Imagen: Magonia |
Luis Alfonso Gámez | Magonia, 2015-04-23
http://magonia.com/2015/04/23/upv-cartel-homofobo/
La Universidad del País Vasco (UPV) ordenó ayer la retirada de los carteles de un ciclo de divulgación científica, organizado por el Consejo de Estudiantes de Vizcaya con la colaboración de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao (ACMB), porque su contenido “podría interpretarse como homófobo” y esa institución académica “rechaza toda expresión que pueda herir la sensibilidad de colectivos o personas concretas”. Los censores fueron incapaces de entender la ironía del anuncio, que llamaba también a instalar en el móvil una aplicación para chatear con los extraterrestres.
El Consejo de Estudiantes de Vizcaya de la UPV ha organizado en el campus de Leioa tres miércoles de charlas en las que se invita a “reflexionar y debatir sobre distintos aspectos sociales de la ciencia y sus consecuencias, como la experimentación humana y el mal uso de los antibióticos. También se tratarán los mitos y creencias que existen en temas como el consumo de transgénicos o el uso de colorantes y conservantes en la alimentación”. El primer día, ayer, Adrian Hugo Llorente, investigador del Museo Vasco de Historia de la Medicina, habló de “Medicina nazi: experimentación humana, tifus y guetos”; Juan J. Iruin, catedrático de química física, de “Quimiofobia en la vida cotidiana”; Taig McCarthy, fundador de Gïk Live, de los prejuicios existentes en el mundo del marketing acerca del uso de colorantes y conservantes; y Lucía Gallego, profesora de microbiología, sobre la resistencia a los antibióticos.
La polémica saltó cuando algunos calificaron en las redes de homófobo uno de los carteles que en la universidad anunciaban el acto porque en él se veía un colador bajo la leyenda: “Y de regalo, un casco protector para evitar que la CIA te vuelva homosexual”. Las quejas llevaron a la UPV a retirar el anuncio porque su “contenido que podría interpretarse como homófobo”. ¡Terrible! El cartel está concebido como publicidad de una aplicación de móvil llamada “Space Chat”, que “se vende” diciendo: “¿Hay vida inteligente en nuestro sistema solar? ¿Averígualo chateando con otros planetas!”. El colador para que los malvados yanquis no te hagan gay es el regalo en esta imaginaria oferta, publicidad de un “evento de divulgación científica y pensamiento crítico” que ha dejado claro que de lo último no hay mucho en ciertas altas instancias. Otro de los carteles de la campaña parodia un refresco de Coca-Cola rebautizado para la ocasión como “Alma Zero”, “ideal para recuperar electrolitos después de la confesión” y que reduce en 5 gramos el peso del alma, que normalmente es de 21 gramos, según el anuncio. No, no busquen “Alma Zero” en las máquinas de refrescos de la universidad, señores del Rectorado.
Yo me voy a poner un colador en la cabeza en cuanto pueda para no perder el sentido del humor. Creo que la UPV, que tan bien lo está haciendo en la divulgación de la ciencia, debería destinar en sus próximos presupuestos una partida para la adquisición de coladores con los que proteger los cerebros de sus gestores de las ondas de “buenrrollismo” políticamente correcto emitidas por cualquier masa enfurecida, además de someterles a un cursillo de alfabetización irónica. McCarthy, creador de los carteles, agradeció ayer la publicidad que han hecho de su trabajo quienes se han tomado los anuncios pie de la letra, pero lo cierto es que da un poco de pena.
La libertad de expresión no debe limitarse porque “algo podría interpretarse como”… o hiere “la sensibilidad de colectivos o personas concretas”. Si algo es delictivo, fuera. Si no, a aguantarse tocan, se meta con la religión, la ideología política, las inclinaciones sexuales, la alopecia o los extraterrestres. Las sensibilidades del equipo gestor de la UPV no están por encima del derecho fundamental a que, dentro de los límites marcados por la ley, cualquiera se exprese con total libertad.
Por si hubiera dudas, Eduardo Virgala, catedrático de derecho constitucional de la UPV, lamentaba ayer en Twitter la incapacidad de los responsables de la institución académica a la hora de percibir la ironía y manifestaba su apoyo al Consejo de Estudiantes contra la dictadura de lo políticamente correcto a la que se había rendido la universidad.
