Daniel Sancho, tras su detención en agosto de 2023 // |
Cadena perpetua para Sancho y un crimen desde el «chiqui, te espero»
El tribunal concluye que el asesinato de Arrieta fue premeditado y salva al español de la pena de muerte por su colaboración. La Justicia asume el relato de la policía, que nunca dudó del propósito del español. Dejó mil pruebas en su contra esos días de 2023 y su cambio de estrategia ha fracasado.
Lucas de la Cal | El Mundo, 2024-08-30 [MyNews]
Asesinato premeditado, cadena perpetua. En cuatro palabras se condensa la vida de Daniel Sancho. El veredicto confirma el crimen del español, de 30 años, sobre el cirujano colombiano Edwin Arrieta, de 44 años, el 2 de agosto de 2023 en la turística isla de Koh Phangan, vecina a Samui. El hijo y nieto de los actores Rodolfo Sancho y Sancho Gracia llevaba en prisión desde el 7 de agosto del año pasado y, además, ha sido declarado culpable de los otros dos delitos que se juzgaban: hacer desaparecer el cuerpo de la víctima tras descuartizar el cadáver y deshacerse de la documentación del médico. Debe pagar una indemnización de 106.000 dólares a la familia de Arrieta, un cirujano que había prestado grandes sumas de dinero al que sería su verdugo.
La defensa de Sancho recurrirá al Tribunal de Apelación, en el plazo de un mes. En segunda instancia, podría acudir al Supremo, un proceso que se podría demorar más de tres años. Aunque entre España y Tailandia no existe un acuerdo de extradición, en casos de cadena perpetua, el condenado, pasados algunos años y varias gestiones de alto nivel, puede solicitar el traslado a su país si éste cuenta con una pena equiparable. En España existe la prisión permanente revisable.
«A seguir luchando», resumió el padre del condenado tras salir de una audiencia donde el presidente del tribunal, escoltado por otros dos jueces, leyó el veredicto delante de Sancho, engrilletado. También estaba su madre, los abogados tailandeses de las dos partes y un representante diplomático de España en Bangkok. Fuentes judiciales presentes aseguran que Sancho lloró. Sólo una buena noticia: el juez indicó que la condena es de cadena perpetua y no de pena de muerte por la colaboración del español.
El tribunal, convencido siempre de la premeditación, ha seguido la reconstrucción de los investigadores. La cronología arranca el 31 de julio de 2023, en Koh Phangan. Antiguo refugio de piratas, es una de las tres islas habitadas en el Golfo de Tailandia, famosa por la Fiesta de la Luna Llena, mensual. Sancho llegó en barco a las 13:39 horas de ese 31 de julio. Había quedado con Arrieta, que desembarcó dos días después. Ambos se conocieron un año antes por Instagram y mantenían una relación sentimental. Antes de la cita en Tailandia, estuvieron juntos en Madrid y en Ibiza.
El español, nada más llegar, alquiló una moto, dejando su pasaporte como fianza. El 1 de agosto se dirigió hasta el supermercado más grande de la isla, donde compra un cuchillo de ocho pulgadas para picar carne, tres paquetes de bolsas de basura, guantes de látex, gomas de atar, estropajos... 1.486 bat, apenas 40 euros. Ya son hechos probados de un crimen. El 2 de agosto, acude a otra tienda y compra un cuchillo y una sierra, que el tribunal considera pasos de la premeditación. Esa mañana se mensajea con Arrieta:
-(Sancho) Chiqui, entonces ¿a qué hora te espero en el puerto? Supuestamente llegabas en 20 minutos.
-(Arrieta) Ves a dar una vuelta.
-Joder. ¿Pero a dónde vas? No entiendo. ¿A dar una vuelta por dónde?
-Por el mar.
-Ah, fenomenal. Llegas y te vas a hacer un plan tú solo. Y yo esperándote.
-Jajaja. Eres un enojón. Jajaja
-Es que te estoy esperando. ‘Iwueputa’.
-Jajajaja.
Alrededor de las 14.00 horas, Sancho recoge en la moto a Arrieta. Tras parar a comer algo, se dirigen a la villa que Sancho alquiló en la playa de Salad. El móvil del colombiano se apaga a las 15:38. No volvería a encenderse.
