Imagen: Noticias de Gipuzkoa / Pere Estupinyà |
Tras sumergirse en el mundo del sexo, Estupinyà anima a la sociedad a “rascar donde no pica” y descubrir nuevas maneras de vivir la sexualidad.
Rubén Olveira Araujo | Noticias de Gipuzkoa, 2016-12-05
http://www.noticiasdegipuzkoa.com/2016/12/05/sociedad/a-nivel-intelectual-el-sexo-es-mucho-mas-rico-de-lo-que-se-piensa
Inquieto y simpático, Pere Estupinyà es bioquímico, divulgador científico y actualmente presentador del programa ‘El cazador de cerebros’ de TVE2. Su interés por la ciencia del sexo nació “de manera repentina y bastante cómica” una mañana de noviembre de 2008 en Washington DC. “Andaba merodeando por un macrocongreso de neurociencia buscando novedades entre los más de treinta mil investigadores que presentaban sus trabajos, cuando vi un póster científico con el título ‘La estimulación clitórica induce a la activación FOS en el cerebro de rata’”. Frente a él estaba de pie la joven investigadora Mayte Parada, a quien Pere preguntó, lo más serio que pudo, cómo estimulaba el clítoris de las ratas. “Utilizo un pincel, pero hay varias técnicas”, respondió ella. Desde entonces ha llovido mucho y, entre otras cosas, se ha convertido en el primer hombre de la historia en tener un orgasmo bajo un escáner de resonancia magnética funcional. Más allá de las anécdotas, Pere se ha sumergido en una labor de recopilación de conocimientos científicos sobre el sexo, dando lugar a ‘S=EX2: La ciencia del sexo’. Su objetivo: arrojar un rayo de luz sobre esta materia que tantas veces se ha relegado a la oscuridad.
Aun a riesgo de que resulte redundante la pregunta, ¿hay ciencia en el sexo?
-La ciencia como tal no existe. Es más bien un método de análisis basado en la observación, en el empirismo, en hacer hipótesis y en ponerlas a prueba experimentalmente y sacar unas conclusiones objetivas. Por tanto, una pregunta más acertada sería: ¿Se puede analizar el sexo científicamente? La respuesta es un sí rotundo. Todo lo que no sea sobrenatural se puede analizar científicamente.
¿Qué es lo que se puede analizar del sexo más concretamente?
-Por ejemplo, se pueden analizar qué hormonas están relacionadas con el deseo sexual. O también si los niños que han sufrido maltratos serán maltratadores de mayores. Un filósofo se hará sus pajas mentales; es decir, elaborará una hipótesis que puede ser más o menos coherente. Pero lo que dice la ciencia es: “Shut up and calculate” (“Calla y calcula”). Esta es tu hipótesis y ahora vamos a hacer unas encuestas, pruebas y experimentos para ver si es así o no.
Entonces, ¿se puede explicar todo desde el método científico?
-Es verdad que hay ámbitos que son más fácilmente estudiables por la ciencia que otros, como podrían ser las moléculas, los genes, etc. La parte del comportamiento humano, aunque sea más compleja, sí que se puede estudiar mediante estadísticas y analizar empíricamente, por ejemplo, si a los blancos les gustan más las asiáticas o no. Esto también sería una aproximación científica. Sin embargo, fuera del método científico se encuentran la filosofía, la antropología, la historia, etc., y estas disciplinas también tienen mucho que decir sobre el sexo. Sin ir más lejos, el debate sobre el matrimonio homosexual no es científico. Es ético y político, pero la ciencia aquí no puede decir nada. Yo hablo sobre ciencia, pero sé que no es todo.
¿Considera necesaria una disciplina que se enfoque científicamente en el sexo: la Sexología?
-La academia se separa en disciplinas para estudiar la realidad. Hay facultades de Química, de Física, de Sociología, etc. No puede haber una facultad de todo, porque el conocimiento es grandísimo. Pero la realidad no está separada. La visión académica tiene disciplinas, pero la realidad no. De ahí surge precisamente la Sexología: de ese intento de aunar todos los conocimientos sobre un fenómeno -el sexo- tan multidisciplinar. En ese aspecto sí que creo necesaria una disciplina que recoja el conocimiento sobre el sexo, puesto que tenemos que partir que se trata de un fenómeno biopsicosocial. Ahora bien, para mí la Sexología no es una ciencia, sino una disciplina que incluye la ciencia. No puede ser solo ciencia porque en el amplio estudio del hecho sexual humano, como ya he dicho, también entran la historia, la sociología, etc. Y describir el comportamiento no es ciencia, pero sí conocimiento.
