"Soy una persona 'entre medias', entre chico y chica, soy ambos": Marieke Lucas Rijneveld, premio Booker Internacional 2020.
Beatriz Díez | BBC, 2021-02-05
https://www.bbc.com/mundo/noticias-55814771
Es uno de los jóvenes talentos más prometedores de Europa y también de los más solicitados en el último año.
Marieke Lucas Rijneveld (Nieuwendijk, Países Bajos, 1991), quien cumple 30 años en abril, se convirtió en agosto en la persona más joven en recibir el Booker Internacional, un premio que reconoce las traducciones al inglés de obras de autores de todo el mundo.
Le fue otorgado por su primera novela, ‘De avond is ongemak’ ( "La inquietud de la noche"), traducida del neerlandés por Michele Hutchison a quien le correspondió la mitad del premio Booker, y antes de que acabara el año publicó la segunda, ‘Mijn lieve gunsteling’ ("Mi favorita querida").
Además, ha publicado varios poemarios. El primero de ellos, ‘Kalfsvlies’, mereció en 2015 el premio C. Buddingh' al mejor debut de poesía en neerlandés.
En "La inquietud de la noche" vemos a través de los ojos de una niña el impacto que tiene en una familia de profundas creencias religiosas la muerte de uno de los hijos en un accidente de patinaje.
El silencio, la oscuridad, la curiosidad por la muerte, la religión omnipresente y el anhelo de ser vista y ser amada son los grandes temas que ocupan los pensamientos de Jas, que intenta comprender qué pasó con su hermano mientras espera su regreso.
La obra tiene tintes autobiográficos. Uno de los hermanos de Rijneveld murió durante su infancia, aunque la protagonista del libro tiene 10 años cuando ocurre la tragedia y Rijneveld tenía 3.
Y, de forma similar a la protagonista, Rijneveld, que se identifica como persona de género no binario, se crio en una pequeña población del Brabante Septentrional a unos 80 kilómetros al sur de Ámsterdam en el seno de una familia perteneciente a la Iglesia reformada protestante neerlandesa.
Con motivo de su participación en la edición digital del Hay Festival Colombia, BBC Mundo habló con Rijneveld sobre el proceso creativo, la libertad de poder decidir la propia identidad y su novela "La inquietud de la noche".
P. Antes de hablar sobre tu trabajo, me gustaría preguntarte sobre los recientes disturbios en los Países Bajos contra las restricciones por la covid-19. Se han visto escenas preocupantes y sorprendentes para el mundo exterior. ¿Cómo estás viviendo todo esto?
R. ¿Los disturbios por el toque de queda? Debo decir que me parece terrible que esto esté ocurriendo. Intento mantenerme un poco alejada, son tiempos muy complicados. Comprendo que la gente proteste contra el toque de queda porque es una medida intervencionista, pero los disturbios, los saqueos no son la manera de hacerlo. Es chocante. El mundo está al revés. Para mí también es un fastidio que se tenga que establecer un toque de queda, pero espero que los manifestantes se den cuenta de que esta forma de protestar no funciona.
P. A pesar de lo duro que resultó 2020, para ti fue un buen año. Ganaste el premio Booker International por "La inquietud de la noche" y publicaste tu segunda novela, Mijn lieve gunsteling (podría traducirse como "Mi favorita querida"), que ha recibido muy buenas críticas. ¿Cómo lidias con toda esta atención repentina?
R. 2020 fue de verdad un año especial. Pasaron muchas cosas. Por supuesto, el premio Booker fue para mí y para Michele, la traductora, una enorme sorpresa y un gran honor. Cuando pienso en aquel momento todavía me emociono por lo bonito que fue. Esto me ha abierto muchas puertas. El premio internacional a "La inquietud de la noche" hizo que más gente recibiera a Jas, el personaje principal, con los brazos abiertos. Y con la segunda novela viví el proceso de escritura más placentero que he experimentado nunca. Considerándolo todo, fue un año muy especial.
