Madrid : Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid, 2015 [03]
400 p.
ISBN 9788445135112 / 30 €
/ ES / REC / Catálogos
/ Arte / Cuerpos / Exposiciones / Grecia – Civilización
Se trata del catálogo de la exposición "Dioses, héroes y atletas. La imagen del cuerpo en la Grecia antigua” que tuvo lugar en 2015 en el Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid (Alcalá de Henares). La muestra reunía 95 obras de arte (esculturas de mármol, terracotas, relieves, bronces, espejos y vasos cerámicos) que abarcaban el período de unos 700 años, desde el siglo VI antes de Cristo hasta el siglo I después de Cristo. El tema de la exposición era la representación del culto al cuerpo a través del desnudo, de forma que describía y revisaba de qué forma la cultura occidental ha hecho suyas aquellas antiguas representaciones de cuerpos desnudos y cómo éstas han influido en el actual modelo de belleza o de fealdad.
¿Sabían que el desnudo que se inventa en Grecia cumplía las funciones de un vestido? Pues eso parece. Al menos, es lo que afirman los expertos. El desnudo diferenciaba etnias, géneros y clases sociales. En aquel momento de la historia, sólo los griegos se desnudaban, sólo los hombres y sólo aquellos que gozaban de una clase social que les permitía disfrutar del ocio y acudir a la palestra. «Tras estos cuerpos perfectos se esconden cualidades y virtudes fundamentales en la Antigua Grecia como la fortaleza, la resistencia o el coraje, lo que viene a anticipar la belleza del cuerpo y el espíritu valeroso», aseguran las comisarias.
Dioses, héroes y atletas. La imagen del cuerpo en la Grecia antigua
Museo Arqueólogico Regional
http://www.madrid.org/cs/Satellite?c=MUSE_Actividad_FA&cid=1354413073374&language=es&pageid=1161326540454&pagename=Museos%2FMUSE_Actividad_FA%2FMUSE_actividad
La asombrosa idea de ofrecer a la vista pública un cuerpo desnudo fue griega. Que una sociedad vestida exhiba a sus dioses, héroes y atletas desnudos en santuarios, ágoras o necrópolis es algo inusual, insólito y extraordinario. Que además invente un desnudo irreal e imposible, con una fuerte apariencia de veracidad, del que deriva miles de años después nuestra forma de representar, de entender y de mirar el cuerpo humano, es una hazaña.
El cuerpo de gimnasio
Un bello cuerpo masculino en la percepción contemporánea es el de un joven de hombros anchos, pecho desarrollado y abdominales marcados. Este cuerpo atlético, musculado, modelado con sistemas de ejercicio y perfeccionamiento físico, es el espejo en el que se miran muchos jóvenes y que da lugar a nuestra cultura de gimnasio. El resultado es un cuerpo moderno, deudor e inseparable de la visión del cuerpo antiguo.
La invención. El desnudo
Nuestra forma de mirar tiene su origen en la Grecia antigua. Allí se ideó un desnudo para ser visto en público: un bello cuerpo masculino que, siendo una construcción intelectual, seduce nuestra mirada por su alto grado de veracidad naturalista. La belleza que inventan los griegos es una imagen artificial e intelectual, una versión de un cuerpo de varón anómalo porque no es lo común, extraño porque es imposible y noble porque representa a criaturas excelentes, virtuosas y, hasta cierto punto, inmortales. La imagen del cuerpo que inventaron los griegos se concibió paradójicamente como un vestido. Sólo los hombres se desnudan, sólo lo hacen los griegos y sólo aquellos que tienen cuerpos ejercitados a diario en la palestra, es decir, los hombres libres que poseen tiempo para el ocio.
