lunes, 12 de octubre de 2015

#hemeroteca #politica | Por muchas carrozas que Ciudadanos nos dedique

Imagen: 20 Minutos / Begoña Villacís, de Ciudadanos, en MADO 2015
Por muchas carrozas que Ciudadanos nos dedique.
Enrique Anarte | 1 de cada 10, 20 Minutos, 2015-10-12
http://blogs.20minutos.es/1-de-cada-10/2015/10/12/por-muchas-carrozas-que-ciudadanos-nos-dedique/

La carrera electoral ha comenzado. Los astros (o, más bien, los grandes grupos mediáticos) parecen alinearse a favor de Albert Rivera y Ciudadanos. La derecha sociológica española no quería ser menos en estos tiempos de “nueva política” y ha encontrado en el partido naranja la “renovación” que en un principio abanderaba solo la izquierda, ahora convertida en conditio sine qua non para tomar las riendas del país. Condición que hasta el Partido Popular y el Partido Socialista han aceptado; eso sí, solo hasta cierto punto, no vaya a ser que se derrumben las estructuras político-económicas que cimientan ambas formaciones.

La llamada cuestión LGTB, como la igualdad de género, se ha convertido en la punta de lanza de este proceso de metamorfosis de la derecha española que encarna Ciudadanos. Ya tras las elecciones municipales y regionales, y sobre todo en la celebración del Orgullo en Madrid, al cual no faltó la carroza naranja, la (digamos “supuesta”) apuesta por la igualdad de todas las personas, independientemente de su identidad de género u orientación sexual, se tradujo en el apoyo de este grupo político a diferentes iniciativas políticas en este sentido. Las fotografías de líderes como Rivera o la líder madrileña Begoña Villacís con miembros de los colectivos activistas (y sin olvidar las vistosas banderas arcoíris de fondo) circularon por los grandes medios, siempre dispuestos a apoyar de manera entusiasta a la que muchos consideran la opción política favorita del Ibex 35.

Ciudadanos quería lavar su imagen y no lo ha hecho mal. Rivera sabe que su pasado es su peor enemigo: su historial homófobo, xenófobo e incomprensiblemente tímido en lo que respecta a la condena del dictadura franquista tenía que ser enmendado. La entusiasta campaña mediática a favor de esta “nueva política” de derechas, de esta alternativa liberal “emergente”, no ha conseguido sin embargo echar suficiente tierra sobre la evidencia: Ciutadans tiene un pasado. Y exportar el modelo naranja al resto del territorio del Estado a través de tránsfugas no es hacer borrón y cuenta nueva.

Es evidente que una persona puede cambiar de opinión. También un político. En un país donde uno tiene a veces la sensación de que el debate entre las diferentes fuerzas políticas se resume en un escrutinio voraz del pasado de los candidatos en búsqueda de errores imperdonables, el currículum de errores de uno y otro se convierte a menudo en un obstáculo para el progreso como sociedad. Sí, las opiniones de Albert Rivera, allá por 2006, sobre el matrimonio igualitario son vergonzosas, deplorables, inaceptables, casi diría que imperdonables. Pero ello no impide que pueda haberse retractado. Tiene el todo el derecho del mundo; es más, según los datos sobre el apoyo que el matrimonio entre personas del mismo sexo tiene ahora y tenía entonces en nuestro país, diría que muchísimas personas han dado el mismo paso. Bienvenidos sean a la defensa de los derechos humanos.

Y, sin embargo, se abren grietas en la reluciente imagen de los sospechosamente impolutos candidatos de Ciudadanos. En Almería, sus concejales se abstenían de apoyar el plan municipal contra la homofobia y la transfobia de los grupos de izquierdas, apoyando así la oposición del PP. Otra abstención naranja volvía a dar alas al rechazo conservador a una moción contra la LGTBIfobia en Ciudad Real. A alguno de los de Rivera ya se le ha salido la vena más intolerante y retrógrada. Y eso es solo lo que trasciende.

Errores cometemos todos, sí; la cuestión es si estamos dispuestos a enmendarlos. Ciudadanos podría convertirse en una alternativa capaz de abanderar la causa de la igualdad y la diversidad si quisiera. Es fácil: basta de fotos, banderas y buenas palabras. Que erradiquen todo vestigio de intolerancia. Que empiecen por reconocer el pasado, no ignorarlo, para construir un futuro diferente. No olviden que ese pasado sigue escrito en nuestro cuerpo en forma de cicatrices, en el mejor de los casos. Además, el matrimonio no lo es todo, ya va siendo hora de que incorporen en su seno los debates que hoy ocupan y preocupan a quienes vivimos al margen de la norma binaria y heterosexual. Queremos hablar de educación, de salud, de pobreza, de migraciones, de racismo, de desigualdad, de discriminación laboral, de religión, de enfermedades de transmisión sexual, de violencia estructural, de intersexualidad, de identidad de género, de nuevas masculinidades, de feminismo. Queremos propuestas radicales para ir a la raíz de aquello que nos impide ser iguales en nuestra diferencia. Muéstrennos qué propuestas tienen al respecto.

Ahora bien, si son demasiados sensatos o moderados para acompañarnos en esta lucha, si no están dispuestos a exigir con nosotros, entiendan que mantengamos nuestros recelos. Por muchas sonrisas y carrozas que nos dediquen.

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