Imagen: El Confidencial |
Joaquim Pinto cogió la cámara para enseñar al mundo cómo era el primer año con un nuevo tratamiento contra el VIH. Un retrato sobre la enfermedad, pero también sobre el amor y la crisis.
Javier Zurro | El Confidencial, 2015-04-27
http://www.elconfidencial.com/cultura/2015-04-27/el-sida-vuelve-al-cine_759404/
Según la Organización de la Mundial de la Salud más de 35,3 millones de personas están infectadas por el VIH, de las que 2,1 millones son adolescentes. El virus ya ha costado la vida de 36 millones de personas. Unicef ofrece más datos: el 70% de los menores de 15 años infectados viven en el África subsahariana.
El SIDA ya no le importa al primer mundo, aquí los avances en la medicina y en los tratamientos han hecho que la enfermedad desaparezca de las noticias, de nuestra vida. Lo que no se ve no existe. Pero el VIH sigue ahí, azotando a personas de cualquier condición, que se sienten olvidadas por una sociedad que mira para otro lado. Por ello de vez en cuando hacen falta voces como la de Joaquim Pinto, cineasta portugués afectado por el VIH y por la Hepatitis C (VHC) que ha plasmado su situación en el documental “E Agora? Lembra-me”, con el que ganó el Premio Especial del Jurado en el Festival de Locarno y que ya se ha estrenado en salas españolas.
Lo hace en un momento perfecto, cuando nuestro país ha vivido como los enfermos de Hepatitis C salían a las calles pidiendo un tratamiento a las autoridades, que en plena época de recortes habían dejado la salud de los ciudadanos en un segundo plano. ”Salvan bancos, recortan vidas”, decían las pancartas que aquel acto, y mucho de esas capacidad de lucha está en la película de Pinto, que retrata con su cámara y con la ayuda de su pareja, Nuno Leonel (también enfermo de Hepatitis C), un año en la vida de un enfermo (el propio director) que se enfrenta a un nuevo tratamiento.
El portugués tenía claro que el contexto en el que él vivía y la situación de la calle tenían que estar presentes en la película, y más cuando una coincidencia sacudió el proyecto. El mismo día que Joaquim Pinto comenzaba en Madrid su tratamiento, era elegido como presidente del gobierno en España Mariano Rajoy. El empeoramiento del sistema sanitario y la inseguridad del realizador quedan patentes en su obra, como confiesa a El Confidencial: “No podíamos ignorarlo. La crisis en Portugal golpeó antes que a España, y por aquella época nosotros ya estábamos intervenidos por el FMI y la UE y con recortes drásticos en el sistema de sanidad pública. Lo que experimentamos en este año de rodaje es el inexorable final de un sueño: el de Europa como un lugar de solidaridad”.
Desnudo ante el público
Para "E agora? Lembra-me" Joaquim Pinto se desnuda por dentro y por fuera. La cámara le sigue por sus momentos más íntimos y plasma un trozo de vida, con sus caídas por un tratamiento demoledor y su amor incondicional por su pareja, que acaba por estar por encima de todo. El documental no pone cortapisas al espectador, y esa manera de exponerse al 100% fue algo que Pinto tuvo claro desde el principio.
“Fue una decisión consciente y hasta política. La mayoría de gente con VIH y HVC, al menos en Portugal, no hablan de su condición, tienen miedo a ser discriminados social y laboralmente, o simplemente de internalizar un estigma social que se les ha impuesto. Pensé que exponiéndome ayudaría a otras personas que no se atreven”, cuenta Pinto, que es consicente de que su película está más de actualidad que nunca, algo que no se imaginaba cuando comenzó a rodar su filme, al que considera una “precuela” de algo “grande y decisivo” que está ocurriendo ahora.