P. Hablemos de "La inquietud de la noche". Estabas escribiendo poesía, tu nombre se hacía cada vez más conocido. ¿Qué te hizo dar el salto a escribir una novela, además tan personal como esta?
R. En realidad, había empezado ya con la novela y al tiempo escribía poemas. Lo que pasa es que los poemas los terminaba y la novela no, con lo que decidí publicar primero el poemario y después la novela. No puedo decir exactamente qué llegó primero, si la poesía o la prosa. No puedo escribir de otra manera, para mí siempre ha sido muy importante que, aunque se trate de una novela, la poesía esté presente. Esto fue extradifícil a veces para Michele para la traducción. Tengo un profundo amor por la poesía y al principio fue difícil darle forma a la novela, era como un largo poema. Tuve que aprender a escribir una novela, quería hacerlo porque tenía una historia que contar y la novela era la forma más adecuada. Tuve que aprender.
P. Este libro tiene mucho de tu historia personal. ¿Cómo fue para ti crecer en una familia religiosa viviendo en una granja en un pueblo pequeño como Nieuwendijk?
R. El lugar donde crecí era como estar en otra era, el campo, la iglesia... era como un mundo en sí mismo, como un país propio. Esto tiene dos lados. Por un lado te sientes seguro, todo el mundo se conoce, tus animales son muy importantes, tus bienes son importantes... Por otro lado es como un cepo. Eso es lo que intenté expresar en mi libro. Crecí con un dios castigador (o así lo vi o lo experimenté yo) y eso te moldea. Cuando tenía 3 años, murió mi hermano y eso tuvo un fuerte impacto en mi familia. Cuando pensé en escribir sobre esto quería que este fuera el punto de partida, quería describir una familia que se desmorona tras la pérdida. Tengo que decir que la familia del libro no es exactamente como la mía, pero son comparables, hay puntos en común. Ahora vivo en una ciudad, pero a veces tengo nostalgia del campo, allí también tuve mis buenos momentos.
P. Hay una frase del libro que dice: "Hay dos formas de perder tu creencia: algunas personas pierden a Dios cuando se encuentran a sí mismas, algunas personas pierden a Dios cuando se pierden a sí mismas". Sin embargo, en tu caso, tengo entendido que te has encontrado a ti pero no has perdido a Dios...
R. Es difícil decirlo. Ya no soy tan creyente o no tengo tanto compromiso como en la infancia. Me resulta difícil decir que lo he perdido, porque me parece algo desagradable, pero sin duda es diferente a como lo vivía en el pasado. Creo que todavía estoy buscando, me pregunto cómo le das forma ahora que ya no tienes que ir a la iglesia con tus padres ni tienes que seguir unas reglas. Es una suerte de búsqueda, de búsqueda de ti mismo que está en constante movimiento.
P. La historia te atrapa desde el principio. El libro me pareció triste y divertido y provocador y hermoso y devastador... Jas anhela el amor, especialmente de su madre, y quiere entender qué pasó con su hermano. Decías que tú tenías 3 años cuando tu hermano murió. ¿Qué impacto tuvo en ti esta tragedia?
R. Cuando tienes 3 años estás en tu propio mundo. En mi caso mi madre estaba muy ausente por la tristeza tras la muerte de mi hermano y eso hizo que todo fuera diferente. Crecer en una familia donde hay una mujer tan triste te impacta. También tenía miedo, miedo de perder a la gente, a que murieran mis padres. Cuando vives un suceso tan fuerte piensas que en cualquier momento algo o alguien va a desaparecer, eso te marca. Como niño no sabes cómo reaccionar y formas tu propia manera de lidiar con la tristeza. Eso lo he intentado plasmar en la novela. Todos los niños lidian con la pérdida de forma diferente y eso también quería describirlo, la reacción de los menores.
