Imagen: El Diario / Ilustración de Emma Gascó |
El 'sexilio' ha provocado que muchas personas LGTBI abandonen su pueblo y emigren a las ciudades. Con cinco años Elsa obligó, con su decisión y arrojo al gritar que es una niña, a que en su pueblo de poco más de 4.000 habitantes se hablara de transexualidad. ¿Existe más lgtbifobia en las ciudades que en los entornos rurales?.
Mª Ángeles Fernández | El Diario, 2017-01-17
http://www.eldiario.es/pikara/Derribando-armarios-paja-hormigon-lgtbi-pueblos_6_602699750.html
Carla Antonelli se tuvo que marchar de su pueblo, Güímar (Tenerife), en 1977 porque "en aquellos momentos se hacía impensable que una persona transexual pudiera desarrollar su identidad de género en un entorno rural"; tal cual lo recoge la Wikipedia. No volvió hasta 2009. La ahora diputada por el PSOE en la Asamblea de Madrid, primera mujer trans con un cargo de representación parlamentaria en el Estado español, recuerda que "sigue existiendo lgtbifobia en el entorno rural". De hecho, se podría hablar de ‘sexilio’, un término que explica la migración del campo a la ciudad de muchas personas debido a su identidad de género o de sexo. ¿Existe lgtbifobia en las ciudades? sería la pregunta obligada. La cuestión, por supuesto, no es cerrada.
Para abordar el tabú de ser persona lgtbi en un entorno rural, en el laboratorio de periodismo de Pikara, #PikaraLab, hemos creado el especial ‘Armarios de paja’. Porque Óliver, por ejemplo, cree que aunque en el pueblo no seas una persona anónima, y por tanto tu identidad de género o de sexo tampoco lo sea, en la ciudad las agresoras también pasan tan desapercibidas, como les ocurre a lesbianas, gays, transexuales, bisexuales o intersexuales. "Si me agreden en mi pueblo sé quién es y le voy a señalar", sostiene y defiende.
Las experiencias son múltiples, diversas, nunca unánimes, llenas de matices, peros y condicionantes. Son tantas como personas, como vidas. Sagrario es de Extremadura, como Óliver, y recuerda que no se puede comparar la situación de las lesbianas con la de los gais. Ellas sufren una doble o tal vez triple discriminación: mujer, lesbiana y de pueblo.
No hay estudios ni estadísticas, pero los géneros periodísticos habituales (entrevista, reportaje y crónica) y las nuevas herramientas (vídeos, diseño web o ilustraciones) nos han ayudado a indagar en un asunto poco tratado, aunque muy comentado. Lo que no se nombra no existe y la invisibilización de las personas lgtbi en entornos rurales no hace sino ahondar el problema.
Fue Elsa, de cinco años, quien obligó, con su decisión y arrojo al gritar que es una niña, a que en su pueblo de poco más de 4.000 habitantes se hablara de transexualidad. Y el aforo fue insuficiente. Los medios extremeños repicaron la noticia y por unos días la gente leyó sobre personas trans; sin tapujos y en una de las regiones más rurales. El debate ha saltado a medios de ámbito estatal por el caso, por ejemplo, de la hija del actor porno Nacho Vidal o por la excelente campaña publicitaria de la asociación de familias de niños, niñas y adolescentes transexuales Chrysallis Euskal Herria: ‘Hay niñas con pene y niños con vulva’.
Una valla publicitaria ha sido destrozada en la ciudad de Vitoria-Gasteiz. Y Facebook, punto de encuentro de activistas, urbanitas, ‘gentes’ de pueblo, modernas, retrógrados y el sinfín de fauna humana, ha bloqueado la imagen. Pues resulta que el salón de plenos del Ayuntamiento de Arroyo de San Serván se llenó para apoyar a Elsa y su familia. Su madre no sabe cómo se hubiera gestionado el caso de su hija en una urbe, pero el hablar con libertad ante su vecindario ha empoderado a la familia y, sin duda, a la niña.
Que en los pueblos existe mucha presión, que todo el mundo se conoce y que los rumores vuelan es cierto. Pero, ¿acaso no existe chismorreo en las ciudades o en colectivos de activistas más urbanitas? En ‘Armarios de paja’ hemos querido soplar bien fuerte contra los múltiples prejuicios y discriminaciones, apostar por la diversidad de voces y de fuentes para intentar trazar una radiografía lo más amplia posible sobre la cuestión.
