Imagen: Cubanet / Mariela Castro |
La revolución quiere aparentar cambios, y hasta permite que algunas congregaciones cristianas que le son muy cercanas, les hagan el trabajo.
Jorge Ángel Pérez | Cubanet, 2018-07-28
https://www.cubanet.org/destacados/matrimonio-homosexual-en-cuba-buena-voluntad-o-representacion/
Hace días que intento avanzar con fluidez en la escritura de este texto, pero cada examen de prosperidad concluye en una vuelta al inicio; apoyando el índice de mi mano derecha sobre el BACK SPACE, esa teclita que guía al cursor en su desplazamiento desde la derecha hacia la izquierda, deshago todo lo que antes escribí, y vuelvo al punto inicial, a la “Nada”.
Pretendo comentar sobre uno de esos sucesos que se hacen acompañar por cierto halo de trascendencia para la historia cubana, pero yo sigo incrédulo y estancado, apretando el BACK SPACE, aunque quiero hurgar en esa “ocurrencia” que despertó algunas esperanzas, sobre todo en los miembros de la comunidad homosexual, aunque con cierta displicencia, con algo de recelo, y que se hace preguntas; pero yo sigo… ¿varado?, frente a ese “insospechado” acontecimiento.
Existían rumores, ya se hablaba de la posibilidad de que hombres y mujeres que prefieren a sus semejantes pudieran consumar un matrimonio legal, pero cualquier entusiasmo era inmediatamente apagado por el discurso oficial. No olvidemos a una Mariela Castro interrogada en México por un periodista que quiso saber si el gobierno regentado por su familia apoyaría la unión civil entre parejas del mismo sexo; a lo que ese “retoño” heterosexual salido del matrimonio entre Vilma Espín y Raúl Castro, respondió que no era bueno copiar de otros.
Y creo que es Mariela la culpable de mi aturdimiento, de mi fijación con esa tecla que elimina lo que ya escribí, de mis descreimientos en las “bondades” de esos proyectos. Mariela Castro dijo aquella vez, en la que se creyó tan original, “que no era bueno copiar”..., aun cuando los comunistas cubanos pasaran la vida imitando lo que hacían quienes exhibían filiaciones semejantes. ¿De dónde salieron las UMAP? Sin dudas de la Europa socialista. Por eso Mariela Castro no podía seguir a los argentinos que desde 2010 legalizaron el matrimonio homosexual, ni a Uruguay que lo aprobó tres años después.
Mariela Castro era tan original que ni siquiera quería estar cerca de la aprobación que hizo en Brasil un gobierno regentado por un partido amigo, y con el que su familia se “daba la lengua”. Cuba era original, sí, pero en represión a los homosexuales, en la creación de campos de concentración para ellos, en redadas callejeras, en obligarlos al exilio, en ponerlos en cárceles, en expulsarlos de las universidades, en negarles, como si tal cosa les hiciera falta, la militancia comunista.
Las intenciones no son buenas pero los propósitos están bien pensados, y tiene algunos antecedentes, como son esas “conguitas” de mayo en las que siempre aparece Mariela como la “diva” de los gais, y que esta última vez tuvo algunas particularidades; con ella, y en la “carroza”, estaba Mike Jackson, fundador inglés de una organización muy conocida desde que se hiciera pública la historia que cuenta la película “Pride”. Entre el tumulto andaba el nuevo presidente con sus hijos, y no sé si con su esposa y “primera dama”, a la que algunos gais de muy mal gusto elogian sus atuendos.
Y ya sabemos que esto no es más que retórica de la “buena”, y que ellos reconocieron muy bien para sus proyectos comunistas desde que bajaron de la Sierra, aunque ahora parece que ya no seremos comunistas, ¿la nueva constitución cambiará también el lema de los pioneros? La revolución quiere aparentar cambios, y hasta permite que algunas congregaciones cristianas que le son muy cercanas, les hagan el trabajo, que protesten contra el matrimonio gay, ese que tendrá que llevarse a consulta popular. Esta vez no se dictará, lo que hace menos posible la aprobación, y si no se consigue el matrimonio, la culpa será del pueblo.
