La Otxoa: "Dejé el fútbol por los tacones a los 17 años, era un deporte muy machirulo".
Juan Antonio Nielfa, más conocido como La Otxoa, acaba de lanzar el disco 'Con mucho... orgullo'. Autor del himno LGBT 'Libérate', estrena ahora '¿Quién roba mi libertad?'.
Daniel G. Aparicio | 20 Minutos, 2018-07-04
https://www.20minutos.es/noticia/3385438/0/entrevista-la-otxoa-travesti-quien-roba-libertad/
El vasco Juan Antonio Nielfa fue, bajo la peluca de La Otxoa, la primera gran travesti de España. En 1979, en las fiestas de la Semana Grande de Bilbao, cantó ‘Libérate’. En ese momento, ella se convirtió en una gran estrella y su canción, en un himno LGBT. Ahora, casi cuarenta años después, la artista lanza el disco ‘Con mucho... orgullo’, encabezado por un nuevo tema reivindicativo titulado ‘¿Quién roba mi libertad?’.
¿Todavía hay quien roba la libertad?
Sí. Pero el amor es algo entre dos personas, no hay que dejar que nadie se entrometa.
¿Cuáles son los principales obstáculos para esa libertad?
La hipocresía, la derecha, la mentira. No puedes recurrir el matrimonio gay y luego, cuando se casa algún parlamentario tuyo, ir toda la cúpula. Bienvenidos al club si queréis. Está muy bien: os integráis, estupendamente, pero no recurráis nada. O somos o no somos.
Estos días son perfectos para lanzar estos mensajes reivindicativos.
Esta fiesta se tiene que celebrar hasta que haya una igualdad tal que no se hable de homosexuales ni de heterosexuales, que seamos todos iguales. Hay que celebrarla para recordar que en este país detenían y asesinaban a homosexuales, que no se les olvide a las generaciones que vienen detrás. Ya ves que se sigue agrediendo a dos chavalitos o chavalitas porque se besan en la calle o porque van de la mano. Mientras haya motivos para denunciar, hay que hacerlo, sobre todo estos días y sobre todo en Madrid, que todo el mundo está atento a estas fiestas.
Aun así, algo se ha progresado desde la época del ‘Libérate’.
Y desde mucho antes. A mí me detuvieron en el 68, y fue por tomar un café a las 4 de la tarde en un sitio que presuntamente era de gais en Barcelona No fue porque me pillaran dándole un beso a otro ni nada. En mes y pico hice un vía crucis de cárceles: estábamos en las celdas de La Modelo y nos llevaron al penal de Burgos pernoctando en la de Pamplona, en la de Zaragoza, en Carabanchel.
¿Qué ha contribuido a que se haya progresado tanto?
Muchas cosas. Los que éramos gais en la dictadura teníamos mucho descaro, nos daba igual, salíamos a reivindicar. Había otros que no, que nos ponían a parir a los que éramos más atrevidos porque éramos «las locas». Ellos eran los sensatos, los que no daban la cara nunca. Y luego los movimientos y los colectivos han hecho mucho, y los partidos progresistas. También ha ayudado mucho la gente de la cultura, del cine, que ha asumido su homosexualidad y no ha tenido ningún problema en manifestarse.
¿Cree que la cultura ‘drag’ también ha ayudado a normalizar?
No solo las drag queens de ahora. En mi época eran artistas maravillosos, imitadores de estrellas. Imitaban a Marlene Dietrich, a Edith Piaf, a Rocío Jurado, a Lola Flores, y eran idénticos, clavados. Eran bailarines profesionales que tenían estudiadas a las estrellas al milímetro. Yo ahí creo que se ha perdido. No te puedes poner una peluca e imitar a Karina cuando eres el Coloso de Rodas y te pones a cantar cuando no es. Deberíamos volver a ese tipo de espectáculo, que era maravilloso.
Ahora son muy famosas sus paisanas Las Fellini.
Las Fellini son maravillosas, pero ellas aportan otra historia, son más cómicas, es otro espectáculo. Hace poco estuve en un bar en Chueca en un sitio y aluciné con una drag que hacía una comparación entre ella y la estrella esta española que ha triunfado en Hollywood. Me pareció vergonzoso, porque antes se imitaba con un respeto. Juan Gallo, que era la otra Lola, cuando falleció La Faraona, dejó el personaje. Había un respeto increíble. El ponerse una peluca, no cantar, imitar sin cariño y tener una lengua sucia no me gusta, no me hace gracia.
¿Qué mensaje cree que hay que lanzar estos días del Orgullo?
