Imagen: El Diario Cantabria / Aitzole Araneta |
Ángela Luján | El Diario Cantabria, 2020-02-08
https://www.eldiariocantabria.es/articulo/entrevistas/pin-parental-es-debate-poner-cuestion-toda-iniciativa-suponga-hablar-diversidad/20200208120642071313.html
Aitzole Araneta (Guipúzcoa, 1982), es sexóloga, técnica de igualdad, activista trans y feminista y miembro del partido político Podemos, además de consejera y responsable estatal del Área de Salud y LGTBI. Aunque actualmente es portavoz de Podemos en el Ayuntamiento de San Sebastián, Araneta es un icono de la incansable lucha de las mujeres en situación trans, y que, por propia experiencia, habla para eldiariocantabria_es sobre la diversidad sexual, la educación sexual y la situación LGTBI y trans en el Estado Español con motivo de su participación en el Foro Cántabro por el Cambio que se celebrará este sábado 8 en La Moraduca, sede de Podemos Cantabria.
Aitzole, ¿en qué momento decidiste participar de forma activa en la política?
De forma activa en la política comencé a participar desde el activismo, porque yo entiendo que el activismo es política. Hablando ya de la política de partido o de la política institucional, decidí incorporarme sobre todo por la situación que me acompañaba de transexualidad y por las discriminaciones que había vivido, fue en ese momento donde tome una conciencia más politizada. En un momento dado yo vivía en Madrid y participaba como activista en movimientos de la ciudad y conocí a varias personas que fueron las que fundaron Podemos, un partido que se dio cuenta de que había cuestiones que no se trataban, como el tema de la diversidad sexual, temas LGTBI, temas trans y consideraron que, por mi formación como sexóloga, técnica de igualdad, activista y situación personal, podía aportar al partido ese conocimiento.
Mi participación política no era algo que yo tuviese en mente, se fue desarrollando, porque yo venía del activismo. Pero entre mi conocimiento y mi conciencia política y situación, comencé en una política más de partido y pasé por unas primarias para ser candidata a la alcaldía de San Sebastián, que no lo he sido pero soy la portavoz del grupo municipal de Elkarrekin Podemos.
Como activista de una lucha incansable por defender los derechos de las mujeres en situación trans y por la liberación de los roles de género tradicionales, como miembro de Elkarrekin Podemos, ¿qué medidas crees que hacen falta urgentemente en España en relación con este tema?
Lo que hace falta como sociedad es una educación de los sexos, una educación que nos haga ve lo que compartimos, es decir, deseos, aspiraciones, ganas de compartir lazos con otros, todo eso es parte de nuestra dimensión sexuada y es mucho más que aquello que nos diferencia, como las desigualdades y violencias.
Ahora mismo hay dos cuestiones candentes, el ‘pin parental’ y la situación de las mujeres en situación de transexualidad en su día a día, su inclusión, esas dos cuestiones responden a que realmente no tenemos una educación sexual y en diversidad. Por otra parte, depende del nivel en el que estemos lo que hace falta es romper con esos estereotipos o esos roles preestablecidos desde la educación sexual algo muy importante para el futuro. Trabajamos para lo urgente, para temas de violencia entre la pareja o violencia sexual, como la manada pero no tenemos herramientas ni para los encuentros ni para los diálogos, ni para saber decir que no ni que sí, ni para expresarnos. Por eso más allá de la urgencia de esas campañas también se tiene que integrar una educación sexual, no de follar ni de poner un preservativo en un plátano, de una educación de los géneros.
Claro porque, en lo cotidiano, ¿a qué problemas se enfrenta una mujer transexual en cualquier ámbito?
Nos enfrentamos a problemas en todos los ámbitos. En el laboral hay una tasa de paro muy grande porque muchas mujeres transexuales abandonaban los estudios por la violencia que sufrimos desde edades muy tempranas, donde tampoco había un apoyo a las familias. Por ejemplo, si vas a un banco o a un aeropuerto y enseñas tu documentación pueden pensar que se la has robado a alguien pero, en realidad, es tu documentación y no puedes cambiar porque existe una ley que dice que tienes que declararte como enferma mental y tienes que pasar por un proceso médico de mínimo dos años para poder proceder al cambio registral de tu documentación. ¿Qué pasa?, que esto trae problemas a la hora de buscar un trabajo, a la hora de hacer una gestión en el banco, a la hora de inscribirte en un gimnasio, de coger un avión, es decir, cosas del día a día. Este cambio registra del que hablo es una ley que no permite además acogerse a ella a menores ni a personas que no tengan la nacionalidad española y aunque esta ley reconoce que puede haber mujeres con pene y hombres con vulva tampoco es integral porque se queda en el cambio registrativo de la mención de sexo pero no en los problemas más allá, como la grave tasa de paro del 85%, la situación de los menores o la inclusión social, por ponerte un ejemplo.