Dioses, atletas y héroes
No hay una gran diferencia entre la naturaleza y el aspecto físico de los seres divinos y de los hombres. Se distinguen los dioses por ser inmortales, por su enorme fuerza y altura y por su incorruptible e imperecedera belleza. Pero comparten con los hombres defectos y pasiones, como amores prohibidos, odios y celos. La perfección física y la excelencia moral pertenecen, más que a ningún otro, al héroe. Hombre mortal que alcanza la inmortalidad a través de la gloria, de la alabanza de poetas y artistas y perdura durante siglos en la memoria de los vivos. El héroe, el varón excelente, combina juventud y belleza incluso después de la muerte. Morir joven y bello, caer en combate en las primeras filas luchando por la patria, es una hermosa forma de encontrar la muerte. Aunque el desnudo no es ni mucho menos un hecho cotidiano en el mundo griego, sí era posible ver cuerpos desnudos en sus ciudades. El atleta griego practicaba ejercicio desnudo (gymnós) en espacios reservados para ello: los gimnasios. Los cuerpos de los atletas son vigorosos, duros y articulados, bellos como estatuas y pertenecen a hombres íntegros, valientes, resistentes, que se afanan indeciblemente, con privaciones y sufrimientos, por conquistar la victoria.
El desnudo femenino
El primer desnudo público de un cuerpo de mujer se debe al escultor Praxíteles ya en el siglo IV a.C., varios siglos después que el de varón, y representa a Afrodita. La diosa se acaba de lavar o va a hacerlo cuando es sorprendida y se cubre con las manos. El espectador se convierte en voyeur. El desnudo femenino, que es más bien un desvestido circunstancial, nos lleva al mundo de lo humano y al deseo erótico y esto, también en cierto sentido, ha pasado a formar parte de nuestra memoria visual.
La fealdad, la burla y la caricatura
La fealdad es la ausencia de lo bello, su contrario, tanto étnico como social. En Grecia lo feo se expresa como antítesis de lo bello, tanto en lo estético como en lo ético. Si el cuerpo bello heroíza, la fealdad muestra al antihéroe. Provocan espanto y risa. Son el contramodelo del hombre ciudadano, son esclavos, bárbaros, viejos o deformes.
El desnudo en las Academias
Las estatuas clásicas se estudian, copian y dibujan en los siglos XVIII y XIX en los talleres de los artistas y en las Academias. En el ámbito académico el ideal de belleza es el de la escultura clásica o el del modelo que adopta una postura adecuada, similar al tipo escultórico. Primero en las Academias y después en las escuelas y facultades de Bellas Artes se enseñaba a los alumnos, como parte de la formación artística, el “dibujo del antiguo y del natural”.
El cuerpo de gimnasio
Un bello cuerpo masculino en la percepción contemporánea es el de un joven de hombros anchos, pecho desarrollado y abdominales marcados. Este cuerpo atlético, musculado, modelado con sistemas de ejercicio y perfeccionamiento físico, es el espejo en el que se miran muchos jóvenes y que da lugar a nuestra cultura de gimnasio. El resultado es un cuerpo moderno, deudor e inseparable de la visión del cuerpo antiguo.
La invención. El desnudo
Nuestra forma de mirar tiene su origen en la Grecia antigua. Allí se ideó un desnudo para ser visto en público: un bello cuerpo masculino que, siendo una construcción intelectual, seduce nuestra mirada por su alto grado de veracidad naturalista. La belleza que inventan los griegos es una imagen artificial e intelectual, una versión de un cuerpo de varón anómalo porque no es lo común, extraño porque es imposible y noble porque representa a criaturas excelentes, virtuosas y, hasta cierto punto, inmortales. La imagen del cuerpo que inventaron los griegos se concibió paradójicamente como un vestido. Sólo los hombres se desnudan, sólo lo hacen los griegos y sólo aquellos que tienen cuerpos ejercitados a diario en la palestra, es decir, los hombres libres que poseen tiempo para el ocio.
Dioses, atletas y héroes
No hay una gran diferencia entre la naturaleza y el aspecto físico de los seres divinos y de los hombres. Se distinguen los dioses por ser inmortales, por su enorme fuerza y altura y por su incorruptible e imperecedera belleza. Pero comparten con los hombres defectos y pasiones, como amores prohibidos, odios y celos. La perfección física y la excelencia moral pertenecen, más que a ningún otro, al héroe. Hombre mortal que alcanza la inmortalidad a través de la gloria, de la alabanza de poetas y artistas y perdura durante siglos en la memoria de los vivos. El héroe, el varón excelente, combina juventud y belleza incluso después de la muerte. Morir joven y bello, caer en combate en las primeras filas luchando por la patria, es una hermosa forma de encontrar la muerte. Aunque el desnudo no es ni mucho menos un hecho cotidiano en el mundo griego, sí era posible ver cuerpos desnudos en sus ciudades. El atleta griego practicaba ejercicio desnudo (gymnós) en espacios reservados para ello: los gimnasios. Los cuerpos de los atletas son vigorosos, duros y articulados, bellos como estatuas y pertenecen a hombres íntegros, valientes, resistentes, que se afanan indeciblemente, con privaciones y sufrimientos, por conquistar la victoria.
