Imagen: Público / Ascen López (i) |
En una entrevista exclusiva con 'Público', Ascensión López explica cómo ha sufrido los tres años de litigios judiciales desde que acusó a la monja que tramitó su adopción ilegal al nacer.
María Serrano | Público, 2018-07-19
http://www.publico.es/sociedad/ascension-lopez-pense-deseo-abrazar-mi-madre-biologica-me-iba-ocasionar-sufrimiento.html
A Ascensión López (Sevilla, 1964) le ha costado demasiado caro acusar a la monja que tramitó su adopción ilegal al nacer. Casi tres años de litigios judiciales con la religiosa que hoy le han dejado pendiente una suspensión de la pena de prisión durante dos años y 3.000 euros de multa a pagar antes de julio de 2020. En una entrevista exclusiva con Público explica cómo ha sufrido todo este proceso y las esperanzas que tiene puestas en la apertura de nuevas investigaciones para los casos de bebés robados en el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez.
Ascensión López relata cómo desde su niñez sufrió el trato esquivo de su prima mayor, Dolores Baena. La misma que tramitó su "adopción ilegal en la Almería” franquista de los años sesenta. Dolores, conocida en su congregación como Sor Baena vivía interna en una residencia religiosa visitando habitualmente la casa donde Ascen vivía con sus padres adoptivos como hija única.
“Me dijo que no iba a encontrar ningún registro”
Siendo muy niña con la muerte prematura de su padre, Ascen conoce su verdadero origen. “Mi prima me dijo en una ocasión que fui adoptada al nacer y que no buscara más señas porque no iba a poder encontrar ningún registro”, aclara a ‘Público’.
López denunció a su prima adoptiva, miembro de la Orden religiosa de la Caridad en Almería, ante los medios de comunicación. Tras varias apariciones públicas contando su dura infancia, Sor Baena la denuncia a ella por un delito de injurias y calumnias.
Esta sevillana nunca imaginó cómo le cambiaría su vida. El dolor, el miedo y la angustia que ha sentido desde entonces. “Han sido tres largos y duros años en los que he vivido una mezcla de emociones, algunos incluso desconocidas hasta ahora por mí”, declara. El pasado 10 de julio conoció el resultado definitivo del recurso presentado por sus abogados. Le queda pendiente la multa de 3.000 euros con la Justicia y una suspensión de la pena de prisión por dos años hasta que abone la cantidad citada. En 2015, la Audiencia de Almería la condenaría a cinco meses de prisión, una multa de 3.000 euros y una indemnización de 40.000euros para la monja Dolores Baena.
“Estuve a punto de hacer una locura”
López asegura tener secuelas del proceso: “En los tres últimos años me he visto mucho más deteriorada de lo que ya estaba”. Otras de las víctimas que más han sufrido han sido sus dos hijos, de apenas veinte años. “Me sentía mala madre por hacer que mis hijos vivieran ese calvario, incluso estuve a punto de hacer una locura. No quería ni tenía fuerzas para seguir viviendo y fue precisamente mirar a mis hijos lo que me dio la fuerza para salir adelante”.
Otro de los apoyos fundamentales para Ascen han sido los colectivos, sus compañeros de lucha, los otros bebés robados sin respuestas sobre su caso, que la han acompañado desde que redactó la primera petición de indulto para que el Gobierno le anulara su condena o la búsqueda de un abogado que pudiera defender con dignidad su causa. “Nunca hubiera imaginado las miles de personas que se han volcado conmigo. Guardo los miles de mensajes de aliento y apoyo como si de un gran tesoro se tratara y en los momentos de flaqueza los releo”.
Carmen Lorente y Alfonso Cárdenas, amigos de la asociación Sevilla Bebés Robados, han conseguido fondos para hacer frente al pago de la condena y de los letrados. “Aún siguen luchando para conseguirlo”, aclara Ascen. Nunca se han permitido tirar la toalla. “Ellos no han tenido ni un respiro en todo este tiempo. Incluso cuando yo ya quería que todo terminara y les decía que no gastaran sus energías en otras cosas, no me hacían caso. Por muchos años que viva, nunca serán suficientes para agradecerles tanta dedicación y esfuerzo”.
En 2017, Alfonso Cárdenas abre una campaña de ‘crowdfunding’ para conseguir parte de la deuda que Ascen tenía pendiente con la Justicia. “He podido tener buenos abogados, una buena defensa gracias a mis compañeros”, cuenta. Hasta el momento, la recaudación ha sido de 488 euros para el apartado del pago de la multa, lo que reduce a 2.300 euros el abono de la cantidad definitiva que alejaría a Ascen para siempre de la cárcel.
