Imagen: El País |
Una exposición en la Fundación Canal muestra la desigualdad en los roles de hombres y mujeres en la fotografía. Trata además temas como la identidad y la individualidad.
Alberto Martín | El País, 2015-11-13
http://cultura.elpais.com/cultura/2015/11/04/babelia/1446657661_734891.html
El título original de esta exposición, organizada en 2013 por el George Eastman Museum a partir mayoritariamente de sus propios fondos, era The Gender Show. En el camino hacia su presentación en Madrid no solo se ha modificado su título, sino algo más. Se trataba de una exposición bastante abierta en sus planteamientos y vías de indagación visual, sin grandes pretensiones discursivas, pero que exploraba con cierto interés las diferentes maneras en que la fotografía, a lo largo de su historia, ha podido registrar, vehicular o incluso impulsar algunas cuestiones relativas al género, desde la definición de arquetipos o el desarrollo de estereotipos hasta las estrategias de deconstrucción planteadas en las últimas décadas desde la esfera artística.
Para abordar justamente esta última perspectiva, la exposición incorporaba en origen obras de artistas como Martha Rosler, Cindy Sherman, Rineke Dijkstra, Janine Antoni, Catherine Opie, Zanele Muholi o Gillian Wearing. Contenidos que no se incluyen en la muestra que ahora se presenta. Esta circunstancia es importante en la medida en que no solo queda realmente disminuida la presencia de mujeres artistas, en extrema desigualdad con el claro predominio de hombres, sino que la propuesta pasa a ser, en lo fundamental, una revisión de la producción de las nociones, estereotipos y roles de lo masculino y lo femenino, sin el contrapunto de su deconstrucción y desnaturalización. Por otra parte está la sustitución del título inicial, ‘The Gender Show’, por el de 'Percepciones', con el significativo subtítulo de 'Hombre y mujer en la historia de la fotografía', que encierra y restringe implícitamente el discurso dentro del binario hombre-mujer, masculino-femenino.
Como toda exposición temática que se articula por medio de un recorrido por la historia de la fotografía, también termina siendo esta, en parte, una exposición sobre el propio medio, aquí con una especial preponderancia del retrato, lo que lleva a que cuestiones como la identidad, la individualidad o la subjetividad, más allá de su relación con el contexto del género, cobren también un inevitable protagonismo. Sin embargo, el recorrido histórico que las fotografías reunidas podrían trazar sobre este y otros temas, permitiendo una perspectiva evolutiva y comparativa, se rompe por una división de los contenidos en apartados que pretenden dar cuenta de la problemática acerca de los roles y atributos de lo masculino y lo femenino. ‘Poder y autoridad’, ‘Sensualidad y sumisión’, ‘Seducción y deseo’, ‘Alma desnuda’ y ‘Quiero ser tú’ son las cinco divisiones establecidas. Tanto esta estructura como el propio texto que abre y justifica cada una de estas secciones, con un planteamiento excesivamente básico y reiterativo, terminan construyendo un contexto de lectura y análisis de las obras demasiado descriptivo y cerrado. Algunas de las imágenes soportan mal la clasificación, siendo posible su inclusión en diferentes apartados; otras sufren por la, en ocasiones, severa descontextualización a que se las somete, y en muchos casos la separación a lo largo de diferentes secciones de obras de un mismo autor, periodo o género juega en contra del discurso. Así ocurre, por poner algunos ejemplos, con las obras de Lewis Hine o August Sander; con los magníficos retratos de Yousuf Karsh; con el excelente bloque de anuncios publicitarios de Sid Avery, Nickolas Muray y Victor Keppler, o con las imágenes de autores como Gilles Caron o Louie Palu.
En una exposición como esta, que contiene excelentes fotógrafos y excelentes fotografías, una lectura alternativa podría consistir en reconstruir, a lo largo del recorrido, una historia y una problemática del retrato fotográfico en su relación con el tema del género y la identidad: la autoridad del retratado, la asignación socioprofesional, la belleza y la fotogenia, la fascinación por la marginalidad, la autenticidad e interioridad del sujeto o el cuestionamiento de la subjetividad individual.
Para abordar justamente esta última perspectiva, la exposición incorporaba en origen obras de artistas como Martha Rosler, Cindy Sherman, Rineke Dijkstra, Janine Antoni, Catherine Opie, Zanele Muholi o Gillian Wearing. Contenidos que no se incluyen en la muestra que ahora se presenta. Esta circunstancia es importante en la medida en que no solo queda realmente disminuida la presencia de mujeres artistas, en extrema desigualdad con el claro predominio de hombres, sino que la propuesta pasa a ser, en lo fundamental, una revisión de la producción de las nociones, estereotipos y roles de lo masculino y lo femenino, sin el contrapunto de su deconstrucción y desnaturalización. Por otra parte está la sustitución del título inicial, ‘The Gender Show’, por el de 'Percepciones', con el significativo subtítulo de 'Hombre y mujer en la historia de la fotografía', que encierra y restringe implícitamente el discurso dentro del binario hombre-mujer, masculino-femenino.
Como toda exposición temática que se articula por medio de un recorrido por la historia de la fotografía, también termina siendo esta, en parte, una exposición sobre el propio medio, aquí con una especial preponderancia del retrato, lo que lleva a que cuestiones como la identidad, la individualidad o la subjetividad, más allá de su relación con el contexto del género, cobren también un inevitable protagonismo. Sin embargo, el recorrido histórico que las fotografías reunidas podrían trazar sobre este y otros temas, permitiendo una perspectiva evolutiva y comparativa, se rompe por una división de los contenidos en apartados que pretenden dar cuenta de la problemática acerca de los roles y atributos de lo masculino y lo femenino. ‘Poder y autoridad’, ‘Sensualidad y sumisión’, ‘Seducción y deseo’, ‘Alma desnuda’ y ‘Quiero ser tú’ son las cinco divisiones establecidas. Tanto esta estructura como el propio texto que abre y justifica cada una de estas secciones, con un planteamiento excesivamente básico y reiterativo, terminan construyendo un contexto de lectura y análisis de las obras demasiado descriptivo y cerrado. Algunas de las imágenes soportan mal la clasificación, siendo posible su inclusión en diferentes apartados; otras sufren por la, en ocasiones, severa descontextualización a que se las somete, y en muchos casos la separación a lo largo de diferentes secciones de obras de un mismo autor, periodo o género juega en contra del discurso. Así ocurre, por poner algunos ejemplos, con las obras de Lewis Hine o August Sander; con los magníficos retratos de Yousuf Karsh; con el excelente bloque de anuncios publicitarios de Sid Avery, Nickolas Muray y Victor Keppler, o con las imágenes de autores como Gilles Caron o Louie Palu.
En una exposición como esta, que contiene excelentes fotógrafos y excelentes fotografías, una lectura alternativa podría consistir en reconstruir, a lo largo del recorrido, una historia y una problemática del retrato fotográfico en su relación con el tema del género y la identidad: la autoridad del retratado, la asignación socioprofesional, la belleza y la fotogenia, la fascinación por la marginalidad, la autenticidad e interioridad del sujeto o el cuestionamiento de la subjetividad individual.
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