P. Jas, la niña y narradora, viste un abrigo que no se quiere quitar.
R. Sí, Jas lo viste como una protección del mundo exterior. Tiene miedo de enfermar, de morirse, por eso no se lo quiere quitar. Es un escudo, una protección y también supone una distancia. Y me pareció lo más adecuado que se llamara Jas [en neerlandés, Jas significa abrigo], no podía ser de otra manera y lo mantuvimos en la traducción.
P. La pequeña también guarda muchas cosas, en los bolsillos de su abrigo y en su habitación. ¿También lo hacías tú?
R. Sí hubo un tiempo que no me quería quitar el abrigo, pero al llegar el verano me lo tuve que quitar. Era una suerte de protección y también guardaba cosas, no quería perder nada. Era una manera de lidiar con lo que había pasado. Buscas cómo puedes aferrarte a algo, aunque sean pequeñas cosas.
P. Si bien no es una obra totalmente autobiográfica, algunas de las similitudes son muy crudas y profundas. Has mencionado que sufriste acoso escolar en la secundaria "por ser diferente". Me pregunto si escribir el libro te pasó factura o si fue una liberación.
R. Lo escribí durante seis años, es mucho tiempo y pasaron muchas cosas. A menudo tuve dudas del tipo "¿puedo contar esto?, ¿puedo describir esto?, ¿puedo decir esto?". Tiene que ver con ser tú misma. Los años de la escuela secundaria son una época complicada, estás averiguando quién eres, qué sientes. No había espacio. Después fui a la universidad, empecé a escribir más pero seguía buscando, necesité tiempo. Es un proceso continuo, en realidad no termina nunca y eso lo encuentro hermoso. Escribo en una búsqueda. Escribir me da libertad. No era buena en la escuela, tampoco en un trabajo, pero escribir... eso sí lo hago bien. Me ha dado seguridad en cuanto a lo que se puede hacer y se puede decir.
P. ¿Tu familia ha leído el libro?
R. Sé que mi madre lo ha leído. No hemos hablado mucho sobre esto, solo dice que está muy bien escrito, y eso es para mí un gran elogio. Claro que de alguna manera le parece duro y le resulta difícil distinguir lo que es realidad y lo que no. Pero lo encuentro menos importante. Prefiero que estén orgullosos de quién soy y no de lo que hago.
P. Hablando de tu faceta como escritora, ¿cómo es la anécdota de "Harry Potter" y cómo influyó en tu escritura?
R. Estaba en el grado 7 cuando tomé prestado "Harry Potter" en la biblioteca del pueblo, a la que iba mucho. Leía y lo devoraba todo. Me pareció tan hermoso el primer libro de la saga, una fantasía increíble, el mundo de la magia, me gustó tanto que no quería devolverlo, pero sabía que si me lo quedaba me pondrían una multa. Me senté ante una computadora y lo escribí por completo. Para mí fue como no devolverlo. Al reescribirlo, cada frase, cada palabra, las metáforas... se quedan contigo. "Harry Potter" y la Biblia, sé que es un emparejamiento un poco extraño, me han convertido en lo que soy literariamente.
P. Te identificas abiertamente como persona de género no binario, y lo haces de forma natural en un momento en que el debate sobre el sexo y el género está tan polarizado, sobre todo en las redes sociales. ¿Cómo fue para ti llegar a ese estado?
R. Soy una persona "entre medias", entre chico y chica, soy ambos. Ha sido un largo camino. Cuando era pequeña me comportaba como un niño y estaba bien, entre niños no hay tanta diferencia. Al crecer se fue haciendo más difícil. Tenía que comportarme más "como una niña". A principios de mis años 20 empezaron a volver las dudas y cuando iba a publicarse la novela me dije que no podía seguir llamándome solo Marieke, no encajaba conmigo. Pensé en nombres y me quedé con Lucas, como mi amigo invisible de la infancia.