“El gobierno portugués se negaba hasta hace muy poco a tratar a gente con HVC por el alto coste de los tratamientos. Tras muchas muertes que se podían haber evitado los pacientes se manifestaron. Protestaron en el parlamento y hablaron en público por primera vez. Sus movimientos hicieron que el gobierno cambiara sus políticas y empezaran a tratar a la gente”, recuerda el director sin saber que también ha descrito lo ocurrido en los últimos meses en España.
El documental tenía una misión en sus inicios que se quedó corta: recordar a la gente que el SIDA sigue presente en nuestra sociedad. “Cuando la enfermedad era una sentencia de muerte hubo varios realizadores que hicieron películas desde una perspectiva muy personal. Ahora, con las terapias HAART, los países desarrollados están más preocupados por sobrevivir que por hacer películas sobre el tema. Pero el VIH está mucho más vivo y el problema permanece. Las enfermedades no son sólo asuntos médicos, son también una realidad social, así que mi caso particular no puede ser disociado del estado del mundo, de sus desigualdades y de sus contradicciones”, critica Joaquim Pinto.
El negocio de las enfermedades
Lo que “E Agora? Lembra-me” pone de manifiesto, es que las enfermedades sólo importan cuando afectan a los poderosos. Sólo cuando entran intereses económicos cambian las normas del juego. “La enfermedad es también un gran negocio, y algunas son tratadas como irrelevantes mientras sólo afecten a regiones que no pueden pagar los tratamientos. Lo que ha ocurrido con el ébola es una lección. La investigación médica no es una prioridad. El mundo es triste, y tarde o temprano nos enteraremos de la verdadera realidad destructiva del ser humano”, censura el realizador.
Y eso que su caso es el de un privilegiado, alguien que puede permitirse los tratamientos y tiene a una pareja que le cuide. Pinto es consciente de que no puede compararse con los más desfavorecidos, pero por ello critica un mundo que “sólo es libre para mover el dinero a la velocidad de la luz y para los especuladores”. “No hay libertad para las minorías oprimidas, o para aquellos que intentan escapar de sus conflictos y acaban ahogados en el mar mediterráneo o en centros de detención”, continúa.
Lo curioso de su documental es que es político sin ser explícito, hace pensar sin resultar sermoneante, universal a pesar de tratar el único caso de Joaquim y Nuno, y todo a través de la historia de amor de dos personas que afrontaron su enfermedad desde el coraje y desde el “poder transformador del amor”.
El SIDA ya no le importa al primer mundo, aquí los avances en la medicina y en los tratamientos han hecho que la enfermedad desaparezca de las noticias, de nuestra vida. Lo que no se ve no existe. Pero el VIH sigue ahí, azotando a personas de cualquier condición, que se sienten olvidadas por una sociedad que mira para otro lado. Por ello de vez en cuando hacen falta voces como la de Joaquim Pinto, cineasta portugués afectado por el VIH y por la Hepatitis C (VHC) que ha plasmado su situación en el documental “E Agora? Lembra-me”, con el que ganó el Premio Especial del Jurado en el Festival de Locarno y que ya se ha estrenado en salas españolas.
Lo hace en un momento perfecto, cuando nuestro país ha vivido como los enfermos de Hepatitis C salían a las calles pidiendo un tratamiento a las autoridades, que en plena época de recortes habían dejado la salud de los ciudadanos en un segundo plano. ”Salvan bancos, recortan vidas”, decían las pancartas que aquel acto, y mucho de esas capacidad de lucha está en la película de Pinto, que retrata con su cámara y con la ayuda de su pareja, Nuno Leonel (también enfermo de Hepatitis C), un año en la vida de un enfermo (el propio director) que se enfrenta a un nuevo tratamiento.
