Billy Tipton anderea.
Plazara atera da berriro hain sinegaitza ere egiten ez zaigun Billy Tipton jazzmanaren istorioa. 1989an hil zen. Denen ustez gizona zen baina hil hurren zela aurkitu zuten emakume jaio zela. 1914ean. Oklahoman.
Begoña del Teso | El Diario Vasco, 2016-09-25
http://www.diariovasco.com/culturas/201609/25/billy-tipton-anderea-20160925115306.html
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Las cenizas de Truman Capote, vendidas por 40.000 euros, irán de fiesta.
Los compradores llevarán los restos a eventos a los que era aficionado el escritor estadounidense, según la casa que los subastó.
El País, 2016-09-26
http://cultura.elpais.com/cultura/2016/09/26/actualidad/1474889945_096485.html
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A cinco leonas les crece melena y empiezan a actuar como leones.
Científicos en Botsuana detectan un cambio físico y de comportamiento en varias hembras.
Manuel Ansede | El País, 2016-09-26
http://elpais.com/elpais/2016/09/23/ciencia/1474643418_516188.html
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Arzobispado de México: “Un niño tiene más posibilidades de sufrir abusos sexuales de un padre homosexual”.
El cardenal primado Norberto Rivera arrecia su pulso a Peña Nieto y dibuja un cuadro esperpéntico sobre la homosexualidad.
J.M. Ahrens | El País, 2016-09-26
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/09/26/mexico/1474846676_564173.html
viernes, 30 de septiembre de 2016
#titulares | 2016 | septiembre
#libros #literatura #homosexualidad | La tinta del calamar : tragedia y mito de Rambal
La tinta del calamar : tragedia y mito de Rambal / Miguel Barrero.
Gijón : Trea, 2016 [09].
144 p.
ISBN 9788497049559
/ ES / NOV
/ Asturias / Crónicas / Gijón / Homosexualidad / Literatura / Rambal / Testimonios / Travestismo / Violencia
Gijón : Trea, 2016 [09].
144 p.
ISBN 9788497049559
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Gijón, madrugada del 19 de abril de 1976. Un incendio en el Campo de las Monjas se salda con la aparición del cadáver de un hombre semidesnudo cuyo cuerpo presenta múltiples heridas de apuñalamiento. El crimen conmociona al viejo barrio de pescadores de Cimadevilla, donde el difunto era una figura verdaderamente popular, y se convierte en el punto de arranque de un enigma que permanecerá grabado a fuego en el subconsciente de los vecinos. La fría estadística dirá que esa noche se registró el asesinato de Alberto Alonso Blanco. En el imaginario popular, la fecha pasará a la historia como el día en que mataron a Rambal.
¿Quién fue el culpable? La pregunta, aún sin respuesta, lleva planeando desde entonces sobre un Gijón que convirtió pronto la figura del desdichado protagonista de esta historia en una especie de mito. Las primeras investigaciones policiales, los interrogatorios infructuosos, los pasos en falso, la aparición de un enigmático joven al que nadie supo identificar y la convicción generalizada de que intereses ocultos y nunca confesados impedían que se arrestase a los criminales terminaron tejiendo alrededor de la memoria de Rambal una leyenda que se ha hecho recurrente a la hora de explicar la vertiente más íntima de una ciudad acostumbrada a reinventarse. Un relato sugerente e inconcluso en torno a un hombre que vivió con alegría y murió de la peor forma posible cuando el mundo al que pertenecía empezaba a desaparecer.
¿Quién fue el culpable? La pregunta, aún sin respuesta, lleva planeando desde entonces sobre un Gijón que convirtió pronto la figura del desdichado protagonista de esta historia en una especie de mito. Las primeras investigaciones policiales, los interrogatorios infructuosos, los pasos en falso, la aparición de un enigmático joven al que nadie supo identificar y la convicción generalizada de que intereses ocultos y nunca confesados impedían que se arrestase a los criminales terminaron tejiendo alrededor de la memoria de Rambal una leyenda que se ha hecho recurrente a la hora de explicar la vertiente más íntima de una ciudad acostumbrada a reinventarse. Un relato sugerente e inconcluso en torno a un hombre que vivió con alegría y murió de la peor forma posible cuando el mundo al que pertenecía empezaba a desaparecer.
Miguel Barrero (Oviedo, 1980) ha publicado las novelas ‘Espejo’ (premio Asturias Joven; KRK Ediciones, 2005), ‘La vuelta a casa’ (KRK Ediciones, 2007), ‘Los últimos días de Michi Panero’ (premio Juan Pablo Forner; DVD Ediciones, 2008), ‘La existencia de Dios’ (Trea, 2012) y ‘Camposanto en Collioure’ (Prix International de Littérature Fondation Antonio Machado; Trea, 2015), así como el libro de viajes ‘Las tierras del fin del mundo’ (Trea, 2016).
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#libros #menores #transexualidad | Infancia y transexualidad
Infancia y transexualidad / Juan Gavilán.
Madrid : Libros de la Catarata, 2016 [09].
256 p.
ISBN 9788490972076 / 18 €
/ ES / ENS
/ Identidad de género / Infancia / Menores / Relaciones familiares / Transexualidad / Transfobia
Madrid : Libros de la Catarata, 2016 [09].
256 p.
ISBN 9788490972076 / 18 €
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En los últimos años se ha producido un fenómeno revelador: la aparición en público de niñas y niños transexuales que, acompañados por sus familiares, reclaman que se atienda a sus derechos. Estos casos cuestionan la creencia social de que no existe la transexualidad en la infancia. Negarlo ha supuesto para muchos niños y niñas sufrir acoso, violencia, marginación… Se hace así evidente la necesidad de un cambio en la concepción de la sexualidad y los derechos de la infancia que parte de reconocer su identidad y su voluntad. Como alternativa al discurso biomédico, Juan Gavilán plantea un marco basado en la experiencia práctica, en la realidad, de las familias de menores transexuales que afrontan a diario preguntas sobre el desarrollo, la identidad, las estrategias educativas o el sexo de sus hijos e hijas.
Juan Gavilán. Ha desarrollado su actividad intelectual en el campo del pensamiento filosófico, lingüístico y antropológico. A partir de 1981 ejerció como catedrático de Filosofía y en 1991 inició una colaboración de investigación en el Área de Lingüística de la Universidad de Málaga. Empezó a trabajar en 2004 como profesor de Antropología en el Centro Asociado de la Universidad Nacional de Educación a Distancia de Málaga, donde sigue ejerciendo sus tareas como tutor.
Juan Gavilán. Ha desarrollado su actividad intelectual en el campo del pensamiento filosófico, lingüístico y antropológico. A partir de 1981 ejerció como catedrático de Filosofía y en 1991 inició una colaboración de investigación en el Área de Lingüística de la Universidad de Málaga. Empezó a trabajar en 2004 como profesor de Antropología en el Centro Asociado de la Universidad Nacional de Educación a Distancia de Málaga, donde sigue ejerciendo sus tareas como tutor.
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#libros #cuerpos | Mujeres barbudas : cuerpos singulares
Mujeres barbudas : cuerpos singulares / María José Galé Moyano.
Barcelona : Bellaterra, 2016 [09].
344 p.
Colección: SGU · Serie General Universitaria.
ISBN 9788472907805 / 20 €
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/ Cuerpos / Género / Mujeres / Sexualidad
Barcelona : Bellaterra, 2016 [09].
344 p.
Colección: SGU · Serie General Universitaria.
ISBN 9788472907805 / 20 €
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El presente trabajo se constituye al modo en que lo hacen aquellos proyectos que están inacabados, que se aproximan a la vida y solo son susceptibles de constatar que esta se aleja de la posibilidad de desarrollar sobre ella una mirada objetiva y, al mismo tiempo, se imbrican con el yo que investiga que, en definitiva, no busca sino un modo de poder decirse, de participar como sujeto canónico en el discurso de la ontología. Una ontología que se revela, en el pensamiento occidental, como sesgada por las nociones que constituyen los ejes de emergencia de lo humano: el género, el sexo, las sexualidades, la raza, el nivel socioeconómico, el lugar de procedencia. Se ha tratado de alterar ese lugar hegemónico recogiendo, en una suerte de línea de sentido, datos acerca de aproximadamente setenta mujeres, cuya configuración corporal singular supone, ante la mirada, una quiebra de la norma y una necesidad de resituarse y confrontar las certezas acerca de lo corporal. Su situación personal, la fuerza con que cuentan sus apariciones en distintos contextos de intelección, sus palabras, permiten encontrar espacios de resistencia, no solo para su permanecer en la vida, sino para abrir lugares de habitabilidad para todos los cuerpos.
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#hemeroteca #turismo | El turismo gay se dispara un 28% en España y ya supone 9.000 millones en ingresos
Imagen: La Vanguardia |
Barcelona es la ciudad que más interés ha despertado en verano, pero Gran Canaria, Ibiza y Sitges son las preferidas.
La Vanguardia, 2016-09-30
http://www.lavanguardia.com/economia/20160930/41686206913/turismo-gay-espana.html
El empuje del turismo en la recuperación de la economía española después de la crisis resulta innegable. Con récords de turistas extranjeros mes tras mes, España se ve beneficiada por un contexto internacional marcado por la amenaza terroristas en países de competencia directa.
Pero además, la apertura y apuesta a nuevos tipos de turismo está dando un gran resultado. El sector gay es una de esas apuestas ganadoras: en el último año la llegada de turistas homosexuales se ha disparado un 28%, según un estudio publicado por el portal CromosomaX y los principales actores del sector, como propietarios de locales y agencias de viajes especializadas.
El repunte supone recibir cada año más de 9.000 millones de euros, lo que supone casi una quinta parte de los ingresos totales a pesar de que la población gay representa entre el 6% y el 8% de la población mundial.
Barcelona, gran atractivo
Los destinos preferidos del colectivo LGBT son Gran Canaria, Ibiza, Sitges, Torremolinos y Benidorm. Barcelona destaca como nuevo atractivo, siendo el gran reclamo del pasado verano. Los principales países emisores son Reino Unido, Alemania y Estados Unidos.
Además de recibir más turistas, España se beneficia del mayor gasto medio que realizan, que se calcula en un 30% en comparación al turista general, lo que es “una confirmación del buen estado de salud del turismo especializado LGBT”, dicen los autores del estudio.
De media, gastan 130 euros diarios en ocio y restauración. Eso sí, este gasto está, por lo general, “asociado siempre productos y servicios exclusivos”, ya que el colectivo “siempre opta por lo gay-friendly antes que por lo más genérico”.
Por encima de todo los impulsores del estudio subrayan “un gran trabajo en materia de integración social y captación de un mercado emergente”, lo que permite aprovechar cada vez más este sector.
Pero además, la apertura y apuesta a nuevos tipos de turismo está dando un gran resultado. El sector gay es una de esas apuestas ganadoras: en el último año la llegada de turistas homosexuales se ha disparado un 28%, según un estudio publicado por el portal CromosomaX y los principales actores del sector, como propietarios de locales y agencias de viajes especializadas.
El repunte supone recibir cada año más de 9.000 millones de euros, lo que supone casi una quinta parte de los ingresos totales a pesar de que la población gay representa entre el 6% y el 8% de la población mundial.
Barcelona, gran atractivo
Los destinos preferidos del colectivo LGBT son Gran Canaria, Ibiza, Sitges, Torremolinos y Benidorm. Barcelona destaca como nuevo atractivo, siendo el gran reclamo del pasado verano. Los principales países emisores son Reino Unido, Alemania y Estados Unidos.
Además de recibir más turistas, España se beneficia del mayor gasto medio que realizan, que se calcula en un 30% en comparación al turista general, lo que es “una confirmación del buen estado de salud del turismo especializado LGBT”, dicen los autores del estudio.
De media, gastan 130 euros diarios en ocio y restauración. Eso sí, este gasto está, por lo general, “asociado siempre productos y servicios exclusivos”, ya que el colectivo “siempre opta por lo gay-friendly antes que por lo más genérico”.
Por encima de todo los impulsores del estudio subrayan “un gran trabajo en materia de integración social y captación de un mercado emergente”, lo que permite aprovechar cada vez más este sector.
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#hemeroteca #homofobia | La Generalitat impone la primera multa por homofobia en Catalunya
Imagen: El Diario |
Los hechos sancionados con 300 euros son los insultos homófobos a un trabajador de un centro residencial para personas mayores el pasado mes de marzo.
El Diario, 2016-09-30
http://www.eldiario.es/catalunya/Generalitat-impone-primera-homofobia-Catalunya_0_564493705.html
Primera sanción económica de la Generalitat de Catalunya por insultos homófobos bajo el amparo de la ley antihomofobia aprobada hace dos años por el Parlament: una multa de 300 euros a un joven que profirió insultos homófobos a una persona por su condición sexual.
La consellera de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias, Dolors Bassa, ha informado de esta multa en un momento en que el colectivo LGTBI ha denunciado la inacción del Govern a la hora de implementar la ley contra la Homofobia, que prevé sanciones que hasta ahora no se habían aplicado pese a las 81 denuncias presentadas ante la Generalitat por actos de LGTBIfobia desde que se aprobó la ley el 2 de octubre de 2014.
Según Bassa, "la sanción tiene gran simbolismo, porque evidencia la tolerancia cero con conductas contra el colectivo LGTBI". Bassa ha confirmado que el infractor ha hecho efectivo el pago de la primera sanción impuesta por vulneración de los derechos de las personas LGTBI, según el procedimiento que regula la Ley 11/2014.
