Mirik Milan. Alcalde de la vida nocturna de Ámsterdam: “Ningún alcalde puede permitirse descuidar la escena nocturna”.
Desde 2012, Mirik Milan es alcalde de la vida nocturna de Ámsterdam, una figura que ayuda a tender puentes entre la ciudad, los dueños de empresas y los residentes.
Ane Araluzea | Deia, 2017-05-18
http://www.deia.com/2017/05/18/bizkaia/bilbao/ningun-alcalde-puede-permitirse-descuidar-la-escena-nocturna
Participó en el foro Gaztetalk para exponer su experiencia en Ámsterdam, donde se le atribuye haber aumentado la seguridad mientras ha conseguido reducir el ruido. Mirik Milan no entiende la escena -como él se refiere al ocio nocturno- sin hablar de una cultura y una creatividad capaces de generar riqueza económico en una ciudad.
Conoce la realidad nocturna del decenas de ciudades del mundo. ¿Cuál es el factor común?
-El ADN de cada ciudad es diferente, pero la gente quiere lo mismo: salir a la calle, encontrarse con otros, pasarlo bien, hacer el amor... Si nos fijamos en ese ADN se podrá regular mejor todo lo que es la escena nocturna. Londres, Berlín, Budapest... Todas tienen un escenario diferente con una vida vibrante de la que podemos beneficiarnos. La clave siempre será centrarse en la calidad.
¿Qué objetivo debe marcarse un alcalde de la noche?
-No hay que empezar instalando una pesadilla, sino entablando un diálogo. Queremos obtener un reconocimiento en esa creación del mundo de la subcultura, con todas las salas y espacios en los cuales se puedan albergar, por ejemplo, conciertos de música electrónica. No hay cultura sin subcultura, ahí es donde empieza todo, de una forma muy pequeña y se va expandiendo.
¿Hay ejemplos de la compatibilidad entre la generación de esa riqueza económica mientras se respeta el descanso de los vecinos?
-¿Compatibilidad? No se debería hablar del derecho al descanso, porque es algo indiscutible. Si estoy viviendo en un lugar que alberga eventos y no puedo dormir, decrece mi calidad de vida e incluso el valor de mi vivienda. Deberíamos pensar en qué es lo que puedo devolver a la sociedad y cambiar el concepto para hablar de la escena, la cual genera un movimiento económico.
¿Podría citar algún ejemplo?
-En Nueva York tenemos el ejemplo de Andy Warhol y The Factory, donde se reunía la gente creativa que avivó la escena cultural. Es en esos espacios donde se genera una ciudad atractiva con flujo económico. Hay que empoderar a la gente joven y creativa, para que generen un valor económico en la ciudad. No hay ningún alcalde que pueda permitirse descuidar la escena nocturna y creativa.
Hay vecinos en algunas zonas de Bilbao que no pueden descansar, algunos de ellos además rechazan la mediación. ¿Qué les diría?
-La clave está, más que la mediación, en construir un puente de confianza, porque si los vecinos rechazan la mediación es porque no sienten que el Ayuntamiento vaya a tomar sus problemas en serio. Por otra parte, las discotecas también tiene responsabilidad con respecto al espacio público y a sus clientes.
¿Qué soluciones observa para este tipo de conflictos?
-El Ayuntamiento podría elaborar diferentes reglas a aplicar. En Ámsterdam, por ejemplo, hay habilitados recintos en las salas para fumadores y no fumadores, no se puede estar entrando y saliendo. El que sale es para irse a su casa. Abogo por soluciones que se den paso a paso.
¿La pacificación del ocio nocturno pasa por trasladar los clubs y las discotecas a la periferia?
-Depende de lo interesante que sea la periferia. Si los vas a llevar a un aparcamiento abandonado, no. Pero si hay pabellones antiguos que conservan la patina de grandeza... Determinados barrios que no han alcanzado el desarrollo deseado también pueden ser una alternativa.
En el Estado español hay un fenómeno llamado botellón que está muy extendido. ¿Existen prácticas similares en Europa?
-En Francia creo que también. En Berlín hay mucha gente que se reúne a realizar fiestas ilegales con su propio equipamiento de música, porque no tienen dinero para hacer la fiesta en otro sitio. En Ámsterdam, sin embargo, debido a que las bebidas son relativamente asequibles ese tipo de cultura no existe. ¿Qué haces ante esto? Tiene que haber un marco legal, pero no prohibición.
¿Hay alguna ciudad en la que el ocio nocturno se desvincule del consumo de sustancias ilegales?
-Es un tema impopular que a nadie le gusta tratar, parece inevitable la dicotomía de estar a favor o en contra. Las drogas están asentadas en la sociedad. No tenemos una respuesta muy fácil. El ocio nocturno y las sustancias ilegales están relacionadas, pero eso no es un problema de los propietarios de los clubs, ni de nadie. Es social.
El 64% de los jóvenes de Bilbao afirma que le gustaría salir menos por la noche. ¿Qué alternativas tendría si viviera en Ámsterdam?