El portugués tenía claro que el contexto en el que él vivía y la situación de la calle tenían que estar presentes en la película, y más cuando una coincidencia sacudió el proyecto. El mismo día que Joaquim Pinto comenzaba en Madrid su tratamiento, era elegido como presidente del gobierno en España Mariano Rajoy. El empeoramiento del sistema sanitario y la inseguridad del realizador quedan patentes en su obra, como confiesa a El Confidencial: “No podíamos ignorarlo. La crisis en Portugal golpeó antes que a España, y por aquella época nosotros ya estábamos intervenidos por el FMI y la UE y con recortes drásticos en el sistema de sanidad pública. Lo que experimentamos en este año de rodaje es el inexorable final de un sueño: el de Europa como un lugar de solidaridad”.
Desnudo ante el público
Para "E agora? Lembra-me" Joaquim Pinto se desnuda por dentro y por fuera. La cámara le sigue por sus momentos más íntimos y plasma un trozo de vida, con sus caídas por un tratamiento demoledor y su amor incondicional por su pareja, que acaba por estar por encima de todo. El documental no pone cortapisas al espectador, y esa manera de exponerse al 100% fue algo que Pinto tuvo claro desde el principio.
“Fue una decisión consciente y hasta política. La mayoría de gente con VIH y HVC, al menos en Portugal, no hablan de su condición, tienen miedo a ser discriminados social y laboralmente, o simplemente de internalizar un estigma social que se les ha impuesto. Pensé que exponiéndome ayudaría a otras personas que no se atreven”, cuenta Pinto, que es consicente de que su película está más de actualidad que nunca, algo que no se imaginaba cuando comenzó a rodar su filme, al que considera una “precuela” de algo “grande y decisivo” que está ocurriendo ahora.
“El gobierno portugués se negaba hasta hace muy poco a tratar a gente con HVC por el alto coste de los tratamientos. Tras muchas muertes que se podían haber evitado los pacientes se manifestaron. Protestaron en el parlamento y hablaron en público por primera vez. Sus movimientos hicieron que el gobierno cambiara sus políticas y empezaran a tratar a la gente”, recuerda el director sin saber que también ha descrito lo ocurrido en los últimos meses en España.
El documental tenía una misión en sus inicios que se quedó corta: recordar a la gente que el SIDA sigue presente en nuestra sociedad. “Cuando la enfermedad era una sentencia de muerte hubo varios realizadores que hicieron películas desde una perspectiva muy personal. Ahora, con las terapias HAART, los países desarrollados están más preocupados por sobrevivir que por hacer películas sobre el tema. Pero el VIH está mucho más vivo y el problema permanece. Las enfermedades no son sólo asuntos médicos, son también una realidad social, así que mi caso particular no puede ser disociado del estado del mundo, de sus desigualdades y de sus contradicciones”, critica Joaquim Pinto.
El negocio de las enfermedades
Lo que “E Agora? Lembra-me” pone de manifiesto, es que las enfermedades sólo importan cuando afectan a los poderosos. Sólo cuando entran intereses económicos cambian las normas del juego. “La enfermedad es también un gran negocio, y algunas son tratadas como irrelevantes mientras sólo afecten a regiones que no pueden pagar los tratamientos. Lo que ha ocurrido con el ébola es una lección. La investigación médica no es una prioridad. El mundo es triste, y tarde o temprano nos enteraremos de la verdadera realidad destructiva del ser humano”, censura el realizador.
Y eso que su caso es el de un privilegiado, alguien que puede permitirse los tratamientos y tiene a una pareja que le cuide. Pinto es consciente de que no puede compararse con los más desfavorecidos, pero por ello critica un mundo que “sólo es libre para mover el dinero a la velocidad de la luz y para los especuladores”. “No hay libertad para las minorías oprimidas, o para aquellos que intentan escapar de sus conflictos y acaban ahogados en el mar mediterráneo o en centros de detención”, continúa.
Lo curioso de su documental es que es político sin ser explícito, hace pensar sin resultar sermoneante, universal a pesar de tratar el único caso de Joaquim y Nuno, y todo a través de la historia de amor de dos personas que afrontaron su enfermedad desde el coraje y desde el “poder transformador del amor”.
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