Imagen: El País / Una abarrotada plaza Pedro Zerolo en el pregón de MADO 2018 |
Los Javis, una docena de jóvenes LGTB+, La Plexy y las cuatro décadas de activismo en Madrid protagonizan el arranque del Orgullo 2018, las fiestas populares más multitudinarias de la capital.
Pablo León | El País, 2018-07-05
https://elpais.com/ccaa/2018/07/04/madrid/1530735293_960715.html
Si el año pasado Madrid acogió el Orgullo Mundial (World Pride), este 2018 celebra un aniversario muy especial: los 40 años de la primera manifestación que recorrió la capital pidiendo derechos para el colectivo LGTBI+. Por eso, el activismo tuvo ayer un protagonismo especial. A la altura de los jóvenes, como evidenciaron los invitados a dar el pregón en la Plaza de Pedro Zerolo, el miércoles 4 de julio desde las 20.00: La Plexy, un icono de Chueca; Los Javis, rutilantes estrellas para postmillennials y nostálgicos; Gilbert Baker (en forma de homenaje), creador de la bandera arcoíris; Agoney y Marina, ‘triunfitos’ de la nueva era de OT y un gran grupo de jóvenes LGTBI+, los pregoneros oficiales.
“Este año han elegido a gente joven, millennial, para que sean los protagonistas. Para darles voz y visibilidad. Y está muy bien”, decía Javier Ambrossi, director y guionista, desde un aledaño del escenario, en la zona reservada a la organización. Acababa de ejercer de presentador con Javier Calvo, su pareja profesional y artística (Los Javis, creadores de los fenómenos culturales ‘La llamada’ y 'Paquita Salas'). “Siempre es muy emocionante ver a tanta gente en la plaza, sonriente, con ganas de celebrar y de luchar... porque queda mucho que luchar”, añadía Calvo. Sabe de lo que habla: la pareja dio el pregón el año pasado, durante el World Pride. A pesar de los gritos que les lanzaban desde una plaza abarrotada, ayer a ellos les tocaba ocupar un segundo plano.
La pareja de creadores fue la encargada de presentar a la docena de pregoneros de este año entre los que había deportistas (el waterpolista Víctor Gutiérrez, los patinadores Javier Raya y Luis Fenero), cantantes televisivos (Agoney y Marina, concursantes de OT) y youtubers como King Jedet. Un ramillete de jóvenes cuyos breves discursos iban cargados de reivindicaciones.
“Millennials, supuestamente una generación muy preparada, pero también quejica, egoísta... Así nos presentan. Pero hoy estamos aquí 12 jóvenes que no nos sentimos identificados con lo que dicen de nosotros. Nos quejamos porque hay muchas cosas que no están bien todavía”, iniciaron los pregoneros su discurso que leyeron uno tras otro. “Hace 49 años, una queja inició la revolución LGTB, en Stonewall”, continuaron haciendo un homenaje a los inicios del movimiento y mencionando a Marsha P. Johnson. “Era negra, trans y tenía 23 años. La juventud siempre ha sido quejica por eso han sido siempre el motor de las revoluciones. Gracias a ellos y a muchos otros que continuaron la lucha, ahora celebramos el Orgullo”.
En todos los discursos que se dijeron ayer al atardecer, había algún agradecimiento a las generaciones anteriores: “Hay gente que en estos 40 años se ha roto la cara por nosotros”, inciden Los Javis. Pero si en 1978, la primera manifestación en Madrid reclamaba la abolición de una Ley que convalidaba homosexualidad con delincuencia, persecución y cárcel (en Barcelona hubo otra un año antes); en 2018 hay que seguir peleando.
“El World Pride consolidó Madrid como una capital de libertad. Pero eso tiene que pasar todos los días”, apuntaba Rita Maestre (Ahora Madrid), portavoz del Ayuntamiento de Madrid. “Durante muchos años, la ciudadanía y la sociedad civil han ido por delante de las instituciones. Ahora nos hemos puesto a hacer lo que teníamos que hacer desde las políticas públicas, pero hay que seguir trabajando contras las agresiones homófobas”, añadió Maestre. No fue la única política que quiso participar en el pregón: también estuvieron Nacho Murgui (Ahora Madrid); las socialistas Purificación Causapié y Carla Antonelli, o el consejero de Cultura de la Comunidad de Madrid (gobernada por el PP), Jaime de los Santos.
“Reivindicación y Orgullo”, gritaba, entre el público Nerea, agitando una bandera arcoíris. Justamente, el creador de la enseña, Gilbert Baker, que falleció el año pasado, fue homenajeado durante el acto ya que también se cumplían 40 años de su idea. “Me ha sorprendido ver a niños con sus padres”, decía Miguel Ángel Olivenza, que visitaba desde Granada el Orgullo por primera vez, informa Julio Núñez. “Es una celebración que se ha tipificado siempre como sexual, pero no es así. Es mucho más”.
Es mucho más porque ha generado cambios muy importantes en la sociedad. En las cuatro décadas de lucha que celebra Madrid, se ha pasado de relacionar al colectivo LGTB+ con la ilegalidad y lo sucio a hacerlo con la igualdad y la lucha de derechos. Sirva de ejemplo la despenalización de la homosexualidad: en España era ilegal que dos hombres tuviesen relaciones (las mujeres lesbianas ni estaban contempladas en la ley: no se les reconocía su existencia) hasta 1979. Reino Unido y Francia despenalizaron la práctica diez años antes. Pero el matrimonio igualitario llegó a España una década antes: “Hemos tardado la mitad y ha sido gracias al activismo y al movimiento”, explica Ramón Linaza, activista y autor de ‘Lo nuestro sí que es mundial. Historia del Movimiento LGTB en España’ (Editorial Egales).
