Imagen: El Periódico |
El juego mágico de Harry Potter abraza al colectivo LGTBI, aunque es una práctica minoritaria. Sus propias reglas hacen lo convierten en una actividad deportiva inclusiva para homosexuales y transexuales.
Júlia Baquero | El Periódico, 2017-02-18
http://www.elperiodico.com/es/noticias/sociedad/el-quidditch-el-deporte-de-harry-potter-abraza-al-colectivo-lgtbi-5843734
El deporte en general y los deportes de equipo en particular son territorio hostil para los homosexuales, no digamos para los transexuales. Pero hay al menos una excepción: el 'quidditch'. El juego mágico inventado por J. K. Rowling para la saga protagonizada por Harry Potter se ha convertido en su adaptación a la realidad en un espacio de acogida para la comunidad LGTBI (lesbianas, gais, transgénero, bisexuales e intersexuales). Es, por ejemplo, el caso del madrileño Rion, de 22 años, que se encuentra en la primera fase del tratamiento hormonal para hacer el tránsito a hombre, su identidad sentida. En el 'quidditch' ha encontrado un apoyo importante para afrontar este cambio, un ámbito donde abrirse y poder ser él. Ser, sin máscaras ni disfraces, cosa todavía imposible en otros vestuarios. No hay escobas voladoras ni tampoco pelotas aladas, pero el juego mantiene en la vida real una magia poderosa: la inclusión.
La ilusión por hacer del 'quidditch' una realidad ha marcado profundamente sus reglas. Es una práctica deportiva que persigue sobre todo la integración de los miembros en el equipo. "Siempre encuentras con quien encajar", comenta Lira, jugadora de los Barcelona Eagles Team, mientras que la capitana del equipo, Alba Arrieta, añade: "Es un deporte tan inclusivo, acogedor y bien intencionado que permite que uno se abra".
De este modo, el deporte acoge perfiles de jugadores diversos, desde los que dicen "no había durado en un deporte más de dos meses" hasta los que se confiesan incondicionales del deporte y querían "experimentar nuevas actividades". Se trata de una práctica minoritaria y no goza de oficialidad. Aun así, está regido por la IQA (International Quidditch Association), el órgano encargado de establecer la reglamentación en el juego, fundado en el 2010.
Jugadores de todos los géneros
A diferencia de la mayoría de los deportes, la normativa contempla lo que se denomina como la regla de máximo cuatro, rompedora por el enfoque en la composición de los equipos. Siete de los 21 jugadores como máximo pueden estar en el terreno de juego. La norma dice que solo debe haber cuatro jugadores en el campo identificados por el mismo género, que no sexo. Es decir, la clasificación de los miembros no se basa en si eres chico o chica, sino en tus gustos y los roles personales que desempeñas.
El juego acepta la diversidad desde el momento de inscribirse en los torneos. Los formularios que los jugadores deben rellenar incorporan tres casillas: chico, chica y otros. "Yo me considero una persona no binaria, para mí la vida establecida es como si me hicieran jugar un partido donde no me siento identificado con ninguno de los dos equipos", explica Rion.
El no binarismo hace referencia a las personas cuya identidad no encaja con el género masculino o femenino. Algunos de los certámenes organizados por el colectivo contemplan, también, el pluralismo en espacios íntimos como son aseos y vestuarios. En el ‘quidditch’, el reglamento y el consecuente clima de apertura dan lugar a hablar sin tabús sobre las tipologías de género. El juego y las relaciones establecidas han ayudado a Rion a poder dar un paso al frente y decir: este soy yo.
Salir del armario
La apertura total para Rion fue durante su estancia de Erasmus en Ámsterdam. "Salí del armario aunque, anteriormente, había probado roles diferentes en la manera de relacionarme. Poco antes de irme de Madrid, pedí a mis compañeros de equipo, los Wolves, que me empezaran a hablar como a un chico, no como a una chica, y así lo hicieron", recuerda.
En Holanda siguió practicando el ‘quidditch’ en el equipo de los North Sea Nargels. "Si éramos 20 jugadores, un tercio éramos LGTBI". El ‘quidditch’, desde sus inicios, ha querido romper con la estandarización, y es por ello que el colectivo LGTBI ha estado siempre muy presente en el juego. Sin ser un deporte solo para ellos, es un deporte en el que son bienvenidos. Personas del colectivo dicen haber encontrado una práctica deportiva en grupo donde no se sienten incómodos, no tienen miedo al qué dirán.
Contar las cosas a los padres no siempre es fácil. Rion recibió la visita de su familia durante la beca en Ámsterdam y llegó el momento de contárselo. Los pasos dados en el 'quidditch' le dieron fuerzas. "Lo pase mal porque ellos me hablaban en femenino, cuando mis amigos hacía tiempo que lo hacían en masculino", cuenta. El plantearse como decirlo, de qué modo, generó incertidumbres. "Yo sabía que iban a reaccionar bien, pero aun así, te lo planteas una y otra vez antes de dar el paso", recuerda.