Los hechos sancionados son los insultos homófobos a un trabajador de un centro residencial para personas mayores que tuvieron lugar el pasado mes de marzo cuando el empleado fue increpado y menospreciado por su orientación sexual. La consellera ha destacado que "la sanción se ha podido instrumentar gracias a la valentía de la víctima, que lo denunció, y de las personas que fueron testigo".
"Esto significa un paso adelante en la lucha por los derechos del colectivo LGTBI. Es importante que se sancione ya que significa que en Catalunya no aceptamos ninguna forma de agresión o comportamiento contra las personas", ha dicho la consellera, que ha alentado a denunciar cualquier vulneración de los derechos del colectivo.
Bassa ha recordado que "la Ley 11/2014 es positiva, propositiva y quiere garantizar los derechos de LGTBI, pero también se dotó, entre otras cosas, de un régimen de sanciones administrativas para perseguir aquellas conductas LGTBIfobicas no contempladas en el Código Penal y que son formas de discriminación cotidianas".
La consellera de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias, Dolors Bassa, ha informado de esta multa en un momento en que el colectivo LGTBI ha denunciado la inacción del Govern a la hora de implementar la ley contra la Homofobia, que prevé sanciones que hasta ahora no se habían aplicado pese a las 81 denuncias presentadas ante la Generalitat por actos de LGTBIfobia desde que se aprobó la ley el 2 de octubre de 2014.
Según Bassa, "la sanción tiene gran simbolismo, porque evidencia la tolerancia cero con conductas contra el colectivo LGTBI". Bassa ha confirmado que el infractor ha hecho efectivo el pago de la primera sanción impuesta por vulneración de los derechos de las personas LGTBI, según el procedimiento que regula la Ley 11/2014.
Los hechos sancionados son los insultos homófobos a un trabajador de un centro residencial para personas mayores que tuvieron lugar el pasado mes de marzo cuando el empleado fue increpado y menospreciado por su orientación sexual. La consellera ha destacado que "la sanción se ha podido instrumentar gracias a la valentía de la víctima, que lo denunció, y de las personas que fueron testigo".
"Esto significa un paso adelante en la lucha por los derechos del colectivo LGTBI. Es importante que se sancione ya que significa que en Catalunya no aceptamos ninguna forma de agresión o comportamiento contra las personas", ha dicho la consellera, que ha alentado a denunciar cualquier vulneración de los derechos del colectivo.
Bassa ha recordado que "la Ley 11/2014 es positiva, propositiva y quiere garantizar los derechos de LGTBI, pero también se dotó, entre otras cosas, de un régimen de sanciones administrativas para perseguir aquellas conductas LGTBIfobicas no contempladas en el Código Penal y que son formas de discriminación cotidianas".
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#hemeroteca #libros #testimonios | June Fernández: "La historia de las mujeres está ninguneada y la de las personas 'trans', olvidadísima"
Imagen: El Diario / June Fernández |
June Fernández publica '10 ingobernables. Historias de transgresión y rebeldía': personas de uno y otro lado del Atlántico que han decidido salirse de la norma y complicarse la vida de un modo u otro. "Hablamos de gente que cuestiona las expectativas de género y me interesaba hacerlo no evangelizando sino contando experiencias".
Belén remacha | El Diario, 2016-09-30
http://www.eldiario.es/cultura/libros/historia-mujeres-ingobernables-June-Fernandez_0_563794083.html
Todo empezó con Yasmín. La escritora y periodista June Fernández viajó a Cuba en 2012 y conoció a esta mujer, crítica con el Gobierno cubano desde una posición marxista y feminista. Una mujer que, además, había decidido llevar velo. Ella fue su primera ingobernable.
A lo largo de cuatro años y a su paso por otros países de Centroamérica y también por España, llegaron a su vida nueve más: “Ese es un diálogo que me parece bonito. El viejito que ha vivido ser homosexual durante el franquismo con la lideresa indígena anciana que te cuenta la historia de la violencia en su pueblito maya. Son historias muy distintas pero con ese hilo en común de inconformismo, de gente que está siento constantemente cuestionada”.
‘10 ingobernables, historias de transgresión y rebeldía’ constituye así un mapa de los lugares donde la directora de Pikara Magazine ha ejercido el periodismo, y de las personas que le han impactado. La presentación del libro se le ha juntado con la del cuarto número de la revista: “La obsesión de Pikara y del libro es la misma, lo consigamos o no: transversalizar el feminismo. El feminismo es una mirada, no una especialidad”.
En la ilustración que lo abre, de Susanna Martín, aparece la metáfora de la periodista que, entre todo el grano, busca las historias fuera de lo común: “O tu cuerpo está equivocado o lo tienes que arreglar, lo que haces no tiene sentido, vaya chorrada, por qué arriesgas tu vida siendo activista, por qué dedicas tu vida a mantener vivo un juego tradicional que no le interesa a nadie”.
Ni en la portada ni en la contraportada aparece la palabra feminismo: “Pero al final es feminismo en vena, hablamos de gente que cuestiona la expectativas de género. Me interesaba hacerlo no evangelizando sino contando experiencias, y que cada cual las interprete como quiera; para mí son ejemplo".
¿Qué se llevó de América Latina, tan presente en el libro, donde empieza todo?
En Centroamérica me llamó mucho la atención la situación de las personas ‘trans’, porque a diferencia de aquí, no hay una ley de identidad de género. Eso les obliga a estar toda su vida con un carné de identidad que tiene un nombre y un sexo que no se corresponde con su sentir y vivencia cotidiana.
En España pasa todo lo contrario: ha habido una ley, pero con una trampa, que es exigir protocolos superrígidos, años de hormonación, de terapia psiquiátrica y cierta perspectiva de operarte, donde terminaría el proceso de tránsito.
En nuestro país la rebeldía es no querer pasar por ese aro de ir a terapia para que se reconozca la identidad escogida, reivindicar la androginia frente a la idea de nacer en el cuerpo equivocado y deber cambiarlo para adaptarse; eso contrasta con países como Nicaragua.
Y quitarnos la idea de que es un "problema del Primer Mundo", supongo.
Otra obsesión mía es esa cosa de que transitar entre los géneros es europea, de gente con las necesidades básicas cubiertas. De jerarquizar los sufrimientos: están las violencias gordas y luego la LGTBIfobia, que afecta en ciertos contextos. Eso es una mentira.
He estado en países donde la situación material es muy jodida, y en esos países también hay personas que se salen de las expectativas de género y la violencia cotidiana o la incomprensión le provoca igual o más sufrimiento que la precariedad, la pobreza o incluso la violencia intrínseca del país. Por ejemplo Yuri, que vive una situación de exclusión muy fuerte y en parte es porque es una mujer con barba. Y también estaba el reto de incluir la ley española, que ha conceptualizado lo que es a violencia de género de una manera muy estrecha.
¿Cuestionar el binarismo de género es la última frontera? ¿La que más difícil cala?
Cuestionar el binarismo es la última frontera, sí. Mira la historia de Nicole en El Salvador. Piensas: "Ser intersexual ahí, qué duro". Pero es que realmente tú preguntas por la calle aquí y casi nadie sabe qué es una persona intersexual. Hay desconocimiento, desconcierto y además los protocolos médicos tienden a modificaciones corporales de bebés (si alguien nace con genitales que no encajan en la expectativa pene/vulva enseguida el consejo habitual es la hormonación o cirugía).
Nicole, la protagonista de una de las historias historia, fue criada como hombre sin ser intervenida, luego pasa a una identidad de género mujer para descubrir más tarde que es intersexual. Ese tema es muy poco conocido y es la prueba de que la idea de que somos mujeres y hombres choca incluso con las evidencias biológicas.
En una nota hace un apunte: en la cultura popular se suele presentar la intersexualidad como algo excéntrico, monstruoso, amenazante, de lo que hacer mofa.
Sí, al final es eso: dos grandes grupos. Por una parte, las deportistas, el machaque cuando una rompe expectativas de género porque tiene unas marcas muy superiores a lo que se espera de una atleta mujer, se activan todas las alarmas y protocolos de vigilancia, se mira la testosterona, los cromosomas… Y el otro gran grupo, el famoseo. Qué ha pasado con la "leyenda" de Anne Igartiburu, con Lady Gaga (en su caso lo ha desmentido con humor, y muy bien, defendiendo la diversidad).
Desde el activismo, el caso de Nicole es muy interesante: una mujer que reivindica romper ese tabú, contar a las mujeres de las comunidades que en el mundo hay más intersexuales que personas pelirrojas.
“La revolución será interseccional o no será”, dice en el epílogo.
Es que incluso dentro del feminismo han primado agendas concretas, sujetos determinados. A mí me interesaba recoger experiencias trans y no todas urbanas y europeas. Salirnos de Judith Butler, de EEUU como la vanguardia.
A veces tenemos la idea de que la Teoría Queer nos llega de la academia estadounidense, de Beatriz Preciado, de las élites culturales, cuando fue algo que se gestó desde los bares de travestis de Stonewell hasta cualquier aldea de El Salvador. La mujer cubana de la que hablo en el prólogo, que dice: "Me siento mujer, visto con ropa masculina porque me gusta, tengo barba y no me la quito porque no me da la gana, y ni ‘trans’ ni leches, soy así". Para mí no hay nadie más Queer que ella.
El otro día en Pikara, a raíz de la polémica con los muñequitos de Playmobil, pedimos a nuestras seguidoras una lista para ayudarles a incluir a mujeres importantes en la historia. Y la gente contestaba, con toda la buena voluntad, pero al final salían perfiles muy determinados: mujeres blancas, del activismo europeo o de la academia. En mi vida cotidiana me ha interesado mucho salirme de mi contexto feminista y aprender de las compañeras negras, gordas, ‘trans’. De todo aquello que me abra la mirada respecto a mis inquietudes como feminista blanca urbana de clase media precaria.
¿Hacen faltan referentes populares?
Faltan referentes incluso históricos. Pareciera que esto de las diversidades de identidades de cuerpos y sexualidades es algo nuevo pero lo que ocurre es que estas historias no se han contado. Por ejemplo, en el libro aparece Julio, ‘El Ajero’, un anciano de Bilbao que tiene 86 años y que cuenta cómo era ser homosexual en el franquismo. Todavía hoy tenemos pocos relatos de este tipo.
Yendo más atrás, en el País Vasco tenemos a Catalina de Erauso, ‘la Monja Alférez’, que recurrió al travestismo para huir de la guerra y siguió viviendo luego con su masculinidad. Hoy se la reconoce dentro de la historiografía de las mujeres pero el otro día una periodista planteaba por qué no se la reconoce como referente ‘trans’. Si la historia de las mujeres está bastante ninguneada, la de las personas ‘trans’ o que se salen de la norma de heterosexualidad y binarismo de género está directamente olvidadísima.
El feminismo y Píkara fue su propia manera de complicarse la vida, supongo.
Sí, claro. Rompes expectativas familiares. En la familia, por muy bien que vaya Pikara, siempre te preguntan: ¿y no has pensado volver a un medio de los de verdad? El otro día en la presentación me dijeron que yo soy la undécima ingobernable. Abro el libro con una cita que dice “soy lo que me dijeron que no fuera”. Es algo que yo también siento, mi identidad como periodista, feminista, como mujer, como lesbiana tiene que ver con haber roto expectativas todo el rato. Eso todo el rato genera incomprensión, el bicho raro de la cuadrilla, la feminazi, la que se fue a un país (Nicaragua) que no le importa a nadie.
También dice que las personas que aparecen en el libro son tus verdaderas heroínas.
Si me preguntas a quién admiro, yo no te voy a mencionar ni a feministas históricas ni a personajes relevantes; su aportación ya está reconocida. Yo admiro a las abuelas gallegas que con 80 y pico años juegan la partida a pesar de que nadie las apoya y nadie las entiende, y les construyen un parking en su campo y el párroco les quiere cobrar la luz. Las historias que me importan salen de la burbuja: al final nos estamos leyendo las mismas, conociendo las mismas.
En vez de sentir el feminismo como vanguardia para emancipar a otras mujeres quiero hacer lo contrario: nutrirnos como feministas de las realidades cotidianas de las mujeres que no están debatiendo sobre sororidad y empoderamiento sino que lo practican en el día a día.
A lo largo de cuatro años y a su paso por otros países de Centroamérica y también por España, llegaron a su vida nueve más: “Ese es un diálogo que me parece bonito. El viejito que ha vivido ser homosexual durante el franquismo con la lideresa indígena anciana que te cuenta la historia de la violencia en su pueblito maya. Son historias muy distintas pero con ese hilo en común de inconformismo, de gente que está siento constantemente cuestionada”.
‘10 ingobernables, historias de transgresión y rebeldía’ constituye así un mapa de los lugares donde la directora de Pikara Magazine ha ejercido el periodismo, y de las personas que le han impactado. La presentación del libro se le ha juntado con la del cuarto número de la revista: “La obsesión de Pikara y del libro es la misma, lo consigamos o no: transversalizar el feminismo. El feminismo es una mirada, no una especialidad”.
En la ilustración que lo abre, de Susanna Martín, aparece la metáfora de la periodista que, entre todo el grano, busca las historias fuera de lo común: “O tu cuerpo está equivocado o lo tienes que arreglar, lo que haces no tiene sentido, vaya chorrada, por qué arriesgas tu vida siendo activista, por qué dedicas tu vida a mantener vivo un juego tradicional que no le interesa a nadie”.
