Imagen: Panenka / Ben Mee, jugador del Burnley de la Premiere League, Inglaterra |
La lucha contra la homofobia en el fútbol toma los campos de Primera, Segunda y Segunda B este fin de semana. Varios capitanes llevarán el brazalete arcoíris.
Panenka, 2016-12-02
http://www.panenka.org/miradas/intrahistorias/el-futbol-espanol-contra-la-homofobia/
Este fin de semana se vivirá una jornada histórica en el fútbol español. Los capitanes de varios equipos de Primera, Segunda y Segunda B portarán en sus partidos el brazalete arcoíris que han recibido desde Panenka.
El número 57 de la revista Panenka está dedicado a la lucha del fútbol contra la homofobia, una lacra que sigue enquistada en nuestro país y por la que hay que seguir derribando muros hasta llegar, algún día, a erradicarla del todo, como ya se está consiguiendo en otros ámbitos. El fútbol, que es uno de los principales altavoces de la sociedad, no se puede quedar atrás y por ello esta revista ha enviado brazaletes con la bandera arcoíris a todos los clubes de Primera y Segunda y algunos de Segunda B que así lo han solicitado. Porque son los clubes los principales actores de esta causa y los sujetos activos que más pueden contribuir a abanderarla.
A falta de confirmación de otras entidades interesadas en sumarse a la iniciativa, en la jornada 14 de la Primera División española clubes como el Sevilla, el Eibar, el Leganés, el Granada y la UD Las Palmas portarán el brazalete arcoíris a través de sus capitanes. Y en la Segunda División, conjuntos como el Girona, el Reus, el Sevilla Atlético o el Rayo Vallecano también apoyarán la causa y lucirán dicha prenda. En Segunda B, también apostarán por esta campaña el Real Murcia, el Mérida, el Recreativo de Huelva o el Extremadura.
También se ha invitado a La Liga a sumarse a la iniciativa. Desde el principal estamento del fútbol español han respetado la acción pero han preferido no adherirse a ella. A pesar de eso, muchos clubes -de forma libre- han confirmado que portarán un brazalete que lucirán como símbolo de la lucha contra la homofobia en el fútbol. Una lucha que aún está por ganar.
Otros clubes de Tercera División, y de otras categorías inferiores, también han querido participar en la iniciativa durante el fin de semana, pero la producción de brazaletes es limitada y no se han podido satisfacer todas las demandas. En unas semanas, se proporcionarán nuevos brazaletes a los clubes interesados, y la lucha podrá seguir por los estadios más humildes -pero igual de importantes- del fútbol español.
Cabe destacar que la Premier League organizó el fin de semana pasada una acción conjunta y unitaria en la que los capitanes de los 20 equipos lucieron un brazalete de los mismos colores. En la LFP nunca han apadrinado una acción similar, a pesar de que durante años varios colectivos proLGTB les han hecho llegar campañas similares.
El número 57 de la revista Panenka está dedicado a la lucha del fútbol contra la homofobia, una lacra que sigue enquistada en nuestro país y por la que hay que seguir derribando muros hasta llegar, algún día, a erradicarla del todo, como ya se está consiguiendo en otros ámbitos. El fútbol, que es uno de los principales altavoces de la sociedad, no se puede quedar atrás y por ello esta revista ha enviado brazaletes con la bandera arcoíris a todos los clubes de Primera y Segunda y algunos de Segunda B que así lo han solicitado. Porque son los clubes los principales actores de esta causa y los sujetos activos que más pueden contribuir a abanderarla.
A falta de confirmación de otras entidades interesadas en sumarse a la iniciativa, en la jornada 14 de la Primera División española clubes como el Sevilla, el Eibar, el Leganés, el Granada y la UD Las Palmas portarán el brazalete arcoíris a través de sus capitanes. Y en la Segunda División, conjuntos como el Girona, el Reus, el Sevilla Atlético o el Rayo Vallecano también apoyarán la causa y lucirán dicha prenda. En Segunda B, también apostarán por esta campaña el Real Murcia, el Mérida, el Recreativo de Huelva o el Extremadura.
También se ha invitado a La Liga a sumarse a la iniciativa. Desde el principal estamento del fútbol español han respetado la acción pero han preferido no adherirse a ella. A pesar de eso, muchos clubes -de forma libre- han confirmado que portarán un brazalete que lucirán como símbolo de la lucha contra la homofobia en el fútbol. Una lucha que aún está por ganar.
Otros clubes de Tercera División, y de otras categorías inferiores, también han querido participar en la iniciativa durante el fin de semana, pero la producción de brazaletes es limitada y no se han podido satisfacer todas las demandas. En unas semanas, se proporcionarán nuevos brazaletes a los clubes interesados, y la lucha podrá seguir por los estadios más humildes -pero igual de importantes- del fútbol español.
Cabe destacar que la Premier League organizó el fin de semana pasada una acción conjunta y unitaria en la que los capitanes de los 20 equipos lucieron un brazalete de los mismos colores. En la LFP nunca han apadrinado una acción similar, a pesar de que durante años varios colectivos proLGTB les han hecho llegar campañas similares.
El ‘mesías gay’.
Publicamos la editorial del #Panenka57, un número dedicado a la lucha contra la homofobia en el fútbol.