¿Qué es lo que más le ha llamado la atención del sexo a nivel académico?
-Aunque resulte un tópico, lo amplio que es este mundo. Mi libro es un tocho porque hay infinidad de cosas que se pueden analizar sobre la sexualidad. Definitivamente, el sexo está intelectualmente desaprovechado, porque es algo mucho más rico de lo que hacemos tanto a nivel experimental como a nivel intelectual.
¿Y a nivel personal?
-Con este libro me he expuesto a cosas que ni pensaba que probaría: BDSM (Bondage, Dominación, Sumisión y Sado-Masoquismo), trantra, intercambios de pareja, etc. Lo he probado de una manera de a ver qué pasa, como quien va a China y prueba escorpiones. Precisamente, me ha sorprendido que algunas cosas que pensaba que no me gustarían me han gustado. Y al revés también: otras que veía como una fantasía he comprobado que no son para tanto. Tras contrastarlo con otras personas y temas de psicología social, me he dado cuenta de que vemos lo que nos gusta hasta que lo probamos.
Imagino entonces que aconsejaría a nuestros lectores tener la mente abierta.
-Totalmente. El autoconocimiento sirve mucho para mejorar nuestra sexualidad. Yo digo que hay que seguir cinco pasos para conseguir una gran vida sexual. El primero es quitarse traumas. El segundo, tener una buena salud. Y el tercero es el conocimiento. Con estos tres ya tienes una buena vida sexual, pero si además abres la mente y experimentas llegarás a tener una gran vida sexual. Esos son el cuarto y el quinto paso.
En cuanto a diferencias sexuales, ¿hay alguna en concreto que le haya resultado especialmente interesante?
-Antes de nada, me gustaría comentar que los hombres y las mujeres somos más parecidos de lo que creemos, porque dentro del grupo de hombres y dentro del grupo de mujeres hay mucha diversidad. Para mí intentar entender las diferencias entre hombres y mujeres en algunos aspectos es absurdo. Si vamos a la biología sí se puede decir algo. Pero a nivel social es mucho más complicado. Dicho lo cual, me ha resultado interesante que la inhibición sexual sea mucho mayor en mujeres que en hombres, tanto por causas biológicas como socioculturales.
¿Cuáles serían las causas biológicas de ese freno?
-De media, los hombres tienen más deseo que las mujeres: miran más porno, se masturban más, tienen mayor número de fantasías, etc. Esto es por la testosterona. Pero más allá, si hay algo de alguien que no te gusta, la mujer se frena más porque, inconscientemente, hace un balance de costo y oportunidades. Si una mujer se queda embarazada un día, no puede quedarse embarazada al día siguiente. Entonces, si no está convencida no folla, porque follar puede implicar no poder acceder mañana a unos genes mejores. Al hombre le da igual, porque puede reproducirse con una un día y con otra al siguiente.
¿Y a nivel sociocultural?
-Si un chico heterosexual conoce a una chica y ella le dice para ir a follar, el tío no pensará en si es una loca que se quiere aprovechar de él. En cambio, una mujer si hará este proceso de reflexión y aunque le guste no se irá tan fácil, porque es más precavida. Aunque esto es mucho más complicado, porque el entorno condiciona mucho. También si te conocen o no en ese sitio, etc.
¿Qué saberes sobre el sexo considera importante que lleguen a la sociedad?
-El respeto a la diversidad es algo primordial, ya hablemos de la diversidad de orientación sexual como de comportamiento. Considerar a los fetichistas como bichos raros no es positivo, porque aunque haya parafilias que son problemáticas, muchos son simplemente fetichismos que no tienen nada de negativo. El tema de la educación sexual en los jóvenes también es importante y cuando digo jóvenes digo desde niño. Esto es algo muy trascendente porque la opción de “cuando seas mayor ya te lo explico” ya no es viable, porque se puede encontrar todo en internet. Y tampoco tenemos que olvidarnos de la salud sexual.
¿El sexo es bueno para la salud?
-No sé si el sexo es bueno para la salud, pero sí que la salud es buena para el sexo. Por eso, si sientes que algo no encaja o no va bien, ve al médico, al psicólogo o al sexólogo. La gente sufre en silencio cuando tiene un problema sexual en vez de buscarle solución.