“Hemos cambiado mucho”, incidían en el tema Los Javis. “Mucha gente del colectivo se ha enfrentado sola a la LGTBfobia y ha vivido situaciones muy duras. Por eso, cuando nos reunimos hay una conexión especial”. De los altavoces salen dos acordes: es el ‘A quien le importa’ de Fangoria. Todos los pregoneros se suben al escenario. La plaza ruge. “Mi destino es el que yo decido, el que yo elijo para mí”, corea todo el mundo. Esa canción es el himno que indica que el Orgullo ha comenzado.
“Este año han elegido a gente joven, millennial, para que sean los protagonistas. Para darles voz y visibilidad. Y está muy bien”, decía Javier Ambrossi, director y guionista, desde un aledaño del escenario, en la zona reservada a la organización. Acababa de ejercer de presentador con Javier Calvo, su pareja profesional y artística (Los Javis, creadores de los fenómenos culturales ‘La llamada’ y 'Paquita Salas'). “Siempre es muy emocionante ver a tanta gente en la plaza, sonriente, con ganas de celebrar y de luchar... porque queda mucho que luchar”, añadía Calvo. Sabe de lo que habla: la pareja dio el pregón el año pasado, durante el World Pride. A pesar de los gritos que les lanzaban desde una plaza abarrotada, ayer a ellos les tocaba ocupar un segundo plano.
La pareja de creadores fue la encargada de presentar a la docena de pregoneros de este año entre los que había deportistas (el waterpolista Víctor Gutiérrez, los patinadores Javier Raya y Luis Fenero), cantantes televisivos (Agoney y Marina, concursantes de OT) y youtubers como King Jedet. Un ramillete de jóvenes cuyos breves discursos iban cargados de reivindicaciones.
“Millennials, supuestamente una generación muy preparada, pero también quejica, egoísta... Así nos presentan. Pero hoy estamos aquí 12 jóvenes que no nos sentimos identificados con lo que dicen de nosotros. Nos quejamos porque hay muchas cosas que no están bien todavía”, iniciaron los pregoneros su discurso que leyeron uno tras otro. “Hace 49 años, una queja inició la revolución LGTB, en Stonewall”, continuaron haciendo un homenaje a los inicios del movimiento y mencionando a Marsha P. Johnson. “Era negra, trans y tenía 23 años. La juventud siempre ha sido quejica por eso han sido siempre el motor de las revoluciones. Gracias a ellos y a muchos otros que continuaron la lucha, ahora celebramos el Orgullo”.
En todos los discursos que se dijeron ayer al atardecer, había algún agradecimiento a las generaciones anteriores: “Hay gente que en estos 40 años se ha roto la cara por nosotros”, inciden Los Javis. Pero si en 1978, la primera manifestación en Madrid reclamaba la abolición de una Ley que convalidaba homosexualidad con delincuencia, persecución y cárcel (en Barcelona hubo otra un año antes); en 2018 hay que seguir peleando.
“El World Pride consolidó Madrid como una capital de libertad. Pero eso tiene que pasar todos los días”, apuntaba Rita Maestre (Ahora Madrid), portavoz del Ayuntamiento de Madrid. “Durante muchos años, la ciudadanía y la sociedad civil han ido por delante de las instituciones. Ahora nos hemos puesto a hacer lo que teníamos que hacer desde las políticas públicas, pero hay que seguir trabajando contras las agresiones homófobas”, añadió Maestre. No fue la única política que quiso participar en el pregón: también estuvieron Nacho Murgui (Ahora Madrid); las socialistas Purificación Causapié y Carla Antonelli, o el consejero de Cultura de la Comunidad de Madrid (gobernada por el PP), Jaime de los Santos.
“Reivindicación y Orgullo”, gritaba, entre el público Nerea, agitando una bandera arcoíris. Justamente, el creador de la enseña, Gilbert Baker, que falleció el año pasado, fue homenajeado durante el acto ya que también se cumplían 40 años de su idea. “Me ha sorprendido ver a niños con sus padres”, decía Miguel Ángel Olivenza, que visitaba desde Granada el Orgullo por primera vez, informa Julio Núñez. “Es una celebración que se ha tipificado siempre como sexual, pero no es así. Es mucho más”.
Es mucho más porque ha generado cambios muy importantes en la sociedad. En las cuatro décadas de lucha que celebra Madrid, se ha pasado de relacionar al colectivo LGTB+ con la ilegalidad y lo sucio a hacerlo con la igualdad y la lucha de derechos. Sirva de ejemplo la despenalización de la homosexualidad: en España era ilegal que dos hombres tuviesen relaciones (las mujeres lesbianas ni estaban contempladas en la ley: no se les reconocía su existencia) hasta 1979. Reino Unido y Francia despenalizaron la práctica diez años antes. Pero el matrimonio igualitario llegó a España una década antes: “Hemos tardado la mitad y ha sido gracias al activismo y al movimiento”, explica Ramón Linaza, activista y autor de ‘Lo nuestro sí que es mundial. Historia del Movimiento LGTB en España’ (Editorial Egales).
“Hemos cambiado mucho”, incidían en el tema Los Javis. “Mucha gente del colectivo se ha enfrentado sola a la LGTBfobia y ha vivido situaciones muy duras. Por eso, cuando nos reunimos hay una conexión especial”. De los altavoces salen dos acordes: es el ‘A quien le importa’ de Fangoria. Todos los pregoneros se suben al escenario. La plaza ruge. “Mi destino es el que yo decido, el que yo elijo para mí”, corea todo el mundo. Esa canción es el himno que indica que el Orgullo ha comenzado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.