López confiesa cómo nunca creyó que la Justicia “no estaría de su parte” siendo claramente una niña adoptada durante el régimen franquista. Presentó ante el juez pruebas que creía fehacientes: los expedientes de las tres identidades con las que estaba registrada en organismos oficiales; en algunos de ellos aparecía la supuesta firma de la monja. “Nunca reconoció su implicación. Sólo que mi padre adoptivo le pidió que la ayudara con los papeles para adoptar a una niña de un orfanato de Sevilla. Nada más”. Ascen reconocería que tenía grabada a la hermana de su prima adoptiva “reconociendo la adopción y el pago de una suma de casi 250.000 de las antiguas pesetas”.
La amenaza del caso de Ascen para el resto de víctimas
La última vez que Ascen habla con Sor Baena fue días antes de la constitución de la asociación de bebés robados en Almería. Era el año 2011. “Aún hablábamos de vez en cuando. Le dije que si me daba alguna pista, no iría más lejos. Me volvió a repetir que no siguiera buscando”.
Ascen nunca se ha arrepentido de haber hablado, aunque declara que nunca pensó que “el deseo de saber quién era y poder abrazar a mi madre biológica me pudiera ocasionar tanto sufrimiento”.
Su caso paralizó muchas declaraciones públicas de las víctimas de la trama ante la amenaza de prisión de su caso. Hoy, la suspensión de la pena de cárcel por veinticuatro meses ha dado algunas esperanzas para los que siguen luchando por encontrar sus orígenes sin apenas pruebas. “Todos sabemos que es una dura carrera de fondo. Los bebés robados no pueden perder la esperanza, aunque es cierto que después de mi condena mucha gente se asustó y dio un paso atrás”.
“La verdad no tiene precio”
Ascen tampoco se olvida la primera frase que escuchó cuando la condenaron. “Un compañero me dijo que la verdad no tiene precio. Claro, imagínate en ese momento con el mazazo que acababa de recibir cómo reaccioné ante esa afirmación. Bastante mal, pero hoy esas mismas palabras las he llegado a hacer mías y es uno de los lemas más importantes para mí”.
Espera que la reducción de su condena permita que los ánimos no decaigan para las miles de víctimas que tienen prescrita su denuncia a en los juzgados de toda España. “Hasta que esta etapa tan negra de nuestra historia no la sepa todo el mundo, no habremos hecho nada para descubrir la verdad. Siempre seremos cómplices de estas mentiras”.
Ascen da consejo en primera persona, ante su dura experiencia, a las madres biológicas que buscan a sus bebés. “A estas mujeres que han sufrido tanto les diría que no sientan a sus hijos como algo de su propiedad. Es cierto que los parieron, pero hay un vacío de muchos años entre ellos y todos tenemos tiempos diferentes". Recuerda a ‘Público’ cómo “los adoptados hemos sentido la ausencia de nuestras raíces y nos han hecho creer que debemos agradecimiento eterno a esas familias que nos han criado, que buscar nuestro origen es traicionar ese amor”.
Ascen no ha podido conocer ni el nombre completo de su madre biológica que supuestamente la dio en adopción tras su nacimiento en el viejo hospital de Las Cinco Llagas de Sevilla. Aún no ha perdido totalmente la esperanza. “Lo verdaderamente duro es no saber quien eres, sea la que sea esa verdad siempre es mil veces mejor que vivir en una mentira”.
“Mi madre adoptiva habría dado su vida por mí”
Esta sevillana de 54 años de edad perdió desde muy niña a los que fueron sus padres adoptivos. “Mis padres... No hay un solo día que no los eche de menos, los adoro y daría media vida por tenerlos a mi lado”. Con solo ocho años, el padre adoptivo de Ascen falleció y ella se quedó en la vivienda sola con su madre. “Mi padre era el típico patriarca, un hombre rudo, serio, al que todo el mundo temía. Tenía un tono de voz que imponía, pero con su niña se trasformaba. Conmigo era todo dulzura”.
Ascen describe a su madre adoptiva como “una mujer tremendamente sumisa”, pero todo corazón. “Emanaba paz por sus cuatro costados, compasiva, solidaria, todo el mundo la adoraba y habría dado su vida por mí, nunca lo he dudado”.