Como divulgador, ¿considera que estos saberes y conocimientos están llegando a la calle?
-Sí, aunque también hay mucha divulgación que no está bien fundamentada. Por ejemplo, la típica chica que cuenta en su blog lo primero que le pasa por la cabeza. Pero tampoco hace daño. Es más, el simple hecho de hablar de manera natural del sexo ya es positivo, aunque lo que se esté diciendo sea equivocado.
En ese caso, ¿no podría desinformar más que informar?
-No lo creo. El hecho de hablar sobre sexo de manera natural es positivo porque sirve para quitar el tabú y eso reconforta. Además, quien actualmente esté desinformado es por su culpa. Información científica sí que la hay. Otra cosa es que no se tenga el interés de buscarla. En ese aspecto, necesitamos un poco de autocrítica también. Y más aún cuando el conocimiento es poder también en el sexo.
Aun a riesgo de que resulte redundante la pregunta, ¿hay ciencia en el sexo?
-La ciencia como tal no existe. Es más bien un método de análisis basado en la observación, en el empirismo, en hacer hipótesis y en ponerlas a prueba experimentalmente y sacar unas conclusiones objetivas. Por tanto, una pregunta más acertada sería: ¿Se puede analizar el sexo científicamente? La respuesta es un sí rotundo. Todo lo que no sea sobrenatural se puede analizar científicamente.
¿Qué es lo que se puede analizar del sexo más concretamente?
-Por ejemplo, se pueden analizar qué hormonas están relacionadas con el deseo sexual. O también si los niños que han sufrido maltratos serán maltratadores de mayores. Un filósofo se hará sus pajas mentales; es decir, elaborará una hipótesis que puede ser más o menos coherente. Pero lo que dice la ciencia es: “Shut up and calculate” (“Calla y calcula”). Esta es tu hipótesis y ahora vamos a hacer unas encuestas, pruebas y experimentos para ver si es así o no.
Entonces, ¿se puede explicar todo desde el método científico?
-Es verdad que hay ámbitos que son más fácilmente estudiables por la ciencia que otros, como podrían ser las moléculas, los genes, etc. La parte del comportamiento humano, aunque sea más compleja, sí que se puede estudiar mediante estadísticas y analizar empíricamente, por ejemplo, si a los blancos les gustan más las asiáticas o no. Esto también sería una aproximación científica. Sin embargo, fuera del método científico se encuentran la filosofía, la antropología, la historia, etc., y estas disciplinas también tienen mucho que decir sobre el sexo. Sin ir más lejos, el debate sobre el matrimonio homosexual no es científico. Es ético y político, pero la ciencia aquí no puede decir nada. Yo hablo sobre ciencia, pero sé que no es todo.
¿Considera necesaria una disciplina que se enfoque científicamente en el sexo: la Sexología?
-La academia se separa en disciplinas para estudiar la realidad. Hay facultades de Química, de Física, de Sociología, etc. No puede haber una facultad de todo, porque el conocimiento es grandísimo. Pero la realidad no está separada. La visión académica tiene disciplinas, pero la realidad no. De ahí surge precisamente la Sexología: de ese intento de aunar todos los conocimientos sobre un fenómeno -el sexo- tan multidisciplinar. En ese aspecto sí que creo necesaria una disciplina que recoja el conocimiento sobre el sexo, puesto que tenemos que partir que se trata de un fenómeno biopsicosocial. Ahora bien, para mí la Sexología no es una ciencia, sino una disciplina que incluye la ciencia. No puede ser solo ciencia porque en el amplio estudio del hecho sexual humano, como ya he dicho, también entran la historia, la sociología, etc. Y describir el comportamiento no es ciencia, pero sí conocimiento.
¿Qué es lo que más le ha llamado la atención del sexo a nivel académico?
-Aunque resulte un tópico, lo amplio que es este mundo. Mi libro es un tocho porque hay infinidad de cosas que se pueden analizar sobre la sexualidad. Definitivamente, el sexo está intelectualmente desaprovechado, porque es algo mucho más rico de lo que hacemos tanto a nivel experimental como a nivel intelectual.
¿Y a nivel personal?