Panenka, 2016-11-21
http://www.panenka.org/miradas/intrahistorias/el-mesias-gay/
Recordad las palabras de los que siguen diciendo que el fútbol es cosa de hombres y machos y con ello les niegan a hombres y machos gays el derecho de existir en el fútbol, porque se retractarán y se esconderán cuando en los vestuarios ya no haya armarios cerrados con candado. Quedaos con la postura de los dirigentes deportivos que aún insisten en negar que la homofobia existe en el fútbol, porque serán los primeros que abrirán sus bocazas y nos ofrecerán sus mejores ojos de cordero degollado cuando empiece la batalla mediática entre liberación e intolerancia, entre progreso y oscurantismo. No os olvidéis del ruido de ese hincha al que cada domingo escucháis llamar ‘maricón’ al primer futbolista bien peinado que se le acerca para sacar de banda, porque dejará de hacerlo como dejó de llamar ‘monos’ a los rivales negros cuando escuchó a la opinión pública y temió dejar de formar parte de la tribu.
Canta el intérprete y compositor norteamericano Rufus Wainwright en su canción Gay Messiah que ‘mejor id rezando por vuestros pecados, porque el mesías gay va a llegar’. Una letra que, antes de su participación en el Festival de Sanremo, hizo que en Italia se montara un follón de proporciones vaticanas. Los ultras papales lo acusaron de blasfemo, de hacer ‘propaganda’ del matrimonio homosexual, e intentaron boicotear su actuación. Todavía hoy en sus recitales, Rufus, antes de revisitar por enésima vez Gay Messiah, recuerda la anécdota en tono burlón entre las carcajadas del público. Y cuando acaba la gira, vuelve a su casa californiana con su marido y la hija que adoptaron. Y a nadie en su sano juicio le parece escandaloso, extraño o antinatural. La música, el arte, la moda, el cine, el teatro, pero también el balonmano, el rugby y hasta la Guardia Civil ya han empezado a romper un tabú que hace siglos que dura. ¿Qué pasa con el fútbol? ¿Seguirá empeñado en ser el único elemento relevante de las sociedades laicas y modernas que rezará eternamente por sus pecados en silencio? ¿Cómo se justifica su ya enfermiza fijación de encerrar a sus estrellas gays, de propagar la ley del silencio en los vestuarios, de tapar los ojos de los aficionados y los oídos de los mandamases?
Recordadlos, recordad a los que aún se burlan, callan o insultan. No por venganza, no porque debáis retener sus caras. No son importantes. Lo relevante es el daño irreparable que le están infligiendo al fútbol. La historia contará cómo la sociedad se vio obligada a avanzar en materia de derechos e integración arrastrando un lastre con forma de balón de cuero y tan pesado como toda la burocracia de la FIFA, la RFEF y la LFP juntas. El fútbol, su asociacionismo, con su estructura formada por miles de futbolistas, entrenadores y árbitros, es hoy una roca que los que luchan por causas justas pueden acabar soltando. ¿Cómo evitarlo? Abriendo las puertas de los estadios. Para que corra el aire fresco y eliminemos ese olor a rancio que se acumula en sectores de la grada. Y para que entre y salga quien quiera de ellos, al fin, en libertad.
Canta el intérprete y compositor norteamericano Rufus Wainwright en su canción Gay Messiah que ‘mejor id rezando por vuestros pecados, porque el mesías gay va a llegar’. Una letra que, antes de su participación en el Festival de Sanremo, hizo que en Italia se montara un follón de proporciones vaticanas. Los ultras papales lo acusaron de blasfemo, de hacer ‘propaganda’ del matrimonio homosexual, e intentaron boicotear su actuación. Todavía hoy en sus recitales, Rufus, antes de revisitar por enésima vez Gay Messiah, recuerda la anécdota en tono burlón entre las carcajadas del público. Y cuando acaba la gira, vuelve a su casa californiana con su marido y la hija que adoptaron. Y a nadie en su sano juicio le parece escandaloso, extraño o antinatural. La música, el arte, la moda, el cine, el teatro, pero también el balonmano, el rugby y hasta la Guardia Civil ya han empezado a romper un tabú que hace siglos que dura. ¿Qué pasa con el fútbol? ¿Seguirá empeñado en ser el único elemento relevante de las sociedades laicas y modernas que rezará eternamente por sus pecados en silencio? ¿Cómo se justifica su ya enfermiza fijación de encerrar a sus estrellas gays, de propagar la ley del silencio en los vestuarios, de tapar los ojos de los aficionados y los oídos de los mandamases?
Recordadlos, recordad a los que aún se burlan, callan o insultan. No por venganza, no porque debáis retener sus caras. No son importantes. Lo relevante es el daño irreparable que le están infligiendo al fútbol. La historia contará cómo la sociedad se vio obligada a avanzar en materia de derechos e integración arrastrando un lastre con forma de balón de cuero y tan pesado como toda la burocracia de la FIFA, la RFEF y la LFP juntas. El fútbol, su asociacionismo, con su estructura formada por miles de futbolistas, entrenadores y árbitros, es hoy una roca que los que luchan por causas justas pueden acabar soltando. ¿Cómo evitarlo? Abriendo las puertas de los estadios. Para que corra el aire fresco y eliminemos ese olor a rancio que se acumula en sectores de la grada. Y para que entre y salga quien quiera de ellos, al fin, en libertad.
Y TAMBIÉN…
Fútbol contra la homofobia, en el #Panenka57.
Panenka, 2016-12-02
http://www.panenka.org/miradas/intrahistorias/futbol-contra-la-homofobia-en-el-panenka57/
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