lunes, 5 de febrero de 2018

#hemeroteca #violenciaverbal | Otra vez los límites del humor

Imagen: El Salto / El 'humor' de Jorge Cremades en 'Cosmopolitan'
Otra vez los límites del humor.
La perorata victimista de estos señores siempre se basa en que –ya– no tienen libertad de expresión, que estamos retrocediendo en derechos. Que centenares, miles, millones de personas estén alzando y que se escuchen las opiniones de mujeres, personas LGTB, con diversidad funcional y/o racializadas ¿es un retroceso en derechos?
Aysa Nueve | El Salto, 2018-02-05
https://www.elsaltodiario.com/tribuna/otra-vez-los-limites-del-humor

Es una verdadera lástima que haya toda una generación de cómicos jóvenes con mentes tan antiguas como para quejarse, al estilo de Bertín y Arévalo, de que actualmente ya no se pueden hacer “chistes de mariquitas y gangosos”. No hay día en el que no encienda la televisión (¿por qué la sigo encendiendo?) y no escuche a un hombre de cualquier edad diciendo que el humor no debería tener límites porque ya no pueden hablar sin que haya alguien en las redes sociales sintiéndose ofendido.

Esta vez, en ‘Late Motiv’ (ese programa que no cuenta precisamente con un amplio abanico visible de trabajadoras mujeres) les ha tocado el turno a Ángel Martín y Javier Cansado, que tienen una opinión sobre los colectivos más desfavorecidos bastante distinta a la que tiene Manuel Burque, que dejó claro que su trabajo en Radio Gaga le ha hecho darse cuenta de sus privilegios.

La perorata victimista de estos señores (que tendrán sus problemas particulares, pero son los que menos deberían quejarse y más lo hacen) siempre se basa en los mismos argumentos: dicen que –ya– no tienen libertad de expresión, que estamos retrocediendo en derechos (¿salen estos cómicos a la calle todas las veces que el Gobierno nos recorta en sanidad y educación?).

¿Es cierto que estamos retrocediendo? Que centenares, miles, millones de personas en el mundo estén alzando la voz por primera vez en la historia, que se escuchen las opiniones de mujeres, personas LGTB, con diversidad funcional y/o racializadas, ¿es un retroceso en derechos? ¿Es un retroceso que seamos cada vez más conscientes de nuestros privilegios y nuestras opresiones? Que cada vez tengan más oportunidades de hablar, trabajar, estudiar, amar, vivir, las personas silenciadas, discriminadas, asesinadas por su género, su cuerpo, su orientación sexual ¿es un retroceso?

Pero hablemos de esos límites del humor que tanto os disgustan. ¿No os dais cuenta de que no podéis comparar el caso de una persona encarcelada –por el Gobierno, el sistema– por criticar al Rey con la queja de un colectivo hacia vuestros chistes ofensivos? ¿No os dais cuenta vosotros, reyes de la palabra, dueños de todos los altavoces durante siglos, de que no es lo mismo la violencia ejercida desde el sistema, hacia abajo, hacia los oprimidos, que la violencia ejercida hacia el sistema, hacia arriba, hacia los poderosos? ¿No os dais cuenta de que vuestras bromas refuerzan unas ideas que dañan a muchas personas a diario y con una broma distinta podríais abrir mentes y hacernos avanzar a todos? ¿No os dais cuenta vosotros, hombres, blancos, cis, heterosexuales, sanos, famosos, ricos, de que siendo conscientes de vuestros privilegios y escuchando las críticas de quienes lo tienen más difícil no perdéis derechos sino que ganamos todos y todas?

“Hay una diferencia clara entre la sátira y el humor opresivo, la sátira, para serlo, tiene que apuntar hacia arriba o apuntar hacia dentro; lo que apunta hacia abajo, el típico chiste sobre la tía violada, sobre el negro… eso es humor opresivo, que le hace gracia a quien está en el privilegio, a las demás no nos hace gracia”, explicaba Brigitte.

Alguien escribió hace algunos meses una excelente definición de las diferencias del humor según de donde venga y hacia donde vaya: “Cuando alguien insulta en público a otro alguien, se genera una dinámica de poder en la que sentimos la necesidad de tomar partido. Ese insulto nos apela. O estamos en el bando del que lo dice o del que lo recibe. Para sentirnos seguros, necesitamos ponernos de parte de quien insulta, porque si no, podemos ser los siguientes en convertirnos en su objetivo. Y la forma más rápida y directa de alinearnos con quien acosa es reírle las gracias”. Estas dinámicas de poder que tan bien se explican en aquel artículo son evidentes para cualquiera que haya observado durante algún rato las conductas de acoso que se dan en todos los colegios e institutos del país a manos de jóvenes oyentes y espectadores de todos estos programas de “comedia” en los que se establecen los valores respetables y los que no los son. El humor, como tantas otras herramientas, es usado por el sistema para remarcar el statu quo y fortalecer los roles que permiten que se sigan dando las desigualdades de las que se alimenta.

Reflexiones que apuntan a la frontera entre humor y opresión
“Sin embargo tú dijiste que jamás pensaste en una violación al hacer ese vídeo. ¿Sabes por qué no, Jorge? Porque tú no sufres ese miedo, ni se te pasa por la cabeza esa posibilidad. (…) Tú, que tienes millones de personas siguiéndote y podrías reírte de las personas opresoras, escoges reírte de las oprimidas” (publicado en la web Locas del Coño).

“Los chistes sobre opresiones ajenas (sobre bolleras formulados por heteros, sobre personas negras formulados por blancas…) alimentan la idea de que las situaciones de desigualdad son divertidas o intrascendentes” (Brigitte Vasallo para Pikara Magazine).

“No lo hagan más tedioso de lo que ya es, señores, y dejen este 'humor' para nosotras, que lo hacemos sin estigmatizarnos y mucho mejor que ustedes... quizás porque sabemos de qué estamos hablando” (Barbijaputa en el blog Zona Crítica, de eldiario_es)

“Hay que puntualizar que, quien contando con una serie de privilegios adquiridos (cuestiones como raza, género, orientación sexual, nivel adquisitivo, lugar de nacimiento, acceso educativo…) hace diana de sus bromas a una minoría o a cualquier sector oprimido al que NO pertenece, no hace humor, ejerce otra forma de opresión trivializando cualquier lucha como 'la broma perversa' que ya es en la actualidad” (publicado en Pikara Magazine).

“Como si nuestro sentido del humor no reflejara el ambiente que impera en la sociedad. Como si con lo que nos hace gracia no manifestásemos nuestras ideas y nuestra forma de pensar” (Bárbara Diaz para Tribuna Feminista).

“Después de todo esto: si no me río contigo no me digas eso de 'ríete un poquito más, guapa', a lo mejor no tienes ninguna gracia” (Emilia Arias para el blog de Pikara en eldiario_es).

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