Imagen: El País / El Senado polaco durante el debate sobre la ley aprobada |
El Gobierno de Israel advierte que la nueva norma falsea la historia y coarta la libertad de expresión.
Juan Carlos Sanz / María R. Sahuquillo | El País, 2018-02-01
https://elpais.com/internacional/2018/02/01/actualidad/1517475787_162025.html
Polonia continúa su camino hacia el aislacionismo. Pese a las críticas de Israel y la preocupación de Estados Unidos, el Senado polaco ha aprobado la polémica ley que revisa el Holocausto. La norma, propuesta por el ultraconservador y nacionalista Ley y Justicia (PiS) —el partido del Gobierno—, castiga con hasta tres años de cárcel el uso de la expresión “campos de concentración polacos” para referirse a los centros de exterminio de judíos situados en el territorio del país centroeuropeo bajo la ocupación nazi. También tipifica penalmente las acusaciones a Polonia de complicidad con los crímenes del Tercer Reich. El Gobierno israelí ha condenado firmemente este jueves la controvertida norma, a la que sólo le falta la ratificación presidencial. La nueva ley puede abrir un nuevo conflicto a Varsovia, esta vez con Israel y con EE UU, dos de sus aliados más valiosos en un momento en el que sus relaciones con Bruselas son cada vez más complicadas debido a la deriva autoritaria de sus reformas y su incumplimiento del Estado de derecho.
El PiS, que desde que ganó las elecciones en diciembre de 2015 ha cambiado la ley para tener más control del Tribunal Constitucional, los medios de comunicación pública y el sistema de Justicia —esta última ha motivado que Bruselas proponga que se le retire su derecho a voto dentro de la UE—, ha defendido el proyecto sobre el Holocausto argumentando que es "necesario" para proteger la reputación de Polonia. También para asegurar que se reconozca que tanto los polacos como los judíos fueron víctimas de los nazis. "Cada polaco tiene el deber de defender el buen nombre de Polonia. Al igual que los judíos, también fuimos víctimas", ha afirmado la ex primera ministra Beata Szydlo.
El pasado fin de semana, tras la aprobación en la Cámara baja (la Sejm), el encargado de negocios de la Embajada polaca en Tel Aviv fue convocado por el Ministerio de Exteriores israelí para presentarle una protesta formal. “Israel contempla con extrema preocupación cualquier intento de alterar la verdad histórica”, advirtió en un comunicado el portavoz del Ministerio de Exteriores, Emmanuel Nahshon. “Ninguna ley puede cambiar los hechos”. Polonia tenía la mayor población judía antes de la II Guerra Mundial: tres millones de los seis millones de judíos aniquilados por los nazis en la “solución final” fueron asesinados en campos de concentración ubicados en la Polonia ocupada por los nazis, como Auschwitz, Treblinka o Sobibor. Sólo 380,000 de los tres millones de judíos polacos sobrevivieron al exterminio.
La iniciativa legal ha sido aprobada en el Senado por 57 votos a favor, 23 en contra y dos abstenciones. El presidente polaco, Andrej Duda, que tiene el poder de vetar la iniciativa, apeló el pasado lunes al derecho a defender “la verdad histórica” y se mostró sorprendido por la reacción desfavorable que ha provocado en algunos países como Israel. “No tenemos ninguna tolerancia con la distorsión de la verdad o la reescritura de la historia”, declaró el pasado domingo el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. Israel, que pidió la revisión de la ley antes de que fuera sometida a votación, ve en la nueva regulación un intento de negar la implicación de Polonia en los planes de exterminio de judíos durante la II Guerra Mundial y un veto a las denuncias que puedan presentar los supervivientes del Holocausto o sus familiares.
El Departamento de Estado norteamericano ha alertado a Polonia contra la aprobación de la legislación, ya que considera que amenaza con “socavar la libertad de expresión”. “Si la ley entra en vigor, puede tener repercusiones en las relaciones estratégicas de Polonia, entre ellas con EE UU e Israel”, aseguró la portavoz diplomática Neather Nauert. En Ucrania, el presidente Petro Poroshenko, ha considerado también inaceptable la adopción de una ley que limita la investigación de crímenes contra ciudadanos ucranios en el actual territorio polaco.