También hay un debate por ejemplo en los medios de comunicación porque muchas veces se ha cuestionado que si estas mujeres son mujeres o no. Cuando te niegan tu identidad te quitan una gran parte de tu dignidad y legitimidad. Que hoy en día por ley se refiera a un trastorno mental es considerar una parte de la diversidad sexual como una enfermedad. En conclusión, conceptualizar estas cuestiones afecta directamente a las vidas de las mujeres en situación trans. Digo ‘situación trans’ porque no es una identidad, no es algo que te defina, aunque sí que te marca, pero en un futuro debería ser algo como ser rubia o ser alta, algo tan básico y tan simple como eso. Queda mucho por hacer tanto a nivel legislativo como educativo para solucionar estos problemas y que ser una mujer trans sea tan normal como ser rubia o alta.
Has comentado que la educación sexual es una base muy importante, en términos de identidad, personalidad, ser quien eres, ¿cómo debe tratarse el tema desde el principio?
Pasa por explicar que nadie es más que nadie y que tenemos cuerpos diversos, que ninguna mujer es más que otra, ni que un hombre es más que otro. Esto es un debate que ya existía. La palabra sexo la inventaron los griegos, y es un término que habla del "sexus/sexare", aquello que me corta, me diferencia, pero la diferencia vista como valor, como aquello que me otorga una identidad. Hemos mezclado ese valor de cultivo que son los sexos con genitales, aquellos órganos que generan nuevas generaciones, pero que son mucho más que unos órganos concretos del cuerpo, con discursos biomédicos, que si cromosomas, hormonas o cirugías, o con suciedad y moral, follar y otras prácticas eróticas que son eso, prácticas más que algo que nos defina, y con imposiciones, lo que vendría a ser el género, pero precisamente el salirnos de estos marcos reduccionistas nos permite apreciarnos y valorar a los demás como seres sexuados, apreciando y poniendo en valor sus diferencias como generadoras de una diversidad que nos enriquece, más que centrándonos en discursos limitantes de que somos genitales, hormonas o seres que por imposiciones están abocados a la violencia o al desencuentro. Esos son conocimientos que hay que saber.
Luego, para trabajar la educación sexual hay materiales, herramientas, métodos concretos, pero necesitamos hablar de cuestiones tan fundamentales como que tenemos cuerpos diversos. Por ejemplo, hay herramientas para poder expresarnos en un diálogo con los demás, en la gestión con nuestros propios deseos, de los deseos de los demás, de la aceptación o del rechazo en ciertas situaciones que se plantean: todo eso se puede educar.
El polémico ‘pin parental’, no hay un tema que refuerce más la aberración de esta propuesta como uno de los que estamos tratando hoy. ¿Qué consecuencias traería este ‘pin parental’ para niñas y niños trans o para el movimiento LGTBI?
En general en `pin parental` es un debate que surge en un momento dado pero que es artificial porque los padres ya están informados mediante las AMPAS. Lo que en realidad el `pin parental´ supone es que se está poniendo en duda las decisiones que ha tomado todo un consejo escolar y todos los profesionales de la educación. Al final es un debate para poner en cuestión toda iniciativa que suponga hablar de la diversidad y de su reconocimiento. La consecuencia de este pin parental es volver al agujero de los malestares o de querer encajar a la gente. Considero que más que un debate interesado es un intento de algo que no podemos seguir obviando, por eso hay que hacer pedagogía con los más jóvenes.
En cuanto a los jóvenes, existe un sector que desconoce e incluso rechaza la diversidad, ¿de dónde viene esa carencia?
Yo siempre digo que todas las personas reciben educación sexual todo el tiempo. Las familias, la comunidad educativa, las instituciones o los medios de comunicación son agentes de educación sexual, eso es innegable aunque ahora ciertos partidos políticos o ciertas corrientes ideológicas lo estén intentando vetar. El desconocimiento es grande pero creo que tiene fácil solución si hacemos una apuesta social y política, sobre todo para el bienestar y la integración social de gente muy diversa.
Claro, más allá de que Unidas Podemos lleven una propuesta de ley que pueda regular a nivel penal toda la serie de desencuentros y de violencia de carácter erótico, ‘las manadas’, etc., tenemos que trabajar las herramientas con las que dotamos a los jóvenes para que establezcan diálogos entre hombres y mujeres. Respecto a esto hay vías complementarias, aparte de la legislativa y la que responde a las urgencias muy graves, luego tenemos una parte importante que es la que va a tener un efecto en el futuro como es dotar a la población para dialogar entre diferentes, entre hombres, mujeres, gente negra, inmigrante o de diferentes culturas.
Vas a participar este sábado en el Foro Cántabro por el Cambio, ¿qué crees que es lo más importante que debe reivindicarse?
