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| Imagen: El Periódico / Población refugiada siria cerca de Figuig |
La policía marroquí ha detenido a dos menores y un adulto que habían huido hasta Nador y los han devuelto inmediatamente a la zona fronteriza.
Beatriz Mesa | El Periódico, 2017-06-09
http://www.elperiodico.com/es/noticias/internacional/marruecos-bloquea-aun-ayuda-refugiados-sirios-abandonados-desierto-sahara-6096065
Una semana ha pasado del anuncio del Gobierno argelino en el que expresaba su intención de acoger, por razones humanitarias, a los 41 refugiados sirios bloqueados en el desierto del Sáhara, en la frontera entre Argelia y Marruecos, desde el pasado 18 de abril. Sin embargo, hasta allí no ha llegado siquiera una botella de agua de las autoridades para saciar la sed de las familias sirias que se han desprendido de una guerra para buscar algo de paz en Europa y han acabado víctimas de un viejo conflicto territorial entre los países vecinos del Magreb, razón por la que la frontera terrestre está cerrada desde 1994.
En la actualidad, 28 refugiado sirios siguen abandonados en tierra de nadie, y entre ellos hay al menos 10 niños, en una zona “infestada de escorpiones y serpientes”, según denunció el Alto Comisionado de la ONU para los refugiados (ACNUR), que el pasado martes llamó a Marruecos y Argelia a actuar rápidamente y resolver el problema de los refugiados. El resto de los sirios han logrado, con la ayuda de los aldeanos, franquear la ciudad fronteriza de Figuig (Marruecos) y esconderse en localidades vecinas marroquís.
“Los sirios huidos están siendo buscados por la policía y los que vayan encontrando serán devueltos a la frontera”, denunció a El Periódico el médico marroquí Zouhair Lahna, que durante la semana pasada atendió a la única mujer embarazada del grupo. Khaldia, de 20 años, se colocó en su noveno mes de embarazo en pleno desierto, y los peores presagios acaecieron sobre ella. “¿Dar a luz así?,¿sin medios?”, pensó. Solo le tranquilizaba el contacto diario con el doctor Lahna, que apoyó a esta mujer desde el primer día de la tragedia en el desierto.
Huida a Melilla
La joven embarazada, al ver que Argel finalmente incumplía con su palabra humanitaria, movió contactos junto con su marido, Abou Fathi, para que la mafia del tráfico de inmigrantes subsaharianos la ayudara a pasar a la ciudad española de Melilla a través de la frontera de Beni Enzar, el paso marroquí con más posibilidades de éxito para los sirios huidos desde el estallido del conflicto.
Con un cambio de identidad, haciéndose pasar por marroquís de Nador, la localidad vecina de Melilla, Khaldia y su marido cumplieron con su meta el pasado martes: dejar atrás una guerra, además de la insolidaridad de países musulmanes, y lo más importante, dar a luz -faltan pocos días- a su primer hijo en buenas condiciones en el hospital de Melilla y demandar asilo en España. Por todo ello, pagó a los mafiosos alrededor de 1.800 euros.
Retornados a Figuig
No todos los sirios corrieron la misma suerte de Khaldia, porque según el relato de Zouhair Lahna, dos menores de edad, Asma y Ayat, de 13 y 3 años, respectivamente, acompañados de un adulto, fueron encontrados en Nador por la policía e inmediatamente después conducidos al punto de partida, el infierno de Figuig. Argel y Rabat siguen sin querer responsabilizarse de los refugiados, anteponiendo las hostilidades políticas a una cuestión humanitaria.
“Antes, el Ejército marroquí dejaba pasar los alimentos, pero desde hace una semana tampoco ha permitido que los amigos marroquís les lleven comida a causa de las tentativas de huida de los sirios”, explica Lahna. Sorprende que en pleno Ramadán (el mes de ayuno de los musulmanes) lo que tendrían que ser días sagrados envueltos de espíritu solidario, se hayan convertido en una escena política de relación de fuerzas entre dos países enemigos. “Necesitamos la intervención de Europa para desbloquear la situación”, sentenció Lahna.
En la actualidad, 28 refugiado sirios siguen abandonados en tierra de nadie, y entre ellos hay al menos 10 niños, en una zona “infestada de escorpiones y serpientes”, según denunció el Alto Comisionado de la ONU para los refugiados (ACNUR), que el pasado martes llamó a Marruecos y Argelia a actuar rápidamente y resolver el problema de los refugiados. El resto de los sirios han logrado, con la ayuda de los aldeanos, franquear la ciudad fronteriza de Figuig (Marruecos) y esconderse en localidades vecinas marroquís.
“Los sirios huidos están siendo buscados por la policía y los que vayan encontrando serán devueltos a la frontera”, denunció a El Periódico el médico marroquí Zouhair Lahna, que durante la semana pasada atendió a la única mujer embarazada del grupo. Khaldia, de 20 años, se colocó en su noveno mes de embarazo en pleno desierto, y los peores presagios acaecieron sobre ella. “¿Dar a luz así?,¿sin medios?”, pensó. Solo le tranquilizaba el contacto diario con el doctor Lahna, que apoyó a esta mujer desde el primer día de la tragedia en el desierto.
Huida a Melilla
La joven embarazada, al ver que Argel finalmente incumplía con su palabra humanitaria, movió contactos junto con su marido, Abou Fathi, para que la mafia del tráfico de inmigrantes subsaharianos la ayudara a pasar a la ciudad española de Melilla a través de la frontera de Beni Enzar, el paso marroquí con más posibilidades de éxito para los sirios huidos desde el estallido del conflicto.
Con un cambio de identidad, haciéndose pasar por marroquís de Nador, la localidad vecina de Melilla, Khaldia y su marido cumplieron con su meta el pasado martes: dejar atrás una guerra, además de la insolidaridad de países musulmanes, y lo más importante, dar a luz -faltan pocos días- a su primer hijo en buenas condiciones en el hospital de Melilla y demandar asilo en España. Por todo ello, pagó a los mafiosos alrededor de 1.800 euros.
Retornados a Figuig
No todos los sirios corrieron la misma suerte de Khaldia, porque según el relato de Zouhair Lahna, dos menores de edad, Asma y Ayat, de 13 y 3 años, respectivamente, acompañados de un adulto, fueron encontrados en Nador por la policía e inmediatamente después conducidos al punto de partida, el infierno de Figuig. Argel y Rabat siguen sin querer responsabilizarse de los refugiados, anteponiendo las hostilidades políticas a una cuestión humanitaria.
“Antes, el Ejército marroquí dejaba pasar los alimentos, pero desde hace una semana tampoco ha permitido que los amigos marroquís les lleven comida a causa de las tentativas de huida de los sirios”, explica Lahna. Sorprende que en pleno Ramadán (el mes de ayuno de los musulmanes) lo que tendrían que ser días sagrados envueltos de espíritu solidario, se hayan convertido en una escena política de relación de fuerzas entre dos países enemigos. “Necesitamos la intervención de Europa para desbloquear la situación”, sentenció Lahna.
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