Para la policía, todo comienza con una alerta a las 12:00 del 3 de agosto, cuando los recolectores de residuos municipales encuentran en el vertedero restos humanos en bolsas de basura. Al día siguiente, aparece además una bolsa negra que contiene un calzoncillo rojo, una camiseta rasgada en el pecho por un cuchillo y un pantalón.
También hay un ticket del primer supermercado. Revisando las cámaras, descubren que un joven con el pelo largo recogido había comprado dos días antes el cuchillo y las bolsas de basura. Y se puede ver la matrícula de la moto, lo que lleva a los investigadores al local de alquiler, donde está el pasaporte del sospechoso ya. Horas después, 5 de agosto, Sancho es detenido al revisar más cámaras donde se le ve en moto junto a un hombre con la ropa hallada en el vertedero.
El día 2 de agosto por la tarde, en la villa de Salad, Sancho y Arrieta se habían peleado. El español defiende que el forcejeo se produce porque el colombiano le intentara forzar sexualmente. Le lanza un puñetazo y, al caer, Arrieta se golpea en la cabeza contra un lavabo. Pero la policía sostiene que Sancho, antes de desmembrar a su víctima, trató de rematarla estampando su cabeza contra el suelo y el lavabo. Los investigadores añaden que el cirujano falleció por decapitación, aunque ningún informe pudo demostrar las causas de la muerte al no recuperarse gran parte de los restos de la víctima.
Con el cadáver ya desollado, limpia a fondo todo el cuarto. Sale del hotel a las 19.17 y compra un kayak en la playa que tiene a pocos metros. Rema unos 600 metros y arroja los primeros restos. De madrugada, coge la moto y va esparciendo bolsas con más restos por los contenedores en la carretera hasta la playa de Haad Rin, a más de 45 minutos en moto. Allí lanza al mar el pasaporte y la cartera de la víctima.
El jueves día 3, sobre las 6.00, se deshace de más restos en la playa de su hotel. Sobre las 9.00, hace el checkout, todavía con algunas partes de Arrieta en una bolsa de deporte. Tres horas después, dos operarios del vertedero encuentran las bolsas de basura. Al anochecer, Sancho, acompañado de dos chicas que conoció en su hotel, asiste a la Fiesta de la Luna Llena en la playa de Haad Rin, pero a las 23.00 horas regresa a la playa de Salad y realiza un último viaje en kayak. Ya sabe que Darling, hermana de Arrieta, ha llamado a la comisaría de Phangan para denunciar la desaparición. «No sé nada de él tampoco», le responde el español a Darling, comprometiéndose a ir a denunciar el caso. Los agentes se fijan en que tiene arañazos y cortes en sus brazos.
El día 4, tras ser detenido, niega el asesinato. Un día después, tras un segundo registro del basurero y de la habitación de Salad, donde hay rastros de sangre, pelos y grasa en las tuberías, confiesa que mató y descuartizó a Arrieta. «Soy culpable, pero yo era el rehén de Edwin. Era una jaula de cristal, pero era una jaula. Me hizo destruir la relación con mi novia, me ha obligado a hacer cosas que nunca hubiera hecho», confiesa el día 6 en una entrevista al corresponsal de la Agencia Efe en Bangkok, en presencia de sus abogados de oficio. Pero tres meses después, la familia del acusado contrata un nuevo equipo legal y Sancho cambia su versión: dice que fue un accidente al defenderse de un intento de violación. La estrategia de sus primeros abogados era reconocer su culpabilidad durante el juicio para que le redujeran la pena.
Del 9 de abril al 3 de mayo se celebra el juicio. Y tras 12 sesiones, mantuvo en un alegato final de 45 minutos su versión de la defensa propia. Aseguró que compró el serrucho porque quería cocinar cocos y grabarse para su canal de YouTube. También dijo que la policía lo engañó diciéndole: si confiesas, volverás a España.
Ayer, Sancho volvió a sentarse en el banquillo de los acusados del tribunal de Samui: cadena perpetua.