Imagen: Naiz / José Ignacio Munilla |
La víctima que sufrió abuso sexual por parte de Juan Cruz Mendizabal en un campamento en 1994 relata su testimonio.
El Diario Vasco, 2017-01-13
http://www.diariovasco.com/gipuzkoa/201701/13/metio-tienda-campana-empezo-20170113082519.html
"Noté una mano dentro de mi saco de dormir, tocándome (...). Sabía que era él". Esta frase corresponde al relato de la tercera víctima en denunciar haber sufrido abusos sexuales por el ex vicario general, Juan Cruz Mendizabal. Se trata del testimonio de M.A., recogido por el diario en euskera Berria, y que corresponde a los hechos que tuvieron lugar en julio de 1994 en un campamento de jóvenes boy-scouts en la localidad navarra de Burgi. El obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, dio a conocer la existencia de esta última denuncia en la tarde de este jueves. Mendizabal era entonces representante de la Iglesia en el grupo de los scouts de Gipuzkoa, motivo por el que se encontraba en dicho campamento con chavales de entre 13 y 16 años.
Según el relato de M.A., que tenía 13 años, Mendizabal se acercó una de las noches al lugar en el que estaban los jóvenes reunidos. "Lo conocíamos bien. Era muy agradable y cercano. No era como los demás curas, era un referente para nosotros. Por eso lo admiraba. Para mí era como un amigo", explica. Por aquel entonces, 'Kakux', como se le conoce y como también le llamaban los jóvenes scouts, tenía 32 años.
Aquella misma noche el joven explica que se encontraba cansado y se retiró a su tienda de campaña antes que el resto de sus compañeros. "Al rato, me desperté y sentí como el corazón se me paraba. Noté una mano dentro de mi saco de dormir, tocándome el pene y los genitales. No me lo podía creer. Sentí que había alguien jadeando dentro de la tienda, mientras se masturbaba con la otra mano. Enseguida supe que se trataba de él. Lo supe, sin más, sin tener que mirarle a la cara. Lo sabía sin ningún género de duda", relata. En su testimonio de Berria explica que en aquel momento no sabía qué hacer.
"Sabía que estábamos solos dentro de la tienda", cuenta. "Empecé a pedir agua, al principio en voz baja y luego cada vez más alto. Comencé a golpear la tienda de campaña con las manos. 'Agua, Agua!!, Agua!!!!', decía. Y él me dijo 'tranquilo, yo te daré agua'. Cuando empezó a abrir la tienda salí de la misma de un salto".
M.A. explica que cuando le pidieron explicaciones a Mendizabal, el religioso dijo que la víctima había tenido una pesadilla y que se había despertado gritando.
El adolescente fue enviado a casa, donde sus padres decidieron que lo mejor era volver a la normalidad cuanto antes, de manera que, una vez que los monitores les confirmaron que Mendizabal ya no continuaba en el campamento, M.A. volvió a Burgui para participar en una travesía de 10 días a través de los Pirineos.
«No dijeron nada por protegerme»
El duro testimonio es confirmado en parte por varios monitores de aquel campamento que reconocen que el joven salió de la tienda buscando la protección de sus amigos, nervioso y fuera de sí, así como que también se enfrentó a Mendizabal. "Le empecé a insultar, a gritar cómo podía hacer algo así", apunta.
Según su relato los monitores se reunieron al terminar el campamento con sus padres y les explicaron que Mendizabal negaba los hechos. "Era su palabra contra la mía", cuenta. "Nos dijeron que hacerlo público traería consecuencias, prensa y demás, y que eso podría llegar a afectarme. Yo sólo lloraba, tenía un gran disgusto. Mis padres, al ver que se trataba de algo puntual decidieron que lo mejor era no difundir los hechos. Que sería una mala experiencia que se me pasaría. Pensaron que era la mejor forma de protegerme", señala en su testimonio.
"Reviví todo"
M.A., ya con 36 años, vio la película "Spotlight", que narra la investigación periodística sobre abusos a menores en la Iglesia en EE.UU. y hace unos meses volvió a ver a Mendizabal en un funeral, donde cruzaron sus miradas por un instante y el sacerdote no se la pudo mantener: "Reviví todo".
"Han pasado los años y como nadie me ha ayudado, he tenido que hacer yo todo: dar forma a lo ocurrido, ponerle nombres y apellidos. Pero no sabía qué sería llevar toda esta basura dentro durante tantos años", comenta.
"No hubo violencia física, no me ató, no me forzó. Pero hizo lo que hizo porque yo era menor de edad, un niño, aprovechando que estaba solo, aprovechando la confianza que tenía con él, con mala fe, preparado de ante mano para que no hubiera nadie a nuestro lado", reflexiona M.A., que concluye que todo eso tiene un nombre: "abuso sexual a un menor, cometido por un miembro de la Iglesia".
