Imagen: Durangon / Ion Andoni del Amo |
M. Aranbarri | Durangon, 2016-12-06
http://www.durangon.com/la-patxanga-esta-absolutamente-normalizada-las-txosnas/
‘Jaia eta borroka’, fiesta y lucha, era uno de los lemas principales de la movilización contrahegemónica de los ochenta. Indicaba que la reivindicación no estaba reñida con la fiesta y que los espacios festivos son también espacios de lucha.
De esta reflexión toma el nombre ‘Party&Borroka. Jóvenes, músicas y conflictos en Euskal Herria’, el libro editado por Txalaparta que Ion Andoni del Amo (Durango, 1974) ha presentado en la Azoka.
Ingeniero de Telecomunicaciones y licenciado en Sociología, máster en Modelos y Áreas de Investigación Social y Doctor en Comunicación social, Del Amo es actualmente profesor en la UPV/EHU y miembro del grupo de investigación NOR. También compagina esta actividad con su labor como concejal de EH Bildu en Durango.
-El libro tiene su origen en un trabajo más amplio -tu tesis doctoral- en la que repasas 60 años de la historia socio-musical de Euskal Herria con el foco puesto en la contracultura.
-La música actúa como hilo conductor de los cambios sociales, culturales, políticos y económicos que se han dado en Euskal Herria. Es un recorrido de seis décadas que se detiene especialmente en los últimos diez o quince años. De hecho, Pablo Cabeza, autor del prólogo, ya lo advierte: “Es un libro en el que casi no se habla de música”.
Kantaldis e identidad
‘Party&Borroka’ se remonta hasta los kantaldis de la Euskal Kantagintza Berria para poner en valor un movimiento “fundamental” en la reconstrucción y reproducción de la identidad cultural y política. De hecho, su relevancia fue más allá de la influencia de la nueva ‘chanson’ francesa, Bob Dylan, Joan Báez, Víctor Jara o el paralelismo “histórico” con la Nova Cançó catalana.
“Es un caso especial -admite Del Amo-. La ausencia de políticas culturales claras genera expresiones contraculturales en las que la conjunción política y cultural se da de forma natural”.
La banda sonora de Euskal Herria tampoco podría entenderse sin el Rock Radikal Vasco, un fenómeno del que la mayoría de los artistas renegó al entender que “era una etiqueta comercial que utilizaban las discográficas para vender más discos”.
Su impacto traspasó las barreras de Euskal Herria hasta elevar la popularidad en el Estado, Iparralde y Latinoamérica de La Polla Records, Eskorbuto, Barricada, Hertzainak, Zarama y Kortatu, entre otros, por encima de la de los grupos anglosajones de punk.
El tapón del Rock Radikal Vasco
La fuerza del RRV fue tal que actuó “como un tapón que aquí tardó mucho en estallar”. De hecho, frenó la expansión de otros estilos musicales y, a día de hoy, sigue habiendo “prejuicios” hacia la música electrónica y, en menor medida, hacia el rap en los circuitos de txosnas y gaztetxes. “Ha costado pasar de la música como compromiso militante a la música como estallido festivo más vinculada al hedonismo”, subraya el autor.
-¿Y ahora qué? ¿En qué momento se encuentra la escena musical euskaldun?
-Como escribo en uno de los capítulos del libro, estamos en un país con una única música, aunque sea un poco mala. Los circuitos contraculturales son más abiertos, más universales. La estética ya no es tan marcada y los vascos hemos empezado a bailar temas comerciales. Te pasas por Goienkale y, salvo en contadas excepciones, los bares parecen clónicos. La patxanga está absolutamente normalizada en las txosnas y Durango es un ejemplo de ello.
De esta reflexión toma el nombre ‘Party&Borroka. Jóvenes, músicas y conflictos en Euskal Herria’, el libro editado por Txalaparta que Ion Andoni del Amo (Durango, 1974) ha presentado en la Azoka.
Ingeniero de Telecomunicaciones y licenciado en Sociología, máster en Modelos y Áreas de Investigación Social y Doctor en Comunicación social, Del Amo es actualmente profesor en la UPV/EHU y miembro del grupo de investigación NOR. También compagina esta actividad con su labor como concejal de EH Bildu en Durango.
-El libro tiene su origen en un trabajo más amplio -tu tesis doctoral- en la que repasas 60 años de la historia socio-musical de Euskal Herria con el foco puesto en la contracultura.
-La música actúa como hilo conductor de los cambios sociales, culturales, políticos y económicos que se han dado en Euskal Herria. Es un recorrido de seis décadas que se detiene especialmente en los últimos diez o quince años. De hecho, Pablo Cabeza, autor del prólogo, ya lo advierte: “Es un libro en el que casi no se habla de música”.
Kantaldis e identidad
‘Party&Borroka’ se remonta hasta los kantaldis de la Euskal Kantagintza Berria para poner en valor un movimiento “fundamental” en la reconstrucción y reproducción de la identidad cultural y política. De hecho, su relevancia fue más allá de la influencia de la nueva ‘chanson’ francesa, Bob Dylan, Joan Báez, Víctor Jara o el paralelismo “histórico” con la Nova Cançó catalana.
“Es un caso especial -admite Del Amo-. La ausencia de políticas culturales claras genera expresiones contraculturales en las que la conjunción política y cultural se da de forma natural”.
La banda sonora de Euskal Herria tampoco podría entenderse sin el Rock Radikal Vasco, un fenómeno del que la mayoría de los artistas renegó al entender que “era una etiqueta comercial que utilizaban las discográficas para vender más discos”.
Su impacto traspasó las barreras de Euskal Herria hasta elevar la popularidad en el Estado, Iparralde y Latinoamérica de La Polla Records, Eskorbuto, Barricada, Hertzainak, Zarama y Kortatu, entre otros, por encima de la de los grupos anglosajones de punk.
El tapón del Rock Radikal Vasco
La fuerza del RRV fue tal que actuó “como un tapón que aquí tardó mucho en estallar”. De hecho, frenó la expansión de otros estilos musicales y, a día de hoy, sigue habiendo “prejuicios” hacia la música electrónica y, en menor medida, hacia el rap en los circuitos de txosnas y gaztetxes. “Ha costado pasar de la música como compromiso militante a la música como estallido festivo más vinculada al hedonismo”, subraya el autor.
-¿Y ahora qué? ¿En qué momento se encuentra la escena musical euskaldun?
-Como escribo en uno de los capítulos del libro, estamos en un país con una única música, aunque sea un poco mala. Los circuitos contraculturales son más abiertos, más universales. La estética ya no es tan marcada y los vascos hemos empezado a bailar temas comerciales. Te pasas por Goienkale y, salvo en contadas excepciones, los bares parecen clónicos. La patxanga está absolutamente normalizada en las txosnas y Durango es un ejemplo de ello.
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