Ni en la portada ni en la contraportada aparece la palabra feminismo: “Pero al final es feminismo en vena, hablamos de gente que cuestiona la expectativas de género. Me interesaba hacerlo no evangelizando sino contando experiencias, y que cada cual las interprete como quiera; para mí son ejemplo".
¿Qué se llevó de América Latina, tan presente en el libro, donde empieza todo?
En Centroamérica me llamó mucho la atención la situación de las personas ‘trans’, porque a diferencia de aquí, no hay una ley de identidad de género. Eso les obliga a estar toda su vida con un carné de identidad que tiene un nombre y un sexo que no se corresponde con su sentir y vivencia cotidiana.
En España pasa todo lo contrario: ha habido una ley, pero con una trampa, que es exigir protocolos superrígidos, años de hormonación, de terapia psiquiátrica y cierta perspectiva de operarte, donde terminaría el proceso de tránsito.
En nuestro país la rebeldía es no querer pasar por ese aro de ir a terapia para que se reconozca la identidad escogida, reivindicar la androginia frente a la idea de nacer en el cuerpo equivocado y deber cambiarlo para adaptarse; eso contrasta con países como Nicaragua.
Y quitarnos la idea de que es un "problema del Primer Mundo", supongo.
Otra obsesión mía es esa cosa de que transitar entre los géneros es europea, de gente con las necesidades básicas cubiertas. De jerarquizar los sufrimientos: están las violencias gordas y luego la LGTBIfobia, que afecta en ciertos contextos. Eso es una mentira.
He estado en países donde la situación material es muy jodida, y en esos países también hay personas que se salen de las expectativas de género y la violencia cotidiana o la incomprensión le provoca igual o más sufrimiento que la precariedad, la pobreza o incluso la violencia intrínseca del país. Por ejemplo Yuri, que vive una situación de exclusión muy fuerte y en parte es porque es una mujer con barba. Y también estaba el reto de incluir la ley española, que ha conceptualizado lo que es a violencia de género de una manera muy estrecha.
¿Cuestionar el binarismo de género es la última frontera? ¿La que más difícil cala?
Cuestionar el binarismo es la última frontera, sí. Mira la historia de Nicole en El Salvador. Piensas: "Ser intersexual ahí, qué duro". Pero es que realmente tú preguntas por la calle aquí y casi nadie sabe qué es una persona intersexual. Hay desconocimiento, desconcierto y además los protocolos médicos tienden a modificaciones corporales de bebés (si alguien nace con genitales que no encajan en la expectativa pene/vulva enseguida el consejo habitual es la hormonación o cirugía).
Nicole, la protagonista de una de las historias historia, fue criada como hombre sin ser intervenida, luego pasa a una identidad de género mujer para descubrir más tarde que es intersexual. Ese tema es muy poco conocido y es la prueba de que la idea de que somos mujeres y hombres choca incluso con las evidencias biológicas.
En una nota hace un apunte: en la cultura popular se suele presentar la intersexualidad como algo excéntrico, monstruoso, amenazante, de lo que hacer mofa.
Sí, al final es eso: dos grandes grupos. Por una parte, las deportistas, el machaque cuando una rompe expectativas de género porque tiene unas marcas muy superiores a lo que se espera de una atleta mujer, se activan todas las alarmas y protocolos de vigilancia, se mira la testosterona, los cromosomas… Y el otro gran grupo, el famoseo. Qué ha pasado con la "leyenda" de Anne Igartiburu, con Lady Gaga (en su caso lo ha desmentido con humor, y muy bien, defendiendo la diversidad).
Desde el activismo, el caso de Nicole es muy interesante: una mujer que reivindica romper ese tabú, contar a las mujeres de las comunidades que en el mundo hay más intersexuales que personas pelirrojas.
“La revolución será interseccional o no será”, dice en el epílogo.
Es que incluso dentro del feminismo han primado agendas concretas, sujetos determinados. A mí me interesaba recoger experiencias trans y no todas urbanas y europeas. Salirnos de Judith Butler, de EEUU como la vanguardia.
A veces tenemos la idea de que la Teoría Queer nos llega de la academia estadounidense, de Beatriz Preciado, de las élites culturales, cuando fue algo que se gestó desde los bares de travestis de Stonewell hasta cualquier aldea de El Salvador. La mujer cubana de la que hablo en el prólogo, que dice: "Me siento mujer, visto con ropa masculina porque me gusta, tengo barba y no me la quito porque no me da la gana, y ni ‘trans’ ni leches, soy así". Para mí no hay nadie más Queer que ella.
El otro día en Pikara, a raíz de la polémica con los muñequitos de Playmobil, pedimos a nuestras seguidoras una lista para ayudarles a incluir a mujeres importantes en la historia. Y la gente contestaba, con toda la buena voluntad, pero al final salían perfiles muy determinados: mujeres blancas, del activismo europeo o de la academia. En mi vida cotidiana me ha interesado mucho salirme de mi contexto feminista y aprender de las compañeras negras, gordas, ‘trans’. De todo aquello que me abra la mirada respecto a mis inquietudes como feminista blanca urbana de clase media precaria.
¿Hacen faltan referentes populares?
Faltan referentes incluso históricos. Pareciera que esto de las diversidades de identidades de cuerpos y sexualidades es algo nuevo pero lo que ocurre es que estas historias no se han contado. Por ejemplo, en el libro aparece Julio, ‘El Ajero’, un anciano de Bilbao que tiene 86 años y que cuenta cómo era ser homosexual en el franquismo. Todavía hoy tenemos pocos relatos de este tipo.
Yendo más atrás, en el País Vasco tenemos a Catalina de Erauso, ‘la Monja Alférez’, que recurrió al travestismo para huir de la guerra y siguió viviendo luego con su masculinidad. Hoy se la reconoce dentro de la historiografía de las mujeres pero el otro día una periodista planteaba por qué no se la reconoce como referente ‘trans’. Si la historia de las mujeres está bastante ninguneada, la de las personas ‘trans’ o que se salen de la norma de heterosexualidad y binarismo de género está directamente olvidadísima.
El feminismo y Píkara fue su propia manera de complicarse la vida, supongo.
Sí, claro. Rompes expectativas familiares. En la familia, por muy bien que vaya Pikara, siempre te preguntan: ¿y no has pensado volver a un medio de los de verdad? El otro día en la presentación me dijeron que yo soy la undécima ingobernable. Abro el libro con una cita que dice “soy lo que me dijeron que no fuera”. Es algo que yo también siento, mi identidad como periodista, feminista, como mujer, como lesbiana tiene que ver con haber roto expectativas todo el rato. Eso todo el rato genera incomprensión, el bicho raro de la cuadrilla, la feminazi, la que se fue a un país (Nicaragua) que no le importa a nadie.
También dice que las personas que aparecen en el libro son tus verdaderas heroínas.
Si me preguntas a quién admiro, yo no te voy a mencionar ni a feministas históricas ni a personajes relevantes; su aportación ya está reconocida. Yo admiro a las abuelas gallegas que con 80 y pico años juegan la partida a pesar de que nadie las apoya y nadie las entiende, y les construyen un parking en su campo y el párroco les quiere cobrar la luz. Las historias que me importan salen de la burbuja: al final nos estamos leyendo las mismas, conociendo las mismas.
En vez de sentir el feminismo como vanguardia para emancipar a otras mujeres quiero hacer lo contrario: nutrirnos como feministas de las realidades cotidianas de las mujeres que no están debatiendo sobre sororidad y empoderamiento sino que lo practican en el día a día.
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#hemeroteca #franquismo | La extraña relación de Cela con la censura
Imagen: El País / Camilo José Cela |
El Premio Nobel padeció la maldición de los cortes cuando él mismo utilizó las tijeras para mutilar los textos de sus colegas.
José Andrés Rojo | El País, 2016-09-30
http://elpais.com/elpais/2016/09/30/opinion/1475263097_659768.html
A Camilo José Cela le tocó padecer los rigores de la censura, como la sufrieron tantos durante el franquismo. En el capítulo cuarto de ‘La colmena’ escribió, por ejemplo: “Cientos y cientos de bachilleres caen en el íntimo, delicadísimo vicio solitario”. Y el censor marcó la frase en rojo: ¡fuera! No era bueno que los lectores de la novela supieran de la existencia de semejante conducta. La Iglesia, que durante la dictadura marcaba la pauta de lo que era bueno y lo que era malo, siempre consideró pecado ese “delicadísimo vicio solitario”, así que se aplicó —sus tentáculos eran largos y firmes— para que la censura no pasara alegremente, en lo que se iba a publicar, tan abyecta práctica.
Lo sorprendente es que Cela fue también censor. Su afán por acercarse a los militares que se aplicaron a destruir a la República se inició durante la guerra. En 1938 se ofreció como voluntario para realizar otra delicadísima tarea, la de soplón: “Que queriendo prestar un servicio a la Patria adecuado a su estado físico, a sus conocimientos y a su buen deseo y voluntad, solicita el ingreso en el Cuerpo de Investigación y Vigilancia”, le decía al comisario responsable de esos asuntos. “Que habiendo vivido en Madrid y sin interrupción durante los últimos 13 años, cree poder prestar datos sobre personas y conductas que pudieran ser de utilidad”.
Debieron serlo —o no—, no se sabe con seguridad hasta qué punto se implicó. El caso es que durante los primeros años de posguerra le facilitaron unas tijeras, le pasaron un montón de publicaciones y le pagaron un sueldo por aplicarse a tachar cuanto fuera inconveniente. Tenía, pues, que sabérselas todas cuando escribió ‘La colmena’. Ahora, en el centenario del nacimiento de Cela, una nueva edición de la novela incluye todos los pasajes que suprimió la censura.
En ‘Contra la censura’, el libro en el que otro premio Nobel de Literatura reunió sus reflexiones sobre este tema, el sudafricano J. M. Coetzee reconocía que existían argumentos pragmáticos para desconfiar de la censura. “El principal de ellos es que, según mi experiencia, el remedio es peor que la enfermedad”, apuntaba. “La institución de la censura otorga poder a personas con una mentalidad fiscalizadora y burocrática que es perjudicial para la vida cultural, e incluso espiritual, de la comunidad”. Y se acordaba de John Milton, que decía que para tener censores competentes y profesionales es preciso que sean personas “por encima de lo común, a un tiempo estudiosas, sabias y sensatas”. El problema, observaba, es que ese tipo de personas jamás se dedicarían a un oficio tan tedioso y desagradable.
Camilo José Cela, que en algunas de sus obras maestras —‘La familia de Pascual Duarte’ es una de las indiscutibles— supo conquistar esa extraña sabiduría que solo alcanzan los que se atreven a sumergirse en las zonas más oscuras de la condición humana, ésas que habitualmente los regímenes represivos procuran silenciar, pasó una época tachando lo que sus colegas escribían. Es una más de las incomprensibles historias que propició el franquismo.
Lo sorprendente es que Cela fue también censor. Su afán por acercarse a los militares que se aplicaron a destruir a la República se inició durante la guerra. En 1938 se ofreció como voluntario para realizar otra delicadísima tarea, la de soplón: “Que queriendo prestar un servicio a la Patria adecuado a su estado físico, a sus conocimientos y a su buen deseo y voluntad, solicita el ingreso en el Cuerpo de Investigación y Vigilancia”, le decía al comisario responsable de esos asuntos. “Que habiendo vivido en Madrid y sin interrupción durante los últimos 13 años, cree poder prestar datos sobre personas y conductas que pudieran ser de utilidad”.
Debieron serlo —o no—, no se sabe con seguridad hasta qué punto se implicó. El caso es que durante los primeros años de posguerra le facilitaron unas tijeras, le pasaron un montón de publicaciones y le pagaron un sueldo por aplicarse a tachar cuanto fuera inconveniente. Tenía, pues, que sabérselas todas cuando escribió ‘La colmena’. Ahora, en el centenario del nacimiento de Cela, una nueva edición de la novela incluye todos los pasajes que suprimió la censura.
En ‘Contra la censura’, el libro en el que otro premio Nobel de Literatura reunió sus reflexiones sobre este tema, el sudafricano J. M. Coetzee reconocía que existían argumentos pragmáticos para desconfiar de la censura. “El principal de ellos es que, según mi experiencia, el remedio es peor que la enfermedad”, apuntaba. “La institución de la censura otorga poder a personas con una mentalidad fiscalizadora y burocrática que es perjudicial para la vida cultural, e incluso espiritual, de la comunidad”. Y se acordaba de John Milton, que decía que para tener censores competentes y profesionales es preciso que sean personas “por encima de lo común, a un tiempo estudiosas, sabias y sensatas”. El problema, observaba, es que ese tipo de personas jamás se dedicarían a un oficio tan tedioso y desagradable.
Camilo José Cela, que en algunas de sus obras maestras —‘La familia de Pascual Duarte’ es una de las indiscutibles— supo conquistar esa extraña sabiduría que solo alcanzan los que se atreven a sumergirse en las zonas más oscuras de la condición humana, ésas que habitualmente los regímenes represivos procuran silenciar, pasó una época tachando lo que sus colegas escribían. Es una más de las incomprensibles historias que propició el franquismo.
DOCUMENTACIÓN
‘La colmena’ censurada: las páginas malditas de Cela.
La edición conmemorativa del centenario del escritor incluye los pasajes suprimidos por los funcionarios franquistas. El propio Cela ejerció de censor en 1943.
Borja Hermoso | El País, 2016-09-29
‘La colmena’ censurada: las páginas malditas de Cela.
La edición conmemorativa del centenario del escritor incluye los pasajes suprimidos por los funcionarios franquistas. El propio Cela ejerció de censor en 1943.