Sobre las esperanza de la apertura de nuevas investigaciones de los casos de bebés robados en España con el Gobierno de Sánchez, Ascen declara que “tiene esperanza”, pero reconoce que las víctimas necesitan mucho mas que eso. “Los colectivos tienen que seguir haciéndose visibles, todos unidos”. Espera que el Gobierno socialista “reduzca las trabas". "O al menos quiero pensar que va a ser así”, dice. Ascen conoce personalmente al nuevo director general de Memoria Histórica, el almeriense Fernando Martínez. “Siempre ha estado de nuestro lado, me consta su compromiso para con nosotros y sé que así seguirá siendo, pero que nadie olvide que esta batalla la tenemos que librar nosotros, y no dudo de que la vamos a ganar porque la verdad no tiene precio”.
Ascensión López relata cómo desde su niñez sufrió el trato esquivo de su prima mayor, Dolores Baena. La misma que tramitó su "adopción ilegal en la Almería” franquista de los años sesenta. Dolores, conocida en su congregación como Sor Baena vivía interna en una residencia religiosa visitando habitualmente la casa donde Ascen vivía con sus padres adoptivos como hija única.
“Me dijo que no iba a encontrar ningún registro”
Siendo muy niña con la muerte prematura de su padre, Ascen conoce su verdadero origen. “Mi prima me dijo en una ocasión que fui adoptada al nacer y que no buscara más señas porque no iba a poder encontrar ningún registro”, aclara a ‘Público’.
López denunció a su prima adoptiva, miembro de la Orden religiosa de la Caridad en Almería, ante los medios de comunicación. Tras varias apariciones públicas contando su dura infancia, Sor Baena la denuncia a ella por un delito de injurias y calumnias.
Esta sevillana nunca imaginó cómo le cambiaría su vida. El dolor, el miedo y la angustia que ha sentido desde entonces. “Han sido tres largos y duros años en los que he vivido una mezcla de emociones, algunos incluso desconocidas hasta ahora por mí”, declara. El pasado 10 de julio conoció el resultado definitivo del recurso presentado por sus abogados. Le queda pendiente la multa de 3.000 euros con la Justicia y una suspensión de la pena de prisión por dos años hasta que abone la cantidad citada. En 2015, la Audiencia de Almería la condenaría a cinco meses de prisión, una multa de 3.000 euros y una indemnización de 40.000euros para la monja Dolores Baena.
“Estuve a punto de hacer una locura”
López asegura tener secuelas del proceso: “En los tres últimos años me he visto mucho más deteriorada de lo que ya estaba”. Otras de las víctimas que más han sufrido han sido sus dos hijos, de apenas veinte años. “Me sentía mala madre por hacer que mis hijos vivieran ese calvario, incluso estuve a punto de hacer una locura. No quería ni tenía fuerzas para seguir viviendo y fue precisamente mirar a mis hijos lo que me dio la fuerza para salir adelante”.
Otro de los apoyos fundamentales para Ascen han sido los colectivos, sus compañeros de lucha, los otros bebés robados sin respuestas sobre su caso, que la han acompañado desde que redactó la primera petición de indulto para que el Gobierno le anulara su condena o la búsqueda de un abogado que pudiera defender con dignidad su causa. “Nunca hubiera imaginado las miles de personas que se han volcado conmigo. Guardo los miles de mensajes de aliento y apoyo como si de un gran tesoro se tratara y en los momentos de flaqueza los releo”.
Carmen Lorente y Alfonso Cárdenas, amigos de la asociación Sevilla Bebés Robados, han conseguido fondos para hacer frente al pago de la condena y de los letrados. “Aún siguen luchando para conseguirlo”, aclara Ascen. Nunca se han permitido tirar la toalla. “Ellos no han tenido ni un respiro en todo este tiempo. Incluso cuando yo ya quería que todo terminara y les decía que no gastaran sus energías en otras cosas, no me hacían caso. Por muchos años que viva, nunca serán suficientes para agradecerles tanta dedicación y esfuerzo”.
En 2017, Alfonso Cárdenas abre una campaña de ‘crowdfunding’ para conseguir parte de la deuda que Ascen tenía pendiente con la Justicia. “He podido tener buenos abogados, una buena defensa gracias a mis compañeros”, cuenta. Hasta el momento, la recaudación ha sido de 488 euros para el apartado del pago de la multa, lo que reduce a 2.300 euros el abono de la cantidad definitiva que alejaría a Ascen para siempre de la cárcel.
López confiesa cómo nunca creyó que la Justicia “no estaría de su parte” siendo claramente una niña adoptada durante el régimen franquista. Presentó ante el juez pruebas que creía fehacientes: los expedientes de las tres identidades con las que estaba registrada en organismos oficiales; en algunos de ellos aparecía la supuesta firma de la monja. “Nunca reconoció su implicación. Sólo que mi padre adoptivo le pidió que la ayudara con los papeles para adoptar a una niña de un orfanato de Sevilla. Nada más”. Ascen reconocería que tenía grabada a la hermana de su prima adoptiva “reconociendo la adopción y el pago de una suma de casi 250.000 de las antiguas pesetas”.
