domingo, 7 de mayo de 2017

#hemeroteca #lgtbi | Fiestas, homosexualidad y libertad: breve historia política de la noche en París

Imagen: PlayGround / Le Pulp, París, 1999, por Nan Golding
Fiestas, homosexualidad y libertad: breve historia política de la noche en París.
O cómo combatir el fascismo y la homofobia desde la pista de baile.
Antonio J. Rodríguez | PlayGround, 2017-05-07
http://www.playgroundmag.net/cultura/Fiestas-homosexualidad-historia-politica-Paris_0_1969603024.html

A comienzos de los dosmil había en París un club de música electrónica muy popular llamado Le Pulp. No era un sitio que tuviera muchos medios, pero todo el mundo quería tocar ahí, en el único club de la ciudad dirigido por mujeres; un espacio punk, libre, experimental, donde la interacción social se fundía con nuevos proyectos políticos. En Le Pulp precisamente nació Kill the DJ, sello de música electrónica con sede en el 3e arrondisement, donde nos encontramos con dos de sus integrantes, Fanny y Estefania, para hablar sobre la historia política de la noche en París y el papel del feminismo en estas elecciones.

—En general —dice Fanny— los franceses siempre están metidos en política. Creo también que ha pasado con la comunidad LGTB: en los años 80 y en los 90, el movimiento era realmente fuerte. París cuenta con toda una historia queer detrás: Foucault, Deleuze y todos estos nombres no son una coincidencia.

Otro nombre cuyos ecos resuenan detrás de esta historia es el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria, conocido por sus siglas FHAR y el hecho de haber dado visibilidad al movimiento homosexual en los setenta, siguiendo los pasos del activismo surgido en el sesenta y ocho.

—Cuando Le Pulp comenzaba en Francia, no había mucha cosa. La comunidad lesbiana en Estados Unidos tenía un montón de espacios y nosotros buscábamos lo mismo: queríamos rock and roll, motos, tatuajes… Fue nuestra primera inspiración de la mano de nuestra conciencia política. Para nosotras, es imposible imaginar lo que es ser gay o lesbiana sin tener conciencia política.

Pero aunque París pueda parecer la clase de ciudad-burbuja alejada de toda clase de comportamientos homofóbicos y retrógrados, no lo es. Una muestra:

—Con el tema del matrimonio homosexual —dice Estefania— tuvimos un debate realmente duro. Salieron un montón de homófobos.

Aunque aprobado en 2013, Francia decidió hacer las cosas a su manera: mientras en el grueso de Europa el matrimonio homosexual se aceptaba sin más, Francia creyó oportuno llevar a cabo un debate público sobre el tema. ¿Resultado? La que salió del armario fue la homofobia…

—Los medios de comunicación empezaron a llamar a gente que estaba en contra y que salía en la tele diciendo barbaridades —cuenta Fanny—. Daba audiencia. Es lo mismo que estamos viviendo hoy con el racismo. Sin embargo, la reacción de la vida nocturna fue salir con más y más energía para luchar contra todo aquello.

Puede que una consecuencia de aquello fuese la derechización de cierta comunidad LGTB , que en estas elecciones ha dado pie a numerosos artículos sobre los gays que apoyan al Frente Nacional. Sin ir más lejos, Florian Philippot, número dos del Frente Nacional, es homosexual.

—No es lo mismo cuando eres negro y gay —dice Fanny—. Si te sientes parte de una minoría, no te pones a excluir a otra gente. Pero sí, es verdad que ahora sí hay gays que participan en los privilegios y la dominación masculina.

Una de las críticas más frecuentes que suelen hacerse a candidatos liberales es que el apoyo a la comunidad gay no significa más que una táctica para hacer creer a la gente que son modernos, aunque no lo sean. Fanny y Estefania son conscientes de que, electoralmente, la comunidad gay se ha convertido en una diana, así sea para apoyarla o para socavarla.

—Cuando Fillon estaba en lo más bajo de las encuestas por sus escándalos, contraatacó con una visión de la familia conservadora y horrible.

Añade Fanny:

—Lo bueno de todo esto es ver que la comunidad queer representa un verdadero peligro para la sociedad conservadora.

¿Es entonces Francia un país machista?

—Totalmente —dicen.

De ello hay pruebas en el mundo de la cultura —como en España, aluden a que el grueso de la programación de festivales es masculina—, pero también en el mundo de la política: ahí están los casos de Strauss Kahn o de Dennis Baupin, diputado de Los Verdes acusado de abuso sexual y acoso —de él se decía que mandaba a sus compañeras parlamentarias mensajes del tipo ‘me gusta cuando cruzas las piernas de esa forma’.

Hablando con la gente de Kill The DJ me viene a la cabeza una idea de Virginie Despentes sobre la masculinidad y el estilo de los candidatos: «[Hammon] —decía la escritora cuando la entrevistamos— tiene una masculinidad híbrida; no tiene esta cosa de: ‘camino con la polla fuera’; no. Él va con su pollita bien metida en los pantalones».

¿Y bien?

—Por eso tuvo los resultados que tuvo —ironiza Fanny.

¿Es Francia un país machista?, decíamos.

Enigma zanjado.

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