Borja Hermoso | El País, 2016-09-29
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jueves, 29 de septiembre de 2016
#hemeroteca #mujeres | Luisa Carnés cuenta los brioches
Luisa Carnés cuenta los brioches.
'Tea Rooms' recupera la mirada lúcida de una de las más importantes narradoras de la generación del 27, voz imprescindible de la novela social de la preguerra.
Marta Sanz | El País, 2016-09-29
http://cultura.elpais.com/cultura/2016/09/23/babelia/1474641997_033382.html
'Tea Rooms' recupera la mirada lúcida de una de las más importantes narradoras de la generación del 27, voz imprescindible de la novela social de la preguerra.
Marta Sanz | El País, 2016-09-29
http://cultura.elpais.com/cultura/2016/09/23/babelia/1474641997_033382.html
Luisa Carnés nació en Madrid (1905) y murió en México DF (1964). De clase media empobrecida, se puso a trabajar en una sombrerería a los 11 años. Fue autodidacta: observaba la realidad y leía folletones, ‘Los hermanos Karamazov’ por entregas, Tolstói, Gorki, clásicos de la literatura española… De aquellos trabajos y días, pasados por el filtro de los autores rusos, surgieron ‘Peregrinos del calvario’ (1923) y ‘Natacha’ (1928). Luisa se hizo mecanógrafa en una editorial donde conoció a su primer marido; disfrutó de notoriedad como escritora. Después cerraron la editorial y emigraron a Algeciras, pero ella regresó a Madrid, donde trabajó en un salón de té. Siguió escribiendo novelas y cuentos y colaboró con diferentes medios periodísticos. Estalló la guerra, firmó teatro de combate en defensa de la República y estrenó con Alberti. Militó en el PCE. Se exilió a México y allí murió en un accidente de coche del que salieron ilesos marido e hijo. Luego desapareció, como muchas otras mujeres y hombres —especialmente mujeres— del imaginario cultural porque todos sabemos quiénes escriben la historia… Esta podría ser una visión acelerada de la biografía de Luisa Carnés, a quien se ha considerado “la más importante narradora del 27” o representante de la “novela social de preguerra” como Sender, César M. Arconada o Carranque de Ríos. Carnés denunció las desigualdades económicas y sociales del sistema capitalista, y se concentró en la emancipación de las mujeres a través de la lucha colectiva y la cultura; en la necesidad de que las obreras se desvincularan de padres, maridos, patrones y confesores, para transgredir un modelo de vida abocado a una domesticidad matrimonial o prostibularia, que a menudo se confunden. Carnés apoyó a Clara Campoamor en su defensa del sufragio femenino. Otras voces se sumaron: María Martínez Sierra, Concha Espina, Elena Fortún, María Teresa León…
De todas estas vicisitudes biográficas da cuenta Antonio Plaza en el epílogo de ‘Tea Rooms. Mujeres obreras’, una singularísima novela-reportaje a la que Carnés traslada su experiencia como empleada de un salón de té. Una voz en tercera persona focaliza la figura de Matilde, una obrera a quien el pensamiento le duele y recorre Madrid buscando empleo. La ciudad se describe con enumeraciones sensoriales que son interrumpidas por fragmentos en estilo directo, interferencias de la publicidad o la propaganda. Sobrecoge lo mucho y lo nada que hemos cambiado: ya no se fríen buñuelos en la Puerta del Sol y los turistas se hacen fotos con Minnie Mouse, pero aún existen los mendigos, los parados, las mujeres especialmente golpeadas por la crisis e invisibilizadas por la cultura. Las vertiginosas descripciones remiten a las dotes de observación de la escritora y a esos chaplinianos tiempos modernos donde las prácticas capitalistas automatizan las conductas mientras la realidad se divide entre ricos, pobres y engreídas clases medias sin conciencia de sus precariedades.
Carnés, encubierta tras la lúcida mirada de Matilde, sabe que está en el bando de los perdedores incluso antes de haber perdido una guerra. El estilo capta lo que la escritora piensa del mundo: roto, voraginoso, lleno de ruido… La visión de la pobreza no es idílica ni buenista, sino violenta, corruptora y sucia. Sin embargo, no se deposita en el individuo toda la responsabilidad de sus buenas o malas acciones. Porque Carnés no es católica: reivindica la utopía comunista subrayando el significado de la solidaridad. Tampoco ve con buenos ojos a quienes rentabilizan el relato de la pobreza, la apología del origen humilde. De esa lección deberíamos aprender los escritores de la crisis, que a veces transformamos la lacra social en eslogan.
Carnés utiliza la literatura como arma cargada de futuro sabiendo que en su destreza para controlar la clave retórica reside su eficacia. Literaria y política. Es precioso el pasaje donde cuenta por qué las mujeres pobres no se alegran con la llegada del verano mientras la fina desnudez de las mujeres pudientes se exhibe en playas cosmopolitas. En la novela se evidencia el peso literario de lo concreto: las horas de jornada laboral, la cantidad de brioches, las exactas 10 pesetas del salario, la insistencia en el número en los tiempos de escasez.
La novela-reportaje como género sintetiza la observación naturalista de la experiencia laboral auténtica, los diálogos de magnetofón con sus entrañables laísmos madrileños, con la esperanza utópica del lenguaje de vanguardia, las girándulas de Guillermo de Torre, los poemas de grúas de Salvat-Papasseit, el cubismo, la máquina y la reducción metonímica de la persona a su traje que tan atinadamente resume esa denuncia de la deshumanización, la razón físico-matemática y la lógica economicista, que está en la raíz de las poéticas del 27. También como los autores del 27, en Carnés se percibe cierta influencia cinéfila que cuaja en una crítica —alienación de las obreras fascinadas por los actores que van al Tea Room— y un procedimiento: la cámara congela con rapidez opresiva al hombre travestido, la mantenida por un viejo, la encargada, la adaptable Antonia, la beatona, Marta y sus hurtos, Laurita y su ingenuidad de novela que la convertirá en carnero sacrificial… Poliedro dramático de mujeres que tienen todas las de perder. Las cosas terribles suceden con la naturalidad con la que suceden las cosas terribles en las sociedades inhumanas: abortos practicados con la varilla de un paraguas roñoso, mujeres prostituidas, obreros muertos, despidos… ‘Tea Rooms’ se cierra con un interrogante: “¿Cuándo será oída su voz?”. Carnés se refiere a la emancipación proletaria. Los lectores sospechamos que, habida cuenta de los últimos acontecimientos nacionales e internacionales, nunca hemos dejado de estar sordos.
De todas estas vicisitudes biográficas da cuenta Antonio Plaza en el epílogo de ‘Tea Rooms. Mujeres obreras’, una singularísima novela-reportaje a la que Carnés traslada su experiencia como empleada de un salón de té. Una voz en tercera persona focaliza la figura de Matilde, una obrera a quien el pensamiento le duele y recorre Madrid buscando empleo. La ciudad se describe con enumeraciones sensoriales que son interrumpidas por fragmentos en estilo directo, interferencias de la publicidad o la propaganda. Sobrecoge lo mucho y lo nada que hemos cambiado: ya no se fríen buñuelos en la Puerta del Sol y los turistas se hacen fotos con Minnie Mouse, pero aún existen los mendigos, los parados, las mujeres especialmente golpeadas por la crisis e invisibilizadas por la cultura. Las vertiginosas descripciones remiten a las dotes de observación de la escritora y a esos chaplinianos tiempos modernos donde las prácticas capitalistas automatizan las conductas mientras la realidad se divide entre ricos, pobres y engreídas clases medias sin conciencia de sus precariedades.
Carnés, encubierta tras la lúcida mirada de Matilde, sabe que está en el bando de los perdedores incluso antes de haber perdido una guerra. El estilo capta lo que la escritora piensa del mundo: roto, voraginoso, lleno de ruido… La visión de la pobreza no es idílica ni buenista, sino violenta, corruptora y sucia. Sin embargo, no se deposita en el individuo toda la responsabilidad de sus buenas o malas acciones. Porque Carnés no es católica: reivindica la utopía comunista subrayando el significado de la solidaridad. Tampoco ve con buenos ojos a quienes rentabilizan el relato de la pobreza, la apología del origen humilde. De esa lección deberíamos aprender los escritores de la crisis, que a veces transformamos la lacra social en eslogan.
Carnés utiliza la literatura como arma cargada de futuro sabiendo que en su destreza para controlar la clave retórica reside su eficacia. Literaria y política. Es precioso el pasaje donde cuenta por qué las mujeres pobres no se alegran con la llegada del verano mientras la fina desnudez de las mujeres pudientes se exhibe en playas cosmopolitas. En la novela se evidencia el peso literario de lo concreto: las horas de jornada laboral, la cantidad de brioches, las exactas 10 pesetas del salario, la insistencia en el número en los tiempos de escasez.
La novela-reportaje como género sintetiza la observación naturalista de la experiencia laboral auténtica, los diálogos de magnetofón con sus entrañables laísmos madrileños, con la esperanza utópica del lenguaje de vanguardia, las girándulas de Guillermo de Torre, los poemas de grúas de Salvat-Papasseit, el cubismo, la máquina y la reducción metonímica de la persona a su traje que tan atinadamente resume esa denuncia de la deshumanización, la razón físico-matemática y la lógica economicista, que está en la raíz de las poéticas del 27. También como los autores del 27, en Carnés se percibe cierta influencia cinéfila que cuaja en una crítica —alienación de las obreras fascinadas por los actores que van al Tea Room— y un procedimiento: la cámara congela con rapidez opresiva al hombre travestido, la mantenida por un viejo, la encargada, la adaptable Antonia, la beatona, Marta y sus hurtos, Laurita y su ingenuidad de novela que la convertirá en carnero sacrificial… Poliedro dramático de mujeres que tienen todas las de perder. Las cosas terribles suceden con la naturalidad con la que suceden las cosas terribles en las sociedades inhumanas: abortos practicados con la varilla de un paraguas roñoso, mujeres prostituidas, obreros muertos, despidos… ‘Tea Rooms’ se cierra con un interrogante: “¿Cuándo será oída su voz?”. Carnés se refiere a la emancipación proletaria. Los lectores sospechamos que, habida cuenta de los últimos acontecimientos nacionales e internacionales, nunca hemos dejado de estar sordos.
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Imagen: Google Imágenes / 'Patria', con Amarna Miller |
Mi reflexión sobre el vídeo me gustaría hacérsela a Amarna, ya que es mujer y se dice feminista; del resto ya no espero nada en cuanto a feminismo se refiere: ni de los dirigentes de Podemos ni, por supuesto, de los patrocinadores del Salón Erótico o del Salón en sí.
Barbijaputa | El Diario, 2016-09-29
http://www.eldiario.es/zonacritica/salon_erotico_Barcelona-Barbijaputa-Amarna_Miller_6_564203595.html
Corre por las redes el nuevo vídeo del Salón Erótico de Barcelona, protagonizado por la actriz porno Amarna Miller. Miller, una figura vinculada a Podemos, ha aparecido en diversos espacios relacionados con el partido (como en debates sobre pornografía en La Tuerka o sobre feminismo en La Casa Morada).
Pablo Iglesias e Íñigo Errejón han mostrado su admiración por dicho vídeo […].
Mi reflexión sobre el vídeo me gustaría hacérsela a Amarna, ya que es mujer y se dice feminista; del resto ya no espero nada en cuanto a feminismo se refiere: ni de los dirigentes de Podemos ni, por supuesto, de los patrocinadores del Salón Erótico o del Salón en sí.
Antes de nada, aclarar que entiendo que Amarna no es seguramente la responsable del guión del anuncio; sin embargo, no creo que pueda considerarse simplemente una currita más, porque desde su posición privilegiada dentro de la industria y como autoproclamada feminista hay que entender su aparición en el spot como un apoyo implícito a lo que en él se dice. De la misma forma que no desecharíamos las críticas a alguien conocido por su defensa de los animales si se prestase a ser imagen de las fiestas taurinas, no podemos ignorar que la defensa del feminismo va más allá de repetir unos eslóganes.
El vídeo se abre con una frase: "Nací en un país hipócrita donde la misma gente que me llama puta se pajea con mis vídeos".
Compañera, llamar a eso hipocresía es un eufemismo perfecto para ocultar algo más profundo: el sistema patriarcal que lo sustenta. Para el Salón Erótico de Barcelona y para su patrocinador, Apricots, llamar a las cosas por su nombre sería tirar piedras contra su propio tejado (para quien no lo sepa, Apricots es un local de prostitución donde se vende el cuerpo de las mujeres bajo el lema de "Apricots, tu marca de puterío").
Como comentaba, dices en el vídeo que nuestra sociedad es hipócrita porque hombres se pajean mirando tus vídeos mientras te llaman "puta", sin mencionar que Apricots vende así en Google a las mujeres que trabajan en su local de prostitución: "Chicas de compañía SUPER putas • Follamos en la 1ª cita". A mí esto se me ajusta mucho más a la definición de hipocresía que la frase que abre el vídeo (o cualquiera del resto de frases).
Que vivamos en una sociedad donde los hombres nos llaman putas mientras se pajean pensando en nosotras o viéndonos a través de una pantalla o en directo (que levante la mano la que nunca se haya topado con un "exhibicionista") no es obra de la hipocresía, es producto del machismo; machismo sobre el que echan más y más leña eventos como el Salón Erótico de Barcelona (que en su propia web se vende como un lugar donde se reproducen gangbangs y bukkakes públicos) y patrocinadores como Apricots, que mientras llama hipócrita a media España es denunciada por UGT por servirse de voluntarios para que trabajen gratis durante el evento. También echa leña al fuego el porno que te empeñas en defender mientras haces equilibrios con un discurso feminista lleno de contradicciones.
