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Omar Ayuso: "Soy súper adicto al móvil, he pasado dos meses con un teléfono patata y tenía síndrome de abstinencia como un heroinómano"
El éxito desmedido de sus inicios en 'Élite' le acabó reventando por dentro. Ahora, terapia mediante, ha regresado para despedirse.
[Otro titular, en portada:Omar Ayuso: "Élite no es una serie con diversidad sexual, muestra una sexualidad pornográfica y de mentira"]
Pablo R. Roces | El Mundo, 2024-07-31
https://www.elmundo.es/cultura/2024/07/31/6698be1321efa0c2638b4582.html
La breve carrera de Omar Ayuso (Madrid, 1998) dibuja un movimiento circular. Primero fue el petarlo en 'Élite' hasta acabar reventado por ese éxito y, una vez reconciliado con sus inicios, previo paso por la consulta del psicólogo, volver para despedirse del proyecto que le presentó al mundo y que ahora cierra las puertas de Las Encinas a todos sus seguidores con la octava temporada que Netflix acaba de estrenar.
P. ¿Por qué volviste? ¿Te habías ido mal?
No mal, pero estaba en la etapa de crecimiento, de pasar de niño a adulto, digiriendo todo lo que había pasado y, como muchos actores, desarrollé un rechazo a esta serie. Me vino muy bien volver para no vivir como un rechazo la que ha sido la suerte de mi vida. Es un poco raro porque yo ya hice un proceso de despedida con la idea de no volver, pero es que en la calle hace mucho frío y este es un sitio donde se trabaja y se cobra muy bien.
P. ¿Tenías miedo a ser solo ese éxito?
No sé si era eso, pero claro que está la leyenda negra y el miedo de ser un juguete roto y no hacer nada más. En toda carrera hay un punto de suerte, pero creo que también depende mucho de las decisiones que tomas y yo no me arrepiento de las que he tomado. Tampoco de volver porque ahí empezó la mejor etapa de mi vida.
P. Pero tú fuiste de los que esa fama y esa exposición de tu vida no la llevaste muy bien, ¿no?
Yo seguí porque no iba a retirarme sin intentarlo, pero de verdad que no sabía si este era mi lugar en el mundo. No he estado mejor hasta que no he crecido y madurado, ahí encontré la forma de cuidarme, y eso me lo ha dado la serenidad del paso de los años. Mi vida me pertenece a mí, no es la que se ve en las redes, ni le pertenece a gente de mi alrededor. La terapia lo ha cambiado todo, ahora ya no tengo hábitos insanos, es todo rutina y deporte en mi vida.
P. ¿Tan malos eran esos hábitos que llevabas?
Es evidente que este es un mundo en el que lo tienes todo más cerca, más accesible y desde más joven. Pero no quiero hablar mucho más de esto porque es muy denso y muy personal
P. Pero llegaría un momento en que tendrías acceso a unas cosas que eran impensables antes.
Nuestro oficio es la gran mentira, todo lo opulento de los eventos es mentira porque vamos con ropa prestada, comemos canapés gratis y nos ponen un coche de ida y vuelta sin pagar. Como cuando vas a una Fashion Week en Milán o París, aceptas que estás un rato en la gran mentira, que no es la vida real.
P. Y para alguien que venía de una familia humilde, ¿cómo se gestiona ese cambio?
Yo he tenido muy buena educación y mis padres me han enseñado que el dinero viene y va. Así pasa que no tengo ni puta idea de manejarlo, todo el mundo tiene inversiones, se ha comprado una casa y yo sólo me he producido un corto.
P. Comprarse una casa para la gente de tu edad no es muy habitual ahora. ¿esa es la parte positiva de este oficio? ¿Se madura más rápido en algunas cosas?
Yo he madurado rápido porque las circunstancias vitales me han obligado, era eso o morirme. Pero la terapia me ha ayudado mucho porque he encontrado un espacio en el que filtrar todas las voces que pasan por mi cabeza y he aprendido a no hacerles ni puto caso, a valorar lo realmente importante. Por ejemplo, lo físico viene y va igual que la madurez, pero es evidente que todos somos esclavos del físico.
