Imagen: El País / Protesta feminista contra la sentencia a la Manada, Barcelona, 2018-05-05-10 |
“Exigir el ‘sí’ expreso como si fuera un contrato es absurdo”. Cuatro juristas muestran sus dudas sobre la plasmación penal del anuncio de Calvo.
J. J. Gálvez | El País, 2018-07-11
https://politica.elpais.com/politica/2018/07/10/actualidad/1531247897_157144.html
Las palabras de este martes de la vicepresidenta Carmen Calvo, que propuso reformar la ley para que sea delito cualquier acto sexual sin un sí expreso, redimensionan el debate jurídico sobre los cambios a impulsar en el Código Penal tras la sentencia de La Manada. La afirmación de la ministra implicaría literalmente que ya no solo se entendería como crimen cualquier relación sexual que se mantenga sin el consentimiento de la víctima, sino que, además, este se produciría siempre que ella no haya declarado explícitamente su voluntad de tenerla. Surgen entonces algunas dudas entre los cuatro juristas consultados por El País: ¿Qué se entiende por un sí expreso? ¿Puede expresarse el consentimiento de otra forma?
"No creo que haga falta que sea explícito. No parece lógico que haya que formalizar un consentimiento en las relaciones personales", se arranca Adela Asúa, catedrática de Derecho Penal de la Universidad del País Vasco y exvicepresidenta del Tribunal Constitucional, que cree que la declaración de la ministra tenía más bien la intención de expresar que no hace falta que se diga que no para entender que no hay consentimiento. "Una cosa es exigirlo como si fuera un contrato, que es absurdo; y otra cosa es que, mientras no haya un consentimiento claro, deducible de las circunstancias, no hay consentimiento", subraya.
En una línea similar se expresa Margarita Martínez Escamilla, catedrática de Derecho Penal de la Universidad Complutense de Madrid: "Me parece un poco fuerte entender que si no hay un sí expreso entonces es que no hay consentimiento". "Puede haber otras formas de expresarlo", afirma. Un argumento que recoge también Manuel Cancio, catedrático de Derecho Penal de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM): "Hay muchas maneras de manifestarlo".
Un discurso simbólico
La ley sueca establece que, "a la hora de evaluar la voluntariedad, se tendrá en cuenta si esta se expresó con palabras, hechos, o de otro modo". Por tanto, se deja margen a la interpretación. Por ello, Cancio enmarca las palabras de Calvo en un discurso simbólico que tiene por objeto subrayar que "el varón debe pensar si está haciendo algo que le están permitiendo o no". "Solo sí es sí. Ahora, la cuestión es cómo se dice sí. Obviamente, no vas a exigirlo de forma escrita, ni con una manifestación expresa", dice el catedrático, que insiste en que la legislación actual ya contempla que todo acto sexual sin consentimiento es delito.
"Partimos de que cualquier acto sexual que deje de ser voluntario debe estar tipificado", prosigue Ignacio González, portavoz de Juezas y Jueces por la Democracia, que da la bienvenida a toda norma que trate de proteger a las mujeres. Pero se muestra prudente al evaluar la reforma anunciada este martes y anuncia que el sí expreso plantea otros problemas, como el consentimiento viciado o si se revoca durante la propia relación sexual.
Otro de los apuntes de Calvo de este martes fue que la reforma se propugna para garantizar que los tipos penales de las agresiones sexuales no dependan de la interpretación de los jueces. "Yo creo que el Gobierno está sucumbiendo a la fantasía de que existe alguna ley perfecta que hace innecesario el trabajo de los tribunales para decidir si ha habido consentimiento o no. Al final siempre tiene que haber un tribunal independiente que determine qué ha pasado", apunta Cancio.
"No creo que haga falta que sea explícito. No parece lógico que haya que formalizar un consentimiento en las relaciones personales", se arranca Adela Asúa, catedrática de Derecho Penal de la Universidad del País Vasco y exvicepresidenta del Tribunal Constitucional, que cree que la declaración de la ministra tenía más bien la intención de expresar que no hace falta que se diga que no para entender que no hay consentimiento. "Una cosa es exigirlo como si fuera un contrato, que es absurdo; y otra cosa es que, mientras no haya un consentimiento claro, deducible de las circunstancias, no hay consentimiento", subraya.
En una línea similar se expresa Margarita Martínez Escamilla, catedrática de Derecho Penal de la Universidad Complutense de Madrid: "Me parece un poco fuerte entender que si no hay un sí expreso entonces es que no hay consentimiento". "Puede haber otras formas de expresarlo", afirma. Un argumento que recoge también Manuel Cancio, catedrático de Derecho Penal de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM): "Hay muchas maneras de manifestarlo".
Un discurso simbólico
La ley sueca establece que, "a la hora de evaluar la voluntariedad, se tendrá en cuenta si esta se expresó con palabras, hechos, o de otro modo". Por tanto, se deja margen a la interpretación. Por ello, Cancio enmarca las palabras de Calvo en un discurso simbólico que tiene por objeto subrayar que "el varón debe pensar si está haciendo algo que le están permitiendo o no". "Solo sí es sí. Ahora, la cuestión es cómo se dice sí. Obviamente, no vas a exigirlo de forma escrita, ni con una manifestación expresa", dice el catedrático, que insiste en que la legislación actual ya contempla que todo acto sexual sin consentimiento es delito.
"Partimos de que cualquier acto sexual que deje de ser voluntario debe estar tipificado", prosigue Ignacio González, portavoz de Juezas y Jueces por la Democracia, que da la bienvenida a toda norma que trate de proteger a las mujeres. Pero se muestra prudente al evaluar la reforma anunciada este martes y anuncia que el sí expreso plantea otros problemas, como el consentimiento viciado o si se revoca durante la propia relación sexual.
Otro de los apuntes de Calvo de este martes fue que la reforma se propugna para garantizar que los tipos penales de las agresiones sexuales no dependan de la interpretación de los jueces. "Yo creo que el Gobierno está sucumbiendo a la fantasía de que existe alguna ley perfecta que hace innecesario el trabajo de los tribunales para decidir si ha habido consentimiento o no. Al final siempre tiene que haber un tribunal independiente que determine qué ha pasado", apunta Cancio.
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