Hace unos días pude leer esto en una entrevista que diste a Huffington Post:
"Si a mí me pone la figura masculina en un rol de poder, ¿he de modificar mi deseo porque esta fantasía no concuerda con mis ideales feministas? (...) Yo pienso que intentar modificar tu deseo sólo lleva a frustraciones y a un castramiento de tu identidad. Como yo no quiero modificarlo y creo que no es labor del feminismo modificar los deseos de nadie, lo que intento es asumir mis fantasías de una forma responsable y ética, saber de dónde viene y disfrutarlo".
Esto puede tacharse de lo que queramos, pero definitivamente no de feminista. El trabajo del feminismo no es modificar los deseos de nadie tal y como lo planteas, como una castración; esto nunca ha estado en la agenda feminista, es un falso debate. Lo que sí es trabajo del feminismo es cuestionar por qué nos gusta lo que nos gusta, encontrar sus raíces más profundas, ser conscientes de que el deseo es una construcción social que se va formando sin darnos cuenta. Pero de la misma forma que el deseo se va construyendo, con conciencia feminista se empieza deconstruir.
El feminismo es la herramienta que tenemos para desintoxicarnos de todos los mensajes dañinos inculcados, herramienta que también sirve, por ejemplo, para desprendernos del mito del amor romántico. Y créeme, funciona. Y es liberador, no castrante. Lo que propones con tu discurso es aceptar ese deseo tal y como se formó (con sus mensajes tóxicos y misóginos) y aceptarlo como algo inevitable y moralmente neutro. Pero no es inevitable, tú misma admites en esa entrevista que el deseo es una construcción. Por lo tanto, hay una alternativa al derrotismo que propones cuando hablas de abandonarse a ese deseo sin más análisis: usar el feminismo para concienciarnos y entender el porqué de ciertas fantasías y deseos, por ejemplo, los humillantes y denigrantes.
De la misma forma, y siguiendo la analogía, nos sirve para deconstruir la concepción tóxica del amor romántico que nos han inoculado desde niñas, y que tanto mal nos ha hecho y nos sigue haciendo. Lo que propones hacer con nuestra concepción de la sexualidad en el tema del amor sería algo como "ya he entendido que mi idea del amor es tóxica, pero no la voy a intentar modificar con introspección y lecturas. Mejor me voy a rendir a la evidencia de que sólo soy una figura pasiva que no cobra vida hasta que la rescata su príncipe azul; además voy a generar contenido en esa línea, voy a difundirlo y a promocionar espacios que viven de perpetuar esas ideas".
Una vez que adquieres conciencia feminista, y tú dices tenerla, lo último que debemos hacer es defender a capa y a espada los elementos machistas que con tanto esfuerzo hemos ido localizando, y que han participado en la construcción de esos deseos y fantasías. La conciencia feminista no sólo nos sirve para identificar lo que nos hace daño por nuestro género sino también para combartirlo, nunca para sentarnos a contemplarlo y, ya que estamos, producirlo, reproducirlo y difundirlo como algo que está ahí y contra lo que no se puede luchar.
A continuación, comentas:
"Muchas veces represento en pantalla escenas que no cumplen los ideales feministas, pero si me ponen y las disfruto no me parece que esté realizando nada en contra de mi persona ni de mi discurso feminista".
No es lo mismo realizar tus fantasías en tu cama sabiendo que son construcciones machistas que generar un contenido de las mismas características y difundirlo, sabiendo que será consumido por adolescentes cuyo primer contacto con el sexo será ése, el que verán por Internet. Estás contribuyendo así a que otros construyan su deseo con los mismos mensajes que no pudimos evitar nosotras. Pero incluso así, cuando realmente traicionas tu discurso feminista es cuando te hacen una entrevista en medios de comunicación y defiendes todo lo anterior abiertamente mientras te autodefines como feminista.
Una cosa es hacer tu curro (no me sentiría tan legitimada a escribirle esto mismo a una mujer que no tiene otra alternativa) y otra blanquear ideológicamente una industria brutal desde una posición de privilegio en la misma, diciendo cosas como que el porno ni es generalmente misógino ni hay trata de mujeres mientras enarbolas la bandera del feminismo. Eso es usar el feminismo para pisar a quienes más lo necesitan sólo porque personalmente te interesa.
De verdad, hay muchas mujeres a las que puedes llegar con estas contradicciones, confundiéndolas y haciendo que normalicen los roles de poder, los abusos, la humillación y la denigración en el sexo, anulando cualquier conversación consigo mismas que puedan surgirles.
En resumen, creo que como feministas debemos analizar, cuestionar y visibilizar los componentes machistas que conforman nuestra concepción de la sexualidad, no normalizarlos y seguir reproduciéndolos con una sonrisa, porque ¿qué sentido tiene acabar entendiendo, por ejemplo, por qué nos gusta la figura del "macho empotrador" o "el malote" si luego, en vez de cuestionarlo, nos dedicamos a enseñárselo a nuestras hijas o a hacer vídeos promocionando dichas figuras?
Para mí no tiene sentido alguno, y por eso te escribo este artículo contra el derrotismo, porque, como bien dices al final del spot, "algunas no nos rendimos".
Pablo Iglesias e Íñigo Errejón han mostrado su admiración por dicho vídeo […].
Mi reflexión sobre el vídeo me gustaría hacérsela a Amarna, ya que es mujer y se dice feminista; del resto ya no espero nada en cuanto a feminismo se refiere: ni de los dirigentes de Podemos ni, por supuesto, de los patrocinadores del Salón Erótico o del Salón en sí.
Antes de nada, aclarar que entiendo que Amarna no es seguramente la responsable del guión del anuncio; sin embargo, no creo que pueda considerarse simplemente una currita más, porque desde su posición privilegiada dentro de la industria y como autoproclamada feminista hay que entender su aparición en el spot como un apoyo implícito a lo que en él se dice. De la misma forma que no desecharíamos las críticas a alguien conocido por su defensa de los animales si se prestase a ser imagen de las fiestas taurinas, no podemos ignorar que la defensa del feminismo va más allá de repetir unos eslóganes.
El vídeo se abre con una frase: "Nací en un país hipócrita donde la misma gente que me llama puta se pajea con mis vídeos".
Compañera, llamar a eso hipocresía es un eufemismo perfecto para ocultar algo más profundo: el sistema patriarcal que lo sustenta. Para el Salón Erótico de Barcelona y para su patrocinador, Apricots, llamar a las cosas por su nombre sería tirar piedras contra su propio tejado (para quien no lo sepa, Apricots es un local de prostitución donde se vende el cuerpo de las mujeres bajo el lema de "Apricots, tu marca de puterío").
Como comentaba, dices en el vídeo que nuestra sociedad es hipócrita porque hombres se pajean mirando tus vídeos mientras te llaman "puta", sin mencionar que Apricots vende así en Google a las mujeres que trabajan en su local de prostitución: "Chicas de compañía SUPER putas • Follamos en la 1ª cita". A mí esto se me ajusta mucho más a la definición de hipocresía que la frase que abre el vídeo (o cualquiera del resto de frases).
Que vivamos en una sociedad donde los hombres nos llaman putas mientras se pajean pensando en nosotras o viéndonos a través de una pantalla o en directo (que levante la mano la que nunca se haya topado con un "exhibicionista") no es obra de la hipocresía, es producto del machismo; machismo sobre el que echan más y más leña eventos como el Salón Erótico de Barcelona (que en su propia web se vende como un lugar donde se reproducen gangbangs y bukkakes públicos) y patrocinadores como Apricots, que mientras llama hipócrita a media España es denunciada por UGT por servirse de voluntarios para que trabajen gratis durante el evento. También echa leña al fuego el porno que te empeñas en defender mientras haces equilibrios con un discurso feminista lleno de contradicciones.
Hace unos días pude leer esto en una entrevista que diste a Huffington Post:
"Si a mí me pone la figura masculina en un rol de poder, ¿he de modificar mi deseo porque esta fantasía no concuerda con mis ideales feministas? (...) Yo pienso que intentar modificar tu deseo sólo lleva a frustraciones y a un castramiento de tu identidad. Como yo no quiero modificarlo y creo que no es labor del feminismo modificar los deseos de nadie, lo que intento es asumir mis fantasías de una forma responsable y ética, saber de dónde viene y disfrutarlo".
Esto puede tacharse de lo que queramos, pero definitivamente no de feminista. El trabajo del feminismo no es modificar los deseos de nadie tal y como lo planteas, como una castración; esto nunca ha estado en la agenda feminista, es un falso debate. Lo que sí es trabajo del feminismo es cuestionar por qué nos gusta lo que nos gusta, encontrar sus raíces más profundas, ser conscientes de que el deseo es una construcción social que se va formando sin darnos cuenta. Pero de la misma forma que el deseo se va construyendo, con conciencia feminista se empieza deconstruir.
El feminismo es la herramienta que tenemos para desintoxicarnos de todos los mensajes dañinos inculcados, herramienta que también sirve, por ejemplo, para desprendernos del mito del amor romántico. Y créeme, funciona. Y es liberador, no castrante. Lo que propones con tu discurso es aceptar ese deseo tal y como se formó (con sus mensajes tóxicos y misóginos) y aceptarlo como algo inevitable y moralmente neutro. Pero no es inevitable, tú misma admites en esa entrevista que el deseo es una construcción. Por lo tanto, hay una alternativa al derrotismo que propones cuando hablas de abandonarse a ese deseo sin más análisis: usar el feminismo para concienciarnos y entender el porqué de ciertas fantasías y deseos, por ejemplo, los humillantes y denigrantes.
De la misma forma, y siguiendo la analogía, nos sirve para deconstruir la concepción tóxica del amor romántico que nos han inoculado desde niñas, y que tanto mal nos ha hecho y nos sigue haciendo. Lo que propones hacer con nuestra concepción de la sexualidad en el tema del amor sería algo como "ya he entendido que mi idea del amor es tóxica, pero no la voy a intentar modificar con introspección y lecturas. Mejor me voy a rendir a la evidencia de que sólo soy una figura pasiva que no cobra vida hasta que la rescata su príncipe azul; además voy a generar contenido en esa línea, voy a difundirlo y a promocionar espacios que viven de perpetuar esas ideas".
Una vez que adquieres conciencia feminista, y tú dices tenerla, lo último que debemos hacer es defender a capa y a espada los elementos machistas que con tanto esfuerzo hemos ido localizando, y que han participado en la construcción de esos deseos y fantasías. La conciencia feminista no sólo nos sirve para identificar lo que nos hace daño por nuestro género sino también para combartirlo, nunca para sentarnos a contemplarlo y, ya que estamos, producirlo, reproducirlo y difundirlo como algo que está ahí y contra lo que no se puede luchar.
A continuación, comentas:
"Muchas veces represento en pantalla escenas que no cumplen los ideales feministas, pero si me ponen y las disfruto no me parece que esté realizando nada en contra de mi persona ni de mi discurso feminista".
No es lo mismo realizar tus fantasías en tu cama sabiendo que son construcciones machistas que generar un contenido de las mismas características y difundirlo, sabiendo que será consumido por adolescentes cuyo primer contacto con el sexo será ése, el que verán por Internet. Estás contribuyendo así a que otros construyan su deseo con los mismos mensajes que no pudimos evitar nosotras. Pero incluso así, cuando realmente traicionas tu discurso feminista es cuando te hacen una entrevista en medios de comunicación y defiendes todo lo anterior abiertamente mientras te autodefines como feminista.
Una cosa es hacer tu curro (no me sentiría tan legitimada a escribirle esto mismo a una mujer que no tiene otra alternativa) y otra blanquear ideológicamente una industria brutal desde una posición de privilegio en la misma, diciendo cosas como que el porno ni es generalmente misógino ni hay trata de mujeres mientras enarbolas la bandera del feminismo. Eso es usar el feminismo para pisar a quienes más lo necesitan sólo porque personalmente te interesa.
De verdad, hay muchas mujeres a las que puedes llegar con estas contradicciones, confundiéndolas y haciendo que normalicen los roles de poder, los abusos, la humillación y la denigración en el sexo, anulando cualquier conversación consigo mismas que puedan surgirles.
En resumen, creo que como feministas debemos analizar, cuestionar y visibilizar los componentes machistas que conforman nuestra concepción de la sexualidad, no normalizarlos y seguir reproduciéndolos con una sonrisa, porque ¿qué sentido tiene acabar entendiendo, por ejemplo, por qué nos gusta la figura del "macho empotrador" o "el malote" si luego, en vez de cuestionarlo, nos dedicamos a enseñárselo a nuestras hijas o a hacer vídeos promocionando dichas figuras?
Para mí no tiene sentido alguno, y por eso te escribo este artículo contra el derrotismo, porque, como bien dices al final del spot, "algunas no nos rendimos".
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#hemeroteca #arte | Bacon y su obsesión por la carne y por sus maestros, Velázquez y Picasso
Imagen: El País |
El Guggenheim de Bilbao enfrenta en una gran exposición 50 cuadros del pintor irlandés, algunos nunca vistos en España, y 30 de grandes artistas que le influyeron.