-Con este libro me he expuesto a cosas que ni pensaba que probaría: BDSM (Bondage, Dominación, Sumisión y Sado-Masoquismo), trantra, intercambios de pareja, etc. Lo he probado de una manera de a ver qué pasa, como quien va a China y prueba escorpiones. Precisamente, me ha sorprendido que algunas cosas que pensaba que no me gustarían me han gustado. Y al revés también: otras que veía como una fantasía he comprobado que no son para tanto. Tras contrastarlo con otras personas y temas de psicología social, me he dado cuenta de que vemos lo que nos gusta hasta que lo probamos.
Imagino entonces que aconsejaría a nuestros lectores tener la mente abierta.
-Totalmente. El autoconocimiento sirve mucho para mejorar nuestra sexualidad. Yo digo que hay que seguir cinco pasos para conseguir una gran vida sexual. El primero es quitarse traumas. El segundo, tener una buena salud. Y el tercero es el conocimiento. Con estos tres ya tienes una buena vida sexual, pero si además abres la mente y experimentas llegarás a tener una gran vida sexual. Esos son el cuarto y el quinto paso.
En cuanto a diferencias sexuales, ¿hay alguna en concreto que le haya resultado especialmente interesante?
-Antes de nada, me gustaría comentar que los hombres y las mujeres somos más parecidos de lo que creemos, porque dentro del grupo de hombres y dentro del grupo de mujeres hay mucha diversidad. Para mí intentar entender las diferencias entre hombres y mujeres en algunos aspectos es absurdo. Si vamos a la biología sí se puede decir algo. Pero a nivel social es mucho más complicado. Dicho lo cual, me ha resultado interesante que la inhibición sexual sea mucho mayor en mujeres que en hombres, tanto por causas biológicas como socioculturales.
¿Cuáles serían las causas biológicas de ese freno?
-De media, los hombres tienen más deseo que las mujeres: miran más porno, se masturban más, tienen mayor número de fantasías, etc. Esto es por la testosterona. Pero más allá, si hay algo de alguien que no te gusta, la mujer se frena más porque, inconscientemente, hace un balance de costo y oportunidades. Si una mujer se queda embarazada un día, no puede quedarse embarazada al día siguiente. Entonces, si no está convencida no folla, porque follar puede implicar no poder acceder mañana a unos genes mejores. Al hombre le da igual, porque puede reproducirse con una un día y con otra al siguiente.
¿Y a nivel sociocultural?
-Si un chico heterosexual conoce a una chica y ella le dice para ir a follar, el tío no pensará en si es una loca que se quiere aprovechar de él. En cambio, una mujer si hará este proceso de reflexión y aunque le guste no se irá tan fácil, porque es más precavida. Aunque esto es mucho más complicado, porque el entorno condiciona mucho. También si te conocen o no en ese sitio, etc.
¿Qué saberes sobre el sexo considera importante que lleguen a la sociedad?
-El respeto a la diversidad es algo primordial, ya hablemos de la diversidad de orientación sexual como de comportamiento. Considerar a los fetichistas como bichos raros no es positivo, porque aunque haya parafilias que son problemáticas, muchos son simplemente fetichismos que no tienen nada de negativo. El tema de la educación sexual en los jóvenes también es importante y cuando digo jóvenes digo desde niño. Esto es algo muy trascendente porque la opción de “cuando seas mayor ya te lo explico” ya no es viable, porque se puede encontrar todo en internet. Y tampoco tenemos que olvidarnos de la salud sexual.
¿El sexo es bueno para la salud?
-No sé si el sexo es bueno para la salud, pero sí que la salud es buena para el sexo. Por eso, si sientes que algo no encaja o no va bien, ve al médico, al psicólogo o al sexólogo. La gente sufre en silencio cuando tiene un problema sexual en vez de buscarle solución.
Como divulgador, ¿considera que estos saberes y conocimientos están llegando a la calle?
-Sí, aunque también hay mucha divulgación que no está bien fundamentada. Por ejemplo, la típica chica que cuenta en su blog lo primero que le pasa por la cabeza. Pero tampoco hace daño. Es más, el simple hecho de hablar de manera natural del sexo ya es positivo, aunque lo que se esté diciendo sea equivocado.
En ese caso, ¿no podría desinformar más que informar?
-No lo creo. El hecho de hablar sobre sexo de manera natural es positivo porque sirve para quitar el tabú y eso reconforta. Además, quien actualmente esté desinformado es por su culpa. Información científica sí que la hay. Otra cosa es que no se tenga el interés de buscarla. En ese aspecto, necesitamos un poco de autocrítica también. Y más aún cuando el conocimiento es poder también en el sexo.
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