Imagen: El Mundo |
Empezaron jugando en el Retiro y en dos años han subido tres categorías. Trajeron a Madrid el Europeo de rugby gay. Y quedaron octavos entre 33. Por eso también son 'titanes', y el único equipo de rugby LGTB de España. Los entrena una mujer.
Mauricio Hdz. Cervantes | El Mundo, 2017-05-10
http://www.elmundo.es/cronica/2017/05/10/590f20d622601d6a6f8b45ee.html
Javi esta sentado en la penúltima fila de la grada, mirando a sus compañeros a ras de suelo. Es informático, tiene 34 años y una lesión en las fibras del gemelo que le impide estar con ellos en el barro. Pero no quiere estar ausente. Tiene barba, brazos y piernas fuertes, como muchos de ellos. Los contempla correr y chocar unos contra otros. Como búfalos dándose topes en el estado más salvaje. Con fuerza y sudando. Algunos con vendajes de batallas pasadas, y otros simplemente dejándose el pellejo para llevar una pelota apepinada hacia el otro lado del campo.
Son las 19:30 del jueves en el campo de la Universidad Autónoma de Madrid. Hay 27 hombres frente a frente disputando el control del cuero. Parece un equipo de rugby como todos los demás. No lo es. Están haciendo historia. En la capital y en toda España.
Es el equipo contra el que "nadie quiere perder". Los Titanes se llaman. Son los chicos que hace cuatro años eran sólo unos amigos jugando en el parque del Retiro. Los chicos que en tan sólo dos años han dado el salto de quinta categoría a tercera regional. Pero son también los que lograron una de las hazañas más envidiadas por muchos clubes internacionales con mayor trayectoria: traer la Union Cup 2017 a Madrid, el europeo de rugby gay. Vinieron 32 equipos y los españoles quedaron octavos. Porque sí, David y sus compañeros han formado el primer y único equipo gay de rugby en España. Ellos son Los Titanes (gais) de Madrid. Aunque prefieren las siglas LGTB porque "no le cierran las puertas a nadie".
El entrenamiento empieza con día nublado. Las gradas de cemento están vacías. Únicamente se ven un par de zapatillas y bolsas de deporte. Los 27 titanes, ya en el campo, y entre ellos Alejandro, de 28 años. Fotógrafo, editor de vídeo, gay, autor de las imágenes del presente reportaje y a quien una de las frases de sus compañeros le marcó para siempre. "Tú quédate a mi lado". Y se la dijo Daniel Prieto, otro delantero, durante su primer día entrenando con los veteranos. "Gracias a ella el miedo se convirtió en diversión. Empecé a sentir que ya no estorbaba en el campo", confiesa.
Junto a Alejandro está Carlos, el fisioterapeuta del grupo. Este titán de 1,85 de estatura, ojos azules y mirada penetrante, juega de "tercera línea" (una de las posiciones de mayor impacto como delantero). Sus compañeros se refieren a él como "un cacho de pan" fuera del campo, pero como alguien que "muta y es tan fuerte que se puede llevar a quien sea por delante" cuando juega. Llegó al equipo hace dos años y nunca había tocado un balón de rugby. Ahora, sus compañeros lo consideran "indispensable". Al igual que su entrenadora, Oti. Rubia y heterosexual, de 40 años y con 20 de experiencia en este deporte, así como directora de recursos humanos en una empresa de comunicación.
Javi, el informático, sigue en la grada, pero ya no está solo. Han llegado otros titanes. Los lesionados. Con alguna lata de cerveza, patatas fritas y pastillas para el dolor, comentan las rucks, melés y tackles (jugadas más comunes en el rugby). Entre ellos está Jose, de 44 años: la única chica del equipo, y heterosexual. Delante, Roberto, 48 años, gay y ex titán, teme perder su empleo como comercial si se lesiona de nuevo. Sigue asistiendo a los entrenamientos y al "tercer tiempo": el ritual sagrado del rugby donde el equipo local invita al rival a comer y a beber cerveza para "comentar el partido" y "hermanarse".
Hacia el final de la jornada de dos horas llega David Guerrero. Este delgado y elegante titán es el presidente del equipo y fue uno de aquellos ocho que comenzaron a jugar en los parques de la capital, cuando aún no estaban federados. "En aquella época los bichos nos comían las piernas", bromea este periodista de profesión, y gay, de 36 años. "La vida debería parecerse más al rugby. Porque aquí no hay estrellas y todos los jugadores son importantes".
Haber logrado más visibilidad para los deportes LGTB es lo que más valora de su gestión. También haber formado parte de la generación de titanes que trajo la Union Cup a Madrid. Ellos están haciendo todo lo posible para que este deporte tenga cada vez más presencia en España, y para que algún día sea tan popular como en Irlanda o Inglaterra.
