jueves, 19 de julio de 2018

#hemeroteca #lenguaje | Eulàlia Lledó: "La RAE tiene la idea curiosa de que manda sobre la lengua y eso es demoledor"

Imagen: El Diario / Eulàlia Lledó
Eulàlia Lledó: "La RAE tiene la idea curiosa de que manda sobre la lengua y eso es demoledor".
La filóloga y profesora opina sobre el último debate en la RAE sobre el lenguaje inclusivo a raíz de la reforma de la Constitución encargada por el Gobierno. "La RAE solo se rasga las vestiduras si las propuestas le llegan a través de fuerzas progresistas en general y feministas en particular". "Lo que hay en la Academia es cuota masculina agobiante y tiene que ver con los esquemas del corporativismo masculino para enraizarse y que no cambien las cosas".
Mónica Zas Marcos | El Diario, 2018-07-19
https://www.eldiario.es/cultura/Eulalia-Lledo-RAE-lengua-demoledor_0_794420886.html

Fue un encargo del Gobierno que la RAE no tuvo más remedio que acatar, pero ya ha confesado su director que "no hay mimbres para este cesto". El cesto al que se refiere Darío Villanueva es una reforma que adapte el texto de la Constitución a un lenguaje inclusivo, y que pidió expresamente la vicepresidenta y ministra de Igualdad hace un par de días. Sin embargo, para el responsable último de nuestra norma, hay "cosas mucho más importantes que la lengua".

A través de un informe confiado a la RAE, Carmen Calvo ponía contra las cuerdas a nuestro templo de la lengua, conocido por su apatía en materia de género, mientras que mostraba en público "su respeto". Pero la política fue clara, si no responde como se espera, hay "muchos hombres y mujeres expertas que nos podrían ayudar".

Los argumentos de la institución son los mismos: la economía del lenguaje y lanzar una norma que se use en altas instancias y se ignore en la calle. Pero para Eulàlia Lledó (Barcelona, 1952) es solo una explicación oportunista. Esta doctora el Filología románica se especializó durante décadas en la investigación de los sesgos sexistas y androcéntricos de la literatura y de la lengua y, si bien aplaude la propuesta política, no entiende que el Gobierno haya inmiscuido a la RAE.

Sobre todo porque, aunque han prometido que el informe será "objetivo y apolítico", estará firmado por un académico que ya reconoció en su estudio ‘Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer’ que, con el lenguaje inclusivo, "no se podría hablar".

P. La RAE le ha encargado el informe de la reforma de la Constitución a Ignacio Bosque, académico que ya desaprobó en 2012 las guías públicas que apuestan por un lenguaje más inclusivo. ¿Qué podemos inferir de su elección?

R. El de 2012, conocido como informe Bosque, era un documento destinado a criticar y desprestigiar las guías, era bastante específico. Y en él, además, confundía gramática con uso. Era un escrito que tomaba las guías como si fueran la palabra de dios, y casi nunca hablan de norma o gramática, sino de uso. En este sentido, Bosque erró el tiro y confundió las dos cosas.

Como detalle, uno de los puntos que más se tocaba en aquel informe era una crítica muy radical a las dobles formas, y en el texto las utiliza tres veces. En su día escribí un artículo y di una conferencia sobre esto, sobre criticar una cosa en la que luego se incurre. Era bastante curioso.

P. La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, ya ha insinuado que se lo dijo a la RAE por deferencia, pero que si no se muestra colaborativa se lo encargará a otros expertos.

R. Es que directamente no comprendo cómo encargaron el informe a la Real Academia. Cuando, lo primero, la postura de la RAE al respecto es una y es clara, y lo segundo, estamos hablando de una cuestión política no lingüística. Si fuese favorable, todavía. Pero no entiendo que se traspase esta responsabilidad y este poder a la Academia, más del que ya cree que tiene sobre la lengua. Y que además se le dé potestad sobre decisiones políticas que no son propias de esta institución.

Que una propuesta del Ministerio de Igualdad, que es ya política dura y que en todo caso debería recabar el sentir la ciudadanía, se deje en manos de la Academia, me resulta extraño.