Este es el mejor momento, sobre todo si pensamos que es tiempo de grandes y “necesarias inversiones”, quizá por eso consultaremos “lo del matrimonio gay”, aunque no hiciera falta hacer lo mismo con la decisión de construir un hotel, cinco estrellas plus, destinado al turismo de la comunidad LGBTI, ese que curiosamente será levantado en Cayo Guillermo, parte de la provincia de Ciego de Ávila pero que antes perteneció a la jurisdicción de Camagüey.
No se precisa de mucha suspicacia para notar la coincidencia entre los espacios en los que se construyeron aquellos barracones de las Unidades Militares de Apoyo a la Producción (UMAP) y ahora el “Rainbow Muthu Hotel”, esa lujosa instalación en la que muchos hombres extranjeros y adinerados se enredarán con el cuerpo desnudo de sus semejantes, y donde podrán hacer lo mismo dos hijas de Eva, o quizá tres, si es que pagan el precio que difícilmente conseguirán las trabajadoras cubanas “discípulas de Safo”.
Ya todo está resuelto; ahora entrará con fuerza la retórica. Y el hotel no tendrá oposición del gobierno, “ni del pueblo”, pero otra será la historia para los homosexuales cubanos que tendrán que seguir juntando la tercera parte de su salario mensual para tener sexo con su amante en un cuartico de alquiler, si no quieren exponerse a la mirada ajena, a poner en riesgo sus vidas en el “Bosque de La Habana”, en la “Playa del Chivo” o en la “Potajera”.
Solo nos queda esperar por las próximas improvisaciones en la retórica del poder, que quizá “intente” ser más persuasiva y “tolerante”. Yo no le veo muchas posibilidades al matrimonio, por eso pienso tanto en aquella unión de la que nada dijo la prensa oficial, aquella que unió en matrimonio, y sin permiso del gobierno, a la transexual Wendy Iriepa con Ignacio Estrada, homosexual seropositivo, y cuyas fotos circularon a escondidas en la ciudad. Lo de ahora no me parece de verdad, habría que preguntarle a Schopenhauer su opinión, pero yo creo que es más representación que voluntad. Es por eso que pondré en alerta al dedo índice de mi mano derecha, por si hace falta “apretar” el BACK SPACE.
Pretendo comentar sobre uno de esos sucesos que se hacen acompañar por cierto halo de trascendencia para la historia cubana, pero yo sigo incrédulo y estancado, apretando el BACK SPACE, aunque quiero hurgar en esa “ocurrencia” que despertó algunas esperanzas, sobre todo en los miembros de la comunidad homosexual, aunque con cierta displicencia, con algo de recelo, y que se hace preguntas; pero yo sigo… ¿varado?, frente a ese “insospechado” acontecimiento.
Existían rumores, ya se hablaba de la posibilidad de que hombres y mujeres que prefieren a sus semejantes pudieran consumar un matrimonio legal, pero cualquier entusiasmo era inmediatamente apagado por el discurso oficial. No olvidemos a una Mariela Castro interrogada en México por un periodista que quiso saber si el gobierno regentado por su familia apoyaría la unión civil entre parejas del mismo sexo; a lo que ese “retoño” heterosexual salido del matrimonio entre Vilma Espín y Raúl Castro, respondió que no era bueno copiar de otros.
Y creo que es Mariela la culpable de mi aturdimiento, de mi fijación con esa tecla que elimina lo que ya escribí, de mis descreimientos en las “bondades” de esos proyectos. Mariela Castro dijo aquella vez, en la que se creyó tan original, “que no era bueno copiar”..., aun cuando los comunistas cubanos pasaran la vida imitando lo que hacían quienes exhibían filiaciones semejantes. ¿De dónde salieron las UMAP? Sin dudas de la Europa socialista. Por eso Mariela Castro no podía seguir a los argentinos que desde 2010 legalizaron el matrimonio homosexual, ni a Uruguay que lo aprobó tres años después.