P. Publicidad, marcas, sesiones... ¿cómo has llevado la exigencia física en ese mundo?
Yo quiero estar tranquilito y dormir bien por las noches. Mientras eso pase me da igual todo, la verdad. Claro que hay días que me gustaría tener otro físico y ahí el infierno son las redes sociales. Muchos días me miro a mí mismo y me pregunto cómo estoy cayendo en esa trampa. Yo sé que es una trampa, aún estoy esperando el día que de una vez sea coherente con mis valores y deje de alimentar ese horror.
P. Eso suena casi a ser un adicto al móvil.
Es un horror, nos pasamos las 24 horas del día en una puta aplicación para validarnos a nosotros mismos, dando una imagen falsa al exterior, es desquiciante. No hay nadie que tenga redes sociales que no tenga un problema. Podrán decir que son beneficiosas si sabemos usarlas, pero son el infierno porque no hay manera buena de utilizarlas. Yo soy súper adicto a las redes y al móvil, estuve un par de meses con un teléfono patata y me vino muy bien, pero tuve un síndrome de abstinencia alucinante.
P. ¿Síndrome de abstinencia como un drogadicto?
Estilo adicto a la heroína, sí, de tener cambios de humor, de ponerme nervioso... Y al mismo tiempo notaba una descongestión mental flipante. Es que las adicciones conductuales, como no llevan de la mano la sustancia como en el alcohol o las drogas, parece que son menos nocivas, pero son bastante peligrosas y alimentan las otras. Hay veces que me siento mal con esto porque me considero más inteligente, pero estoy en la trampa y me autoengaño para seguir ahí.
P. Y a eso sumas un miedo a ser cancelado.
Total, es terrible y es una distorsión, pero tengo miedo y eso me ha nacido de tanta exposición. Al final cuando tanta gente está hablando de ti por redes sociales y están diciendo todo el rato cosas tan feas te acojonas. Hasta que me di cuenta de que Twitter era un vertedero y ahí solo decían cosas malas de todo el mundo lo sufrí mucho.
P. Lo de haberte convertido en un icono LGTBI, ¿cómo lo llevas?
Ni lo pienso ni lo siento porque me volvería loco, solo soy un actor con unas circunstancias vitales que por ser conocido soy un referente LGTB para cierta gente. Lo único que intento es ser coherente con quien soy en mi día a día, con los valores que defiendo, con lo que me duele y con lo que quiero cambiar. Si es que soy lo que se ve, cariño, no hay más.
P. Una de las cuestiones que se ha discutido mucho con ‘Élite’ es la diversidad sexual
Lo siento, pero es que nunca he estado de acuerdo con esa opinión, ‘Élite’ no es una serie con diversidad sexual amplia, es absolutamente normativa y muestra una sexualidad pornográfica y de mentira. No digo que esté mal, pero yo, en tanto persona disfuncional del siglo XXI que intenta trabajar su relación con el sexo, no veo aquí lo que yo quiero porque establecemos patrones muy difíciles de reproducir.
P. Pues con un público adolescente mayoritario no sé si es el mejor ejemplo
Lo que ven los chavales en ‘Élite’ es una tontería porque descubren la sexualidad como todos, por el porno en internet, que es lo peor. En eso estamos tan perdidos como el resto de generaciones.
P. Algo hemos cambiado, ¿no?
Lo que tenemos es un nivel de conciencia mayor, somos más conscientes de nuestra disfuncionalidad sexual y sufrimos más por ello. Somos capaces de ver la trampa, pero como seguimos perpetuando esas relaciones el sufrimiento es mayor. Pero creo que está bien que le demos más vueltas a estas cosas, aunque es todo bien sencillo: sí es sí y no es no.
P. ¿Eso lo tenemos más en nuestro debe los hombres que las mujeres?
Yo soy gay y solo tengo sexo con hombres, lo que puedo decir de las mujeres es por mis amigas, pero, por lo general, emocionalmente son más inteligentes que los hombres... Madre mía, qué miedo, los titulares que estoy dando.
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