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| Trump y su ideología de odio regresan al Capitolio // |
Las mentiras de Trump ante el Congreso: “Ocho millones de dólares en convertir a los ratones en transgénero”
El republicano elevó su retórica divisiva, sus insultos a los demócratas y sus falsedades a un nivel nunva visto por un presidente en este escenario
Javier de la Sotilla | La Vanguardia, 2025-03-05
https://www.lavanguardia.com/internacional/20250305/10449515/mentiras-trump-congreso-ocho-millones-dolares-convertir-ratones-transgenero.html
Fue el regreso triunfal de Donald Trump al Capitolio, cinco años después de su último discurso del estado de la Unión y cuatro después del asalto al edificio federal por parte de sus seguidores. Y convirtió su monólogo de una hora y 42 minutos, el discurso más largo de un presidente ante una sesión conjunta del Congreso, en un ‘show’ televisivo en ‘prime time’, una especie de mitin de campaña, en el que insistió en su retórica divisiva, repleto de afirmaciones falsas e insultos a la bancada demócrata. No hubo un gesto conciliador, voluntad de unir al país, ni una visión positiva del futuro: se centró en el pasado, en la decadencia de América, y prometió revertir los desastres de sus predecesores, en una alocución más propia del jefe de la oposición que del autoproclamado “líder del mundo libre”.
En el primer discurso ante el Congreso de su segundo mandato, una tradición anual obligada por la Constitución, Trump abandonó la imagen de unidad institucional que busca transmitir el evento, al que asisten las tres ramas del poder federal, y mostró su cara más confrontativa. Proclamó que, gracias al centenar de órdenes ejecutivas, decenas de memorandos, anuncios y otras medidas ejecutivas, “América está de vuelta”, ha terminado con la “tiranía ‘woke’” y ha dado inicio a una “era dorada” en Estados Unidos.
Bajo la atenta mirada del ‘speaker’ de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, y su vicepresidente, J.D. Vance (en su función como presidente del Senado), y ante algunos gritos tímidos de protesta de los demócratas presentes, Trump elevó sus habituales faltas de respeto y su versión alternativa de los hechos hasta un nivel nunca visto por parte de un presidente en un escenario tan solemne.
Dijo que la administración de su predecesor, Joe Biden, destinó “ocho millones de dólares para promocionar a la comunidad LGTBIQ+ en Lesotho, un país del que nadie ha oído nunca hablar”; que el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) de Elon Musk, presente en la tribuna, “ha encontrado un fraude de cientos de miles de millones de dólares”; que el gobierno estaba gastando “ocho millones de dólares en convertir a los ratones en transgénero”; o que en el primer mes de su segundo mandato ha demostrado, según “muchos han afirmado”, que él es el presidente “más exitoso de nuestra nación”, añadiendo: “¿Saben cuál es el segundo? George Washington”, el primer mandatario, que da nombre a la capital del país.
Aseguró que Biden le dejó “la peor economía de la historia”, a pesar de que abandonó el poder con los índices bursátiles en máximos históricos y pese a los datos de crecimiento en sus cuatro años, pese a la inflación, que logró atajar al final de su mandato. Trump, en cambio, logrará “la mejor economía de la historia” y “atajará la inflación” gracias a sus aranceles, que ya han provocado importantes caídas en los mercados financieros norteamericanos y que numerosos expertos apuntan a que podrían provocar una recesión, además de fuertes aumentos en la cesta de la compra de los estadounidenses.
También dijo que “millones” de personas con más de cien años de edad están recibiendo pagos de la seguridad social, y “vamos a encontrar dónde está yendo este dinero”, otra afirmación que carece de evidencia. Varios congresistas demócratas llevaban carteles con la palabra “falso”, que iban alzando a medida que el republicano insistía en sus recurrentes mentiras, que le auparon por segunda vez al poder. Mientras tanto, los republicanos adulaban a su líder, levantándose a ovacionarlo al final de cada frase.
Trump presumió de haber puesto fin a la “ridícula nueva estafa verde”, de haber retirado a EE.UU. del “injusto” Acuerdo de París, de la “corrupta” Organización Mundial de la Salud y del “antiamericano” Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Dijo que ha acabado con la “censura” y la “instrumentalización” del gobierno, reiterando sus acusaciones a Biden como el perpetrador de una caza de brujas contra él. “¿Cómo le fue? No muy bien”, se rió, insistiendo en el hecho que, a pesar de sus cuatro imputaciones y una condena penal, ganó las elecciones (y se convirtió con ello en el primer delincuente en tomar posesión).
Gran parte de su discurso se centró en sus guerras culturales, invocando sus acciones más simbólicas, como la orden ejecutiva con la que declaró que “solo hay dos géneros”, su proclamación del inglés como el idioma oficial del país, o el cambio de nombre del Golfo de México como “Golfo de América”. También se reafirmó en sus ambiciones expansionistas, insistiendo en que va a “recuperar” el canal de Panamá y se anexionará Groenlandia en los próximos cuatro años. “Apoyamos firmemente su derecho a determinar su propio futuro”, dijo de los habitantes de la isla, perteneciente a Dinamarca: “Si lo desean, les damos la bienvenida a Estados Unidos. Creo que lo conseguiremos, de una forma u otra, lo conseguiremos... Os mantendremos a salvo, os haremos ricos y juntos llevaremos a Groenlandia a alturas que nunca antes habíais imaginado posibles”.
