Imagen: El Diario Vasco / Pasai Donibale, 2016-10-27 |
Su repentina marcha a Bergara inquietó a sus feligreses, que no recibieron explicaciones. A pesar de su condena eclesiástica, Juan Kruz Mendizabal ha seguido oficiando servicios como bodas o funerales.
Javier Guillenea | El Diario Vasco, 2017-01-14
El sacerdote Juan Kruz Mendizabal, 'Kakux', condenado eclesiásticamente por abusar de dos menores y sobre el que pende la fuerte sospecha de que cometió abusos a un tercero, abandonó repentinamente en 2005 la parroquia de San Vicente, en la que ejercía como párroco. La desaparición del religioso, que no notificó a sus conocidos su marcha, coincide con el año en el que se produjo uno de los dos abusos que el propio sacerdote ha reconocido haber cometido durante el proceso canónico al que fue sometido por el Obispado de San Sebastián entre marzo y julio del año pasado.
El comportamiento de 'Kakux' sorprendió a sus feligreses, que intentaron conocer el motivo de la inexplicable espantada de Juan Kruz Mendizabal sin obtener ninguna respuesta. «Se marchó de forma fulminante», recuerda un fiel de la parroquia. Su siguiente destino fue la iglesia de Santa María de Bergara, en la que ejerció como párroco entre 2006 y 2008.
Mendizabal fue sacerdote de San Vicente entre 1996 y 2005. En aquella época también era responsable de Pastoral de Juventud de la Diócesis de San Sebastián. Y en 1998 había fundado el grupo de tiempo libre Xirimiri gazte taldea, que organizaba campamentos de verano en los que participaba 'Kakux'. Según considera probado el Obispado, en el transcurso de alguna de estas excursiones Mendizabal sometió a dos menores a tocamientos deshonestos en 2001 y 2005.
En un escenario similar aunque mucho antes, en 1994, se produjo un tercer caso al que el pasado jueves el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla le otorgó «un alto grado de verosimilitud. Ante la denuncia de este nuevo abuso, el prelado ha endurecido la condena impuesta en julio de 2016 al cura, al que se le ha prohibido ejercer el ministerio sacerdotal y se le ha recluido en un monasterio fuera de Euskadi.
«De baja por depresión»
Inicialmente 'Kakux' había sido sentenciado por un tribunal eclesiástico a diversas penas expiatorias y medidas administrativas y disciplinares. En abril de 2016, cuando aún estaba siendo juzgado, Mendizabal tuvo que dejar su cargo de vicario general de San Sebastián y abandonó la parroquia de San Ignacio del barrio donostiarra de Gros, donde entonces se hallaba destinado. Oficialmente se dijo que lo hacía «por motivos personales». La realidad era otra, tal y como se ha conocido esta semana.
Desde entonces Mendizabal ha continuado residiendo en San Sebastián, por donde sus muchos amigos le veían pasear habitualmente. El sacerdote no podía celebrar misas ordinarias, lo que no le ha impedido oficiar servicios privados, como bodas y funerales, a pesar del Obispado. «En junio de 2016 fuimos a la parroquia de San Ignacio a pedir a 'Kakux' cita para casarnos pero nos dijeron que sufría períodos de ansiedad y estaba de baja por depresión», recuerda una joven. «Como mi familia le conocía, le llamamos directamente y él nos dijo que ya estaba mejor y que nos casaría», añade. La boda se concertó para junio de este año. Mendizabal ya no podrá oficiarla.
El sacerdote no solo ha oficiado servicios religiosos durante los últimos meses. El pasado 27 de octubre participó en el muelle de Pasai Donibane en el acto de bendición y entrega del barco mercante 'Telmo'.
José Ignacio Munilla ha vivido la que sin duda ha sido la semana más dura desde que llegó al Obispado. El martes, dos víctimas de 'Kakux' dieron el paso de hacer pública su experiencia «ante los rumores de la existencia de un tercer caso» que no ha podido ser comprobado. Ese mismo día, la Diócesis confirmó los hechos en un comunicado. En su cuenta de Twitter, el prelado escribió el miércoles la cita de Dostoievski 'solo temo una cosa: no ser digno de mis sufrimientos'. Un día después, cuando ya había revelado la existencia de un nuevo caso de abusos, escribió: 'Os pido recéis por nuestra Diócesis de San Sebastián, en la dura situación que estamos atravesando'.
