Imagen: Interviú / Shaza y Jimena |
Las dos jóvenes que lograron huir de Dubái amenazadas por su relación hablan en la revista de la odisea a la que fueron sometidas, su activismo y sus planes de boda.
P. F. | El Español, 2017-05-30
http://www.elespanol.com/social/20170530/219978082_0.html
Tras huir precipitadamente de Dubái de una familia que pretendía separarlas y de una legislación que castiga la homosexualidad, ser retenidas en Turquía y lograr la repatriación a España movilizando los esfuerzos consulares, Jimena y Sacha se sienten seguras. Tanto como para celebrar su historia de amor en la revista Interviú. Posan sensuales, intercambiando caricias en la intimidad. También besándose vestidas de novia, preludio de una vida en común y en libertad.
La historia de las dos jóvenes tuvo a España con el corazón en un puño a principios de mes, puntuada por los angustiosos mensajes telefónicos que María Jimena Rico, de nacionalidad hispano-argentina y natural de Torrox, Málaga, iba enviando a su familia. Jimena había acudido a Dubái, donde reside la familia de su pareja, la egipcia Shaza Ismail, con quien vivía en Londres. La familia de Shaza le había hecho creer que su madre estaba enferma, pero se trataba de una treta para separarlas a la fuerza. El padre de Shaza pretendía casarla en Dubái con un hombre.
La desesperada huida se iba relatando a las audiencias de España a golpe de mensaje de audio. Lograron abandonar Dubái con ayuda de amistades para aterrizar en Tiflis, Georgia, pero descubrieron con horror que el padre de Shaza las había seguido. "Fingió un infarto, nos rompió la documentación y nos amenazó de muerte" - relataban. Las autoridades georgianas las llevaron a la frontera con Turquía, y ahí ocurrió el episodio más oscuro de su tormento. Estuvieron tres días incomunicadas y desaparecidas hasta que las presiones diplomáticas obtuvieron su extradición a España.
"Su padre me dio 1.250 euros para comprar su amor"
La dos jóvenes han relatado en Interviú los abusos a los que fueron sometidas a manos de las autoridades turcas como sospechosas de terrorismo. "Los policías nos insultaron y nos escupieron" - denuncia Jimena, que confirma que están buscando vías para denunciar el trato recibido. "Hacían mofas como que querían sexo. Tuvimos que firmar unos 20 documentos, escritos en turco. Vete a saber lo que firmamos. No nos pusieron traductor".
Shaza por su parte recuerda un detalle escalofriante: uno de los policías recogió unas flores del camino y se las entregó. "Pensé que era para nuestro funeral, que nos iba a matar. Luego he comprendido que era porque se compadecía de nosotras". Jimena mantiene que se trató de una detención ilegal incitada por las acusaciones en falso del padre de Shaza y por tratarse de "mujeres y lesbianas". Asegura que de no haber logrado esconder su teléfono móvil, con el que avisó a la Guardia Civil, su destino sería incierto.
Ambas hablan abiertamente de su despertar sexual. Jimena afirma que ella siempre ha vivido con naturalidad tener parejas de ambos sexos. Shaza, por su parte, afirma haberse sentido "extraña" desde la pubertad. "De la homosexualidad no se habla, se considera algo malo". Asumió su condición sexual a los 16 años al quedarse "prendada" de una compañera de universidad de su hermana. Desde entonces tuvo varias parejas clandestinamente. "Fingíamos ser amigas para quedarnos a dormir juntas".
La joven recuerda "el asco" en la mirada de su hermana cuando descubrió que era lesbiana. "Me amenazó con llevarme a un médico". Explica que la crisis familiar se precipitó cuando sus padres vieron el interés de un pretendiente "buen partido", un piloto, en concertar su matrimonio con Shaza. "Entonces le dije a Jimena, ven y sálvame". La malagueña relata que el padre, un hombre acaudalado, hizo un intento de sobornarla. "Me dio 1.250 euros para comprar el amor que siento por su hija. ¿Qué clase de persona cree que soy?".
Mientras Shaza, acogida en España como solicitante de asilo por persecución homófoba, trabaja en regularizar su situación, amabas han emprendido la causa activista de defender los derechos de las mujeres en el mundo y se han involucrado en el caso de Maloma, la joven de nacionalidad española retenida por su familia saharaui en Tinduf. Y mantienen la ilusión de casarse lo antes posible. "Jimena es la persona más fuerte que conozco, me siento protegida por ella", dice Shaza; "La verdadera valiente de esta historia es Shaza", responde ella.