El desnudo femenino
El primer desnudo público de un cuerpo de mujer se debe al escultor Praxíteles ya en el siglo IV a.C., varios siglos después que el de varón, y representa a Afrodita. La diosa se acaba de lavar o va a hacerlo cuando es sorprendida y se cubre con las manos. El espectador se convierte en voyeur. El desnudo femenino, que es más bien un desvestido circunstancial, nos lleva al mundo de lo humano y al deseo erótico y esto, también en cierto sentido, ha pasado a formar parte de nuestra memoria visual.
La fealdad, la burla y la caricatura
La fealdad es la ausencia de lo bello, su contrario, tanto étnico como social. En Grecia lo feo se expresa como antítesis de lo bello, tanto en lo estético como en lo ético. Si el cuerpo bello heroíza, la fealdad muestra al antihéroe. Provocan espanto y risa. Son el contramodelo del hombre ciudadano, son esclavos, bárbaros, viejos o deformes.
El desnudo en las Academias
Las estatuas clásicas se estudian, copian y dibujan en los siglos XVIII y XIX en los talleres de los artistas y en las Academias. En el ámbito académico el ideal de belleza es el de la escultura clásica o el del modelo que adopta una postura adecuada, similar al tipo escultórico. Primero en las Academias y después en las escuelas y facultades de Bellas Artes se enseñaba a los alumnos, como parte de la formación artística, el “dibujo del antiguo y del natural”.
SUMARIO
14-16 / La muerte bella / Luis Alberto de Cuenca
17-28 / Discurso expositivo / Carmen Sánchez, Inmaculada Escobar
29-34 / La encarnación de una colaboración cultural / M. Lagogianni, Despina Kalessopoulou
35-44 / El origen del desnudo / Domingo Plácido Suárez
45-52 / La aparición del concepto de cuerpo en época post-homérica / Emilio Crespo
53-70 / El cuerpo dedicado: desnudos ideales en el santuario y la tumba / Adolfo Jerónimo Domínguez Monedero
71-86 / Un mundo de objetos: la arqueología de la belleza / Diana Rodríguez Pérez
87-102 / La invención del cuerpo escultural. El desnudo en la Grecia clásica / Carmen Sánchez
103-120 / Cuerpos de dioses, héroes y atletas hasta el período helenístico / Michalis Tiverios
121-136 / El adorno del cuerpo / Eurydice Kefalidou
137-154 / El ideal heroico. La muerte bella / María Santa
155-164 / La figura humana en la cerámica geométrica ática / Eleni Zosi
165-176 / El cuerpo hermafrodita / Paloma Cabrera Bonet
177-186 / La imparable ascensión de la caricatura griega / Marta Carrasco Ferrer, Miguel Angel Elvira Barba
187-200 / Entre la risa y el rechazo: la fealdad en la antigua Grecia / Margarita Moreno Conde
201-212 / Roma y sus tabúes: desnudarse a la griega o "vestirse de desnudo" / Manuel Bendala Galán
213-224 / De dioses alfareros y de hombres creadores / Antonio Alvar Ezquerra
225-236 / Roma y el mundo privado de las imágenes / Fabiola Salcedo Garcés
237-250 / El cuerpo clásico y la tradición cristiana / Pedro Bádenas de la Peña
251-264 / Estudio y reflejo de la Antigüedad en el arte a través de los vaciados de yeso / Almudena Negrete Plano
265-276 / De la forma ideal al cuerpo sexuado. El modelo del natural en la Academia / Carlos Reyero
277-294 / El cuerpo del deseo / Inmaculada Escobar
295-318 / El inconsciente clásico (en la cultura y el arte contemporáneo) / Juan Luis Moraza
319-346 / La reencarnación de la Antigüedad. El cuerpo y la invención del arte occidental / Michael Squire
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