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El set del programa de RTVE 'Cine de Barrio'// |
La España de 'Cine de Barrio'
Paco Tomás | Público, 2025-04-21
https://www.publico.es/opinion/columnas/espana-cine-barrio.html
La semana pasada me encontré con un titular que llamó poderosamente mi atención. El titular, de Europa Press, señalaba: “RTVE contextualizará la época de las películas de ‘Cine de Barrio’ ante comentarios machistas y sexistas”. Ante semejante desconcierto, profundicé en el contenido de la información, ya que desconfío, desde hace tiempo, de la cultura del ‘clickbait’ que titula con ideas tentadoras o malintencionadas algo que luego desmiente, o directamente no existe, en el propio grueso de la noticia. Y no. En este caso, era cierto. TVE va a incorporar, al inicio de sus películas, y cuando su contenido lo precise, una frase informando de la época y el contexto en el que se rodaron. Y claro, en ese momento, se me cayó el alma a los pies porque eso es lo que lleva haciendo ‘Cine de Barrio’ al menos un año. Y escribo con conocimiento de causa porque, miren ustedes por donde, yo soy colaborador de ‘Cine de Barrio’.
‘Cine de barrio’ empezó a emitirse en TVE en 1995. O sea, este año cumple 30 años. Desde septiembre de 2023, la dirección de ‘Cine de Barrio’ incorporó un plantel de colaboradores precisamente para que, en las tertulias previas a la proyección, se contextualizara el contenido de la película. Ahora mismo, colaboramos en ‘Cine de Barrio’ Valeria Vegas, Benjamín Prado, Lidia García, Carlos Barea, Luz Sánchez Mellado y yo. Como ven, un cartel que comulga abiertamente con los comentarios machistas, sexistas, racistas y, ojo, homófobos, que hay en la mayor parte de las películas rodadas, en todo el mundo, hasta los años 80. Esto es ironía, algo que anuncio, como el cartel que precede a la película, por si en la era de la literalidad alguien se confunde en el interlineado.
No tengo ningún problema con la idea de que un cartel -como ese que alerta, en las cajetillas de tabaco, de que "fumar mata"- preceda a la emisión de una película explicando que las circunstancias, tramas y comentarios contenidos en el filme se enmarcan en un contexto histórico y social concreto y que deben ser entendidos así y no extrapolarlos a la actualidad. Ningún problema. Pero, ojo, no solo con las películas de ‘Cine de Barrio’. Porque, como he dicho antes, el 90% de las películas que se rodaron en España, y en el planeta, en los años 50, 60 y 70 (por enmarcar en las décadas del cine que suele emitir ‘Cine de Barrio’) eran machistas, sexistas, racistas y homófobas. No hay película de Tarzán que no sea un insulto a la comunidad africana ni comedia romántica que no perjudique seriamente la salud mental, instalando unos estándares de relaciones tóxicas camufladas de amor romántico. No hay western que no sea racista y machista. Por eso a las personas ‘queer’ nos gusta ‘Johnny Guitar’ o ‘Calamity Jane’. Porque se saltaban la regla que presume que ‘lo normal’ es lo que dicta el heteropatriarcado.
Recordemos que, en 2020, HBO retiró de su plataforma la película ‘Lo que el viento se llevó’ tras las múltiples protestas que la consideraban racista. Aquella decisión tan controvertida, con claras opiniones enfrentadas, se cerró con la incorporación, al comienzo de la película, de una explicación del contexto histórico y una denuncia del racismo. Yo, como creador, me niego a aceptar la cancelación cultural de cualquier obra artística en base al contenido de la misma o a la ideología o catadura ética de su creador. Sin embargo, sí estoy a favor de enmarcar al creador y a la creación, no solo en su contexto histórico sino también en aquellos rasgos de su personalidad e intimidad que puedan aportar información a la propia obra. Conocer que Lorca era homosexual es importante para entender escenas de ‘El Público’ o poemarios como ‘Poeta en Nueva York’ o ‘Sonetos del amor oscuro’. Y nadie me habló de eso en la escuela de los años 70 y 80. Aportar un cartelito, junto a uno de los cuadros de la serie ‘La mujer que llora’, de Picasso, apuntando que la mujer que llora era Dora Maar, amante del pintor y mujer maltratada por el artista, ayuda a contextualizar la obra y a dotarla de una resignificación importante y necesaria. Por eso pienso que no hay que censurar. Hay que contextualizar, argumentar y significar.
