Imagen: Vice / Equipo Desiderátum |
Bajo el lema "My body. My choice", Desiderátum nació con la idea de crear un espacio de confianza en Barcelona donde mujeres, víctimas de violencia de género y personas LGBTQ pudieran tatuarse cualquier parte del cuerpo sin miedo a ser juzgadas.
Bea García | Broadly, Vice, 2017-05-18
https://broadly.vice.com/es/article/desideratum-estudio-tatuaje-queer-barcelona
Creen que el mundo del tatuaje todavía está dominado por los hombres y que se respira un aire de 'machotes' que hace que muchas personas se sientan incómodas. Por eso en este estudio barcelonés solo tatúan mujeres. Y aunque Desiderátum signifique 'deseo que aún no se ha cumplido', la tatuadora, empresaria y feminista Noemí García puede afirmar satisfecha que ha hecho realidad un sueño: "El estudio lleva abierto dos meses, pero hace años que me rondaba la idea de crear un espacio con una sensibilidad especial, donde personas con problemas y complejos pudieran tatuarse un estómago grande, celulitis, estrías o cicatrices de una mastectomía sin sentirse cortadas o juzgadas", cuenta a Broadly.
El tatuaje es arte y un símbolo de empoderamiento. El lema del estudio —"My Body. My choice"—, nos recuerda que nuestro cuerpo es uno de los pocos espacios de libertad que aún tenemos, que nadie más que nosotras puede decidir sobre él. El estudio tiene como uno de sus pilares el tatuaje social; pretenden, explica Noemí, ayudar a víctimas de violencia de género a transformar cicatrices en nuevos comienzos. "Tatuamos de forma gratuita o a precios muy económicos a mujeres que tengan cicatrices por malos tratos. Siempre me ha parecido una cosa terrible y si con algo podemos ayudar es con el arte". También realizan reconstrucciones de pezón y micropigmentaciones fáciles y capilares a personas que han superado un cáncer mama o perdido el cabello o las cejas tras un tratamiento de quimioterapia. Consiste en que vuelvan a sentirse orgullosas de su cuerpo y vivan plenamente. Sin complejos.
Para la artista y activista israelí Lorene Abfayer, que comisaria una pequeña galería de arte en el interior de este estudio, los tatuajes son como la armadura de un guerrero, especialmente para la comunidad ‘queer’. "Mis tatuajes me hacen sentir más fuerte, me dan la oportunidad de expresarme con libertad, decir algo sobre mi propio cuerpo, sobre las cicatrices o sobre el género.", explica Lorene a Broadly. "En el fondo, es una especie de brujería moderna, feminista y ‘queer’ a través de la que te reinventas. También es un rito chamánico, porque hay miedo y dolor mientras te están tatuando, pero cuando acaba te sientes feliz. Es una victoria sobre ti misma".
Lorene ha vivido en ciudades como Londres o París y jamás ha conocido otro estudio de tatuaje creado por mujeres y para mujeres. "Es algo totalmente rompedor", asegura. Por ese motivo se interesó en el proyecto. Ella inaugura la primera exposición de la galería con 'Daughters of feminism", una serie de dibujos que rinden tributo a iconos feministas que marcaron su tiempo, como Virginia Wolf, Valerie Solanas, la cantante Beyoncé, Alaska, Virginie Despentes o las Pussy Riots. Y algunas de estas obras han pasado de la tela a lienzos más humanos: "Un día entró una chica suiza al estudio y quiso que le tatuasen uno de mis dibujos. Cuando eso ocurre es muy emocionante y poderoso".
Fue Paula, la benjamina del equipo, quien realizó el tatuaje. Tiene 23 años, pero a pesar de su juventud lleva seis dibujando sobre pieles. Cuenta que tatuó a un chico que quería una luna muy pequeña, pero le daba vergüenza acudir a un estudio regentado por varones. "Vio que éramos todas mujeres y pensó que no nos burlaríamos de él", explica. Transmitir confianza es para Tees, otras de las tatuadoras, una de las cualidades más importantes de este oficio, y por eso muchas de las personas que quieren tatuarse prefieren que lo haga una mujer. "Somos más delicadas y tranquilas, aunque ellos sean todavía mayoría y exista, sin duda, un machismo oculto", afirma.
A Blanca, tatuadora de sevilla y miembro del equipo, trabajar en un entorno de mujeres también le hace sentir más segura. "No lo tuve fácil para entrar en este mundo por ser mujer. Soy autodidacta y cuando empecé muchos de los tatuadores que se ofrecieron a enseñarme buscaban algo a cambio". A ella no le dieron muchas oportunidades, pero quiere que otras mujeres las tengan: Blanca ha sumado al estudio a una campaña para recaudar fondos en apoyo a Wunderbar (Ana María Plesia), una conocida tatuadora que actualmente está en el hospital debido a un tumor cerebral.