Desde hace décadas, las autoridades polacas se esfuerzan en transmitir el mensaje de que el Holocausto tuvo lugar, pero que los polacos fueron sus víctimas, no sus responsables. La ley afecta a todas las personas, aunque residan en el exterior del país. En el país centroeuropeo son habituales las denuncias del Ejecutivo contra medios extranjeros por utilizar la expresión “campos de concentración polacos” para referirse a Auschwitz u otros centros de extermino. Según las cifras que maneja el Museo Memorial del Holocausto de EE UU, al menos dos millones de civiles polacos no judíos murieron también a manos de los alemanes y son miles los polacos que ayudaron a los judíos e hicieron resistencia al Holocausto. También hubo polacos que participaron en las atrocidades nazis, como han documentado varios estudios que, en los últimos años, han sido el foco de las críticas del Gobierno del PiS.
Yad Vashem, el centro y museo del Holocausto ubicado en Jerusalén, ha reiterado que la expresión “campos de la muerte polacos” es errónea. “Fueron construidos y operados por los alemanes en la Polonia ocupada con el expreso propósito de aniquilar a los judíos de Europa en el marco de la solución final”, precisaba un comunicado del principal centro de investigación sobre la Shoah. Puntualiza, sin embargo, que la legislación ahora aprobada “intentar borrar verdades históricas” al limitar “un debate libre y abierto” sobre la complicidad de sectores de la población polaca en crímenes contra el pueblo judío.
Netanyahu, que al mediodía del jueves aún no se había pronunciado sobre la aprobación en el Senado, aseguró el domingo que había alcanzado un compromiso con el Gobierno polaco para solucionar el contencioso. La exministra y dirigente de la oposición de centroizquierda Tzipi Livni afirmó que la adopción de la nueva normativa equivale a “escupir en la cara de Israel, como nación del pueblo judío, y también contra el primer ministro”.
Varios ministros del Gobierno reclamaron mano dura a Netanyahu con Polonia, un país con el que Israel mantiene una relación privilegiada y que se suele mostrar partidario de Israel en el seno de la Unión Europea. El titular de Transportes y dirigente del Likud (el partido de Netanyahu), Israel Katz, exigió la inmediata llamada a consultas de la embajadora israelí en Varsovia. “Ninguna ley polaca puede cambiar la historia”, escribió en Facebook el líder centrista Yair Lapid, principal rival político del jefe del Gobierno, “nosotros no la olvidaremos nunca”.
El presidente del Consejo Europeo, el polaco Donald Tusk, que fue primer ministro y que es enemigo político del PiS, ha afirmado este jueves que el proyecto de ley tiene el efecto contrario al deseado y que empaña el nombre de Polonia alentando una visión de la historia que teóricamente pretende criminalizar. "Cualquiera que difunda la frase engañosa 'campos polacos' perjudica el buen nombre y los intereses de Polonia. Los autores de la ley han promovido esta vil calumnia en todo el mundo", ha afirmado en su cuenta de Twitter.
El PiS, que desde que ganó las elecciones en diciembre de 2015 ha cambiado la ley para tener más control del Tribunal Constitucional, los medios de comunicación pública y el sistema de Justicia —esta última ha motivado que Bruselas proponga que se le retire su derecho a voto dentro de la UE—, ha defendido el proyecto sobre el Holocausto argumentando que es "necesario" para proteger la reputación de Polonia. También para asegurar que se reconozca que tanto los polacos como los judíos fueron víctimas de los nazis. "Cada polaco tiene el deber de defender el buen nombre de Polonia. Al igual que los judíos, también fuimos víctimas", ha afirmado la ex primera ministra Beata Szydlo.
El pasado fin de semana, tras la aprobación en la Cámara baja (la Sejm), el encargado de negocios de la Embajada polaca en Tel Aviv fue convocado por el Ministerio de Exteriores israelí para presentarle una protesta formal. “Israel contempla con extrema preocupación cualquier intento de alterar la verdad histórica”, advirtió en un comunicado el portavoz del Ministerio de Exteriores, Emmanuel Nahshon. “Ninguna ley puede cambiar los hechos”. Polonia tenía la mayor población judía antes de la II Guerra Mundial: tres millones de los seis millones de judíos aniquilados por los nazis en la “solución final” fueron asesinados en campos de concentración ubicados en la Polonia ocupada por los nazis, como Auschwitz, Treblinka o Sobibor. Sólo 380,000 de los tres millones de judíos polacos sobrevivieron al exterminio.