La amenaza del caso de Ascen para el resto de víctimas
La última vez que Ascen habla con Sor Baena fue días antes de la constitución de la asociación de bebés robados en Almería. Era el año 2011. “Aún hablábamos de vez en cuando. Le dije que si me daba alguna pista, no iría más lejos. Me volvió a repetir que no siguiera buscando”.
Ascen nunca se ha arrepentido de haber hablado, aunque declara que nunca pensó que “el deseo de saber quién era y poder abrazar a mi madre biológica me pudiera ocasionar tanto sufrimiento”.
Su caso paralizó muchas declaraciones públicas de las víctimas de la trama ante la amenaza de prisión de su caso. Hoy, la suspensión de la pena de cárcel por veinticuatro meses ha dado algunas esperanzas para los que siguen luchando por encontrar sus orígenes sin apenas pruebas. “Todos sabemos que es una dura carrera de fondo. Los bebés robados no pueden perder la esperanza, aunque es cierto que después de mi condena mucha gente se asustó y dio un paso atrás”.
“La verdad no tiene precio”
Ascen tampoco se olvida la primera frase que escuchó cuando la condenaron. “Un compañero me dijo que la verdad no tiene precio. Claro, imagínate en ese momento con el mazazo que acababa de recibir cómo reaccioné ante esa afirmación. Bastante mal, pero hoy esas mismas palabras las he llegado a hacer mías y es uno de los lemas más importantes para mí”.
Espera que la reducción de su condena permita que los ánimos no decaigan para las miles de víctimas que tienen prescrita su denuncia a en los juzgados de toda España. “Hasta que esta etapa tan negra de nuestra historia no la sepa todo el mundo, no habremos hecho nada para descubrir la verdad. Siempre seremos cómplices de estas mentiras”.
Ascen da consejo en primera persona, ante su dura experiencia, a las madres biológicas que buscan a sus bebés. “A estas mujeres que han sufrido tanto les diría que no sientan a sus hijos como algo de su propiedad. Es cierto que los parieron, pero hay un vacío de muchos años entre ellos y todos tenemos tiempos diferentes". Recuerda a ‘Público’ cómo “los adoptados hemos sentido la ausencia de nuestras raíces y nos han hecho creer que debemos agradecimiento eterno a esas familias que nos han criado, que buscar nuestro origen es traicionar ese amor”.
Ascen no ha podido conocer ni el nombre completo de su madre biológica que supuestamente la dio en adopción tras su nacimiento en el viejo hospital de Las Cinco Llagas de Sevilla. Aún no ha perdido totalmente la esperanza. “Lo verdaderamente duro es no saber quien eres, sea la que sea esa verdad siempre es mil veces mejor que vivir en una mentira”.
“Mi madre adoptiva habría dado su vida por mí”
Esta sevillana de 54 años de edad perdió desde muy niña a los que fueron sus padres adoptivos. “Mis padres... No hay un solo día que no los eche de menos, los adoro y daría media vida por tenerlos a mi lado”. Con solo ocho años, el padre adoptivo de Ascen falleció y ella se quedó en la vivienda sola con su madre. “Mi padre era el típico patriarca, un hombre rudo, serio, al que todo el mundo temía. Tenía un tono de voz que imponía, pero con su niña se trasformaba. Conmigo era todo dulzura”.
Ascen describe a su madre adoptiva como “una mujer tremendamente sumisa”, pero todo corazón. “Emanaba paz por sus cuatro costados, compasiva, solidaria, todo el mundo la adoraba y habría dado su vida por mí, nunca lo he dudado”.
Sobre las esperanza de la apertura de nuevas investigaciones de los casos de bebés robados en España con el Gobierno de Sánchez, Ascen declara que “tiene esperanza”, pero reconoce que las víctimas necesitan mucho mas que eso. “Los colectivos tienen que seguir haciéndose visibles, todos unidos”. Espera que el Gobierno socialista “reduzca las trabas". "O al menos quiero pensar que va a ser así”, dice. Ascen conoce personalmente al nuevo director general de Memoria Histórica, el almeriense Fernando Martínez. “Siempre ha estado de nuestro lado, me consta su compromiso para con nosotros y sé que así seguirá siendo, pero que nadie olvide que esta batalla la tenemos que librar nosotros, y no dudo de que la vamos a ganar porque la verdad no tiene precio”.
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