jueves, 7 de junio de 2018

#hemeroteca #testimonios | El 30 cumpleaños de Prince

Imagen: El Mundo / Prince
El 30 cumpleaños de Prince.
El cantante de 'Lovesexy' hubiese cumplido hoy 60 años. Su recuerdo sigue llenos de misterios y zonas grises.
Julián Ruiz | El Mundo, 2018-06-07
http://www.elmundo.es/cultura/musica/2018/06/07/5b1907b146163f485a8b45a4.html

Prince Rogers Nelson nació hace 60 años, el 7 de junio de 1958 en Minneapolis, Minnesota. A Prince le dieron el nombre artístico de su padre, Prince Rogers, que su padre usó mientras tocaba con su madre en un grupo de jazz llamado Prince Rogers Trio.

No tengo ni puñetera idea de en qué nueva aventura andaría metido el inquieto y mago Prince el día de su 60 cumpleaños. Es fácil suponer que hiciera una fiesta en su ‘sancta sanctorum’ de Paisley Park, hoy convertido en un museo.

Cada vez que nombro Paisley Park pienso en aquella cruel noche del 2l de abril de hace dos años. El santo lugar es tan grande como un campo de fútbol, pero con dos pisos. Tiene estudios de grabación, un auditorio, oficinas, los archivos... Además de la vivienda. Sin embargo, aquella noche Prince murió solo. Solo en la inmensidad de su palacio. Terrible. Me pone muy triste. La verdad.

Nunca he perdido mi admiración por Prince. Muchas veces he pensado seriamente que era un genio. En otras ocasiones, un puro disparate. ¿Qué se podía decir de un persona que se había llamado a sí mismo El Artista?

Junio de 1988
Me acuerdo como conocí a Prince y todavía me froto los ojos y digo que, Dios mío, no es posible. Fue justo hace 30 años, tal día como hoy. Ocurrió la noche del 7 de junio de 1988. Prince cumplía 30 años en un decadente club de Les Bois de Boulogne, en París. Creo recordar que se llamaba Longchamp. Bueno, era un restaurante que daba al pequeño lago del parque parisino.

Era ya tarde. Sobre la una de la madrugada. Antes habíamos acudido a su concierto en el Palacio de Bercy, con motivo de la publicación de su álbum ‘Lovesexy’. Nos dieron un pequeño refrigerio y, por fin, nos dejaron pasar a una sala contigua a la que ya había llegado su majestad Prince.

Era surrealista la escena. Se nos hacía entrar uno por uno a todos los periodistas, en perfecta formación, en cola. Al llegar hasta la estrella, se nos pedía que dijéramos nuestro nombre. Él nos estrechaba la mano, sin tener siquiera una sonrisa en los labios.

Era un tanto patético, porque Prince era extremadamente pequeño y delgado. Y el pobre siempre que le tocaba una persona alta lo pasaba mal. Por ejemplo, conmigo mismo. Yo mismo noté como casi se ponía de puntillas para limitar la diferencia de altura. Era como una escena de viejo cine mudo.

En fin, aquel espectáculo estaba a la altura de una recepción de la Reina Madre en Buckingham Palace. La única pregunta que se me ocurrió fue si grababa en analógico o en digital, en aquellos tiempos tan convulsos. No supo qué decir. Sonrió.

Dos años después, el ‘increíble’ promotor Pino Saglioco se atrevió a traerle a actuar al estadio del Manzanares en Madrid. Gracias a la amabilísima Susana, que era la mano derecha de Pino, no sólo conseguimos que Prince accediera a retrasmitir todo el concierto para los Cuarenta Principales, sino que también pudimos acercarnos a los camerinos e incluso a la suite que ocupaba en el Hotel Palace de Madrid.

Los dulces de Madrid
Tras el concierto en el desaparecido Manzanares, empezó una aventura nocturna que pude vivir con el propio Prince como protagonista. Gracias a Susana pudimos seguir las fechorías nocturnas de Prince. Yo iba en otro coche que no era el que iba Prince, acompañado con algunas chicas, todas ellas españolas.

Tras un par de visitas a las discotecas de moda, lo que recuerdo es que la aventura acabó con lanzamiento de merengues y dulces desde los dos coches, frente a la vieja panadería que estaba detrás del Café Gijón, cerca de los Tribunales. Abrían sobre las cinco de la mañana.

Me enteré así de que Prince era un vampiro. Dormía de día y estaba despierto toda la noche. Además, era un adicto terrible a la heroína. Tenía sentido esa batalla de pasteles. Su dieta era, casi al 100%, dependiente de los dulces.

Sobre la sexualidad de Prince hay también una leyenda de misterio y sofisticación.

He hablado con cinco chicas que se supone que han sido amantes de Prince, al menos de cara a la galería. Sólo la portorriqueña Maite, con la que perdió un hijo en un aborto, dice que Prince era un extraordinario amante. Martika, con la que tuve una buena amistad, me contó que una noche la llamo a altas horas de la madrugada a su habitación. Creyó Martika que llegaba el momento de hacer el amor. Qué va. "La habitación estaba llena de velas encendidas, tomamos champán y me puso temas nuevos que había compuesto. Y eso fue todo. ¿Te lo puedes creer?", me contaba Martika atónita.

Hay una cosa cierta y es que Prince tiene querencia por las chicas que hablasen castellano. La primera fue Apollonia, que interpretaba a la novia de Prince en el filme ‘Purlpe rain’. La larga lista de conquistas femeninas con lengua española sigue con Carmen Electra, Ingrid Chaves, Martika y su primera mujer, Mayte. La mexicana Chaves también me aseguró que "se quedó con las ganas" de hacer el amor con Prince. También estuvo casado con otra mujer que habla español, Manuela Testolini. Por ella, Prince se convirtió al evangelismo. Antes, sólo creía en los viejos dioses egipcios, opción muy interesante.

El final opiáceo
Tras abrazar el evangelismo empezó a decir que ya no tomaba drogas. Que sólo creía en Dios y que tenía mucha fe en el mundo. Lo cierto es que había perdido bastante de la magia de sus grandes canciones y se dejaba deslizar por las bajezas de la industria. Tenía que vender álbum a álbum sus producciones. Había recorrido todas las multinacionales posibles.

Pero lo peor es que Prince no dejó de tomar drogas. Sólo cambió la heroína por los opiáceos. Todavía no se sabe si Prince obtuvo el maldito fentanilo por prescripción o a través de un médico corrupto en aquella noche fatal. Como Michael Jackson, las drogas quebraron su voluntad. Al menos, ha dejado de llamarse un signo. Será siempre Prince, a secas, un genio.

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