No me resulta difícil hablar sobre esto. En realidad, estoy feliz de tener esta libertad, de no tener que saber o elegir, de poder explorar. Esto es a veces difícil en el ambiente del que procedo, pero el lugar donde me encuentro ahora y la gente que me rodea me da libertad. Eso me parece muy importante. Para las personas que lidian con esto les digo que la elección es siempre suya. Si quieres o no definirte, si quieres quedarte entre medias, es tu elección. Es importante apoyar a estas personas. A veces juego con esto, con estar en medio, me divierte jugar con el hecho de poder ser Marieke y Lucas.
P. Debe ser bastante liberador y me parece positivo que te dirijas a otras personas, que puede que nos estén leyendo, y que quizá piensen que tú lo tuviste más fácil al vivir en un país abierto como los Países Bajos.
R. Creo que llega un momento en el que tienes que anhelar tu libertad, y si te atreves a hacerlo, en mi experiencia me he dado cuenta de que le pones las cosas más fáciles a tu entorno. A veces, si tienes dudas o no te atreves, es difícil tener la comprensión de tu entorno. Yo "me he tomado" el espacio, por decirlo así. Es todo un proceso. Y sí, en los Países Bajos estamos avanzados, pero también hay lugares y personas que piensan diferente, a quienes esto les parece difícil. Lo más importante es que sigas creyendo en ti, que te apoyes, que te des libertad, que te atrevas a hablar porque tú tienes que ser la persona que dé un paso para producir el cambio.
P. ¿Cómo fue dejar tu pueblo y trasladarte a la ciudad? [Rijneveld vive en Utrecht].
R. Han pasado ya años, pero no fue un transcurso natural, fue difícil. Dejé una comunidad estrechamente unida por una ciudad en la que no conocía a nadie y donde no tenía nada. Y quería marcharme del pueblo, pero fue difícil encontrar un lugar y aprender a sentirme como en casa en una ciudad a la que no me unía nada. Llevó tiempo y todavía busco a veces. No fue un traslado fácil. Vivir en aquella sociedad tenía sus ventajas, siempre tenías gente en la que apoyarte, y a veces miro hacia atrás y pienso en lo bonito de vivir en una comunidad en la que te puedes apoyar en los demás con confianza. Siento mucho respeto. Pero también estoy feliz de vivir ahora en la ciudad y tener otra vida.
Marieke Lucas Rijneveld (Nieuwendijk, Países Bajos, 1991), quien cumple 30 años en abril, se convirtió en agosto en la persona más joven en recibir el Booker Internacional, un premio que reconoce las traducciones al inglés de obras de autores de todo el mundo.
Le fue otorgado por su primera novela, ‘De avond is ongemak’ ( "La inquietud de la noche"), traducida del neerlandés por Michele Hutchison a quien le correspondió la mitad del premio Booker, y antes de que acabara el año publicó la segunda, ‘Mijn lieve gunsteling’ ("Mi favorita querida").
Además, ha publicado varios poemarios. El primero de ellos, ‘Kalfsvlies’, mereció en 2015 el premio C. Buddingh' al mejor debut de poesía en neerlandés.
En "La inquietud de la noche" vemos a través de los ojos de una niña el impacto que tiene en una familia de profundas creencias religiosas la muerte de uno de los hijos en un accidente de patinaje.
El silencio, la oscuridad, la curiosidad por la muerte, la religión omnipresente y el anhelo de ser vista y ser amada son los grandes temas que ocupan los pensamientos de Jas, que intenta comprender qué pasó con su hermano mientras espera su regreso.
La obra tiene tintes autobiográficos. Uno de los hermanos de Rijneveld murió durante su infancia, aunque la protagonista del libro tiene 10 años cuando ocurre la tragedia y Rijneveld tenía 3.
Y, de forma similar a la protagonista, Rijneveld, que se identifica como persona de género no binario, se crio en una pequeña población del Brabante Septentrional a unos 80 kilómetros al sur de Ámsterdam en el seno de una familia perteneciente a la Iglesia reformada protestante neerlandesa.