Mariela Castro era tan original que ni siquiera quería estar cerca de la aprobación que hizo en Brasil un gobierno regentado por un partido amigo, y con el que su familia se “daba la lengua”. Cuba era original, sí, pero en represión a los homosexuales, en la creación de campos de concentración para ellos, en redadas callejeras, en obligarlos al exilio, en ponerlos en cárceles, en expulsarlos de las universidades, en negarles, como si tal cosa les hiciera falta, la militancia comunista.
Las intenciones no son buenas pero los propósitos están bien pensados, y tiene algunos antecedentes, como son esas “conguitas” de mayo en las que siempre aparece Mariela como la “diva” de los gais, y que esta última vez tuvo algunas particularidades; con ella, y en la “carroza”, estaba Mike Jackson, fundador inglés de una organización muy conocida desde que se hiciera pública la historia que cuenta la película “Pride”. Entre el tumulto andaba el nuevo presidente con sus hijos, y no sé si con su esposa y “primera dama”, a la que algunos gais de muy mal gusto elogian sus atuendos.
Y ya sabemos que esto no es más que retórica de la “buena”, y que ellos reconocieron muy bien para sus proyectos comunistas desde que bajaron de la Sierra, aunque ahora parece que ya no seremos comunistas, ¿la nueva constitución cambiará también el lema de los pioneros? La revolución quiere aparentar cambios, y hasta permite que algunas congregaciones cristianas que le son muy cercanas, les hagan el trabajo, que protesten contra el matrimonio gay, ese que tendrá que llevarse a consulta popular. Esta vez no se dictará, lo que hace menos posible la aprobación, y si no se consigue el matrimonio, la culpa será del pueblo.
Este es el mejor momento, sobre todo si pensamos que es tiempo de grandes y “necesarias inversiones”, quizá por eso consultaremos “lo del matrimonio gay”, aunque no hiciera falta hacer lo mismo con la decisión de construir un hotel, cinco estrellas plus, destinado al turismo de la comunidad LGBTI, ese que curiosamente será levantado en Cayo Guillermo, parte de la provincia de Ciego de Ávila pero que antes perteneció a la jurisdicción de Camagüey.
No se precisa de mucha suspicacia para notar la coincidencia entre los espacios en los que se construyeron aquellos barracones de las Unidades Militares de Apoyo a la Producción (UMAP) y ahora el “Rainbow Muthu Hotel”, esa lujosa instalación en la que muchos hombres extranjeros y adinerados se enredarán con el cuerpo desnudo de sus semejantes, y donde podrán hacer lo mismo dos hijas de Eva, o quizá tres, si es que pagan el precio que difícilmente conseguirán las trabajadoras cubanas “discípulas de Safo”.
Ya todo está resuelto; ahora entrará con fuerza la retórica. Y el hotel no tendrá oposición del gobierno, “ni del pueblo”, pero otra será la historia para los homosexuales cubanos que tendrán que seguir juntando la tercera parte de su salario mensual para tener sexo con su amante en un cuartico de alquiler, si no quieren exponerse a la mirada ajena, a poner en riesgo sus vidas en el “Bosque de La Habana”, en la “Playa del Chivo” o en la “Potajera”.
Solo nos queda esperar por las próximas improvisaciones en la retórica del poder, que quizá “intente” ser más persuasiva y “tolerante”. Yo no le veo muchas posibilidades al matrimonio, por eso pienso tanto en aquella unión de la que nada dijo la prensa oficial, aquella que unió en matrimonio, y sin permiso del gobierno, a la transexual Wendy Iriepa con Ignacio Estrada, homosexual seropositivo, y cuyas fotos circularon a escondidas en la ciudad. Lo de ahora no me parece de verdad, habría que preguntarle a Schopenhauer su opinión, pero yo creo que es más representación que voluntad. Es por eso que pondré en alerta al dedo índice de mi mano derecha, por si hace falta “apretar” el BACK SPACE.
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