miércoles, 10 de julio de 2024

#hemeroteca #lgtbi #drogas | “La gente queer se abre a un abanico de tipos de sustancias mayor”

Presentación del Proyecto Chueco en su local, en octubre de 2023 //

“La gente queer se abre a un abanico de tipos de sustancias mayor”

Proyecto Chueco es un recurso comunitario de acompañamiento integral que busca especializarse en los procesos de recuperación de personas LGTBIAQ+ con problemas con las drogas. El proyecto, además, se propone acompañar a trabajadoras sexuales y a personas en situación de calle.
Andrea Momoitio | Pikara, 2024-07-10
https://www.pikaramagazine.com/2024/07/la-gente-queer-se-abre-a-un-abanico-de-tipos-de-sustancias-mayor/

Las cosas como son: han triunfado. El local que una vecina ha cedido al Proyecto Chueco es una maravilla. Está a apenas cien metros de la parada de metro de Chueca; reformado, grande, agradable. Una lonja de dos plantas, unas escaleras de caracol de hormigón pulido, un espacio diáfano en el bajo para bailar y ver películas, un pequeño despacho. Proyecto Chueco es un recurso comunitario de acompañamiento integral que se construye desde el colectivo LGTBIAQ+ para el colectivo LGTBIAQ+.
“Hemos intentado ir más allá del ‘chemsex’. No hay un programa específico para personas LGTBIQA+ que no lo practican”
Abraham Mesa es la coordinadora del programa y eso significa que se encarga de... casi todo, pero prefiere no personalizar el proyecto en su figura. Por eso, opta por no aceptar que le haga fotos aunque contesta, con gusto, a todas mis preguntas. Hay algo que le hace especial ilusión: “Hay peña que hacía mil años que no venía a Chueca y que ha vuelto porque está este proyecto. Da mucha felicidad volver a traer lo asociativo”.

Proyecto Chueco tiene tres focos de acompañamiento: las personas con problemas con las drogas, las que ejercen un trabajo sexual y las personas sin hogar: “Lo correcto es hablar de situación de sin hogar o en situación de sinhogarismo porque no todas las personas en situación de sinhogarismo están en situación de calle”, explica. De momento, sin embargo, se han centrado, sobre todo, en lo relacionado con el consumo de drogas.

P. ¿Cómo llega la gente al proyecto?

Por Instagram, por el boca a boca, derivadas de otros recursos, tanto de otras entidades como Apoyo Positivo o como el Programa LGTBI de la Comunidad de Madrid. Nos empiezan a escribir desde otras entidades para preguntarnos cómo se hacen las derivaciones. Hay gente que de repente ve una actividad que le interesa, viene y después sigue participando en otras. Por ejemplo, llegan a través del club de lectura y se enteran de que hay un grupo de apoyo mutuo para personas con problemas con las drogas.

P. ¿Cómo surge este grupo?

Hablo de problemas con las drogas y no de adicciones. No todas las personas con problemas con las drogas son adictas, pero todas las adictas tienen un problema con las drogas. En los procesos de recuperación, hay una parte en la que sí que es necesario estar acompañada por un profesional, pero llega un punto del proceso en que el sentarse frente a otra persona adicta hace que afloren otras cosas. En el grupo de apoyo no pueden participar profesionales a no ser que vengan en calidad de personas adictas o con problemas con las drogas.

P. No pueden participar profesionales, pero en la información que difundís sí que es un requisito que estén en un proceso de acompañamiento terapéutico.

Sí. Esto nos crea conflicto. Lo decidimos así por si algo se va de madre dentro del grupo y no somos capaces de gestionarlo. Es verdad que es un poco contradictorio, pero no queríamos dejar a nadie con un melonaco abierto que no supiéramos cerrar.

P. ¿Cómo funciona?

Nos reunimos todos los lunes. Hay una estructura fija, que se ha decidido en común entre todas las personas participantes, que empieza con una ronda de sentires. Luego tratamos alguno de los temas que hemos elegido en una primera lluvia de ideas que se hizo cuando se formó el grupo: qué pasa con el estigma, por ejemplo, de no poder compartir el problema con tu familia o amigas.
“Algo que tenemos en común las personas LGTBIQA+ es el trauma, y lo queremos vivir todo superintensamente”
P. ¿Hay especificidades en el consumo de droga por parte de la comunidad LGTBIQA+?

Sí, hay especificidades que hacen que caigamos más en estas problemáticas. Desde Proyecto Chueco hemos intentado abrir un poco el discurso para ir más allá del 'chemsex' [el consumo de drogas para facilitar o intensificar la actividad sexual] sin menospreciar esa problemática. Durante los últimos años, en las entidades LGTBIQA+ se ha puesto el foco ahí, pero empezamos a ver a peña que solicitaba otro tipo ayuda. Si no practicas 'chemsex' no hay un programa específico para personas LGTBIQA+. Tendrías que ir a cualquier programa general y había una sensación de que nos estábamos dejando a gente atrás. Entonces lo que hicimos, simplemente, es ampliar el discurso con tres preguntas: ¿Crees que tienes un problema con las drogas? ¿Te cuestionas tu consumo? ¿Te preocupa que tus relaciones afectivo-sexuales se den únicamente cuando están mediadas por las drogas? Así ya estás ampliando el abanico de personas a las que llegas.

P. ¿Qué diferencias en el consumo habéis detectado?


Algo que tenemos en común las personas LGTBIQA+ es el trauma, y lo queremos vivir todo superintensamente porque históricamente hemos tenido encuentros de libertad clandestinos. Hemos llegado a la conclusión de que van un poco por ahí los tiros. Ninguna somos profesionales, pero son nuestras vivencias. Las adolescencias tardías que vivimos muchas veces las personas queer hacen que luego andemos a trompicones. Creo que compartimos el no habernos podido desarrollar con naturalidad de pequeñas. En lo relacionado con el 'chemsex' problemático, vemos mucha masculinidad tóxica y homofobia interiorizada; la soledad por no tener un grupo de amigas sólido y solo tener amigos de fiesta... Entonces, llega la pandemia y caen en el 'chemsex' problemático un montón de personas, porque no tiene esos lugares de socialización de fiesta.