Con motivo de su participación en la edición digital del Hay Festival Colombia, BBC Mundo habló con Rijneveld sobre el proceso creativo, la libertad de poder decidir la propia identidad y su novela "La inquietud de la noche".
P. Antes de hablar sobre tu trabajo, me gustaría preguntarte sobre los recientes disturbios en los Países Bajos contra las restricciones por la covid-19. Se han visto escenas preocupantes y sorprendentes para el mundo exterior. ¿Cómo estás viviendo todo esto?
R. ¿Los disturbios por el toque de queda? Debo decir que me parece terrible que esto esté ocurriendo. Intento mantenerme un poco alejada, son tiempos muy complicados. Comprendo que la gente proteste contra el toque de queda porque es una medida intervencionista, pero los disturbios, los saqueos no son la manera de hacerlo. Es chocante. El mundo está al revés. Para mí también es un fastidio que se tenga que establecer un toque de queda, pero espero que los manifestantes se den cuenta de que esta forma de protestar no funciona.
P. A pesar de lo duro que resultó 2020, para ti fue un buen año. Ganaste el premio Booker International por "La inquietud de la noche" y publicaste tu segunda novela, Mijn lieve gunsteling (podría traducirse como "Mi favorita querida"), que ha recibido muy buenas críticas. ¿Cómo lidias con toda esta atención repentina?
R. 2020 fue de verdad un año especial. Pasaron muchas cosas. Por supuesto, el premio Booker fue para mí y para Michele, la traductora, una enorme sorpresa y un gran honor. Cuando pienso en aquel momento todavía me emociono por lo bonito que fue. Esto me ha abierto muchas puertas. El premio internacional a "La inquietud de la noche" hizo que más gente recibiera a Jas, el personaje principal, con los brazos abiertos. Y con la segunda novela viví el proceso de escritura más placentero que he experimentado nunca. Considerándolo todo, fue un año muy especial.
P. Hablemos de "La inquietud de la noche". Estabas escribiendo poesía, tu nombre se hacía cada vez más conocido. ¿Qué te hizo dar el salto a escribir una novela, además tan personal como esta?
R. En realidad, había empezado ya con la novela y al tiempo escribía poemas. Lo que pasa es que los poemas los terminaba y la novela no, con lo que decidí publicar primero el poemario y después la novela. No puedo decir exactamente qué llegó primero, si la poesía o la prosa. No puedo escribir de otra manera, para mí siempre ha sido muy importante que, aunque se trate de una novela, la poesía esté presente. Esto fue extradifícil a veces para Michele para la traducción. Tengo un profundo amor por la poesía y al principio fue difícil darle forma a la novela, era como un largo poema. Tuve que aprender a escribir una novela, quería hacerlo porque tenía una historia que contar y la novela era la forma más adecuada. Tuve que aprender.
P. Este libro tiene mucho de tu historia personal. ¿Cómo fue para ti crecer en una familia religiosa viviendo en una granja en un pueblo pequeño como Nieuwendijk?
R. El lugar donde crecí era como estar en otra era, el campo, la iglesia... era como un mundo en sí mismo, como un país propio. Esto tiene dos lados. Por un lado te sientes seguro, todo el mundo se conoce, tus animales son muy importantes, tus bienes son importantes... Por otro lado es como un cepo. Eso es lo que intenté expresar en mi libro. Crecí con un dios castigador (o así lo vi o lo experimenté yo) y eso te moldea. Cuando tenía 3 años, murió mi hermano y eso tuvo un fuerte impacto en mi familia. Cuando pensé en escribir sobre esto quería que este fuera el punto de partida, quería describir una familia que se desmorona tras la pérdida. Tengo que decir que la familia del libro no es exactamente como la mía, pero son comparables, hay puntos en común. Ahora vivo en una ciudad, pero a veces tengo nostalgia del campo, allí también tuve mis buenos momentos.
P. Hay una frase del libro que dice: "Hay dos formas de perder tu creencia: algunas personas pierden a Dios cuando se encuentran a sí mismas, algunas personas pierden a Dios cuando se pierden a sí mismas". Sin embargo, en tu caso, tengo entendido que te has encontrado a ti pero no has perdido a Dios...