Dos cuestiones. Una, que las mujeres sean como sean forman parte de ese movimiento tan potente como es el movimiento feminista y que tenemos mucho que aportar. La otra cuestión en la que quiero incidir es la terminología, dar unas nociones básicas sobre algunos términos que utilizamos muchas veces mal, en base a eso, enlazarlo con la importancia que tiene la educación de los sexos, algo que está pendiente. Me gustaría también hacer referencia a cuestiones más legislativas que ya están encima de la mesa por parte de Unidas Podemos.
Aitzole, ¿en qué momento decidiste participar de forma activa en la política?
De forma activa en la política comencé a participar desde el activismo, porque yo entiendo que el activismo es política. Hablando ya de la política de partido o de la política institucional, decidí incorporarme sobre todo por la situación que me acompañaba de transexualidad y por las discriminaciones que había vivido, fue en ese momento donde tome una conciencia más politizada. En un momento dado yo vivía en Madrid y participaba como activista en movimientos de la ciudad y conocí a varias personas que fueron las que fundaron Podemos, un partido que se dio cuenta de que había cuestiones que no se trataban, como el tema de la diversidad sexual, temas LGTBI, temas trans y consideraron que, por mi formación como sexóloga, técnica de igualdad, activista y situación personal, podía aportar al partido ese conocimiento.
Mi participación política no era algo que yo tuviese en mente, se fue desarrollando, porque yo venía del activismo. Pero entre mi conocimiento y mi conciencia política y situación, comencé en una política más de partido y pasé por unas primarias para ser candidata a la alcaldía de San Sebastián, que no lo he sido pero soy la portavoz del grupo municipal de Elkarrekin Podemos.
Como activista de una lucha incansable por defender los derechos de las mujeres en situación trans y por la liberación de los roles de género tradicionales, como miembro de Elkarrekin Podemos, ¿qué medidas crees que hacen falta urgentemente en España en relación con este tema?
Lo que hace falta como sociedad es una educación de los sexos, una educación que nos haga ve lo que compartimos, es decir, deseos, aspiraciones, ganas de compartir lazos con otros, todo eso es parte de nuestra dimensión sexuada y es mucho más que aquello que nos diferencia, como las desigualdades y violencias.
Ahora mismo hay dos cuestiones candentes, el ‘pin parental’ y la situación de las mujeres en situación de transexualidad en su día a día, su inclusión, esas dos cuestiones responden a que realmente no tenemos una educación sexual y en diversidad. Por otra parte, depende del nivel en el que estemos lo que hace falta es romper con esos estereotipos o esos roles preestablecidos desde la educación sexual algo muy importante para el futuro. Trabajamos para lo urgente, para temas de violencia entre la pareja o violencia sexual, como la manada pero no tenemos herramientas ni para los encuentros ni para los diálogos, ni para saber decir que no ni que sí, ni para expresarnos. Por eso más allá de la urgencia de esas campañas también se tiene que integrar una educación sexual, no de follar ni de poner un preservativo en un plátano, de una educación de los géneros.
Claro porque, en lo cotidiano, ¿a qué problemas se enfrenta una mujer transexual en cualquier ámbito?
Nos enfrentamos a problemas en todos los ámbitos. En el laboral hay una tasa de paro muy grande porque muchas mujeres transexuales abandonaban los estudios por la violencia que sufrimos desde edades muy tempranas, donde tampoco había un apoyo a las familias. Por ejemplo, si vas a un banco o a un aeropuerto y enseñas tu documentación pueden pensar que se la has robado a alguien pero, en realidad, es tu documentación y no puedes cambiar porque existe una ley que dice que tienes que declararte como enferma mental y tienes que pasar por un proceso médico de mínimo dos años para poder proceder al cambio registral de tu documentación. ¿Qué pasa?, que esto trae problemas a la hora de buscar un trabajo, a la hora de hacer una gestión en el banco, a la hora de inscribirte en un gimnasio, de coger un avión, es decir, cosas del día a día. Este cambio registra del que hablo es una ley que no permite además acogerse a ella a menores ni a personas que no tengan la nacionalidad española y aunque esta ley reconoce que puede haber mujeres con pene y hombres con vulva tampoco es integral porque se queda en el cambio registrativo de la mención de sexo pero no en los problemas más allá, como la grave tasa de paro del 85%, la situación de los menores o la inclusión social, por ponerte un ejemplo.
También hay un debate por ejemplo en los medios de comunicación porque muchas veces se ha cuestionado que si estas mujeres son mujeres o no. Cuando te niegan tu identidad te quitan una gran parte de tu dignidad y legitimidad. Que hoy en día por ley se refiera a un trastorno mental es considerar una parte de la diversidad sexual como una enfermedad. En conclusión, conceptualizar estas cuestiones afecta directamente a las vidas de las mujeres en situación trans. Digo ‘situación trans’ porque no es una identidad, no es algo que te defina, aunque sí que te marca, pero en un futuro debería ser algo como ser rubia o ser alta, algo tan básico y tan simple como eso. Queda mucho por hacer tanto a nivel legislativo como educativo para solucionar estos problemas y que ser una mujer trans sea tan normal como ser rubia o alta.