P. ¿Qué tipo de consumo se aborda en el grupo? ¿Participan, por ejemplo, personas con adicciones al alcohol?


No ha venido nadie por eso, pero sí que estaría abierto. Es una droga legal, pero es una droga. Intentamos no poner el foco en qué sustancias se consumen y pedimos no ser muy detallistas con los consumos porque no es necesario y, muchas veces, nos recreamos.

P. Es un espacio libre de cualquier tipo de consumo, ¿apostáis políticamente por la abstinencia o el consumo cero?

Creemos que no se puede pedir la abstinencia total a una persona que acaba de llegar y que se está empezando a plantear que tiene un problema con las drogas. Las personas tienen que ser protagonistas de sus propios procesos de recuperación y tienen que estar implicadas. Creemos en la prevención de riesgos. Hay que ir tomando decisiones poco a poco y cada persona tiene que decidir si quiere ir hacia la abstinencia o no. En el grupo hay personas que tienen como objetivo la abstinencia total; otras que quieren reducir el consumo. En general, tenemos muy poca formación en drogas. Empezamos a consumir y lo hacemos mal.

P. Pero la falta de información está generalizada. ¿Por qué crees que nos afecta más a las personas LGTBIQA+?

Históricamente, al estar en la vanguardia de muchos movimientos, hemos consumido más tipos de sustancias que las personas heterosexuales, que no conocían otra cosa que no fuera la cocaína o los porros. La gente 'queer' se abre a un abanico de tipos de sustancias mayor. Estoy haciendo una reflexión que no es en absoluto académica sino que es una intuición. Llegamos antes a las nuevas sustancias y las probamos sin saber qué efectos producen, cuáles son los riesgos, cuáles son las vías de consumo.
“No hay una cultura del consentimiento con respecto a las drogas”
P. ¿Hay una aceptación demasiado amplia del consumo en entornos feministas y ‘queer’?

A lo mejor nos hemos pasado un poquito de frenada en determinados entornos. El consumo está en todas partes, pero cuando empiezan a aparecer personas que tienen problemas, ¿qué pasa? ¿Que dejen de ir a las fiestas y ya está? No hay una cultura del consentimiento con respecto a las drogas: la insistencia, la ridiculización de las personas que no consumen... No nos paramos a pensar que a lo mejor estamos ante una persona que tiene un problema y, por eso ha dejado de beber, por ejemplo. Quizá tenga que ver con el concepto de libertad... Pasa también con el 'chemsex' problemático, ¿esto era la libertad sexual? Pues vaya mierda.

P. Además, nos falta información sobre las consecuencias.


No tenemos datos de muertes ni de suicidios porque no se están contabilizando y las personas que atienden en los centros de urgencia no tienen formación. Si alguien llega con sobredosis de GHB [ácido gammahidroxibutírico, conocido como éxtasis líquido] pues a lo mejor es que estaba en una sesión de ‘chemsex’. La crisis del sida solo se abordó con medicamentos, pero no se abordó la cuestión psicológica de un universo criminalizador. Todo ese trauma sigue. Las nuevas generaciones no lo tienen tan presente, pero las que hemos nacido hasta los 90 sí teníamos muy presente la estigmatización. Es un trauma colectivo y el 'chemsex' problemático es el síntoma de que no está curado. De aquella época queda mucho de la masculinidad tóxica. Los hombres gais se empezaron a muscular para no parecer enfermos porque, entre los 90 y los 2000, el cuerpo homosexual masculino se empezó a construir por oposición al cuerpo marcado por la enfermedad del sida a través del desarrollo de la musculatura.

P. ¿Cómo se puede abordar este tema?

Desde el consumo solo, no. Porque hablamos de un trauma no resuelto y no trabajado en absoluto. No, tú no tienes un problema con las sustancias, tienes un problema contigo misma y el síntoma es la relación problemática con las sustancias, pero la sustancia en sí no es un problema. Entonces hay que abordar por qué has llegado ahí, buscar en todos los ámbitos de tu vida e ir rascando por ahí. Ir hablando y hablando, pero no solo hablar. Hay que ir moviendo el cuerpo también. Creo que en las entidades LGTBIQA+ no se ha puesto en valor, por ejemplo, la danza para los procesos de recuperación. Cuando mueves tus miserias con el cuerpo salen cosas increíbles y tiene un valor terapéutico superfuerte.

P. En el entorno transfeminista tampoco hay grandes críticas a las sustancias desde el punto de vista del consumo. Muchas marchas a la cárcel, pero ¿cuántas de las presas lo están por transportar drogas? ¿En qué condiciones se están produciendo las sustancias que consumimos?

Totalmente. Lo decía hace poco un compañero: ¿Desde dónde vienen las sustancias que se consumen? ¿Cómo podemos politizar esto? Quizá deberíamos hablar sobre este tema con las personas que participan en nuestros proyectos.

P. ¿Os habéis encontrado con alguien que, además de tener problemas con el consumo, los haya tenido por vender sustancias? Tengo la sensación de que no es una salida “laboral” muy habitual para personas LGTBIQA+.

Por venderla, no, pero se está viendo en Madrid, desde hace un tiempo, que la policía ya está entrando en cuartos oscuros de discotecas; se para a determinadas personas con un determinado aspecto por la calle el domingo por la mañana... Parece ser que están apareciendo muchas maricas en los calabozos.

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