R. Es difícil decirlo. Ya no soy tan creyente o no tengo tanto compromiso como en la infancia. Me resulta difícil decir que lo he perdido, porque me parece algo desagradable, pero sin duda es diferente a como lo vivía en el pasado. Creo que todavía estoy buscando, me pregunto cómo le das forma ahora que ya no tienes que ir a la iglesia con tus padres ni tienes que seguir unas reglas. Es una suerte de búsqueda, de búsqueda de ti mismo que está en constante movimiento.
P. La historia te atrapa desde el principio. El libro me pareció triste y divertido y provocador y hermoso y devastador... Jas anhela el amor, especialmente de su madre, y quiere entender qué pasó con su hermano. Decías que tú tenías 3 años cuando tu hermano murió. ¿Qué impacto tuvo en ti esta tragedia?
R. Cuando tienes 3 años estás en tu propio mundo. En mi caso mi madre estaba muy ausente por la tristeza tras la muerte de mi hermano y eso hizo que todo fuera diferente. Crecer en una familia donde hay una mujer tan triste te impacta. También tenía miedo, miedo de perder a la gente, a que murieran mis padres. Cuando vives un suceso tan fuerte piensas que en cualquier momento algo o alguien va a desaparecer, eso te marca. Como niño no sabes cómo reaccionar y formas tu propia manera de lidiar con la tristeza. Eso lo he intentado plasmar en la novela. Todos los niños lidian con la pérdida de forma diferente y eso también quería describirlo, la reacción de los menores.
P. Jas, la niña y narradora, viste un abrigo que no se quiere quitar.
R. Sí, Jas lo viste como una protección del mundo exterior. Tiene miedo de enfermar, de morirse, por eso no se lo quiere quitar. Es un escudo, una protección y también supone una distancia. Y me pareció lo más adecuado que se llamara Jas [en neerlandés, Jas significa abrigo], no podía ser de otra manera y lo mantuvimos en la traducción.
P. La pequeña también guarda muchas cosas, en los bolsillos de su abrigo y en su habitación. ¿También lo hacías tú?
R. Sí hubo un tiempo que no me quería quitar el abrigo, pero al llegar el verano me lo tuve que quitar. Era una suerte de protección y también guardaba cosas, no quería perder nada. Era una manera de lidiar con lo que había pasado. Buscas cómo puedes aferrarte a algo, aunque sean pequeñas cosas.
P. Si bien no es una obra totalmente autobiográfica, algunas de las similitudes son muy crudas y profundas. Has mencionado que sufriste acoso escolar en la secundaria "por ser diferente". Me pregunto si escribir el libro te pasó factura o si fue una liberación.
R. Lo escribí durante seis años, es mucho tiempo y pasaron muchas cosas. A menudo tuve dudas del tipo "¿puedo contar esto?, ¿puedo describir esto?, ¿puedo decir esto?". Tiene que ver con ser tú misma. Los años de la escuela secundaria son una época complicada, estás averiguando quién eres, qué sientes. No había espacio. Después fui a la universidad, empecé a escribir más pero seguía buscando, necesité tiempo. Es un proceso continuo, en realidad no termina nunca y eso lo encuentro hermoso. Escribo en una búsqueda. Escribir me da libertad. No era buena en la escuela, tampoco en un trabajo, pero escribir... eso sí lo hago bien. Me ha dado seguridad en cuanto a lo que se puede hacer y se puede decir.
P. ¿Tu familia ha leído el libro?
R. Sé que mi madre lo ha leído. No hemos hablado mucho sobre esto, solo dice que está muy bien escrito, y eso es para mí un gran elogio. Claro que de alguna manera le parece duro y le resulta difícil distinguir lo que es realidad y lo que no. Pero lo encuentro menos importante. Prefiero que estén orgullosos de quién soy y no de lo que hago.