La víctima, que también denunciará los hechos en la justicia ordinaria, está convencida de que hay más afectados por los abusos de este sacerdote.
Juan Cruz Mendizabal fue condenado en un juicio canónico el pasado año por los abusos sexuales a dos menores cometidos en 2001 y 2005 y, tras conocerse esta nueva denuncia, el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, le ha ordenado recluirse en un monasterio y le ha prohibido ejercer su ministerio y tomar contacto con menores si no está acompañado de un adulto.
Según el relato de M.A., que tenía 13 años, Mendizabal se acercó una de las noches al lugar en el que estaban los jóvenes reunidos. "Lo conocíamos bien. Era muy agradable y cercano. No era como los demás curas, era un referente para nosotros. Por eso lo admiraba. Para mí era como un amigo", explica. Por aquel entonces, 'Kakux', como se le conoce y como también le llamaban los jóvenes scouts, tenía 32 años.
Aquella misma noche el joven explica que se encontraba cansado y se retiró a su tienda de campaña antes que el resto de sus compañeros. "Al rato, me desperté y sentí como el corazón se me paraba. Noté una mano dentro de mi saco de dormir, tocándome el pene y los genitales. No me lo podía creer. Sentí que había alguien jadeando dentro de la tienda, mientras se masturbaba con la otra mano. Enseguida supe que se trataba de él. Lo supe, sin más, sin tener que mirarle a la cara. Lo sabía sin ningún género de duda", relata. En su testimonio de Berria explica que en aquel momento no sabía qué hacer.
"Sabía que estábamos solos dentro de la tienda", cuenta. "Empecé a pedir agua, al principio en voz baja y luego cada vez más alto. Comencé a golpear la tienda de campaña con las manos. 'Agua, Agua!!, Agua!!!!', decía. Y él me dijo 'tranquilo, yo te daré agua'. Cuando empezó a abrir la tienda salí de la misma de un salto".
M.A. explica que cuando le pidieron explicaciones a Mendizabal, el religioso dijo que la víctima había tenido una pesadilla y que se había despertado gritando.
El adolescente fue enviado a casa, donde sus padres decidieron que lo mejor era volver a la normalidad cuanto antes, de manera que, una vez que los monitores les confirmaron que Mendizabal ya no continuaba en el campamento, M.A. volvió a Burgui para participar en una travesía de 10 días a través de los Pirineos.
«No dijeron nada por protegerme»
El duro testimonio es confirmado en parte por varios monitores de aquel campamento que reconocen que el joven salió de la tienda buscando la protección de sus amigos, nervioso y fuera de sí, así como que también se enfrentó a Mendizabal. "Le empecé a insultar, a gritar cómo podía hacer algo así", apunta.
Según su relato los monitores se reunieron al terminar el campamento con sus padres y les explicaron que Mendizabal negaba los hechos. "Era su palabra contra la mía", cuenta. "Nos dijeron que hacerlo público traería consecuencias, prensa y demás, y que eso podría llegar a afectarme. Yo sólo lloraba, tenía un gran disgusto. Mis padres, al ver que se trataba de algo puntual decidieron que lo mejor era no difundir los hechos. Que sería una mala experiencia que se me pasaría. Pensaron que era la mejor forma de protegerme", señala en su testimonio.
"Reviví todo"
M.A., ya con 36 años, vio la película "Spotlight", que narra la investigación periodística sobre abusos a menores en la Iglesia en EE.UU. y hace unos meses volvió a ver a Mendizabal en un funeral, donde cruzaron sus miradas por un instante y el sacerdote no se la pudo mantener: "Reviví todo".
"Han pasado los años y como nadie me ha ayudado, he tenido que hacer yo todo: dar forma a lo ocurrido, ponerle nombres y apellidos. Pero no sabía qué sería llevar toda esta basura dentro durante tantos años", comenta.
"No hubo violencia física, no me ató, no me forzó. Pero hizo lo que hizo porque yo era menor de edad, un niño, aprovechando que estaba solo, aprovechando la confianza que tenía con él, con mala fe, preparado de ante mano para que no hubiera nadie a nuestro lado", reflexiona M.A., que concluye que todo eso tiene un nombre: "abuso sexual a un menor, cometido por un miembro de la Iglesia".
La víctima, que también denunciará los hechos en la justicia ordinaria, está convencida de que hay más afectados por los abusos de este sacerdote.
Juan Cruz Mendizabal fue condenado en un juicio canónico el pasado año por los abusos sexuales a dos menores cometidos en 2001 y 2005 y, tras conocerse esta nueva denuncia, el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, le ha ordenado recluirse en un monasterio y le ha prohibido ejercer su ministerio y tomar contacto con menores si no está acompañado de un adulto.
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