El Orgullo me recuerda mucho a las fiestas de Bilbao: no pasa nada, la gente se divierte, todo el mundo se lo pasa bomba... Que siga así, que cada uno lo celebre como le dé la gana, que no vengan los puristas a decir que si este es frívolo o que por qué el otro baila en tanga. Cada uno es como es y hay que aceptarlo. Pero siempre hay que reivindicar. Que no sea una fiesta que pase desapercibida sin decir nada. Cada año hay que alzar la voz. Y a los políticos hipócritas hay que ponerles contra la pared. Porque encima si empiezas a escarbar... ¡Vamos, se queda corto el ballet de Sala Leblón!
¿Recuerda cuándo salió del armario?
Sí. Yo lo dije con 14 años. Mi madre se creía que era cachondeo porque, como jugaba al fútbol, ¿cómo podía ser maricón? Nada de homosexualidad. Cuando a mi madre le dijeron en la cárcel que su hijo era homosexual se creía que eso era un plato combinado de una cafetería, no había escuchado esa palabra en la vida. En aquella época no había información y la educación era otra. Ahora es otra cosa, hemos mejorado.
¿Dejó el fútbol?
Dejé el fútbol a los 17 años por los tacones. Lo dejé porque era un deporte muy machirulo. Yo era un fanático del fútbol, pero cuando me di cuenta de que yo no era el único gay, que era lo que pensaba, empecé a buscar otras cosas.
¿Pero ha mantenido la afición?, ¿está viendo el Mundial?
Sí. Yo soy socio del Athletic desde pequeño. Y después de la cárcel fui a la mili. Hice todo, fui muy completo. Me tocó en Santander y allí había un campo de fútbol, y jugaba. Y claro, como yo había estado preso y el capitán lo sabía, me dijo «usted aquí no ha venido a hacer pasos de ballet, ha venido a hacer paso firme». «Yo no he venido a nada, a mí me han traído», le dije. Entonces, al verme jugar al fútbol y encima bien, le creé una confusión increíble a aquel hombre en aquella época. Luego no era tan fiera como parecía, conmigo se portó bien.
¿Qué le ha parecido España en el Mundial?
Un fracaso. Se sigue jugando a lo que jugábamos antes con jugadores que ahora no tenemos. Rusia era mucho menos equipo que nosotros. El entrenador tenía que haber sacado a Rodrigo y a Aspas e ir a por el partido. Era nuestro. Si Rusia no era nadie... Hemos perdido porque tácticamente no estuvimos a la altura. También pudo influenciar muchísimo lo de Julen Lopetegui, ¿no? Yo creo que no le tenían que haber echado. Déjale que acabe el Mundial y luego que fiche con quien le dé la gana. Una pena porque teníamos todo a favor, teníamos un grupo muy fácil para llegar a la final y teníamos una plantilla que como jugadores son impresionantes.
¿Todavía hay quien roba la libertad?
Sí. Pero el amor es algo entre dos personas, no hay que dejar que nadie se entrometa.
¿Cuáles son los principales obstáculos para esa libertad?
La hipocresía, la derecha, la mentira. No puedes recurrir el matrimonio gay y luego, cuando se casa algún parlamentario tuyo, ir toda la cúpula. Bienvenidos al club si queréis. Está muy bien: os integráis, estupendamente, pero no recurráis nada. O somos o no somos.
Estos días son perfectos para lanzar estos mensajes reivindicativos.
Esta fiesta se tiene que celebrar hasta que haya una igualdad tal que no se hable de homosexuales ni de heterosexuales, que seamos todos iguales. Hay que celebrarla para recordar que en este país detenían y asesinaban a homosexuales, que no se les olvide a las generaciones que vienen detrás. Ya ves que se sigue agrediendo a dos chavalitos o chavalitas porque se besan en la calle o porque van de la mano. Mientras haya motivos para denunciar, hay que hacerlo, sobre todo estos días y sobre todo en Madrid, que todo el mundo está atento a estas fiestas.
Aun así, algo se ha progresado desde la época del ‘Libérate’.
Y desde mucho antes. A mí me detuvieron en el 68, y fue por tomar un café a las 4 de la tarde en un sitio que presuntamente era de gais en Barcelona No fue porque me pillaran dándole un beso a otro ni nada. En mes y pico hice un vía crucis de cárceles: estábamos en las celdas de La Modelo y nos llevaron al penal de Burgos pernoctando en la de Pamplona, en la de Zaragoza, en Carabanchel.
¿Qué ha contribuido a que se haya progresado tanto?