"¿Dónde está Flo?", pregunta el hijo de tres años de la entrenadora, Oti, en el final del partido. Todos están sudados, llenos de barro y se encuentran abrazados en círculo en el centro del campo. Ahí está Flo, de 26 años, recién graduado en ingeniería industrial, que salió del armario gracias a los Titanes hace dos temporadas. Y está abrazando, de un lado, a otro compañero y, de otro, a su novio: Javi, el informático lesionado que le miraba desde la grada.
Son las 19:30 del jueves en el campo de la Universidad Autónoma de Madrid. Hay 27 hombres frente a frente disputando el control del cuero. Parece un equipo de rugby como todos los demás. No lo es. Están haciendo historia. En la capital y en toda España.
Es el equipo contra el que "nadie quiere perder". Los Titanes se llaman. Son los chicos que hace cuatro años eran sólo unos amigos jugando en el parque del Retiro. Los chicos que en tan sólo dos años han dado el salto de quinta categoría a tercera regional. Pero son también los que lograron una de las hazañas más envidiadas por muchos clubes internacionales con mayor trayectoria: traer la Union Cup 2017 a Madrid, el europeo de rugby gay. Vinieron 32 equipos y los españoles quedaron octavos. Porque sí, David y sus compañeros han formado el primer y único equipo gay de rugby en España. Ellos son Los Titanes (gais) de Madrid. Aunque prefieren las siglas LGTB porque "no le cierran las puertas a nadie".
El entrenamiento empieza con día nublado. Las gradas de cemento están vacías. Únicamente se ven un par de zapatillas y bolsas de deporte. Los 27 titanes, ya en el campo, y entre ellos Alejandro, de 28 años. Fotógrafo, editor de vídeo, gay, autor de las imágenes del presente reportaje y a quien una de las frases de sus compañeros le marcó para siempre. "Tú quédate a mi lado". Y se la dijo Daniel Prieto, otro delantero, durante su primer día entrenando con los veteranos. "Gracias a ella el miedo se convirtió en diversión. Empecé a sentir que ya no estorbaba en el campo", confiesa.
Junto a Alejandro está Carlos, el fisioterapeuta del grupo. Este titán de 1,85 de estatura, ojos azules y mirada penetrante, juega de "tercera línea" (una de las posiciones de mayor impacto como delantero). Sus compañeros se refieren a él como "un cacho de pan" fuera del campo, pero como alguien que "muta y es tan fuerte que se puede llevar a quien sea por delante" cuando juega. Llegó al equipo hace dos años y nunca había tocado un balón de rugby. Ahora, sus compañeros lo consideran "indispensable". Al igual que su entrenadora, Oti. Rubia y heterosexual, de 40 años y con 20 de experiencia en este deporte, así como directora de recursos humanos en una empresa de comunicación.
Javi, el informático, sigue en la grada, pero ya no está solo. Han llegado otros titanes. Los lesionados. Con alguna lata de cerveza, patatas fritas y pastillas para el dolor, comentan las rucks, melés y tackles (jugadas más comunes en el rugby). Entre ellos está Jose, de 44 años: la única chica del equipo, y heterosexual. Delante, Roberto, 48 años, gay y ex titán, teme perder su empleo como comercial si se lesiona de nuevo. Sigue asistiendo a los entrenamientos y al "tercer tiempo": el ritual sagrado del rugby donde el equipo local invita al rival a comer y a beber cerveza para "comentar el partido" y "hermanarse".
Hacia el final de la jornada de dos horas llega David Guerrero. Este delgado y elegante titán es el presidente del equipo y fue uno de aquellos ocho que comenzaron a jugar en los parques de la capital, cuando aún no estaban federados. "En aquella época los bichos nos comían las piernas", bromea este periodista de profesión, y gay, de 36 años. "La vida debería parecerse más al rugby. Porque aquí no hay estrellas y todos los jugadores son importantes".
Haber logrado más visibilidad para los deportes LGTB es lo que más valora de su gestión. También haber formado parte de la generación de titanes que trajo la Union Cup a Madrid. Ellos están haciendo todo lo posible para que este deporte tenga cada vez más presencia en España, y para que algún día sea tan popular como en Irlanda o Inglaterra.
"¿Dónde está Flo?", pregunta el hijo de tres años de la entrenadora, Oti, en el final del partido. Todos están sudados, llenos de barro y se encuentran abrazados en círculo en el centro del campo. Ahí está Flo, de 26 años, recién graduado en ingeniería industrial, que salió del armario gracias a los Titanes hace dos temporadas. Y está abrazando, de un lado, a otro compañero y, de otro, a su novio: Javi, el informático lesionado que le miraba desde la grada.
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