P. Hay algunos han mostrado su disconformidad sobre este informe, como Pérez Reverte. ¿Por qué la vieja guardia (masculina) de la RAE se siente amenazada por estas medidas?

R. La RAE tiene la idea curiosa de que manda sobre la lengua. Lo cual es demoledor. El inglés, por ejemplo, no tiene academia. La lengua hace como todas las demás, que es evolucionar a partir de muy distintos factores. Las que tienen instituciones, como la nuestra o la francesa, se molestan mucho cuando los hablantes se saltan sus preceptos.

Por ejemplo, en un momento decidieron que no se podía decir Primera Ministra. Ahora, visto con el tiempo, es un poco ridículo, ¿no? Por eso es gente especialmente reaccionaria a que alguien, al margen de la RAE, proponga modificaciones, análisis de los diccionarios, etc. Hay una cosa que se llama la misoginia ilustrada que es de lo peor que hay. De todos modos, están empezando a alzarse voces que disienten.

Recuerdo que hubo un académico que se opuso cuando la RAE dijo que a Angela Merkel se le debía llamar "la canciller" no "la cancillera". Es un despropósito porque es un femenino regular, por lo tanto es cancillera seguro. O Soledad Puértolas, que hace unas semanas se mostró partidaria de incluir "machirulo" en el diccionario. Pero, en general, la RAE es una academia con una inercia y una carga reaccionaria muy grande.

P. Esta inercia tiene que ver con que solo haya ocho mujeres de los 46 académicos. Sin embargo, hace meses entrevistamos a tres de ellas y se mostraron en contra de las cuotas.

R. Aquí hay una confusión que nos hace mucho daño. Lo que hay en la Academia es cuota masculina, que es una cuota extendida de forma agobiante. Tiene que ver con los esquemas del corporativismo masculino para enraizarse y que no cambien las cosas. Yo no sé cómo, con la desproporción que hay tan flagrante, alguien se puede atrever a hablar de cuota femenina. Pero normalmente entramos en este trato.

P. Hablando ahora del desdoblamiento del lenguaje. ¿Es cierto, como dijo Bosque, que está pensado para usarse delante de micrófonos o en textos oficiales y que es difícil que sea más usado en la calle que el masculino genérico?

R. A mí me gustaría desdramatizar esta cuestión. Se habla de las dobles formas como si fueran un invento artificioso que no tienen nada que ver con las lenguas. Cuidado. Es un recurso más de la lengua. Ha estado siempre aquí. Los romanceros utilizan dobles formas, El cantar del Mío Cid también. Y estamos hablando de poesía, que sí es un lenguaje delicado. El Antiguo Testamento está lleno de dobles formas. De verdad que no entiendo los aspavientos.

Es muy difícil no utilizar una doble forma cuando se habla de la posibilidad, por ejemplo, de que en el PP haya una nueva presidenta o presidente. Antes no cabía la posibilidad de que hubiera una mujer al frente y entonces el masculino servía, pero no porque fuera genérico, sino porque ni se contemplaba a las mujeres. Como ahora ocupamos los rangos que nos corresponden, las dobles formas se usan cada vez más.

P. De hecho, la RAE dictaminó que lo correcto era decir Consejo de Ministros, aunque la mayoría sean mujeres e incluso los hombres jurasen el cargo con el doblete.

R. Ese es un ejemplo muy bueno. Pero es mucho exigir que las ministras juren el cargo como ministros. ¡Es que no lo son! Ya no se puede obviar la presencia femenina en este Consejo, y la lengua lo refleja. Lo raro es que se hubiera reflejado en el primer gobierno de Felipe González, donde no había ni una mujer. Simplemente se adecua a la realidad, como hace siempre la lengua.

P. Los académicos siempre aluden a la economía del lenguaje como el principio fundamental de nuestro idioma. Si esto es verdad, como indica Elena Álvarez Mellado, ¿no estaríamos abocados a expresarnos con gruñidos mínimos?

R. Exacto. El principio de economía solo es la base del lenguaje cuando les interesa. La lengua por definición es redundante, marcamos las cosas las veces que hace falta. Si yo digo "una periodista alta y espabilada" estoy marcando el femenino tres veces. Si el principio de economía fuera el que rige nuestra lengua, usted me diría: "¿le puedo hacer una entrevista?" y yo le diría, "sí", nada más.