Muchas cosas. Los que éramos gais en la dictadura teníamos mucho descaro, nos daba igual, salíamos a reivindicar. Había otros que no, que nos ponían a parir a los que éramos más atrevidos porque éramos «las locas». Ellos eran los sensatos, los que no daban la cara nunca. Y luego los movimientos y los colectivos han hecho mucho, y los partidos progresistas. También ha ayudado mucho la gente de la cultura, del cine, que ha asumido su homosexualidad y no ha tenido ningún problema en manifestarse.
¿Cree que la cultura ‘drag’ también ha ayudado a normalizar?
No solo las drag queens de ahora. En mi época eran artistas maravillosos, imitadores de estrellas. Imitaban a Marlene Dietrich, a Edith Piaf, a Rocío Jurado, a Lola Flores, y eran idénticos, clavados. Eran bailarines profesionales que tenían estudiadas a las estrellas al milímetro. Yo ahí creo que se ha perdido. No te puedes poner una peluca e imitar a Karina cuando eres el Coloso de Rodas y te pones a cantar cuando no es. Deberíamos volver a ese tipo de espectáculo, que era maravilloso.
Ahora son muy famosas sus paisanas Las Fellini.
Las Fellini son maravillosas, pero ellas aportan otra historia, son más cómicas, es otro espectáculo. Hace poco estuve en un bar en Chueca en un sitio y aluciné con una drag que hacía una comparación entre ella y la estrella esta española que ha triunfado en Hollywood. Me pareció vergonzoso, porque antes se imitaba con un respeto. Juan Gallo, que era la otra Lola, cuando falleció La Faraona, dejó el personaje. Había un respeto increíble. El ponerse una peluca, no cantar, imitar sin cariño y tener una lengua sucia no me gusta, no me hace gracia.
¿Qué mensaje cree que hay que lanzar estos días del Orgullo?
El Orgullo me recuerda mucho a las fiestas de Bilbao: no pasa nada, la gente se divierte, todo el mundo se lo pasa bomba... Que siga así, que cada uno lo celebre como le dé la gana, que no vengan los puristas a decir que si este es frívolo o que por qué el otro baila en tanga. Cada uno es como es y hay que aceptarlo. Pero siempre hay que reivindicar. Que no sea una fiesta que pase desapercibida sin decir nada. Cada año hay que alzar la voz. Y a los políticos hipócritas hay que ponerles contra la pared. Porque encima si empiezas a escarbar... ¡Vamos, se queda corto el ballet de Sala Leblón!
¿Recuerda cuándo salió del armario?
Sí. Yo lo dije con 14 años. Mi madre se creía que era cachondeo porque, como jugaba al fútbol, ¿cómo podía ser maricón? Nada de homosexualidad. Cuando a mi madre le dijeron en la cárcel que su hijo era homosexual se creía que eso era un plato combinado de una cafetería, no había escuchado esa palabra en la vida. En aquella época no había información y la educación era otra. Ahora es otra cosa, hemos mejorado.
¿Dejó el fútbol?
Dejé el fútbol a los 17 años por los tacones. Lo dejé porque era un deporte muy machirulo. Yo era un fanático del fútbol, pero cuando me di cuenta de que yo no era el único gay, que era lo que pensaba, empecé a buscar otras cosas.
¿Pero ha mantenido la afición?, ¿está viendo el Mundial?
Sí. Yo soy socio del Athletic desde pequeño. Y después de la cárcel fui a la mili. Hice todo, fui muy completo. Me tocó en Santander y allí había un campo de fútbol, y jugaba. Y claro, como yo había estado preso y el capitán lo sabía, me dijo «usted aquí no ha venido a hacer pasos de ballet, ha venido a hacer paso firme». «Yo no he venido a nada, a mí me han traído», le dije. Entonces, al verme jugar al fútbol y encima bien, le creé una confusión increíble a aquel hombre en aquella época. Luego no era tan fiera como parecía, conmigo se portó bien.
¿Qué le ha parecido España en el Mundial?
Un fracaso. Se sigue jugando a lo que jugábamos antes con jugadores que ahora no tenemos. Rusia era mucho menos equipo que nosotros. El entrenador tenía que haber sacado a Rodrigo y a Aspas e ir a por el partido. Era nuestro. Si Rusia no era nadie... Hemos perdido porque tácticamente no estuvimos a la altura. También pudo influenciar muchísimo lo de Julen Lopetegui, ¿no? Yo creo que no le tenían que haber echado. Déjale que acabe el Mundial y luego que fiche con quien le dé la gana. Una pena porque teníamos todo a favor, teníamos un grupo muy fácil para llegar a la final y teníamos una plantilla que como jugadores son impresionantes.
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