Ferran Bono | El País, 2016-09-29
http://cultura.elpais.com/cultura/2016/09/28/actualidad/1475085104_550737.html
Ni florecillas bonitas, ni arbolitos, ni escenas bucólicas. Nada de eso hay. Hay carne: mórbida, ensangrentada, deseada, desasosegante, descuartizada. Tampoco engañaba sobre sus propósitos Francis Bacon: “Cuando veo un trozo de carne en la carnicería siempre pienso que debería estar yo”, afirmó en una ocasión el artista irlandés y recordó esta mañana Martin Harrison junto a un violento e impresionante tríptico, en el que algunos apuntan la figura del autorretrato del pintor. Esta obra, ‘Tres estudios para una Crucifixión’ (1962), forma parte de la extraordinaria exposición que el Museo Guggenheim de Bilbao le dedica a Francis Bacon y a la influencia que ejercieron sobre él algunos artistas españoles como Velázquez, Picasso, Goya, El Greco, Zurbarán o Ribera. Harrison es el comisario de la muestra y editor del catálogo razonado de reciente publicación del pintor nacido en Dublín en 1909 y fallecido en Madrid en 1992.
No en vano, junto a ese tríptico se exhibe ‘Cristo crucificado con un donante’ (1640), de Zurbarán. Y enfrente una de las cincuenta variaciones que Bacon hizo del retrato del Papa Inocencio X, de Velázquez, incorporando ese grito de horror y pánico que tomó prestado de la película de ‘El acorazado Potemkin’, de Eisenstein, de la reacción de la mujer cuando ve caer el carrito de su bebé en la famosa escena de las escaleras. No está el original porque esa obra de Velázquez no sale de la Galería Doria Pamphili de Roma. Al parecer, Bacon se negó a verla directamente y basó su serie en fotografías, en reproducciones.
“Era un tipo raro”, repitió Martín Harrison con ironía en alusión a Bacon, mientras mostraba las 50 obras del pintor y las 30 de otros grandes artistas, especialmente españoles, pero también franceses o asimilados, que conforman la exposición ‘Francis Bacon. De Picasso a Velázquez’, patrocinada por Iberdrola y abierta hasta el 8 de enero. Harrison insistió en que tampoco hay que hacer mucho caso a lo que decía Bacon, porque era “muy camp”, le gustaba exagerar y ‘epatar’ a la gente. Porque no es verdad, por ejemplo, que no le gustara el Guernica, de Picasso, explicó el comisario, aunque sí es cierto que el periodo que más apreciaba del pintor malagueño era el comprendido entre 1927 y 1933.
Picasso fue uno de sus grandes maestros. Proveniente de una familia de clase media-alta sin ninguna formación ni vinculación con el arte, Bacon decidió ser pintor cuando, con 17 años, vio la obra del malagueño en la galería Paul Rosenberg. En sus primeros cuadros se deja notar notablemente. El propio Bacon reconoció el magisterio de un pequeño cuadro, expuesto en Bilbao, ‘Figura femenina en una playa’, de 1927, que es, en realidad, una llave fálica entrando en una cerradura.
Tampoco se ha salvado mucha documentación de Bacon, como cartas o escritos donde hable de su pintura y de su obra. Solía destruir toda su correspondencia. Y en las cartas salvadas por sus amigos, el artista sólo se refería a deudas que había saldado o debía saldar por su afición al juego o pedía disculpas por su comportamiento en una noche de borrachera. "Ese es el privilegio del artista: ser intemporal. La pasión te mantiene joven, ¡y la pasión y la libertad son tan seductoras!, Cuando pinto, no tengo edad. Sólo siento el placer o la dificultad de pintar", decía Bacon. Hasta la década de los setenta, no logra un gran reconocimiento internacional. Y fue clave su gran exposición en París de 1971. Fue el primer artista vivo, después de Picasso, al que el Grand Palais le dedicó una retrospectiva.
“No encontrarán florecillas, ni arbolitos”, reiteró Harrison haciendo de cicerone en el paseo por las amplias salas del museo diseñado por Frank Gehry, donde los enormes lienzos de Harrison no solo respiran estupendamente, como dicen los expertos, sino que incluso pueden hiperventilar. E incidió en que, a pesar de lo que se pueda pensar del cuadro de la violación anal (‘Figura tumbada en un espejo’, de 1971, préstamo del Museo de Bellas Artes de Bilbao), la obra de Bacon no es especialmente violenta.
Sí existencialista, agregó, como se puede comprobar en buena parte de sus obras o en las afinidades electivas de este irlandés, británico de adaptación y afrancesado de formación y cultura (era un ávido lector de Baudelaire y Proust y un apasionado de Degas, Manet o Seurat), que vivió en Londres, París y Mónaco y pasaba temporadas en España. Sentía también verdadera admiración por los dibujos y pinturas de Giacometti, del que se exhiben dos obras en la muestra, pero no por sus más conocidas esculturas.
Una parte importante de la exposición se vio el pasado verano en Mónaco (la Fundación Grimaldi colabora en la organización), si bien esta selección se centraba más en la influencia francesa. El director gerente del Guggenheim, Juan Ignacio Vidarte, y el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, saludaron la exposición como una oportunidad única para conocer algunas pinturas nunca vistas en España del creador.
Con préstamos de diversos museos, entre ellos el Prado o el Pompidou, y de colecciones privadas la muestra de Bilbao incluye también algunas rarezas en la trayectoria del pintor. Es el caso de una pintura prácticamente abstracta. Se trata de uno de los escasos paisajes de Bacon, ‘Mar’, de 1953, un espléndido lienzo con reminiscencias a Rothko. “Pero él odiaba que alguien le pudiera definir como expresionista”, apostilló el comisario.
Harrison rechazó de plano la opinión de que Bacon hacía arte abstracto desde su figuración. “No es verdad, tiene toda una iconografía, y los pájaros forman parte de ella", además de sus amantes y los hombres de su vida. "El pinta figuras”, remachó. “Bacon es un pintor figurativo, pero sus cuadros están impregnados de ideas abstractas”, ha declarado, por el contrario, David Lynch, confeso admirador de Bacon, como otros muchos cineastas, pintores y artistas en general, cuyas obras son deudoras de la visión existencialista y descarnada del ser humano de un pintor cuya influencia no deja de crecer, al igual que la cotización de su obra.
No en vano, junto a ese tríptico se exhibe ‘Cristo crucificado con un donante’ (1640), de Zurbarán. Y enfrente una de las cincuenta variaciones que Bacon hizo del retrato del Papa Inocencio X, de Velázquez, incorporando ese grito de horror y pánico que tomó prestado de la película de ‘El acorazado Potemkin’, de Eisenstein, de la reacción de la mujer cuando ve caer el carrito de su bebé en la famosa escena de las escaleras. No está el original porque esa obra de Velázquez no sale de la Galería Doria Pamphili de Roma. Al parecer, Bacon se negó a verla directamente y basó su serie en fotografías, en reproducciones.
“Era un tipo raro”, repitió Martín Harrison con ironía en alusión a Bacon, mientras mostraba las 50 obras del pintor y las 30 de otros grandes artistas, especialmente españoles, pero también franceses o asimilados, que conforman la exposición ‘Francis Bacon. De Picasso a Velázquez’, patrocinada por Iberdrola y abierta hasta el 8 de enero. Harrison insistió en que tampoco hay que hacer mucho caso a lo que decía Bacon, porque era “muy camp”, le gustaba exagerar y ‘epatar’ a la gente. Porque no es verdad, por ejemplo, que no le gustara el Guernica, de Picasso, explicó el comisario, aunque sí es cierto que el periodo que más apreciaba del pintor malagueño era el comprendido entre 1927 y 1933.
Picasso fue uno de sus grandes maestros. Proveniente de una familia de clase media-alta sin ninguna formación ni vinculación con el arte, Bacon decidió ser pintor cuando, con 17 años, vio la obra del malagueño en la galería Paul Rosenberg. En sus primeros cuadros se deja notar notablemente. El propio Bacon reconoció el magisterio de un pequeño cuadro, expuesto en Bilbao, ‘Figura femenina en una playa’, de 1927, que es, en realidad, una llave fálica entrando en una cerradura.
Tampoco se ha salvado mucha documentación de Bacon, como cartas o escritos donde hable de su pintura y de su obra. Solía destruir toda su correspondencia. Y en las cartas salvadas por sus amigos, el artista sólo se refería a deudas que había saldado o debía saldar por su afición al juego o pedía disculpas por su comportamiento en una noche de borrachera. "Ese es el privilegio del artista: ser intemporal. La pasión te mantiene joven, ¡y la pasión y la libertad son tan seductoras!, Cuando pinto, no tengo edad. Sólo siento el placer o la dificultad de pintar", decía Bacon. Hasta la década de los setenta, no logra un gran reconocimiento internacional. Y fue clave su gran exposición en París de 1971. Fue el primer artista vivo, después de Picasso, al que el Grand Palais le dedicó una retrospectiva.
“No encontrarán florecillas, ni arbolitos”, reiteró Harrison haciendo de cicerone en el paseo por las amplias salas del museo diseñado por Frank Gehry, donde los enormes lienzos de Harrison no solo respiran estupendamente, como dicen los expertos, sino que incluso pueden hiperventilar. E incidió en que, a pesar de lo que se pueda pensar del cuadro de la violación anal (‘Figura tumbada en un espejo’, de 1971, préstamo del Museo de Bellas Artes de Bilbao), la obra de Bacon no es especialmente violenta.
Sí existencialista, agregó, como se puede comprobar en buena parte de sus obras o en las afinidades electivas de este irlandés, británico de adaptación y afrancesado de formación y cultura (era un ávido lector de Baudelaire y Proust y un apasionado de Degas, Manet o Seurat), que vivió en Londres, París y Mónaco y pasaba temporadas en España. Sentía también verdadera admiración por los dibujos y pinturas de Giacometti, del que se exhiben dos obras en la muestra, pero no por sus más conocidas esculturas.
Una parte importante de la exposición se vio el pasado verano en Mónaco (la Fundación Grimaldi colabora en la organización), si bien esta selección se centraba más en la influencia francesa. El director gerente del Guggenheim, Juan Ignacio Vidarte, y el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, saludaron la exposición como una oportunidad única para conocer algunas pinturas nunca vistas en España del creador.
Con préstamos de diversos museos, entre ellos el Prado o el Pompidou, y de colecciones privadas la muestra de Bilbao incluye también algunas rarezas en la trayectoria del pintor. Es el caso de una pintura prácticamente abstracta. Se trata de uno de los escasos paisajes de Bacon, ‘Mar’, de 1953, un espléndido lienzo con reminiscencias a Rothko. “Pero él odiaba que alguien le pudiera definir como expresionista”, apostilló el comisario.
Harrison rechazó de plano la opinión de que Bacon hacía arte abstracto desde su figuración. “No es verdad, tiene toda una iconografía, y los pájaros forman parte de ella", además de sus amantes y los hombres de su vida. "El pinta figuras”, remachó. “Bacon es un pintor figurativo, pero sus cuadros están impregnados de ideas abstractas”, ha declarado, por el contrario, David Lynch, confeso admirador de Bacon, como otros muchos cineastas, pintores y artistas en general, cuyas obras son deudoras de la visión existencialista y descarnada del ser humano de un pintor cuya influencia no deja de crecer, al igual que la cotización de su obra.
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#hemeroteca #cine #pornografia | Drogas, mafias y asesinatos: Hollywood airea las miserias del porno
Imagen: El País / Keegan Allen y James Franco en 'King Cobra' |
'The Deuce', la serie de David Simon y Richard Price sobre la mafia de la industria en el Manhattan de los 70 y 'King Cobra', la película que recrea el brutal asesinato del productor de porno gay Brian Kocis, exponen los trapos sucios del cine X.
Noelia Ramírez | El País, 2016-09-29
http://smoda.elpais.com/moda/drogas-mafias-asesinatos-hollywood-airea-las-miserias-del-porno/
Sus vecinos lo describirían como un “tipo con gafas de aviador y gorra, de esos que ponen los pelos de punta y con pinta de ser el típico tío chungo del porno”. El tipo era Bryan Kocis, el productor de porno gay con un garaje lleno de Maseratis, Aston Martin y BMW que se había hecho rico con su negocio de vídeos caseros en los que chavales añinados (en el límite de la mayoría de edad) practicaban sexo sin preservativo. En enero de 2007, su cadáver apareció totalmente calcinado, prácticamente decapitado y con 28 puñaladas en su torso en su casa de Pennsylvania, en lo que parecía un robo con incendio. Se tuvo que recurrir a sus registros dentales para confirmar que era él.
Su asesinato descubrió el lado tenebroso del porno gay. Kocis era el ‘cazatalentos’ que convirtió a Brent Corrigan (nombre artístico, su nombre real es Sean Lockhart) en una leyenda del sector ‘amateur’ y en una máquina de hacer dinero. Corrigan era su amante y el rostro estrella de Cobra Video, la productora que montó después de que su faceta como inversor se fuese al garete cuando la policía le llevó a juicio por haber abusado sexualmente de un chaval de 15 años y grabarlo en video en 2002. Su protegido sabía que su nombre se hacía fuerte en la industria y decidió reclamar lo suyo en otro juicio en el que alegó que era menor cuando participó en alguna de las cintas (supuestamente mintió a Kocis y le dijo que tenía 18), en una guerra legal con patente de nombres y ofertas de otras empresas de por medio. Pocos días después de que Kocis y Lockhart llegasen a un acuerdo fuera de los juzgados, el productor apareció brutalmente asesinado en su casa. Un incendio trató de destruir las pruebas. Los cuerpos de seguridad de tres estados y hasta tres agencias trabajaron incansablemente para resolver el crimen. En mayo de ese año serían arrestados y acusados del crimen Harlow Cuadra y Joseph Kerekes, dos ex marines que eran escorts y también querían hacerse ricos gracias al porno gay de aspecto casero, enfrentándose a Kocis y tratando de fichar a Corrigan en su empresa.
