos sumar Islandia, Alemania, Luxemburgo, Inglaterra, Irlanda del Norte, República de Irlanda, Gales, Escocia, Bélgica y Chipre, cómo únicos países en haber aprobado legislaciones sobre sexo con consentimiento explícito. Si bien es cierto que en los países del norte el debate está vivo y parece que terminará en nuevas legislaciones, por el momento el contraste es bastante pobre: 11 países de 33 cumplen con el Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica (Convenio de Estambul), que obliga a los países firmantes a penalizar todo acto de carácter sexual realizado sin consentimiento.
Y es que, a pesar de que este tratado internacional fue ratificado por más de veinte países europeos, ni tan siquiera la mitad ha procedido a adaptar su ordenamiento jurídico a las realidades del convenio, tal y como denuncia Amnistía Internacional.
"Un número excesivo de sistemas de justicia penal también hacen recaer la carga en que las mujeres luchen en vez de hacerlo en que los autores de tales actos no violen", denunciaba la ONG.
El cambio de la legislación sueca es el camino correcto para cumplir con los compromisos internacionales en materia de género. De hecho, con la nueva ley el país nórdico se sitúa "en línea con el Convenio de Estambul", explica a ‘Público’ Anna Blus, experta en investigaciones sobre derechos de las mujeres.
El Grupo de Expertos en Acción contra la Violencia contra las Mujeres y la Violencia Doméstica (GREVIO) o el Comité de las Partes del Convenio se encargan de que los estados firmantes cumplan con las medidas acordadas en Estambul, las cifras muestran que queda mucho por hacer.
"La firma y ratificación de la Convención son voluntarias, por lo que al convertirse en Estado Parte, el Estado se compromete a cumplir con las obligaciones impuestas por la Convención. Esto, por supuesto, a veces puede llevar tiempo y el proceso de monitoreo de GREVIO es la vía para hacer que los estados rindan cuentas e instándolos a hacer cambios si es necesario", declara Blus.
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