¿Sabías que la fiesta del Orgullo también se celebra el pequeño pueblo gallego de Lalín?, ¿y que se hace con un cocido?, ¿o que en esta región, concretamente en Monterroso, existe un festival agrogay digno de estudio? Las organizadoras lo tienen claro: "Se distingue de la tradicional fiesta gay, centrada exclusivamente en el consumismo y en el ocio nocturno". ¡Derribemos los armarios, sean de paja, de cristal, de hormigón o comprados en la tienda de moda!
Para abordar el tabú de ser persona lgtbi en un entorno rural, en el laboratorio de periodismo de Pikara, #PikaraLab, hemos creado el especial ‘Armarios de paja’. Porque Óliver, por ejemplo, cree que aunque en el pueblo no seas una persona anónima, y por tanto tu identidad de género o de sexo tampoco lo sea, en la ciudad las agresoras también pasan tan desapercibidas, como les ocurre a lesbianas, gays, transexuales, bisexuales o intersexuales. "Si me agreden en mi pueblo sé quién es y le voy a señalar", sostiene y defiende.
Las experiencias son múltiples, diversas, nunca unánimes, llenas de matices, peros y condicionantes. Son tantas como personas, como vidas. Sagrario es de Extremadura, como Óliver, y recuerda que no se puede comparar la situación de las lesbianas con la de los gais. Ellas sufren una doble o tal vez triple discriminación: mujer, lesbiana y de pueblo.
No hay estudios ni estadísticas, pero los géneros periodísticos habituales (entrevista, reportaje y crónica) y las nuevas herramientas (vídeos, diseño web o ilustraciones) nos han ayudado a indagar en un asunto poco tratado, aunque muy comentado. Lo que no se nombra no existe y la invisibilización de las personas lgtbi en entornos rurales no hace sino ahondar el problema.
Fue Elsa, de cinco años, quien obligó, con su decisión y arrojo al gritar que es una niña, a que en su pueblo de poco más de 4.000 habitantes se hablara de transexualidad. Y el aforo fue insuficiente. Los medios extremeños repicaron la noticia y por unos días la gente leyó sobre personas trans; sin tapujos y en una de las regiones más rurales. El debate ha saltado a medios de ámbito estatal por el caso, por ejemplo, de la hija del actor porno Nacho Vidal o por la excelente campaña publicitaria de la asociación de familias de niños, niñas y adolescentes transexuales Chrysallis Euskal Herria: ‘Hay niñas con pene y niños con vulva’.
Una valla publicitaria ha sido destrozada en la ciudad de Vitoria-Gasteiz. Y Facebook, punto de encuentro de activistas, urbanitas, ‘gentes’ de pueblo, modernas, retrógrados y el sinfín de fauna humana, ha bloqueado la imagen. Pues resulta que el salón de plenos del Ayuntamiento de Arroyo de San Serván se llenó para apoyar a Elsa y su familia. Su madre no sabe cómo se hubiera gestionado el caso de su hija en una urbe, pero el hablar con libertad ante su vecindario ha empoderado a la familia y, sin duda, a la niña.
Que en los pueblos existe mucha presión, que todo el mundo se conoce y que los rumores vuelan es cierto. Pero, ¿acaso no existe chismorreo en las ciudades o en colectivos de activistas más urbanitas? En ‘Armarios de paja’ hemos querido soplar bien fuerte contra los múltiples prejuicios y discriminaciones, apostar por la diversidad de voces y de fuentes para intentar trazar una radiografía lo más amplia posible sobre la cuestión.
¿Sabías que la fiesta del Orgullo también se celebra el pequeño pueblo gallego de Lalín?, ¿y que se hace con un cocido?, ¿o que en esta región, concretamente en Monterroso, existe un festival agrogay digno de estudio? Las organizadoras lo tienen claro: "Se distingue de la tradicional fiesta gay, centrada exclusivamente en el consumismo y en el ocio nocturno". ¡Derribemos los armarios, sean de paja, de cristal, de hormigón o comprados en la tienda de moda!
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