martes, 5 de agosto de 2014

#hemeroteca #politica #chile | “Los homofóbicos están en una posición minoritaria”, Jaime Parada

Imagen: El Tiempo / Jaime Parada
“Los homofóbicos están en una posición minoritaria”, Jaime Parada
Entrevista con Jaime Parada, primer político abiertamente gay de Chile y autor del libro 'Yo, gay'.
Sergio Camacho Iannini | El Tiempo [Colombia], 2014-08-05
http://www.eltiempo.com/carrusel/jaime-parada-es-un-activista-por-los-derechos-de-la-comunidad-lgbti-y-primer-politico-abiertamente-homosexual-de-chile/14291575

En mayo del 2011, el chileno Jaime Parada Hoyl, un historiador de la ciencia, recibió en su Facebook un mensaje de un sobrino en el que le pedía le ayudara a aclarar unas dudas que tenía sobre el matrimonio homosexual. Parada decidió publicar el intercambio de palabras en su muro de Facebook y mucha gente lo leyó. Una amiga periodista le dijo que debía hacerlo público, pues estaba escrito en forma tan empática que lo hacía muy comprensible. Lo que comenzó como un asunto personal terminó publicado en el reconocido semanario chileno 'The Clinic'. Pero, además, decidió escribir el libro 'Yo, gay', un relato personal sobre la homosexualidad en Chile.

Desde ese momento, Jaime, un desconocido profesor de universidad, pasó a convertirse en una figura pública. No solo había hecho público que era homosexual, también había opinado acerca de un tema espinoso como es el matrimonio igualitario. Muchos lo llamaron valiente y lo felicitaron. Él pensó que podía hacer más. Asistió por primera vez a una marcha gay, se convirtió en vocero del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) y, a sus 37 años, asumió como concejal de la Municipalidad de Providencia, en Santiago de Chile, lo que lo convirtió en el primer político abiertamente gay de su país. En octubre estará en Bogotá en la semana de la diversidad sexual.

La sociedad chilena es muy conservadora y la Iglesia Católica tiene mucha influencia. ¿Es muy difícil ser homosexual en Chile?
Cada vez menos porque han comenzado a derrumbarse tabús en torno a la homosexualidad. La visibilidad ha sido el principal factor. Hay marchas y tenemos tremendos aliados en el mundo de la TV; los programas que ven los jóvenes tienen muchas temáticas gay. Los homosexuales hemos comenzado a instaurar la idea de que somos personas como cualquier otra, cuya única diferencia es que no somos sujetos de derecho, y eso ha permeado.

¿Qué lo llevó a dar el paso de la academia al activismo como vocero del Movilh?
Hoy en día soy exvocero, pero sigo vinculado al movimiento activista, solo que sin una organización que me cobije. En la vida académica puedes transformar las cabezas de tus estudiantes pero en un ámbito muy específico. En el mundo del activismo puedes instaurar discursos, y eso es interesante porque en un país como Chile no hay muchas voces que quieran salir a expresar públicamente que son homosexuales. Tener una voz pública en un país algo pusilánime y cobarde con respecto a las minorías y a la diversidad sexual marca la diferencia entre ser académico y lo que hago hoy.

El caso de Daniel Zamudio, el joven chileno que fue torturado y asesinado por ser homosexual, lo marcó personalmente. ¿Cómo esta situación influyó en su forma de hacer activismo?
Yo ingresé al activismo en noviembre del 2011 y un mes después estaba pasando esto. Lo que pasó con Daniel definió mi forma de hacer activismo, que tiene mucho que ver con un estilo muy de denuncia. Muchos me dicen que soy agresivo; otros que soy valiente. Pero es que cuando tienes a un hombre agonizando por más de 20 días, con cortes en forma de esvástica, eso genera mucha rabia e impotencia. Eso no se combate con poca fuerza. Ser activista requiere mucha energía y estar sometido al escrutinio público y a la crítica. Hay un espacio para la empatía, para la fortaleza, para la vehemencia, y otro para la confrontación.

¿Por qué el salto a la política? ¿No era suficiente con el activismo?
Tú puedes sacar 80.000 personas a la calle a marchar, pero finalmente quienes van a producir el cambio son los parlamentarios en el Congreso; o puedes cambiar la realidad local. La sola campaña fue un espacio de difusión de ideas. En una campaña puedes multiplicar tus esfuerzos discursivos y hacer que tengan mucho más impacto del que tendrían en un escenario no electoral.

¿Qué ha logrado como concejal?
Nuestro municipio fue el primero y único de Chile que ha sido capaz de cambiar el concepto de familia que operaba, por ejemplo, para la prestación de servicios municipales en los centros deportivos de Providencia. Hoy en día una pareja homosexual puede ir, declarar que son familia y acceder a un plan con beneficios. Tenemos también la oficina de diversidad sexual más fuerte de Chile y estamos realizando la mayor cantidad de acciones positivas para dar mayor visibilidad a la comunidad. Realizamos, por ejemplo, una semana completa contra la homofobia y la transfobia.

Usted fue víctima de abuso sexual cuando era chico. Hace unas semanas un concejal y su esposa lo ofendieron al decirle: “Eres maraco (la forma más peyorativa de decirle a un homosexual en Chile) porque fuiste violado cuando eras chico”. ¿Cómo tomar esas palabras?
Es un síntoma de que en Chile sigue estando presente la homofobia. Yo hice estas palabras públicas en Facebook y tuvieron una gran repercusión, con lo que pude constatar lo que finalmente pasó: los homofóbicos están en una posición minoritaria. Él está sometido al tribunal supremo de su partido, de donde podría ser expulsado por lo que me dijo. Ganar las batallas culturales es el primer paso para ganar las batallas en el Congreso.

¿Por qué insiste en que para acabar con la homofobia hay que mostrarse en público?
Creo que hay que cambiar el paisaje cultural, y este se cambia por la vía de la expresión de los afectos. En Chile se repite la frase: “A mí me caen bien los homosexuales porque nadie viene a criticar lo que hace una persona con otra en la cama”. Esto no se trata de cama; se trata de manifestar el afecto con el mismo respeto y la misma delicadeza que los heterosexuales lo hacen.

¿Qué papel juegan los padres y los educadores en la construcción de una sociedad más justa e igualitaria?
Creo que la familia tiene que ser el principal núcleo de apoyo. La sociedad no va a cambiar mientras no sean los padres y los educadores los que reproduzcan un nuevo estándar de valores. No tenemos todavía demasiados colegios públicos que estén interesados en visibilizar a aquellos que han sido invisibles históricamente. Tiene que haber un cambio en la educación y un proceso de sensibilización con los padres, que muchas veces no saben lidiar con esto y hacen que todo sea más difícil para sus hijos.

Su próximo libro (que está en proceso de creación) va a ser una guía práctica para ‘salir del clóset’. ¿Qué le puede aconsejar a quien esté pensando en hacerlo?

Hay que considerar si uno está en un ambiente cálido u hostil y ponderar las consecuencias. Pero que el freno no sea el miedo, sino la ponderación de las consecuencias. Hay personas que me cuentan que sus papás no tendrían problemas, pero que les da miedo. Me parece que es razonable, pero un poco atávico. Salir del clóset es un gesto de autodignificación, una forma de expresarle al otro que quiero vivir siendo quien soy y que no me voy a autolimitar porque hayan críticas.

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