Apoyo de la familia
Encajar la primera reacción no fue fácil, los padres también necesitan su tiempo. Hoy en día, y tras unos meses, Rion tiene el respaldo de los suyos. Actualmente, Rion se encuentra en proceso de tránsito. El apoyo de la familia y compañeros de equipo han sido fundamentales en la primera fase del cambio, donde se observan ya los primeros síntomas del tratamiento hormonal. "No tenia claro si someterme en este proceso, puesto que había cosas que quería y otras que no", explica.
El cambio de voz es una de las alteraciones que más le ha costado aceptar, ya que es cantautor. Los ánimos y las ganas son la base para afrontar este largo camino. La visibilidad del caso de Rion dentro de la comunidad ha servido de ejemplo a otros compañeros. El ‘quidditch’ les ha permitido pasar mas que un simple rato de recreo, encontrar un espacio donde toda identidad tienen cabida.
La ilusión por hacer del 'quidditch' una realidad ha marcado profundamente sus reglas. Es una práctica deportiva que persigue sobre todo la integración de los miembros en el equipo. "Siempre encuentras con quien encajar", comenta Lira, jugadora de los Barcelona Eagles Team, mientras que la capitana del equipo, Alba Arrieta, añade: "Es un deporte tan inclusivo, acogedor y bien intencionado que permite que uno se abra".
De este modo, el deporte acoge perfiles de jugadores diversos, desde los que dicen "no había durado en un deporte más de dos meses" hasta los que se confiesan incondicionales del deporte y querían "experimentar nuevas actividades". Se trata de una práctica minoritaria y no goza de oficialidad. Aun así, está regido por la IQA (International Quidditch Association), el órgano encargado de establecer la reglamentación en el juego, fundado en el 2010.
Jugadores de todos los géneros
A diferencia de la mayoría de los deportes, la normativa contempla lo que se denomina como la regla de máximo cuatro, rompedora por el enfoque en la composición de los equipos. Siete de los 21 jugadores como máximo pueden estar en el terreno de juego. La norma dice que solo debe haber cuatro jugadores en el campo identificados por el mismo género, que no sexo. Es decir, la clasificación de los miembros no se basa en si eres chico o chica, sino en tus gustos y los roles personales que desempeñas.
El juego acepta la diversidad desde el momento de inscribirse en los torneos. Los formularios que los jugadores deben rellenar incorporan tres casillas: chico, chica y otros. "Yo me considero una persona no binaria, para mí la vida establecida es como si me hicieran jugar un partido donde no me siento identificado con ninguno de los dos equipos", explica Rion.
El no binarismo hace referencia a las personas cuya identidad no encaja con el género masculino o femenino. Algunos de los certámenes organizados por el colectivo contemplan, también, el pluralismo en espacios íntimos como son aseos y vestuarios. En el ‘quidditch’, el reglamento y el consecuente clima de apertura dan lugar a hablar sin tabús sobre las tipologías de género. El juego y las relaciones establecidas han ayudado a Rion a poder dar un paso al frente y decir: este soy yo.
Salir del armario
La apertura total para Rion fue durante su estancia de Erasmus en Ámsterdam. "Salí del armario aunque, anteriormente, había probado roles diferentes en la manera de relacionarme. Poco antes de irme de Madrid, pedí a mis compañeros de equipo, los Wolves, que me empezaran a hablar como a un chico, no como a una chica, y así lo hicieron", recuerda.
En Holanda siguió practicando el ‘quidditch’ en el equipo de los North Sea Nargels. "Si éramos 20 jugadores, un tercio éramos LGTBI". El ‘quidditch’, desde sus inicios, ha querido romper con la estandarización, y es por ello que el colectivo LGTBI ha estado siempre muy presente en el juego. Sin ser un deporte solo para ellos, es un deporte en el que son bienvenidos. Personas del colectivo dicen haber encontrado una práctica deportiva en grupo donde no se sienten incómodos, no tienen miedo al qué dirán.
Contar las cosas a los padres no siempre es fácil. Rion recibió la visita de su familia durante la beca en Ámsterdam y llegó el momento de contárselo. Los pasos dados en el 'quidditch' le dieron fuerzas. "Lo pase mal porque ellos me hablaban en femenino, cuando mis amigos hacía tiempo que lo hacían en masculino", cuenta. El plantearse como decirlo, de qué modo, generó incertidumbres. "Yo sabía que iban a reaccionar bien, pero aun así, te lo planteas una y otra vez antes de dar el paso", recuerda.
Apoyo de la familia
Encajar la primera reacción no fue fácil, los padres también necesitan su tiempo. Hoy en día, y tras unos meses, Rion tiene el respaldo de los suyos. Actualmente, Rion se encuentra en proceso de tránsito. El apoyo de la familia y compañeros de equipo han sido fundamentales en la primera fase del cambio, donde se observan ya los primeros síntomas del tratamiento hormonal. "No tenia claro si someterme en este proceso, puesto que había cosas que quería y otras que no", explica.
El cambio de voz es una de las alteraciones que más le ha costado aceptar, ya que es cantautor. Los ánimos y las ganas son la base para afrontar este largo camino. La visibilidad del caso de Rion dentro de la comunidad ha servido de ejemplo a otros compañeros. El ‘quidditch’ les ha permitido pasar mas que un simple rato de recreo, encontrar un espacio donde toda identidad tienen cabida.
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