Si como decía Paul B. Preciado, el siglo XXI necesita una rebelión de los cuerpos, el tatuaje puede ser más que un lienzo, una pancarta. Y no importa si estás tatuada o no, mientras tú decidas el qué, el cómo y el dónde, seguirá siéndolo. 'My Body. My Choice'.
El tatuaje es arte y un símbolo de empoderamiento. El lema del estudio —"My Body. My choice"—, nos recuerda que nuestro cuerpo es uno de los pocos espacios de libertad que aún tenemos, que nadie más que nosotras puede decidir sobre él. El estudio tiene como uno de sus pilares el tatuaje social; pretenden, explica Noemí, ayudar a víctimas de violencia de género a transformar cicatrices en nuevos comienzos. "Tatuamos de forma gratuita o a precios muy económicos a mujeres que tengan cicatrices por malos tratos. Siempre me ha parecido una cosa terrible y si con algo podemos ayudar es con el arte". También realizan reconstrucciones de pezón y micropigmentaciones fáciles y capilares a personas que han superado un cáncer mama o perdido el cabello o las cejas tras un tratamiento de quimioterapia. Consiste en que vuelvan a sentirse orgullosas de su cuerpo y vivan plenamente. Sin complejos.
Para la artista y activista israelí Lorene Abfayer, que comisaria una pequeña galería de arte en el interior de este estudio, los tatuajes son como la armadura de un guerrero, especialmente para la comunidad ‘queer’. "Mis tatuajes me hacen sentir más fuerte, me dan la oportunidad de expresarme con libertad, decir algo sobre mi propio cuerpo, sobre las cicatrices o sobre el género.", explica Lorene a Broadly. "En el fondo, es una especie de brujería moderna, feminista y ‘queer’ a través de la que te reinventas. También es un rito chamánico, porque hay miedo y dolor mientras te están tatuando, pero cuando acaba te sientes feliz. Es una victoria sobre ti misma".
Lorene ha vivido en ciudades como Londres o París y jamás ha conocido otro estudio de tatuaje creado por mujeres y para mujeres. "Es algo totalmente rompedor", asegura. Por ese motivo se interesó en el proyecto. Ella inaugura la primera exposición de la galería con 'Daughters of feminism", una serie de dibujos que rinden tributo a iconos feministas que marcaron su tiempo, como Virginia Wolf, Valerie Solanas, la cantante Beyoncé, Alaska, Virginie Despentes o las Pussy Riots. Y algunas de estas obras han pasado de la tela a lienzos más humanos: "Un día entró una chica suiza al estudio y quiso que le tatuasen uno de mis dibujos. Cuando eso ocurre es muy emocionante y poderoso".
Fue Paula, la benjamina del equipo, quien realizó el tatuaje. Tiene 23 años, pero a pesar de su juventud lleva seis dibujando sobre pieles. Cuenta que tatuó a un chico que quería una luna muy pequeña, pero le daba vergüenza acudir a un estudio regentado por varones. "Vio que éramos todas mujeres y pensó que no nos burlaríamos de él", explica. Transmitir confianza es para Tees, otras de las tatuadoras, una de las cualidades más importantes de este oficio, y por eso muchas de las personas que quieren tatuarse prefieren que lo haga una mujer. "Somos más delicadas y tranquilas, aunque ellos sean todavía mayoría y exista, sin duda, un machismo oculto", afirma.
A Blanca, tatuadora de sevilla y miembro del equipo, trabajar en un entorno de mujeres también le hace sentir más segura. "No lo tuve fácil para entrar en este mundo por ser mujer. Soy autodidacta y cuando empecé muchos de los tatuadores que se ofrecieron a enseñarme buscaban algo a cambio". A ella no le dieron muchas oportunidades, pero quiere que otras mujeres las tengan: Blanca ha sumado al estudio a una campaña para recaudar fondos en apoyo a Wunderbar (Ana María Plesia), una conocida tatuadora que actualmente está en el hospital debido a un tumor cerebral.
Si como decía Paul B. Preciado, el siglo XXI necesita una rebelión de los cuerpos, el tatuaje puede ser más que un lienzo, una pancarta. Y no importa si estás tatuada o no, mientras tú decidas el qué, el cómo y el dónde, seguirá siéndolo. 'My Body. My Choice'.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.