Has comentado que la educación sexual es una base muy importante, en términos de identidad, personalidad, ser quien eres, ¿cómo debe tratarse el tema desde el principio?
Pasa por explicar que nadie es más que nadie y que tenemos cuerpos diversos, que ninguna mujer es más que otra, ni que un hombre es más que otro. Esto es un debate que ya existía. La palabra sexo la inventaron los griegos, y es un término que habla del "sexus/sexare", aquello que me corta, me diferencia, pero la diferencia vista como valor, como aquello que me otorga una identidad. Hemos mezclado ese valor de cultivo que son los sexos con genitales, aquellos órganos que generan nuevas generaciones, pero que son mucho más que unos órganos concretos del cuerpo, con discursos biomédicos, que si cromosomas, hormonas o cirugías, o con suciedad y moral, follar y otras prácticas eróticas que son eso, prácticas más que algo que nos defina, y con imposiciones, lo que vendría a ser el género, pero precisamente el salirnos de estos marcos reduccionistas nos permite apreciarnos y valorar a los demás como seres sexuados, apreciando y poniendo en valor sus diferencias como generadoras de una diversidad que nos enriquece, más que centrándonos en discursos limitantes de que somos genitales, hormonas o seres que por imposiciones están abocados a la violencia o al desencuentro. Esos son conocimientos que hay que saber.
Luego, para trabajar la educación sexual hay materiales, herramientas, métodos concretos, pero necesitamos hablar de cuestiones tan fundamentales como que tenemos cuerpos diversos. Por ejemplo, hay herramientas para poder expresarnos en un diálogo con los demás, en la gestión con nuestros propios deseos, de los deseos de los demás, de la aceptación o del rechazo en ciertas situaciones que se plantean: todo eso se puede educar.
El polémico ‘pin parental’, no hay un tema que refuerce más la aberración de esta propuesta como uno de los que estamos tratando hoy. ¿Qué consecuencias traería este ‘pin parental’ para niñas y niños trans o para el movimiento LGTBI?
En general en `pin parental` es un debate que surge en un momento dado pero que es artificial porque los padres ya están informados mediante las AMPAS. Lo que en realidad el `pin parental´ supone es que se está poniendo en duda las decisiones que ha tomado todo un consejo escolar y todos los profesionales de la educación. Al final es un debate para poner en cuestión toda iniciativa que suponga hablar de la diversidad y de su reconocimiento. La consecuencia de este pin parental es volver al agujero de los malestares o de querer encajar a la gente. Considero que más que un debate interesado es un intento de algo que no podemos seguir obviando, por eso hay que hacer pedagogía con los más jóvenes.
En cuanto a los jóvenes, existe un sector que desconoce e incluso rechaza la diversidad, ¿de dónde viene esa carencia?
Yo siempre digo que todas las personas reciben educación sexual todo el tiempo. Las familias, la comunidad educativa, las instituciones o los medios de comunicación son agentes de educación sexual, eso es innegable aunque ahora ciertos partidos políticos o ciertas corrientes ideológicas lo estén intentando vetar. El desconocimiento es grande pero creo que tiene fácil solución si hacemos una apuesta social y política, sobre todo para el bienestar y la integración social de gente muy diversa.
Claro, más allá de que Unidas Podemos lleven una propuesta de ley que pueda regular a nivel penal toda la serie de desencuentros y de violencia de carácter erótico, ‘las manadas’, etc., tenemos que trabajar las herramientas con las que dotamos a los jóvenes para que establezcan diálogos entre hombres y mujeres. Respecto a esto hay vías complementarias, aparte de la legislativa y la que responde a las urgencias muy graves, luego tenemos una parte importante que es la que va a tener un efecto en el futuro como es dotar a la población para dialogar entre diferentes, entre hombres, mujeres, gente negra, inmigrante o de diferentes culturas.
Vas a participar este sábado en el Foro Cántabro por el Cambio, ¿qué crees que es lo más importante que debe reivindicarse?
Dos cuestiones. Una, que las mujeres sean como sean forman parte de ese movimiento tan potente como es el movimiento feminista y que tenemos mucho que aportar. La otra cuestión en la que quiero incidir es la terminología, dar unas nociones básicas sobre algunos términos que utilizamos muchas veces mal, en base a eso, enlazarlo con la importancia que tiene la educación de los sexos, algo que está pendiente. Me gustaría también hacer referencia a cuestiones más legislativas que ya están encima de la mesa por parte de Unidas Podemos.
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