martes, 7 de febrero de 2017

#hemeroteca #testimonios | Rominho, un luchador en Plentzia

Imagen: Deia / Rominho
Rominho, un luchador en Plentzia.
Campeón de Europa de jiu jitsu. Llegó a Gorliz hace 13 años y da clases de este arte marcial en el colegio Santa María de Portugalete.
Marta Hernández | Deia, 2017-02-07
http://www.deia.com/2017/02/07/bizkaia/margen-derecha/rominho-un-luchador-en-plentzia

Rómulo Godoy de Carvalho, Rominho, ha ‘firmado’ un peculiar pacto con su mujer, profesora de euskera: “Si quieres que yo hable el idioma, tú tienes que aprender jiu jitsu. También es muy ‘jodido’, ¿eh? Porque para conseguir el cinturón negro necesitas veinte años, más o menos como para saber euskera... Así que estamos empatados”, bromea el propio Rominho, brasileño vecino de Plentzia y flamante campeón de Europa de este estilo de lucha basado en el uso de la técnica frente a la fuerza.

Nacido en Río de Janeiro, recaló hace 13 años en Andra Mari, en Gorliz. “Mi tía lleva aquí 28 años. Se casó con un vasco. No podían tener hijos y se plantearon adoptar, pero ella, al tener varios sobrinos en Brasil, decidió traer a uno a vivir aquí y así vine yo”, rememora Rominho. Él no alcanzaba entonces la veintena de edad y admite que fue “difícil” separarse de sus raíces, del país soleado de sabor a caipirinha y con ritmo de samba. El traslado fue a una tierra de la que parece huir el sol, que sabe a txakoli y kalimotxo y que lleva eso del ritmo de baile... a su manera. “Dejé allí toda mi vida: mi familia, mis amigos... Tengo cuatro hermanos, dos mayores y dos pequeños. Hace poco se vino para aquí uno de ellos. Porque yo me casé hace un par de años y vivo con mi esposa en Plentzia, así que mi habitación en casa de mi tía se quedó libre y ella se trajo a uno de mis hermanos. Me hace mucha ilusión tener una familia cerca”, explica Rominho. Pero no todo se quedó en Brasil, porque en su maleta hacia Euskadi viajó la pasión por un deporte, por una práctica que tiene en esa parte de América del Sur su alma: el brazilian jiu jitsu. Se trata de un arte marcial, un deporte de combate y sistema de defensa personal brasileño de origen japonés que está enfocado principalmente a la lucha cuerpo a cuerpo en el suelo. “Es parecido al judo, pero no hay golpes”, puntualiza Rominho. Es técnica frente a fuerza. Así que desde aquí, empezó a competir y a impartir clases. De hecho, a día de hoy, es profesor en el colegio Santa María de Portugalete. A sus alumnos les ha enseñado ya su brillante medalla de oro del campeonato de Europa que conquistó recientemente en Portugal. “Estoy muy contento, todavía estoy asimilándolo, no me lo creo... Llevaba cinco años peleando por ello. Nunca desistí y al final lo conseguí”, comenta este plentziarra de adopción. Sonríe Rominho al recordar todas las derrotas anteriores sobre el tatami antes de encumbrarse a los cielos. Se ganó su hueco en el Olimpo. “No me resultó difícil, después de mucho tiempo cometiendo fallos... Me preparé superbien, corriendo como poco 10 kilómetros al día de lunes a sábado. Luego daba clases también, bajé de peso y en Brasil, el pasado verano, participé en cuatro campeonatos; gané una medalla de oro y tres de plata”, señala Rominho.

Regreso
Ese desplazamiento a su país en 2016 ha sido el único que ha podido realizar desde que llegó a Bizkaia. “Fue impresionante. Mis amigos ya tenían hijos a los que no conocía, claro. Fue una pasada. Yo me levantaba a las siete de la mañana y me acostaba a las dos de la madrugada, porque quería aprovechar todo lo que podía”, evoca Rominho, que está “encantado” en Plentzia, donde tiene “varias cuadrillas”, aunque eso del mal tiempo no lo lleva del todo bien... “Me fastidia un poco”, reconoce. “Tenemos cuatro días de sol y luego todo invierno. Yo en verano ando en sudadera y la gente me dice: ‘¿Pero qué haces?’ ¡Es que tengo frío! La gente se ríe de mí porque hago surf con neopreno en verano. Para mí, para estar en bañador hay que tener 38 grados, como poco”, afirma el luchador de Plentzia.

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