¿Recuerdan a la directora generente del FMI aquello de "vivir más es bueno, pero conlleva un riesgo financiero importante"? La réplica se la dio esta cantante transexual, ácida y crítica contra el poder.
José Durán | El Confidencial, 2015-04-06
http://www.elconfidencial.com/cultura/2015-04-06/alicia-ramos-fmi-lagarde-monedero_752698/
Juan Carlos Monedero, secretario de Proceso Constituyente y Programa de Podemos, invitó a Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional, a dar ejemplo y morirse. Así calentó de salida la reciente campaña electoral andaluza, al referirse al informe del FMI que en 2012 aconsejó rebajar las pensiones y retrasar la edad de jubilación por “el riesgo de que la gente viva más de lo esperado”. “Vivir más es bueno pero conlleva un riesgo financiero importante” era una de las conclusiones del dossier.
La cantautora Alicia Ramos lleva sugiriendo eso mismo a Lagarde hace tres años. “No, claro que no le voy a pedir derechos de autor”, asegura Ramos entre risas a El Confidencial. “Lo que me preocupaba era que nadie más lo hubiera dicho. Vi a Lagarde diciéndolo y pensé: “muérete tú”. Y así lo trasladé a la canción. Esas declaraciones demuestran lo que la élite dirigente del planeta piensa de la población. Sí es cierto que Monedero podría haberle dado una vuelta a la frase, porque aspira a tener representación política en un marco parlamentario. Yo soy cantautora y libre y puedo decir lo que me da la gana”.
Esta canaria de 45 años, devota del country rock estadounidense –“es lo que más escucho, que se me perdone, no está muy de moda pero ese lenguaje del rock con raíces me gusta mucho”-, recuerda el folclore de la Romería del Socorro en su Güímar natal como la primera música que escuchó.
En sus letras se cuela algo de la irreverencia de Albert Pla para retratar la precariedad laboral, entre otros malestares vitales, con un lenguaje sencillo y espontáneo. La puesta en escena también remite a la vieja picaresca de los juglares para denunciar mediante la burla los desmanes cometidos desde arriba.
“No me río del poder, porque lo que hace no es como para reírse, pero sí soy partidaria de una visión crítica y fiscalizadora del poder por parte de quienes lo sostenemos, los contribuyentes. Esta idea tan asentada en las democracias del sur de Europa de que todo va bien cuando el gobierno se encarga y permite a los ciudadanos desentenderse es un error. La ciudadanía debe estar activa y organizada. Esto no es un síntoma de disturbios o disfuncionalidad, es el deber de los ciudadanos. Lo contrario me parece profundamente reaccionario, a un paso de una organización fascista de la sociedad”.
Para escuchar las canciones sin verla a ella delante con la guitarra habrá que esperar. Tiene un disco prácticamente acabado, falta limpiar las pistas y las mezclas, pero reposa en un cajón. Lo pudo hacer gracias al técnico de sonido de una sala en la que tocó y que se ofreció a grabar sin cobrar, en sus ratos libres. “Cuando alguien te hace un favor no puedes exigirle nada… Lo que condiciona mi carrera discográfica es el dinero. Soy muy pobre, vivo con muchas estrecheces y editar un disco es un proyecto que está completamente fuera de mi presupuesto”, explica.
Recurrir al crowdfunding, la financiación colectiva, no le seduce. “Quizá por prejuicios: no entiendo muy bien por qué alguien que se levanta a las seis para ir a trabajar me tiene que pagar el disco a mí”.
“Ganas de quemar cosas” será algún día el primer disco de Alicia Ramos, una cantautora que no quiere que la condición sexual sea la tarjeta de visita de su música. “Soy una mujer transexual que hace canciones pero no le dedico mucho tiempo a ser transexual, le dedico más tiempo a las canciones. Como si ponen cantautora canaria o flaca o morena, son categorías similares. Es importante visibilizarlo, pero no hago bandera de ello. Mi activismo en el tema transexual está enfocado en otro sentido: soy voluntaria en una asociación de familias de menores transexuales, que no tienen el mismo acceso al ejercicio de sus derechos que el resto de niños y niñas”.
Los conciertos de Alicia Ramos suceden en escenarios de todo pelaje: la calle, bares, casas okupadas,… El callo se hace sobre cualquier tabla, aunque haya notables diferencias. “Hace poco toqué en un teatro, con todo a mi favor, luces, sonido y da gusto escucharse así. Pero suelo tocar en centros sociales, en actos feministas y es otra cosa, tiene otro valor. Está muy bien tocar en unas condiciones favorables, pero a veces actuar con todo en contra y funcionar te confiere otro significado. Me gustaría tocar siempre en esos espacios pero con un sonido de puta madre pero no es viable” [risas].
“Me influyó muchísimo Silvio Rodríguez en su momento, hace treinta años. John Denver me gustaba mucho, era soso pero tenía patrones que yo podía reconocer fácilmente. Era como un cuaderno “Rubio”. También Deep Purple y todas las bandas de Ritchie Blackmore, pero evidentemente no he ido por ahí”, resume sus influencias.
Otros como Frank Delgado y Carlos Varela, de la Novísima Trova Cubana, Fito Páez, Lucinda Williams o Andrés Calamaro ayudan a entender el universo, entre el rock y la canción de autor, de una artista para la que escribir canciones es uno de los mayores placeres.