El turbio escándalo del asesinato en la industria de porno gay ‘amateur’ se contaría después en el libro ‘Cobra Killer: Gay Porn Murder’, una investigación en la que a su vez se basa ‘King Cobra’, la película que recrea toda esta historia de ambición capitalista, envidias y puñaladas en la mercadotecnia del porno gay. La película, dirigida por Justin Kelly (‘I am Michael’), se estrenará el mes que viene en EEUU y cuenta con Christian Slater interpretando a Kocis, la estrella de Disney Garrett Clayton como Corrigan, James Franco como uno de los asesinos y el mito de los 80 Molly Ringwald como hermana del productor asesinado. La crítica, que ya la vio en el pasado festival de Tribeca, dice que es tan ‘camp’ que da risa (“oscuramente divertida” y la “’Boogie nights’ del porno gay”, dicen en Indiewire) y que es “el mejor papel de Franco” desde ‘Spring Breakers’ (The Guardian).
No sorprenderá a nadie comprobar que James Franco también protagoniza otro proyecto que desmenuza los entresijos de la industria porno, solo que esta vez será en clave retronostálgica y con el sello de calidad que imprimen David Simon (‘The Wire’, ‘Treme’, ‘Show me a hero’) y Richard Price (‘The Wire’, ‘The Night of’). 'The Deuce', la serie que la HBO estrenará en 2017 y que cuenta con Maggie Gyllenhaal y Zoey Kazan en el casting, recreará como los gemelos Vincent y Frankie Martino (interpretados por Franco) se hicieron con la mafia de la industria para adultos en Manhattan a finales de los 70 y principios de los 80, cuando el porno se legalizó. Todo, en un ambiente en el que la cocaína y la prostitución asolaban la ciudad.
Como ya hizo en su día ‘Boogie Nights’ o ‘Lovelace’, ‘The Deuce’ y ‘King Cobra’ bucean en los archivos del género para airear los trapos sucios de una industria millonaria. ¿Quién airea las miserias del presente en el porno? Por ahora, sólo el género documental. Con excepciones tímidas en el ‘indie’ como ‘Disconnect’ (con Marc Jacobs haciendo de proxeneta de adolescentes en el negocio de las webcams) o la moralista ‘About Cherry’ (con James Franco, otra vez, sólo que aquí haciendo de novio drogadicto), el documental ha sido el que ha puesto sobre la mesa la realidad de centenares de chicas de la llamada generación XXX (las que han crecido influenciadas por el contenido sexual ‘hardcore’ que existe online desde que son pequeñas). Chicas que se lanzan a diario a protagonizar vídeos de aspecto ‘amateur’ para acabar su carrera a los pocos meses en una industria que las desprotege laboralmente, explota y las escupe sin miramientos. En 2013, las páginas porno de Internet tuvieron más visitas al mes que todas las de Twitter, Amazon y Netflix juntas. Hollywood, mientras tanto, prefiere ignorarlo y mirar al pasado.
Su asesinato descubrió el lado tenebroso del porno gay. Kocis era el ‘cazatalentos’ que convirtió a Brent Corrigan (nombre artístico, su nombre real es Sean Lockhart) en una leyenda del sector ‘amateur’ y en una máquina de hacer dinero. Corrigan era su amante y el rostro estrella de Cobra Video, la productora que montó después de que su faceta como inversor se fuese al garete cuando la policía le llevó a juicio por haber abusado sexualmente de un chaval de 15 años y grabarlo en video en 2002. Su protegido sabía que su nombre se hacía fuerte en la industria y decidió reclamar lo suyo en otro juicio en el que alegó que era menor cuando participó en alguna de las cintas (supuestamente mintió a Kocis y le dijo que tenía 18), en una guerra legal con patente de nombres y ofertas de otras empresas de por medio. Pocos días después de que Kocis y Lockhart llegasen a un acuerdo fuera de los juzgados, el productor apareció brutalmente asesinado en su casa. Un incendio trató de destruir las pruebas. Los cuerpos de seguridad de tres estados y hasta tres agencias trabajaron incansablemente para resolver el crimen. En mayo de ese año serían arrestados y acusados del crimen Harlow Cuadra y Joseph Kerekes, dos ex marines que eran escorts y también querían hacerse ricos gracias al porno gay de aspecto casero, enfrentándose a Kocis y tratando de fichar a Corrigan en su empresa.
El turbio escándalo del asesinato en la industria de porno gay ‘amateur’ se contaría después en el libro ‘Cobra Killer: Gay Porn Murder’, una investigación en la que a su vez se basa ‘King Cobra’, la película que recrea toda esta historia de ambición capitalista, envidias y puñaladas en la mercadotecnia del porno gay. La película, dirigida por Justin Kelly (‘I am Michael’), se estrenará el mes que viene en EEUU y cuenta con Christian Slater interpretando a Kocis, la estrella de Disney Garrett Clayton como Corrigan, James Franco como uno de los asesinos y el mito de los 80 Molly Ringwald como hermana del productor asesinado. La crítica, que ya la vio en el pasado festival de Tribeca, dice que es tan ‘camp’ que da risa (“oscuramente divertida” y la “’Boogie nights’ del porno gay”, dicen en Indiewire) y que es “el mejor papel de Franco” desde ‘Spring Breakers’ (The Guardian).
No sorprenderá a nadie comprobar que James Franco también protagoniza otro proyecto que desmenuza los entresijos de la industria porno, solo que esta vez será en clave retronostálgica y con el sello de calidad que imprimen David Simon (‘The Wire’, ‘Treme’, ‘Show me a hero’) y Richard Price (‘The Wire’, ‘The Night of’). 'The Deuce', la serie que la HBO estrenará en 2017 y que cuenta con Maggie Gyllenhaal y Zoey Kazan en el casting, recreará como los gemelos Vincent y Frankie Martino (interpretados por Franco) se hicieron con la mafia de la industria para adultos en Manhattan a finales de los 70 y principios de los 80, cuando el porno se legalizó. Todo, en un ambiente en el que la cocaína y la prostitución asolaban la ciudad.
Como ya hizo en su día ‘Boogie Nights’ o ‘Lovelace’, ‘The Deuce’ y ‘King Cobra’ bucean en los archivos del género para airear los trapos sucios de una industria millonaria. ¿Quién airea las miserias del presente en el porno? Por ahora, sólo el género documental. Con excepciones tímidas en el ‘indie’ como ‘Disconnect’ (con Marc Jacobs haciendo de proxeneta de adolescentes en el negocio de las webcams) o la moralista ‘About Cherry’ (con James Franco, otra vez, sólo que aquí haciendo de novio drogadicto), el documental ha sido el que ha puesto sobre la mesa la realidad de centenares de chicas de la llamada generación XXX (las que han crecido influenciadas por el contenido sexual ‘hardcore’ que existe online desde que son pequeñas). Chicas que se lanzan a diario a protagonizar vídeos de aspecto ‘amateur’ para acabar su carrera a los pocos meses en una industria que las desprotege laboralmente, explota y las escupe sin miramientos. En 2013, las páginas porno de Internet tuvieron más visitas al mes que todas las de Twitter, Amazon y Netflix juntas. Hollywood, mientras tanto, prefiere ignorarlo y mirar al pasado.
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#hemeroteca #lgtbifobia | El portavoz de los obispos dice que "la ideología de género es incompatible con el matrimonio y la familia"
Imagen: El Diario / José María Gil Tamayo |
La Conferencia Episcopal evita condenar la carta repartida en el colegio Juan Pablo II de Alcorcón que compara la ley contra la LGTBfobia de Madrid con el "fanatismo terrorista". "La ideología de género no es compatible con la doctrina cristiana", asegura el portavoz José María Gil Tamayo. Sobre el juicio que empieza este jueves contra las feministas que interrumpieron una misa en Mallorca zanja que se "trata de un atentado contra la libertad religiosa".
Jesús Bastante | El Diario, 2016-09-29
http://www.eldiario.es/sociedad/obispos-LGTBfobia-ideologia-incompatible-matrimonio_0_564143820.html
"La ideología de género no es compatible con la doctrina cristiana sobre la persona humana y sobre el matrimonio y la familia. Es una imposición contraria la antropología sobre el matrimonio y la familia". El portavoz de la Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayo, ha evitado emitir una condena a la polémica carta del director del colegio concertado Juan Pablo II de Alcorcón, que comparó la ley contra la LGTBfobia de Madrid y la llamada "ideología de género" con el "fanatismo terrorista".
"No entro en valoración de comportamientos concretos, no tengo todos los datos", comenzó a decir Tamayo, quien remitió a un documento aprobado por la Plenaria en 2012, y pidió poder ofrecer "la visión de la Iglesia, y hacerlo con libertad".
"Gracias a Dios hemos superado todas las inquisiciones. No pasemos a las inquisiciones laicas" remató Gil Tamayo, quien apuntó que, por supuesto, "hay que respetar que la Iglesia tenga sus convicciones, en respeto exquisito a las personas. Y hemos de hacerlo con caridad y claridad". Repreguntado sobre el particular, solo acertó a decir que "hay calificativos y formas que hay que cuidar".
La polémica carta se ha hecho pública después de que la organización Arcópoli denunciara que el director del centro, que imparte una educación diferenciada mixta (niños y niñas comparten espacios como el patio, pero no las aulas), había repartido la misiva entre el alumnado. En ella tachaba la ley de "absurda" y apuntaba a que prescinde "de la verdad natural del hombre y del derecho inalienable de los padres a la educación de los hijos".
Tras la denuncia de Arcópoli, la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid ha encargado al Servicio de Inspección Educativa un informe "con el objetivo de comprobar si el contenido de la carta infringe la normativa vigente sobre conciertos educativos y, en caso de que así fuese, proceder a la apertura de un expediente sancionador".
4 años de cárcel por interrumpir una misa
No ha opinado lo mismo respecto al juicio que este jueves lleva a los tribunales a un grupo de proabortistas que irrumpieron en la iglesia de Sant Miquel de Mallorca, y para los que el Obispado pide cuatro años de cárcel (y uno y medio la Fiscalía). En este punto, el portavoz episcopal apuntó que "se trata de un atentado contra la libertad religiosa, y las personas tenemos que responder de nuestros actos".
"Cuando se atacan los derechos de los demás, exigen una respuesta de reponer ese daño realizado. Lo que tipifique la ley. Una sociedad democrática no puede ser juntada con una libertad mal entendida.... Podemos manifestar nuestras discrepancias, pero el respeto a la libertad religiosa tiene que ser tutelada y exigido por los ciudadanos", afirmó.
El secretario general de la CEE también aportó su visión sobre la crisis en el Partido Socialista. "Nuestra posición es de respeto a un partido que tiene sus órganos y militantes, y su responsabilidad en la solución de una crisis que también miramos con preocupación, y deseamos que se resuelva satisfactoriamente".
Para Gil Tamayo, "la estabilidad del PSOE es beneficiosa para toda la sociedad", por lo que mostró la "preocupación" de los obispos ante el momento que vive el partido. "Esperamos que cuanto antes solucionen esta crisis, porque eso redundará en bien de toda la sociedad española".
"No entro en valoración de comportamientos concretos, no tengo todos los datos", comenzó a decir Tamayo, quien remitió a un documento aprobado por la Plenaria en 2012, y pidió poder ofrecer "la visión de la Iglesia, y hacerlo con libertad".
"Gracias a Dios hemos superado todas las inquisiciones. No pasemos a las inquisiciones laicas" remató Gil Tamayo, quien apuntó que, por supuesto, "hay que respetar que la Iglesia tenga sus convicciones, en respeto exquisito a las personas. Y hemos de hacerlo con caridad y claridad". Repreguntado sobre el particular, solo acertó a decir que "hay calificativos y formas que hay que cuidar".
La polémica carta se ha hecho pública después de que la organización Arcópoli denunciara que el director del centro, que imparte una educación diferenciada mixta (niños y niñas comparten espacios como el patio, pero no las aulas), había repartido la misiva entre el alumnado. En ella tachaba la ley de "absurda" y apuntaba a que prescinde "de la verdad natural del hombre y del derecho inalienable de los padres a la educación de los hijos".
Tras la denuncia de Arcópoli, la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid ha encargado al Servicio de Inspección Educativa un informe "con el objetivo de comprobar si el contenido de la carta infringe la normativa vigente sobre conciertos educativos y, en caso de que así fuese, proceder a la apertura de un expediente sancionador".
4 años de cárcel por interrumpir una misa
No ha opinado lo mismo respecto al juicio que este jueves lleva a los tribunales a un grupo de proabortistas que irrumpieron en la iglesia de Sant Miquel de Mallorca, y para los que el Obispado pide cuatro años de cárcel (y uno y medio la Fiscalía). En este punto, el portavoz episcopal apuntó que "se trata de un atentado contra la libertad religiosa, y las personas tenemos que responder de nuestros actos".
"Cuando se atacan los derechos de los demás, exigen una respuesta de reponer ese daño realizado. Lo que tipifique la ley. Una sociedad democrática no puede ser juntada con una libertad mal entendida.... Podemos manifestar nuestras discrepancias, pero el respeto a la libertad religiosa tiene que ser tutelada y exigido por los ciudadanos", afirmó.