En medios eclesiásticos no se descarta que aparezcan más casos atribuidos a Juan Kruz Mendizabal. El obispo ha hecho un llamamiento para que «afloren cualquier tipo de abusos sexuales sometidos contra menores» en el seno de la Iglesia. Aunque es posible que legalmente ya hayan prescrito los delitos, José Ignacio Munilla recordó el jueves que la legislación eclesial «se encuentra entre las más severas en comparación con otras regularidades penales» y «cuenta con largos plazos de prescripción».
El comportamiento de 'Kakux' sorprendió a sus feligreses, que intentaron conocer el motivo de la inexplicable espantada de Juan Kruz Mendizabal sin obtener ninguna respuesta. «Se marchó de forma fulminante», recuerda un fiel de la parroquia. Su siguiente destino fue la iglesia de Santa María de Bergara, en la que ejerció como párroco entre 2006 y 2008.
Mendizabal fue sacerdote de San Vicente entre 1996 y 2005. En aquella época también era responsable de Pastoral de Juventud de la Diócesis de San Sebastián. Y en 1998 había fundado el grupo de tiempo libre Xirimiri gazte taldea, que organizaba campamentos de verano en los que participaba 'Kakux'. Según considera probado el Obispado, en el transcurso de alguna de estas excursiones Mendizabal sometió a dos menores a tocamientos deshonestos en 2001 y 2005.
En un escenario similar aunque mucho antes, en 1994, se produjo un tercer caso al que el pasado jueves el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla le otorgó «un alto grado de verosimilitud. Ante la denuncia de este nuevo abuso, el prelado ha endurecido la condena impuesta en julio de 2016 al cura, al que se le ha prohibido ejercer el ministerio sacerdotal y se le ha recluido en un monasterio fuera de Euskadi.
«De baja por depresión»
Inicialmente 'Kakux' había sido sentenciado por un tribunal eclesiástico a diversas penas expiatorias y medidas administrativas y disciplinares. En abril de 2016, cuando aún estaba siendo juzgado, Mendizabal tuvo que dejar su cargo de vicario general de San Sebastián y abandonó la parroquia de San Ignacio del barrio donostiarra de Gros, donde entonces se hallaba destinado. Oficialmente se dijo que lo hacía «por motivos personales». La realidad era otra, tal y como se ha conocido esta semana.
Desde entonces Mendizabal ha continuado residiendo en San Sebastián, por donde sus muchos amigos le veían pasear habitualmente. El sacerdote no podía celebrar misas ordinarias, lo que no le ha impedido oficiar servicios privados, como bodas y funerales, a pesar del Obispado. «En junio de 2016 fuimos a la parroquia de San Ignacio a pedir a 'Kakux' cita para casarnos pero nos dijeron que sufría períodos de ansiedad y estaba de baja por depresión», recuerda una joven. «Como mi familia le conocía, le llamamos directamente y él nos dijo que ya estaba mejor y que nos casaría», añade. La boda se concertó para junio de este año. Mendizabal ya no podrá oficiarla.
El sacerdote no solo ha oficiado servicios religiosos durante los últimos meses. El pasado 27 de octubre participó en el muelle de Pasai Donibane en el acto de bendición y entrega del barco mercante 'Telmo'.
José Ignacio Munilla ha vivido la que sin duda ha sido la semana más dura desde que llegó al Obispado. El martes, dos víctimas de 'Kakux' dieron el paso de hacer pública su experiencia «ante los rumores de la existencia de un tercer caso» que no ha podido ser comprobado. Ese mismo día, la Diócesis confirmó los hechos en un comunicado. En su cuenta de Twitter, el prelado escribió el miércoles la cita de Dostoievski 'solo temo una cosa: no ser digno de mis sufrimientos'. Un día después, cuando ya había revelado la existencia de un nuevo caso de abusos, escribió: 'Os pido recéis por nuestra Diócesis de San Sebastián, en la dura situación que estamos atravesando'.
En medios eclesiásticos no se descarta que aparezcan más casos atribuidos a Juan Kruz Mendizabal. El obispo ha hecho un llamamiento para que «afloren cualquier tipo de abusos sexuales sometidos contra menores» en el seno de la Iglesia. Aunque es posible que legalmente ya hayan prescrito los delitos, José Ignacio Munilla recordó el jueves que la legislación eclesial «se encuentra entre las más severas en comparación con otras regularidades penales» y «cuenta con largos plazos de prescripción».
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