Pero en sus actuaciones también lucen las canciones de amor y desamor. Aunque no siempre y no sea ella exactamente sino Alice Bouquet, un alter ego que canta en inglés. “Sale en los conciertos cuando me apetece. No sé explicarla, representa una parte de mí que no es interesante para la mayoría de mis oyentes… Aunque las canciones de la cabrona son muy buenas, tienen melodías mejores que las de mi repertorio. Me gusta esta tía y su historia, tiene miga, algún día haré un disco con sus canciones”, afirma.
La cantautora Alicia Ramos lleva sugiriendo eso mismo a Lagarde hace tres años. “No, claro que no le voy a pedir derechos de autor”, asegura Ramos entre risas a El Confidencial. “Lo que me preocupaba era que nadie más lo hubiera dicho. Vi a Lagarde diciéndolo y pensé: “muérete tú”. Y así lo trasladé a la canción. Esas declaraciones demuestran lo que la élite dirigente del planeta piensa de la población. Sí es cierto que Monedero podría haberle dado una vuelta a la frase, porque aspira a tener representación política en un marco parlamentario. Yo soy cantautora y libre y puedo decir lo que me da la gana”.
Esta canaria de 45 años, devota del country rock estadounidense –“es lo que más escucho, que se me perdone, no está muy de moda pero ese lenguaje del rock con raíces me gusta mucho”-, recuerda el folclore de la Romería del Socorro en su Güímar natal como la primera música que escuchó.
En sus letras se cuela algo de la irreverencia de Albert Pla para retratar la precariedad laboral, entre otros malestares vitales, con un lenguaje sencillo y espontáneo. La puesta en escena también remite a la vieja picaresca de los juglares para denunciar mediante la burla los desmanes cometidos desde arriba.
“No me río del poder, porque lo que hace no es como para reírse, pero sí soy partidaria de una visión crítica y fiscalizadora del poder por parte de quienes lo sostenemos, los contribuyentes. Esta idea tan asentada en las democracias del sur de Europa de que todo va bien cuando el gobierno se encarga y permite a los ciudadanos desentenderse es un error. La ciudadanía debe estar activa y organizada. Esto no es un síntoma de disturbios o disfuncionalidad, es el deber de los ciudadanos. Lo contrario me parece profundamente reaccionario, a un paso de una organización fascista de la sociedad”.
Para escuchar las canciones sin verla a ella delante con la guitarra habrá que esperar. Tiene un disco prácticamente acabado, falta limpiar las pistas y las mezclas, pero reposa en un cajón. Lo pudo hacer gracias al técnico de sonido de una sala en la que tocó y que se ofreció a grabar sin cobrar, en sus ratos libres. “Cuando alguien te hace un favor no puedes exigirle nada… Lo que condiciona mi carrera discográfica es el dinero. Soy muy pobre, vivo con muchas estrecheces y editar un disco es un proyecto que está completamente fuera de mi presupuesto”, explica.
Recurrir al crowdfunding, la financiación colectiva, no le seduce. “Quizá por prejuicios: no entiendo muy bien por qué alguien que se levanta a las seis para ir a trabajar me tiene que pagar el disco a mí”.
“Ganas de quemar cosas” será algún día el primer disco de Alicia Ramos, una cantautora que no quiere que la condición sexual sea la tarjeta de visita de su música. “Soy una mujer transexual que hace canciones pero no le dedico mucho tiempo a ser transexual, le dedico más tiempo a las canciones. Como si ponen cantautora canaria o flaca o morena, son categorías similares. Es importante visibilizarlo, pero no hago bandera de ello. Mi activismo en el tema transexual está enfocado en otro sentido: soy voluntaria en una asociación de familias de menores transexuales, que no tienen el mismo acceso al ejercicio de sus derechos que el resto de niños y niñas”.
Los conciertos de Alicia Ramos suceden en escenarios de todo pelaje: la calle, bares, casas okupadas,… El callo se hace sobre cualquier tabla, aunque haya notables diferencias. “Hace poco toqué en un teatro, con todo a mi favor, luces, sonido y da gusto escucharse así. Pero suelo tocar en centros sociales, en actos feministas y es otra cosa, tiene otro valor. Está muy bien tocar en unas condiciones favorables, pero a veces actuar con todo en contra y funcionar te confiere otro significado. Me gustaría tocar siempre en esos espacios pero con un sonido de puta madre pero no es viable” [risas].
“Me influyó muchísimo Silvio Rodríguez en su momento, hace treinta años. John Denver me gustaba mucho, era soso pero tenía patrones que yo podía reconocer fácilmente. Era como un cuaderno “Rubio”. También Deep Purple y todas las bandas de Ritchie Blackmore, pero evidentemente no he ido por ahí”, resume sus influencias.
Otros como Frank Delgado y Carlos Varela, de la Novísima Trova Cubana, Fito Páez, Lucinda Williams o Andrés Calamaro ayudan a entender el universo, entre el rock y la canción de autor, de una artista para la que escribir canciones es uno de los mayores placeres.
Pero en sus actuaciones también lucen las canciones de amor y desamor. Aunque no siempre y no sea ella exactamente sino Alice Bouquet, un alter ego que canta en inglés. “Sale en los conciertos cuando me apetece. No sé explicarla, representa una parte de mí que no es interesante para la mayoría de mis oyentes… Aunque las canciones de la cabrona son muy buenas, tienen melodías mejores que las de mi repertorio. Me gusta esta tía y su historia, tiene miga, algún día haré un disco con sus canciones”, afirma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.