El secretario general de la CEE también aportó su visión sobre la crisis en el Partido Socialista. "Nuestra posición es de respeto a un partido que tiene sus órganos y militantes, y su responsabilidad en la solución de una crisis que también miramos con preocupación, y deseamos que se resuelva satisfactoriamente".
Para Gil Tamayo, "la estabilidad del PSOE es beneficiosa para toda la sociedad", por lo que mostró la "preocupación" de los obispos ante el momento que vive el partido. "Esperamos que cuanto antes solucionen esta crisis, porque eso redundará en bien de toda la sociedad española".
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miércoles, 28 de septiembre de 2016
#hemeroteca #libros #testimonios | La pasión epistolar de Virginia Woolf: "Amo como mujer y te amo porque eres mujer"
Imagen: El Mundo / Virginia Woolf y Vita Sackville-West |
Virginia Woolf estaba 'felizmente' varada en un matrimonio sin sexo cuando Vita Sackville-West, aristócrata y escritora de éxito, la sedujo. Fue un amor escandaloso y Vita llegaría a ser la inspiración de 'Orlando'. Una novela de Pilar Bellver 'completa' el intercambio epistolar de las amantes.
P. Unamuno | El Mundo, 2016-09-28
http://www.elmundo.es/cultura/2016/09/27/57e95f7ee2704e577d8b4659.html
Fue el cuñado de Virginia Woolf, Clive Bell, quien la avisó de que una aristócrata bien conocida en todo Londres por sus sonadas aventuras homosexuales, Vita Sackville-West -escritora también, había puesto los ojos en ella y quería conocerla, para lo cual se organizó una cena de ringorrango. "Vita es una lesbiana declarada, ten cuidado", le dijo Clive, a lo que la mordaz Virginia repuso: "Pues con lo esnob que soy, no sabré resistirme".
Pese a los displicentes comentarios iniciales de la novelista, parece que el encuentro surtió el efecto deseado por Vita: despertar el interés, primero, y el deseo luego de la gran Virginia Woolf. En algún punto intermedio hizo acto de presencia además el amor, cuyo testimonio ha quedado por escrito a través de las muchas cartas que se cruzaron las dos protagonistas. A partir de ese intercambio epistolar, la periodista y escritora Pilar Bellver ha creado la novela de lo que también se pudieron haber dicho, ‘A Virginia le gustaba Vita’, publicada por la editorial Dos Bigotes.
Virginia Woolf no tenía problema alguno en plantearse una relación homosexual. Se había criado en un ambiente de absoluta libertad, a su alrededor eran comunes tanto los escarceos extramatrimoniales como las relaciones entre personas del mismo sexo -a pesar de la rígida moral victoriana que parecía imperar-, y el grupo de Bloomsbury en el que reinaban ella y su hermana Vanessa venía a ser una saturnal continua donde todos se acostaban con todos. Oficialmente, era una mujer frígida, incapaz de sentir deseo sexual por su marido, Leonard, con quien por lo demás formaba un matrimonio muy bien avenido.
En cuanto a Vita, su conducta en cuestión de amor rayaba en la promiscuidad, y estaba igualmente casada. Su esposo, Harold Nicolson, era abiertamente homosexual y aceptaba de buen grado las andanzas de ella por mucho escándalo que causaran. No todo el mundo era igual de tolerante. El marido de una de sus amantes, el poeta sudafricano Roy Campbell, persiguió a Vita por medio Londres con una pistola cuando se enteró de la infidelidad de que era víctima.
Como señala Pilar Bellver, había sintonía y complicidad no sólo en el seno de ambas parejas sino también entre los matrimonios mismos, que mantuvieron su amistad hasta el final. "No había celos entre los Woolf y los Nicolson, pues habían llegado, independientemente, a la misma definición de confianza", escribe. Quizá Leonard fuera el menos contento con la situación, pero no por miedo a que Virginia se alejara de él sino a que las emociones en juego "pudieran volver a perturbarle la mente". La escritora padecía depresiones (trastorno bipolar según el diagnóstico de hoy) desde los 13 años, cuando murió su madre, y -como es sabido- acabaría suicidándose en el río Ouse.
Vita y ella, a pesar de estar separadas por 10 años, inician una relación de alta intensidad. Se acuestan por primera vez la noche del 17 al 18 de diciembre de 1925, según sabemos por una carta de Vita a su marido y por su diario. Virginia se recata un poco en el suyo, sabedora de que Leonard tiene la costumbre de leerlo, mientras que su libérrima amante ni se molesta en poner sordina a sus aventuras.
Muy pronto se convencen las amantes de que lo ideal es continuar con su statu quo como hasta entonces. Nada de pensar en cambios de vida: "El amor nos basta para querernos, no necesitamos añadirle la rutina de una convivencia que bien podría ser desastrosa", imagina Bellver que dice Vita.
Si a la aristócrata y escritora -que por cierto goza de mucho mayor éxito en el momento que su amiga- le molesta algo de Virginia es que parece no entregarse por completo, como si su naturaleza de narradora le hiciera estar siempre, de algún modo, tomando nota de lo vivido, la autora de ‘Una habitación propia’ no puede digerir bien los constantes ‘affaires’ de su amante.
De camino a Teherán, donde su marido es encargado de negocios de la embajada inglesa, Vita siente tal deseo de estar con Virginia que fantasea con raptarla. "Ella no estaba acostumbrada a desear sin conseguir", tercia aquí Pilar Bellver. A su vuelta de Persia, afloran sin embargo los primeros indicios de alejamiento entre la pareja. Virginia Woolf anota en su diario: "Iba más descuidada [Vita], pues había venido directamente con su ropa de viaje; y no tan bella como otras veces (...). Así que las dos sufrimos cierta desilusión (...). Es muy posible que esto sea más duradero que la primera rapsodia".
A pesar de todo, las amantes se las arreglan para, pasado lo más bullente del amor, construir lo que Vita define como "una amistad respetable, cierta, durable, casta y tibia". Algo menos intenso pero más duradero que aquellos primeros encuentros ardientes en la gran mansión de Vita, Knole, tan grande que nadie podía precisar cuántas habitaciones tenía.
La inmensa hacienda de los Sackville-West, que sigue siendo una de las cinco mayores de Inglaterra -más grande que Buckingham Palace, por ejemplo-, desempeña un papel importante en la presente historia. Después de haber escrito ‘La señora Dalloway’ y ‘Al faro’, Virginia Woolf pide permiso a Vita, que se halla en plena vorágine de traiciones, para escribir sobre ella, y Vita acepta. El resultado es otra obra superlativa, Orlando, que trata sobre un personaje que vive cinco siglos, primero como hombre y luego como mujer.
Orlando comienza con una famosa escena en la que el protagonista observa desde lo alto de una colina los movimientos de personas a las puertas y dentro de una casa gigantesca, como Knole, ante la llegada de la reina y de su cortejo. Tiene que bajar a la carrera al valle, vestirse de forma adecuada, recorrer incontables corredores y tomar varios atajos para llegar a tiempo de recibir al visitante.
Pilar Bellver sostiene que, más allá de las consecuencias emocionales, la relación tempestuosa de Virginia Woolf con Vita, "todo ese caldo de seducción primero y luego de amor, de deseo, de alegría y de frustración al mismo tiempo, dieron como resultado el entusiasmo y la intensidad con que Virginia escribió en esos años sus mejores novelas: La señora Dalloway, Orlando y Las olas. Las mejores con diferencia".
Irene Chikiar, en su biografía de la autora inglesa, sentenció algo que no deja lugar a dudas: "Si bien Virginia sentía que en un plano pasional o sexual no podía competir con esas otras mujeres que atraían a Vita, era evidente que ninguna de ella podía escribir Orlando". No sabemos si ser consciente de esto habría servido de consuelo a Virginia Woolf.
Pese a los displicentes comentarios iniciales de la novelista, parece que el encuentro surtió el efecto deseado por Vita: despertar el interés, primero, y el deseo luego de la gran Virginia Woolf. En algún punto intermedio hizo acto de presencia además el amor, cuyo testimonio ha quedado por escrito a través de las muchas cartas que se cruzaron las dos protagonistas. A partir de ese intercambio epistolar, la periodista y escritora Pilar Bellver ha creado la novela de lo que también se pudieron haber dicho, ‘A Virginia le gustaba Vita’, publicada por la editorial Dos Bigotes.
Virginia Woolf no tenía problema alguno en plantearse una relación homosexual. Se había criado en un ambiente de absoluta libertad, a su alrededor eran comunes tanto los escarceos extramatrimoniales como las relaciones entre personas del mismo sexo -a pesar de la rígida moral victoriana que parecía imperar-, y el grupo de Bloomsbury en el que reinaban ella y su hermana Vanessa venía a ser una saturnal continua donde todos se acostaban con todos. Oficialmente, era una mujer frígida, incapaz de sentir deseo sexual por su marido, Leonard, con quien por lo demás formaba un matrimonio muy bien avenido.
En cuanto a Vita, su conducta en cuestión de amor rayaba en la promiscuidad, y estaba igualmente casada. Su esposo, Harold Nicolson, era abiertamente homosexual y aceptaba de buen grado las andanzas de ella por mucho escándalo que causaran. No todo el mundo era igual de tolerante. El marido de una de sus amantes, el poeta sudafricano Roy Campbell, persiguió a Vita por medio Londres con una pistola cuando se enteró de la infidelidad de que era víctima.
Como señala Pilar Bellver, había sintonía y complicidad no sólo en el seno de ambas parejas sino también entre los matrimonios mismos, que mantuvieron su amistad hasta el final. "No había celos entre los Woolf y los Nicolson, pues habían llegado, independientemente, a la misma definición de confianza", escribe. Quizá Leonard fuera el menos contento con la situación, pero no por miedo a que Virginia se alejara de él sino a que las emociones en juego "pudieran volver a perturbarle la mente". La escritora padecía depresiones (trastorno bipolar según el diagnóstico de hoy) desde los 13 años, cuando murió su madre, y -como es sabido- acabaría suicidándose en el río Ouse.
Vita y ella, a pesar de estar separadas por 10 años, inician una relación de alta intensidad. Se acuestan por primera vez la noche del 17 al 18 de diciembre de 1925, según sabemos por una carta de Vita a su marido y por su diario. Virginia se recata un poco en el suyo, sabedora de que Leonard tiene la costumbre de leerlo, mientras que su libérrima amante ni se molesta en poner sordina a sus aventuras.
Muy pronto se convencen las amantes de que lo ideal es continuar con su statu quo como hasta entonces. Nada de pensar en cambios de vida: "El amor nos basta para querernos, no necesitamos añadirle la rutina de una convivencia que bien podría ser desastrosa", imagina Bellver que dice Vita.
Si a la aristócrata y escritora -que por cierto goza de mucho mayor éxito en el momento que su amiga- le molesta algo de Virginia es que parece no entregarse por completo, como si su naturaleza de narradora le hiciera estar siempre, de algún modo, tomando nota de lo vivido, la autora de ‘Una habitación propia’ no puede digerir bien los constantes ‘affaires’ de su amante.
De camino a Teherán, donde su marido es encargado de negocios de la embajada inglesa, Vita siente tal deseo de estar con Virginia que fantasea con raptarla. "Ella no estaba acostumbrada a desear sin conseguir", tercia aquí Pilar Bellver. A su vuelta de Persia, afloran sin embargo los primeros indicios de alejamiento entre la pareja. Virginia Woolf anota en su diario: "Iba más descuidada [Vita], pues había venido directamente con su ropa de viaje; y no tan bella como otras veces (...). Así que las dos sufrimos cierta desilusión (...). Es muy posible que esto sea más duradero que la primera rapsodia".
A pesar de todo, las amantes se las arreglan para, pasado lo más bullente del amor, construir lo que Vita define como "una amistad respetable, cierta, durable, casta y tibia". Algo menos intenso pero más duradero que aquellos primeros encuentros ardientes en la gran mansión de Vita, Knole, tan grande que nadie podía precisar cuántas habitaciones tenía.
La inmensa hacienda de los Sackville-West, que sigue siendo una de las cinco mayores de Inglaterra -más grande que Buckingham Palace, por ejemplo-, desempeña un papel importante en la presente historia. Después de haber escrito ‘La señora Dalloway’ y ‘Al faro’, Virginia Woolf pide permiso a Vita, que se halla en plena vorágine de traiciones, para escribir sobre ella, y Vita acepta. El resultado es otra obra superlativa, Orlando, que trata sobre un personaje que vive cinco siglos, primero como hombre y luego como mujer.
Orlando comienza con una famosa escena en la que el protagonista observa desde lo alto de una colina los movimientos de personas a las puertas y dentro de una casa gigantesca, como Knole, ante la llegada de la reina y de su cortejo. Tiene que bajar a la carrera al valle, vestirse de forma adecuada, recorrer incontables corredores y tomar varios atajos para llegar a tiempo de recibir al visitante.
Pilar Bellver sostiene que, más allá de las consecuencias emocionales, la relación tempestuosa de Virginia Woolf con Vita, "todo ese caldo de seducción primero y luego de amor, de deseo, de alegría y de frustración al mismo tiempo, dieron como resultado el entusiasmo y la intensidad con que Virginia escribió en esos años sus mejores novelas: La señora Dalloway, Orlando y Las olas. Las mejores con diferencia".
Irene Chikiar, en su biografía de la autora inglesa, sentenció algo que no deja lugar a dudas: "Si bien Virginia sentía que en un plano pasional o sexual no podía competir con esas otras mujeres que atraían a Vita, era evidente que ninguna de ella podía escribir Orlando". No sabemos si ser consciente de esto habría servido de consuelo a Virginia Woolf.
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