Sin embargo, la joven egipcia lamenta la incomprensión radical de su familia. "Mi madre me ha mandado mensajes muy duros respecto de la boda. Me ha dicho que si me caso, ella se suicidará".
La historia de las dos jóvenes tuvo a España con el corazón en un puño a principios de mes, puntuada por los angustiosos mensajes telefónicos que María Jimena Rico, de nacionalidad hispano-argentina y natural de Torrox, Málaga, iba enviando a su familia. Jimena había acudido a Dubái, donde reside la familia de su pareja, la egipcia Shaza Ismail, con quien vivía en Londres. La familia de Shaza le había hecho creer que su madre estaba enferma, pero se trataba de una treta para separarlas a la fuerza. El padre de Shaza pretendía casarla en Dubái con un hombre.
La desesperada huida se iba relatando a las audiencias de España a golpe de mensaje de audio. Lograron abandonar Dubái con ayuda de amistades para aterrizar en Tiflis, Georgia, pero descubrieron con horror que el padre de Shaza las había seguido. "Fingió un infarto, nos rompió la documentación y nos amenazó de muerte" - relataban. Las autoridades georgianas las llevaron a la frontera con Turquía, y ahí ocurrió el episodio más oscuro de su tormento. Estuvieron tres días incomunicadas y desaparecidas hasta que las presiones diplomáticas obtuvieron su extradición a España.
"Su padre me dio 1.250 euros para comprar su amor"
La dos jóvenes han relatado en Interviú los abusos a los que fueron sometidas a manos de las autoridades turcas como sospechosas de terrorismo. "Los policías nos insultaron y nos escupieron" - denuncia Jimena, que confirma que están buscando vías para denunciar el trato recibido. "Hacían mofas como que querían sexo. Tuvimos que firmar unos 20 documentos, escritos en turco. Vete a saber lo que firmamos. No nos pusieron traductor".
Shaza por su parte recuerda un detalle escalofriante: uno de los policías recogió unas flores del camino y se las entregó. "Pensé que era para nuestro funeral, que nos iba a matar. Luego he comprendido que era porque se compadecía de nosotras". Jimena mantiene que se trató de una detención ilegal incitada por las acusaciones en falso del padre de Shaza y por tratarse de "mujeres y lesbianas". Asegura que de no haber logrado esconder su teléfono móvil, con el que avisó a la Guardia Civil, su destino sería incierto.
Ambas hablan abiertamente de su despertar sexual. Jimena afirma que ella siempre ha vivido con naturalidad tener parejas de ambos sexos. Shaza, por su parte, afirma haberse sentido "extraña" desde la pubertad. "De la homosexualidad no se habla, se considera algo malo". Asumió su condición sexual a los 16 años al quedarse "prendada" de una compañera de universidad de su hermana. Desde entonces tuvo varias parejas clandestinamente. "Fingíamos ser amigas para quedarnos a dormir juntas".
La joven recuerda "el asco" en la mirada de su hermana cuando descubrió que era lesbiana. "Me amenazó con llevarme a un médico". Explica que la crisis familiar se precipitó cuando sus padres vieron el interés de un pretendiente "buen partido", un piloto, en concertar su matrimonio con Shaza. "Entonces le dije a Jimena, ven y sálvame". La malagueña relata que el padre, un hombre acaudalado, hizo un intento de sobornarla. "Me dio 1.250 euros para comprar el amor que siento por su hija. ¿Qué clase de persona cree que soy?".
Mientras Shaza, acogida en España como solicitante de asilo por persecución homófoba, trabaja en regularizar su situación, amabas han emprendido la causa activista de defender los derechos de las mujeres en el mundo y se han involucrado en el caso de Maloma, la joven de nacionalidad española retenida por su familia saharaui en Tinduf. Y mantienen la ilusión de casarse lo antes posible. "Jimena es la persona más fuerte que conozco, me siento protegida por ella", dice Shaza; "La verdadera valiente de esta historia es Shaza", responde ella.
Sin embargo, la joven egipcia lamenta la incomprensión radical de su familia. "Mi madre me ha mandado mensajes muy duros respecto de la boda. Me ha dicho que si me caso, ella se suicidará".
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