La polémica incorporó un aliciente más cuando José Pablo López, presidente de RTVE, contestó al tuit -aún hay personas escribiendo en X- de Manuel Marlasca, especialista en sucesos y colaborador de Ana Rosa Quintana, que ridiculizó la decisión de TVE respecto a ‘Cine de Barrio’. Marlasca escribió: “Plan para idiotizar a la sociedad”. A lo que José Pablo López respondió: “Lo que tú llamas ‘idiotizar’ otros lo vemos como no banalizar la violencia física contra las mujeres, la homofobia o el perpetuamiento de roles machistas”.
A mí lo que realmente me desconcierta de toda esta polémica no es la recomendación de la defensora de la Audiencia de RTVE, Rosa María Molló, en respuesta a los requerimientos de los espectadores, y la rápida actuación de la dirección de la corporación pública. Ni siquiera si la población española es lo suficientemente madura para ubicar la película en el contexto de la España en la que se rodó, y si los avisos previos infantilizan a la sociedad, que me parece un debate interesantísimo. Lo que me disloca es que se ignore el trabajo que un equipo de profesionales llevamos haciendo desde hace tiempo. Y siento que mucho mejor que un cartel es potenciar precisamente la tertulia previa, en la que siempre contextualizamos y criticamos las tramas y diálogos racistas, machistas y lgtbifóbicos, señalando que esa España que ahora nos chirría es de la que venimos y a la que, peligrosamente, podemos volver si no educamos en respeto, valores y libertad. Y en eso estamos quienes hacemos ‘Cine de Barrio’.
Entiendo que la audiencia se queja de una época, más que de una película. Y la existencia de ‘Cine de Barrio’ es un termómetro perfecto para eso. Porque si hace veinte años a nadie le alteraba una película como ‘La descarriada’, y hoy provoca que reaccionemos ante lo que se dice en ella, eso significa que el trabajo histórico de movimientos como el feminismo, el de las comunidades LGTBIQ+ o el de entidades anticolonialistas, antirracistas y anticapacitistas, está calando en nuestra sociedad. Y eso, en estos tiempos, es una victoria que no debemos ignorar.
Quiero pensar que hay tanto trabajo en RTVE que a lo mejor sus responsables no han tenido tiempo de ver esas tertulias previas en las que hablamos de todas esas cosas. Espero que puedan hacerlo en breve y, en lugar de recortarlas y dejarlas en la mínima expresión, las potencien. Porque mucho mejor que un cartel es un grupo de profesionales, validados y prescriptores, dando su opinión al respecto.
‘Cine de barrio’ empezó a emitirse en TVE en 1995. O sea, este año cumple 30 años. Desde septiembre de 2023, la dirección de ‘Cine de Barrio’ incorporó un plantel de colaboradores precisamente para que, en las tertulias previas a la proyección, se contextualizara el contenido de la película. Ahora mismo, colaboramos en ‘Cine de Barrio’ Valeria Vegas, Benjamín Prado, Lidia García, Carlos Barea, Luz Sánchez Mellado y yo. Como ven, un cartel que comulga abiertamente con los comentarios machistas, sexistas, racistas y, ojo, homófobos, que hay en la mayor parte de las películas rodadas, en todo el mundo, hasta los años 80. Esto es ironía, algo que anuncio, como el cartel que precede a la película, por si en la era de la literalidad alguien se confunde en el interlineado.
No tengo ningún problema con la idea de que un cartel -como ese que alerta, en las cajetillas de tabaco, de que "fumar mata"- preceda a la emisión de una película explicando que las circunstancias, tramas y comentarios contenidos en el filme se enmarcan en un contexto histórico y social concreto y que deben ser entendidos así y no extrapolarlos a la actualidad. Ningún problema. Pero, ojo, no solo con las películas de ‘Cine de Barrio’. Porque, como he dicho antes, el 90% de las películas que se rodaron en España, y en el planeta, en los años 50, 60 y 70 (por enmarcar en las décadas del cine que suele emitir ‘Cine de Barrio’) eran machistas, sexistas, racistas y homófobas. No hay película de Tarzán que no sea un insulto a la comunidad africana ni comedia romántica que no perjudique seriamente la salud mental, instalando unos estándares de relaciones tóxicas camufladas de amor romántico. No hay western que no sea racista y machista. Por eso a las personas ‘queer’ nos gusta ‘Johnny Guitar’ o ‘Calamity Jane’. Porque se saltaban la regla que presume que ‘lo normal’ es lo que dicta el heteropatriarcado.
