viernes, 31 de julio de 2009

#articulos #cine | “Un hombre llamado Flor de Otoño”, de Pedro Olea : etiología del maricón tirabombas

“Un hombre llamado Flor de Otoño”, de Pedro Olea : etiología del maricón tirabombas / David William Foster · Arizona State University
En: Territorio teatral : revista digital, n. 4 (2009-07)

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/ Cine / Estereotipos / Federico García Lorca / Historia – Siglo XX / Homosexualidad en el cine / Pedro Olea
TEXTO COMPLETO | Territorio teatral
http://territorioteatral.org.ar/html.2/articulos/n4_01.html

[…] Lorca y su persona sexual/erótica constituyen, sin lugar a dudas, el necesario punto de partida para cualquier tentativa de abordar el tema de cómo se entendía el ser homosexual o maricón en la España del primer tercio del siglo XX. De hecho, tiene que haber cierta fascinación, casi morbosa, por el cuadro que presentan las fuentes documentales, dado el grado de las enormes transformaciones que se han operado en España desde la muerte en 1975 de Franco en cuanto a los derechos personales, transformaciones cuyo apogeo ha sido la ley aprobada en 2005 por las Cortes Generales que sanciona el matrimonio gay. Las presiones sociales para desarticular el sórdido pasado homofóbico español (cuyo apogeo fuera, a su vez, la Santa Inquisición) venían acumulándose desde la muerte de Franco, y hasta con algunos brotes tentativos anteriores a 1975. Aunque se suele pensar en La Movida en términos de un movimiento cultural que se concretó a comienzos de los 80, durante el llamado período de transición, entre la muerte del dictador y la plena restauración de la democracia, se produjo una modesta concentración de films en torno a cuestiones homosexuales. Aunque en su mayoría, estos films (e.g., “La muerte de Mikel”; “El diputado”) proyectaban una visión trágica de ser homosexual, son de innegable importancia por el simple hecho de abordar el tema y de asentar, a pesar del trayecto patético del protagonista, una mirada francamente despreciativa ante la dinámica de la homofobia y de sus discursos violentos y hasta asesinos (ver el importante ensayo de Ballesteros).

Uno de dichos films, sin embargo, representó una vuelta categórica de página en cuanto a la representación patética del protagonista homosexual. Me refiero a la cinta de Pedro Olea, “Un hombre llamado Flor de Otoño”, estrenada en 1978, fecha que casi le pisa los talones al moribundo universo franquista. “Flor de Otoño” cuenta la historia a fines de los años 20, de un abogado, primogénito de una asentada familia fabril de Barcelona, que opta por dedicar su vida a ser abogado defensor de anarquistas: tiene muchas relaciones estrechas con el intenso mundillo anarquista barcelonés y, de hecho, su amante es anarquista. Ejerce su profesión de legalista durante el día, pero de noche, amparado por su amante y por un mayordomo ex-boxeador, ocupa el camerino de una estrella artista del teatro marginal, El Bataclán, donde representa con mucho éxito números como el transformista con el nombre artístico de Flor de Otoño. Desplazándose entre la sobria vestimenta de abogado titulado, los velos y plumas de artista, y un refinado traje sastre de mujer mundana, Lluís Serracant tiende, con su cuerpo, un puente entre la decencia burguesa y un escenario del mundo marginal que ocupa un amplio espectro de individuos considerados maleantes, entre ellos los maricones. […]

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