P. Hablando de tu faceta como escritora, ¿cómo es la anécdota de "Harry Potter" y cómo influyó en tu escritura?
R. Estaba en el grado 7 cuando tomé prestado "Harry Potter" en la biblioteca del pueblo, a la que iba mucho. Leía y lo devoraba todo. Me pareció tan hermoso el primer libro de la saga, una fantasía increíble, el mundo de la magia, me gustó tanto que no quería devolverlo, pero sabía que si me lo quedaba me pondrían una multa. Me senté ante una computadora y lo escribí por completo. Para mí fue como no devolverlo. Al reescribirlo, cada frase, cada palabra, las metáforas... se quedan contigo. "Harry Potter" y la Biblia, sé que es un emparejamiento un poco extraño, me han convertido en lo que soy literariamente.
P. Te identificas abiertamente como persona de género no binario, y lo haces de forma natural en un momento en que el debate sobre el sexo y el género está tan polarizado, sobre todo en las redes sociales. ¿Cómo fue para ti llegar a ese estado?
R. Soy una persona "entre medias", entre chico y chica, soy ambos. Ha sido un largo camino. Cuando era pequeña me comportaba como un niño y estaba bien, entre niños no hay tanta diferencia. Al crecer se fue haciendo más difícil. Tenía que comportarme más "como una niña". A principios de mis años 20 empezaron a volver las dudas y cuando iba a publicarse la novela me dije que no podía seguir llamándome solo Marieke, no encajaba conmigo. Pensé en nombres y me quedé con Lucas, como mi amigo invisible de la infancia.
No me resulta difícil hablar sobre esto. En realidad, estoy feliz de tener esta libertad, de no tener que saber o elegir, de poder explorar. Esto es a veces difícil en el ambiente del que procedo, pero el lugar donde me encuentro ahora y la gente que me rodea me da libertad. Eso me parece muy importante. Para las personas que lidian con esto les digo que la elección es siempre suya. Si quieres o no definirte, si quieres quedarte entre medias, es tu elección. Es importante apoyar a estas personas. A veces juego con esto, con estar en medio, me divierte jugar con el hecho de poder ser Marieke y Lucas.
P. Debe ser bastante liberador y me parece positivo que te dirijas a otras personas, que puede que nos estén leyendo, y que quizá piensen que tú lo tuviste más fácil al vivir en un país abierto como los Países Bajos.
R. Creo que llega un momento en el que tienes que anhelar tu libertad, y si te atreves a hacerlo, en mi experiencia me he dado cuenta de que le pones las cosas más fáciles a tu entorno. A veces, si tienes dudas o no te atreves, es difícil tener la comprensión de tu entorno. Yo "me he tomado" el espacio, por decirlo así. Es todo un proceso. Y sí, en los Países Bajos estamos avanzados, pero también hay lugares y personas que piensan diferente, a quienes esto les parece difícil. Lo más importante es que sigas creyendo en ti, que te apoyes, que te des libertad, que te atrevas a hablar porque tú tienes que ser la persona que dé un paso para producir el cambio.
P. ¿Cómo fue dejar tu pueblo y trasladarte a la ciudad? [Rijneveld vive en Utrecht].
R. Han pasado ya años, pero no fue un transcurso natural, fue difícil. Dejé una comunidad estrechamente unida por una ciudad en la que no conocía a nadie y donde no tenía nada. Y quería marcharme del pueblo, pero fue difícil encontrar un lugar y aprender a sentirme como en casa en una ciudad a la que no me unía nada. Llevó tiempo y todavía busco a veces. No fue un traslado fácil. Vivir en aquella sociedad tenía sus ventajas, siempre tenías gente en la que apoyarte, y a veces miro hacia atrás y pienso en lo bonito de vivir en una comunidad en la que te puedes apoyar en los demás con confianza. Siento mucho respeto. Pero también estoy feliz de vivir ahora en la ciudad y tener otra vida.
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