Recordemos que, en 2020, HBO retiró de su plataforma la película ‘Lo que el viento se llevó’ tras las múltiples protestas que la consideraban racista. Aquella decisión tan controvertida, con claras opiniones enfrentadas, se cerró con la incorporación, al comienzo de la película, de una explicación del contexto histórico y una denuncia del racismo. Yo, como creador, me niego a aceptar la cancelación cultural de cualquier obra artística en base al contenido de la misma o a la ideología o catadura ética de su creador. Sin embargo, sí estoy a favor de enmarcar al creador y a la creación, no solo en su contexto histórico sino también en aquellos rasgos de su personalidad e intimidad que puedan aportar información a la propia obra. Conocer que Lorca era homosexual es importante para entender escenas de ‘El Público’ o poemarios como ‘Poeta en Nueva York’ o ‘Sonetos del amor oscuro’. Y nadie me habló de eso en la escuela de los años 70 y 80. Aportar un cartelito, junto a uno de los cuadros de la serie ‘La mujer que llora’, de Picasso, apuntando que la mujer que llora era Dora Maar, amante del pintor y mujer maltratada por el artista, ayuda a contextualizar la obra y a dotarla de una resignificación importante y necesaria. Por eso pienso que no hay que censurar. Hay que contextualizar, argumentar y significar.
La polémica incorporó un aliciente más cuando José Pablo López, presidente de RTVE, contestó al tuit -aún hay personas escribiendo en X- de Manuel Marlasca, especialista en sucesos y colaborador de Ana Rosa Quintana, que ridiculizó la decisión de TVE respecto a ‘Cine de Barrio’. Marlasca escribió: “Plan para idiotizar a la sociedad”. A lo que José Pablo López respondió: “Lo que tú llamas ‘idiotizar’ otros lo vemos como no banalizar la violencia física contra las mujeres, la homofobia o el perpetuamiento de roles machistas”.
A mí lo que realmente me desconcierta de toda esta polémica no es la recomendación de la defensora de la Audiencia de RTVE, Rosa María Molló, en respuesta a los requerimientos de los espectadores, y la rápida actuación de la dirección de la corporación pública. Ni siquiera si la población española es lo suficientemente madura para ubicar la película en el contexto de la España en la que se rodó, y si los avisos previos infantilizan a la sociedad, que me parece un debate interesantísimo. Lo que me disloca es que se ignore el trabajo que un equipo de profesionales llevamos haciendo desde hace tiempo. Y siento que mucho mejor que un cartel es potenciar precisamente la tertulia previa, en la que siempre contextualizamos y criticamos las tramas y diálogos racistas, machistas y lgtbifóbicos, señalando que esa España que ahora nos chirría es de la que venimos y a la que, peligrosamente, podemos volver si no educamos en respeto, valores y libertad. Y en eso estamos quienes hacemos ‘Cine de Barrio’.
Entiendo que la audiencia se queja de una época, más que de una película. Y la existencia de ‘Cine de Barrio’ es un termómetro perfecto para eso. Porque si hace veinte años a nadie le alteraba una película como ‘La descarriada’, y hoy provoca que reaccionemos ante lo que se dice en ella, eso significa que el trabajo histórico de movimientos como el feminismo, el de las comunidades LGTBIQ+ o el de entidades anticolonialistas, antirracistas y anticapacitistas, está calando en nuestra sociedad. Y eso, en estos tiempos, es una victoria que no debemos ignorar.
Quiero pensar que hay tanto trabajo en RTVE que a lo mejor sus responsables no han tenido tiempo de ver esas tertulias previas en las que hablamos de todas esas cosas. Espero que puedan hacerlo en breve y, en lugar de recortarlas y dejarlas en la mínima expresión, las potencien. Porque mucho mejor que un cartel es un grupo de profesionales, validados y prescriptores, dando su opinión al respecto.
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