La iniciativa legal ha sido aprobada en el Senado por 57 votos a favor, 23 en contra y dos abstenciones. El presidente polaco, Andrej Duda, que tiene el poder de vetar la iniciativa, apeló el pasado lunes al derecho a defender “la verdad histórica” y se mostró sorprendido por la reacción desfavorable que ha provocado en algunos países como Israel. “No tenemos ninguna tolerancia con la distorsión de la verdad o la reescritura de la historia”, declaró el pasado domingo el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. Israel, que pidió la revisión de la ley antes de que fuera sometida a votación, ve en la nueva regulación un intento de negar la implicación de Polonia en los planes de exterminio de judíos durante la II Guerra Mundial y un veto a las denuncias que puedan presentar los supervivientes del Holocausto o sus familiares.
El Departamento de Estado norteamericano ha alertado a Polonia contra la aprobación de la legislación, ya que considera que amenaza con “socavar la libertad de expresión”. “Si la ley entra en vigor, puede tener repercusiones en las relaciones estratégicas de Polonia, entre ellas con EE UU e Israel”, aseguró la portavoz diplomática Neather Nauert. En Ucrania, el presidente Petro Poroshenko, ha considerado también inaceptable la adopción de una ley que limita la investigación de crímenes contra ciudadanos ucranios en el actual territorio polaco.
Desde hace décadas, las autoridades polacas se esfuerzan en transmitir el mensaje de que el Holocausto tuvo lugar, pero que los polacos fueron sus víctimas, no sus responsables. La ley afecta a todas las personas, aunque residan en el exterior del país. En el país centroeuropeo son habituales las denuncias del Ejecutivo contra medios extranjeros por utilizar la expresión “campos de concentración polacos” para referirse a Auschwitz u otros centros de extermino. Según las cifras que maneja el Museo Memorial del Holocausto de EE UU, al menos dos millones de civiles polacos no judíos murieron también a manos de los alemanes y son miles los polacos que ayudaron a los judíos e hicieron resistencia al Holocausto. También hubo polacos que participaron en las atrocidades nazis, como han documentado varios estudios que, en los últimos años, han sido el foco de las críticas del Gobierno del PiS.
Yad Vashem, el centro y museo del Holocausto ubicado en Jerusalén, ha reiterado que la expresión “campos de la muerte polacos” es errónea. “Fueron construidos y operados por los alemanes en la Polonia ocupada con el expreso propósito de aniquilar a los judíos de Europa en el marco de la solución final”, precisaba un comunicado del principal centro de investigación sobre la Shoah. Puntualiza, sin embargo, que la legislación ahora aprobada “intentar borrar verdades históricas” al limitar “un debate libre y abierto” sobre la complicidad de sectores de la población polaca en crímenes contra el pueblo judío.
Netanyahu, que al mediodía del jueves aún no se había pronunciado sobre la aprobación en el Senado, aseguró el domingo que había alcanzado un compromiso con el Gobierno polaco para solucionar el contencioso. La exministra y dirigente de la oposición de centroizquierda Tzipi Livni afirmó que la adopción de la nueva normativa equivale a “escupir en la cara de Israel, como nación del pueblo judío, y también contra el primer ministro”.
Varios ministros del Gobierno reclamaron mano dura a Netanyahu con Polonia, un país con el que Israel mantiene una relación privilegiada y que se suele mostrar partidario de Israel en el seno de la Unión Europea. El titular de Transportes y dirigente del Likud (el partido de Netanyahu), Israel Katz, exigió la inmediata llamada a consultas de la embajadora israelí en Varsovia. “Ninguna ley polaca puede cambiar la historia”, escribió en Facebook el líder centrista Yair Lapid, principal rival político del jefe del Gobierno, “nosotros no la olvidaremos nunca”.
El presidente del Consejo Europeo, el polaco Donald Tusk, que fue primer ministro y que es enemigo político del PiS, ha afirmado este jueves que el proyecto de ley tiene el efecto contrario al deseado y que empaña el nombre de Polonia alentando una visión de la historia que teóricamente pretende criminalizar. "Cualquiera que difunda la frase engañosa 'campos polacos' perjudica el buen nombre y los intereses de Polonia. Los autores de la ley han promovido esta vil calumnia en todo el mundo", ha afirmado en su cuenta de Twitter.
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