-En Ámsterdam hay 150 festivales de música electrónica al año al margen de otro tipo de eventos, que pueden ser 2.000. De mayo a septiembre decrece la participación en la vida nocturna porque hay más festivales durante el día. Es importante aumentar la vida cultural, pero hay que recordar que un festival de música se nutre de un club.
Conoce la realidad nocturna del decenas de ciudades del mundo. ¿Cuál es el factor común?
-El ADN de cada ciudad es diferente, pero la gente quiere lo mismo: salir a la calle, encontrarse con otros, pasarlo bien, hacer el amor... Si nos fijamos en ese ADN se podrá regular mejor todo lo que es la escena nocturna. Londres, Berlín, Budapest... Todas tienen un escenario diferente con una vida vibrante de la que podemos beneficiarnos. La clave siempre será centrarse en la calidad.
¿Qué objetivo debe marcarse un alcalde de la noche?
-No hay que empezar instalando una pesadilla, sino entablando un diálogo. Queremos obtener un reconocimiento en esa creación del mundo de la subcultura, con todas las salas y espacios en los cuales se puedan albergar, por ejemplo, conciertos de música electrónica. No hay cultura sin subcultura, ahí es donde empieza todo, de una forma muy pequeña y se va expandiendo.
¿Hay ejemplos de la compatibilidad entre la generación de esa riqueza económica mientras se respeta el descanso de los vecinos?
-¿Compatibilidad? No se debería hablar del derecho al descanso, porque es algo indiscutible. Si estoy viviendo en un lugar que alberga eventos y no puedo dormir, decrece mi calidad de vida e incluso el valor de mi vivienda. Deberíamos pensar en qué es lo que puedo devolver a la sociedad y cambiar el concepto para hablar de la escena, la cual genera un movimiento económico.
¿Podría citar algún ejemplo?
-En Nueva York tenemos el ejemplo de Andy Warhol y The Factory, donde se reunía la gente creativa que avivó la escena cultural. Es en esos espacios donde se genera una ciudad atractiva con flujo económico. Hay que empoderar a la gente joven y creativa, para que generen un valor económico en la ciudad. No hay ningún alcalde que pueda permitirse descuidar la escena nocturna y creativa.
Hay vecinos en algunas zonas de Bilbao que no pueden descansar, algunos de ellos además rechazan la mediación. ¿Qué les diría?
-La clave está, más que la mediación, en construir un puente de confianza, porque si los vecinos rechazan la mediación es porque no sienten que el Ayuntamiento vaya a tomar sus problemas en serio. Por otra parte, las discotecas también tiene responsabilidad con respecto al espacio público y a sus clientes.
¿Qué soluciones observa para este tipo de conflictos?
-El Ayuntamiento podría elaborar diferentes reglas a aplicar. En Ámsterdam, por ejemplo, hay habilitados recintos en las salas para fumadores y no fumadores, no se puede estar entrando y saliendo. El que sale es para irse a su casa. Abogo por soluciones que se den paso a paso.
¿La pacificación del ocio nocturno pasa por trasladar los clubs y las discotecas a la periferia?
-Depende de lo interesante que sea la periferia. Si los vas a llevar a un aparcamiento abandonado, no. Pero si hay pabellones antiguos que conservan la patina de grandeza... Determinados barrios que no han alcanzado el desarrollo deseado también pueden ser una alternativa.
En el Estado español hay un fenómeno llamado botellón que está muy extendido. ¿Existen prácticas similares en Europa?
-En Francia creo que también. En Berlín hay mucha gente que se reúne a realizar fiestas ilegales con su propio equipamiento de música, porque no tienen dinero para hacer la fiesta en otro sitio. En Ámsterdam, sin embargo, debido a que las bebidas son relativamente asequibles ese tipo de cultura no existe. ¿Qué haces ante esto? Tiene que haber un marco legal, pero no prohibición.
¿Hay alguna ciudad en la que el ocio nocturno se desvincule del consumo de sustancias ilegales?
-Es un tema impopular que a nadie le gusta tratar, parece inevitable la dicotomía de estar a favor o en contra. Las drogas están asentadas en la sociedad. No tenemos una respuesta muy fácil. El ocio nocturno y las sustancias ilegales están relacionadas, pero eso no es un problema de los propietarios de los clubs, ni de nadie. Es social.
El 64% de los jóvenes de Bilbao afirma que le gustaría salir menos por la noche. ¿Qué alternativas tendría si viviera en Ámsterdam?
-En Ámsterdam hay 150 festivales de música electrónica al año al margen de otro tipo de eventos, que pueden ser 2.000. De mayo a septiembre decrece la participación en la vida nocturna porque hay más festivales durante el día. Es importante aumentar la vida cultural, pero hay que recordar que un festival de música se nutre de un club.
- Las claves
- “Las discotecas también tiene responsabilidad con respecto al espacio público y a sus clientes”
- “El ocio nocturno y las sustancias ilegales están relacionadas, pero eso es un problema social”
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