O cuando negamos una cosa, podemos decir "no", y la Academia diría que con un "no" ya basta. No, no, en absoluto, de ninguna manera, ni hablar del peluquín. ¿Ve? La lengua es así. O la cantidad de veces que usamos el diminutivo, que siempre son más largos que la palabra. En Andalucía te tomas un cafelito, y yo una vez fui a que me pusieran un panecillo, y la señora me dijo que eso era un mollete de Antequera. ¿Donde está la economía de la lengua ahí? Ese principio se utiliza una vez cubiertas las necesidades comunicativas.

P. ¿Y qué opina de las alternativas al desdoblamiento, como el uso de la "e" en "ciudadanes" o el de la "x"? Villanueva las llamó ridículas e inoperativas.

R. No diría nunca que una propuesta es ridícula. Pero sí que creo que la lengua tiene suficientes mecanismos y recursos para facilitar la presencia de quien sea. Y esta es una intervención quirúrgica sobre la que veo poco futuro. Y me puedo equivocar, eh. La diferencia es que la doble forma ya existe, no es lo mismo.

Respecto al principio de economía, además, hay derroches que no molestan en absoluto. Entre la clase política se ha puesto de moda hablar de la "ventana de oportunidad", que es un anglicismo, cuando con oportunidad vamos que chutamos. En cambio, a este respecto la RAE no parece concernida.

P. Dijo que en su día el uso de "diputada" o "abogada" fue objeto de mofa y ahora está normalizado. ¿Cree que ocurrirá lo mismo con "portavozas" y "miembras" y por el que también han sido ridiculizadas algunas políticas?


R. A mí entender, portavoza es innecesario, porque el género de quien habla ya lo indica el artículo: el o la portavoz. Hace una semana, también en la radio se referían a Corinna Wittgenstein como "la testaferra". ¿Qué quiere decir esto? No es necesario, pero indica la gran tendencia que tiene el castellano de marcar el femenino con "a". En muchos casos es innecesario, pero al mismo tiempo es imparable. Hacer mofa con esto es ridículo. Me recuerda al escándalo con las primeras diputadas, la hemeroteca hoy haría enrojecer a mucha gente.

Con miembras, en cambio, es posible que ocurra lo que pasó entonces con diputadas o abogadas. Además, en la palabra "miembro" hay un plus masculino, y a muchas les molesta ser reconocidas así. Esto es interesante porque muestra la complejidad de todo lo que influye sobre la lengua. Pero la RAE solo se rasga las vestiduras cuando las propuestas vienen de fuerzas progresistas en general y feministas en particular.

P. En el informe anterior, Bosque reconocía que había usos misóginos del lenguaje pero en casos como “los dirigentes acudieron con sus mujeres”, porque se da por hecho que los que dirigen son solo hombres. ¿Qué peligro hay en confundir la elección sexista del lenguaje con su herencia misógina?

R. Aquí tendríamos que distinguir entre contenido y forma. Si dices: "la población blanca tiene mayor cociente intelectual que la población negra", la lengua no tiene nada que ver, lo único que indica es que la persona que dice esto es racista. Nadie diría que la lengua es racista. En la frase, "los dirigentes fueron con sus mujeres", la lengua no tiene ninguna culpa porque podrías decir la frase que quieras.

Esta confusión está muy extendida: confunden el pensamiento sexista de alguien con la lengua sexista.

P. Por último, ¿cree que está usando el Gobierno de Pedro Sánchez esta reforma con fines políticos o por un verdadero compromiso con el lenguaje inclusivo?

R. No lo sé, supongo que habrá de todo en este intento. Está teniendo ciertos gestos muy buenos que se tendrían que haber realizado hace mucho, como la exhumación de los restos del dictador, intentar darle un nuevo sentido al Valle de los Caídos (aunque creo que es muy difícil) o volver a atender a los muertos de las cunetas de este país.

Este puede ser un gesto más, pero no tengo por qué suponer que es solo de cara a la galería. El hecho de que hayan recuperado el Ministerio de igualdad, sin ir más lejos, es más que un gesto.

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