En el primer discurso ante el Congreso de su segundo mandato, una tradición anual obligada por la Constitución, Trump abandonó la imagen de unidad institucional que busca transmitir el evento, al que asisten las tres ramas del poder federal, y mostró su cara más confrontativa. Proclamó que, gracias al centenar de órdenes ejecutivas, decenas de memorandos, anuncios y otras medidas ejecutivas, “América está de vuelta”, ha terminado con la “tiranía ‘woke’” y ha dado inicio a una “era dorada” en Estados Unidos.
Bajo la atenta mirada del ‘speaker’ de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, y su vicepresidente, J.D. Vance (en su función como presidente del Senado), y ante algunos gritos tímidos de protesta de los demócratas presentes, Trump elevó sus habituales faltas de respeto y su versión alternativa de los hechos hasta un nivel nunca visto por parte de un presidente en un escenario tan solemne.
Dijo que la administración de su predecesor, Joe Biden, destinó “ocho millones de dólares para promocionar a la comunidad LGTBIQ+ en Lesotho, un país del que nadie ha oído nunca hablar”; que el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) de Elon Musk, presente en la tribuna, “ha encontrado un fraude de cientos de miles de millones de dólares”; que el gobierno estaba gastando “ocho millones de dólares en convertir a los ratones en transgénero”; o que en el primer mes de su segundo mandato ha demostrado, según “muchos han afirmado”, que él es el presidente “más exitoso de nuestra nación”, añadiendo: “¿Saben cuál es el segundo? George Washington”, el primer mandatario, que da nombre a la capital del país.
Aseguró que Biden le dejó “la peor economía de la historia”, a pesar de que abandonó el poder con los índices bursátiles en máximos históricos y pese a los datos de crecimiento en sus cuatro años, pese a la inflación, que logró atajar al final de su mandato. Trump, en cambio, logrará “la mejor economía de la historia” y “atajará la inflación” gracias a sus aranceles, que ya han provocado importantes caídas en los mercados financieros norteamericanos y que numerosos expertos apuntan a que podrían provocar una recesión, además de fuertes aumentos en la cesta de la compra de los estadounidenses.
El republicano insiste en que EE.UU. ha enviado 350.000 millones de dólares a Ucrania, cuando son unos 120.000 millonesRepitió algunas de sus mentiras favoritas, como que EE.UU. ha entregado, en los tres años de guerra en Ucrania, una ayuda militar valorada en 350.000 millones de dólares a Kyiv, mientras que Europa tan solo ha aportado 100.000 millones y “se ha gastado más dinero en comprar gas ruso que en ayudar a Ucrania”. Lo cierto es que, según el instituto Kiel para la Economía Mundial, Washington ha aportado unos 120.000 millones, mientras que Europa, en su conjunto, unos 139.000 millones.
También dijo que “millones” de personas con más de cien años de edad están recibiendo pagos de la seguridad social, y “vamos a encontrar dónde está yendo este dinero”, otra afirmación que carece de evidencia. Varios congresistas demócratas llevaban carteles con la palabra “falso”, que iban alzando a medida que el republicano insistía en sus recurrentes mentiras, que le auparon por segunda vez al poder. Mientras tanto, los republicanos adulaban a su líder, levantándose a ovacionarlo al final de cada frase.
Trump presumió de haber puesto fin a la “ridícula nueva estafa verde”, de haber retirado a EE.UU. del “injusto” Acuerdo de París, de la “corrupta” Organización Mundial de la Salud y del “antiamericano” Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Dijo que ha acabado con la “censura” y la “instrumentalización” del gobierno, reiterando sus acusaciones a Biden como el perpetrador de una caza de brujas contra él. “¿Cómo le fue? No muy bien”, se rió, insistiendo en el hecho que, a pesar de sus cuatro imputaciones y una condena penal, ganó las elecciones (y se convirtió con ello en el primer delincuente en tomar posesión).
Gran parte de su discurso se centró en sus guerras culturales, invocando sus acciones más simbólicas, como la orden ejecutiva con la que declaró que “solo hay dos géneros”, su proclamación del inglés como el idioma oficial del país, o el cambio de nombre del Golfo de México como “Golfo de América”. También se reafirmó en sus ambiciones expansionistas, insistiendo en que va a “recuperar” el canal de Panamá y se anexionará Groenlandia en los próximos cuatro años. “Apoyamos firmemente su derecho a determinar su propio futuro”, dijo de los habitantes de la isla, perteneciente a Dinamarca: “Si lo desean, les damos la bienvenida a Estados Unidos. Creo que lo conseguiremos, de una forma u otra, lo conseguiremos... Os mantendremos a salvo, os haremos ricos y juntos llevaremos a Groenlandia a alturas que nunca antes habíais imaginado posibles”.
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