Mi más sincera felicitación al autor de la campaña publicitaria por su ingenio. Para mí, el colador es ya un símbolo del pensamiento crítico.
El Consejo de Estudiantes de Vizcaya de la UPV ha organizado en el campus de Leioa tres miércoles de charlas en las que se invita a “reflexionar y debatir sobre distintos aspectos sociales de la ciencia y sus consecuencias, como la experimentación humana y el mal uso de los antibióticos. También se tratarán los mitos y creencias que existen en temas como el consumo de transgénicos o el uso de colorantes y conservantes en la alimentación”. El primer día, ayer, Adrian Hugo Llorente, investigador del Museo Vasco de Historia de la Medicina, habló de “Medicina nazi: experimentación humana, tifus y guetos”; Juan J. Iruin, catedrático de química física, de “Quimiofobia en la vida cotidiana”; Taig McCarthy, fundador de Gïk Live, de los prejuicios existentes en el mundo del marketing acerca del uso de colorantes y conservantes; y Lucía Gallego, profesora de microbiología, sobre la resistencia a los antibióticos.
La polémica saltó cuando algunos calificaron en las redes de homófobo uno de los carteles que en la universidad anunciaban el acto porque en él se veía un colador bajo la leyenda: “Y de regalo, un casco protector para evitar que la CIA te vuelva homosexual”. Las quejas llevaron a la UPV a retirar el anuncio porque su “contenido que podría interpretarse como homófobo”. ¡Terrible! El cartel está concebido como publicidad de una aplicación de móvil llamada “Space Chat”, que “se vende” diciendo: “¿Hay vida inteligente en nuestro sistema solar? ¿Averígualo chateando con otros planetas!”. El colador para que los malvados yanquis no te hagan gay es el regalo en esta imaginaria oferta, publicidad de un “evento de divulgación científica y pensamiento crítico” que ha dejado claro que de lo último no hay mucho en ciertas altas instancias. Otro de los carteles de la campaña parodia un refresco de Coca-Cola rebautizado para la ocasión como “Alma Zero”, “ideal para recuperar electrolitos después de la confesión” y que reduce en 5 gramos el peso del alma, que normalmente es de 21 gramos, según el anuncio. No, no busquen “Alma Zero” en las máquinas de refrescos de la universidad, señores del Rectorado.
Yo me voy a poner un colador en la cabeza en cuanto pueda para no perder el sentido del humor. Creo que la UPV, que tan bien lo está haciendo en la divulgación de la ciencia, debería destinar en sus próximos presupuestos una partida para la adquisición de coladores con los que proteger los cerebros de sus gestores de las ondas de “buenrrollismo” políticamente correcto emitidas por cualquier masa enfurecida, además de someterles a un cursillo de alfabetización irónica. McCarthy, creador de los carteles, agradeció ayer la publicidad que han hecho de su trabajo quienes se han tomado los anuncios pie de la letra, pero lo cierto es que da un poco de pena.
La libertad de expresión no debe limitarse porque “algo podría interpretarse como”… o hiere “la sensibilidad de colectivos o personas concretas”. Si algo es delictivo, fuera. Si no, a aguantarse tocan, se meta con la religión, la ideología política, las inclinaciones sexuales, la alopecia o los extraterrestres. Las sensibilidades del equipo gestor de la UPV no están por encima del derecho fundamental a que, dentro de los límites marcados por la ley, cualquiera se exprese con total libertad.
Por si hubiera dudas, Eduardo Virgala, catedrático de derecho constitucional de la UPV, lamentaba ayer en Twitter la incapacidad de los responsables de la institución académica a la hora de percibir la ironía y manifestaba su apoyo al Consejo de Estudiantes contra la dictadura de lo políticamente correcto a la que se había rendido la universidad.
Mi más sincera felicitación al autor de la campaña publicitaria por su ingenio. Para mí, el colador es ya un símbolo del pensamiento crítico.
DOCUMENTACIÓN
Un casco contra la homosexualidad por asistir a unas conferencias
Sara Polo | El Mundo, 2015-04-22
http://www.elmundo.es/pais-vasco/2015/04/22/5537c944ca4741ec488b4580.html
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