Carlos Luxor |
Camino Sayago | Tamtam Press, 2017-04-26
https://tamtampress.es/2017/04/26/bowie-segun-carlos-luxor-no-soy-un-fan-al-uso-soy-un-admirador-de-toda-su-obra/
Carlos Luxor, alter ego de Carlos Antonio Suárez, ha cumplido un sueño. Poder ver catalogados cientos de vinilos, libros, películas y objetos que ha ido atesorando a lo largo de los años sobre el “Duque Blanco”, el artista británico David Bowie. Ahora abre la caja de Pandora en el CLA para mostrar gran parte de su colección, 788 piezas, algunas realizadas recientemente con motivo de esta exposición. La muestra se inaugura este 28 de abril junto a otras dos: “la Resistencia Sonora”, de la fotógrafa Mary Wilson, y “Clásicos Ilustrados”, de la PiLA.
“No soy un fan al uso, soy un admirador de toda la obra de David Bowie” asiente con solemnidad Carlos Luxor ante la inmensa colección que acoge el Centro Leonés de Arte (CLA) y que da forma a la exposición “David Bowie. Carlos Luxor Colección” que abre sus puertas al público este viernes 28 de abril. El archivo que atesora el artista y músico leonés sobre el creador británico se compone de centenares de discos, regalos de amigos y objetos que acuñan alguna referencia a la obra de Bowie, o a los personajes que hicieron gravitar al artista en el universo de las estrellas, como su inolvidable Ziggi Stardust.
Son casi ochocientas piezas. Repartidas entre dos salas, en vitrinas repletas de objetos curiosos y raros, junto a otras que han concebido sus propios amigos artistas para acompañar este viaje caleidoscópico por las mil caras de David Bowie. Con un rayo en el rostro, o los ojos vendados, su aliento se nota en cada detalle de la colección. “Como puedes ver hay objetos muy variados y de merchandising. Desde máscaras a bolsas de viaje, relojes, muñecos, puzzles, camisetas, posters, libros, revistas y periódicos, cuadros y fotografías… un poco de todo. Porque todo lo relacionado con Bowie me interesa y quiero tenerlo en mi colección”.
Ha pujado por una bandeja de su colección privada de arte, pero nunca por algo relacionado con su privacidad. “Hace cinco años me ofrecieron un pelo suyo por 400 euros. No me interesa ese aspecto de él, insiste. Y reconoce qué lo primero que le atrajo del intérprete fue su forma de componer y su voz. “En un primer momento empecé a comprar sus discos. Y luego a interesarme por todo lo demás: sus diseños de vestuario, los fotógrafos que trabajaban con él, su gusto por determinados pintores y escritores”.
La admiración que siente por el artista se ha convertido con los años en una experiencia ritual que le ha llevado a compartir su pasión en las redes sociales, donde cuelga información y sobre todo el material fotográfico que va recopilando.
Toda una vida. Porque su atracción por David Bowie viene de lejos. Se remonta a los once años cuando escuchó por primera vez un single que le robó a su hermana, ‘I dig everithig’. Fue el desencadenante de la colección. “Para mí fue todo un descubrimiento escuchar esta canción. El primer Lp, ‘Hunky Dory’, lo compré a los 15 años en ‘Xidas’, una tienda discos de León, que en aquella época era casi el único sitio donde podías comprar discos. Y casi a continuación me hice con ‘The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars’, un álbum que no me canso de escuchar. Después de este arranque fui comprando cosas sueltas y comencé a coleccionar en serio hace dos décadas”.
Lo que no ha podido hacer a lo largo de estos veinte años es acudir a los conciertos del músico. Solo ha tenido la oportunidad de escucharlo en directo en el primer concierto que ofreció en España en 1987, en el estadio Vicente Calderón de Madrid. Y por supuesto, guarda su entrada con mucho celo.
La colección
Entre los más de 500 elepés y singles que integran la exposición, se encuentra la edición española de “Space Odity”, una de las piezas más valiosas y buscadas de la colección junto al libro del fotógrafo Mick Rook “The Rise of David Bowie 1972-1973”. Está firmado por ambos artistas y es el número 1775 de 1972 ejemplares.
Pero más allá de la extensa discografía, y de sus versiones en Cd, casette, mini disc y cartridge, Carlos Luxor suma una treintena de películas, vídeos musicales y libros que hacen referencia a Bowie. Algunos raros, como es el caso de la cinta “Soldier” (1969), en la que sale dos segundos y ni tan siquiera su nombre aparece en los créditos.
Entre los objetos curiosos destacan algunos como un bote de Coca Cola que reproduce el disco Outside, de 1995; un surtido de tatuajes temporales para las uñas; e incluso papel de azúcar para hacer cookcakes. La guinda del pastel la acuña un billete de 10 libras que sólo se puede utilizar en el barrio londinense de Brixton, eso sí, en más de 500 establecimientos.
Pero la colección Carlos Luxor, no para de aumentar y de renovarse. Las últimas piezas que ha adquirido son dos moldes de escayola con el rostro de Bowie: “Los compre en el Victoria and Albert Museum de Londres hace unos años. Es una edición limitada de 300 piezas numeradas. Tengo el número 109 y 113”. También ha conseguido sellos de la Royal Mail que acaban de salir hace un mes. Entre ellos un sello homenaje a Nagisa Oshima, director de la película “Feliz Navidad Mister Lawrence”.
En septiembre, se inaugurará una estatua conmemorativa en Aylesbury, un pueblecito a 80 kilómetros de Londres, donde David Bowie estrenó las canciones de Hunky Dory y Ziggy Stardust. Luxor participó en la campaña de crowfounding promovida por Kickstarter que ha permitido recaudar los fondos necesarios para realizarla. La estatua, diseñada por el escultor Andrew Sinclair, se ubicará en el Market Square, lugar al que hace referencia Bowie al comienzo de “Five Years“.
Otras piezas
La exposición cuenta con un complemento adicional que contextualiza el verdadero objetivo de Carlos Luxor: “Necesitaba catalogar las piezas que he reunido, y esta exposición me ha permitido hacerlo casi en su totalidad. Pero no se trataba solo de mostrarlas en un escaparate, quería que las acompañaran otras piezas. Obras de varios amigos, artistas, que también sienten atracción por el trabajo de David Bowie y las han realizado con motivo de esta muestra”.
Alberto Díaz Nogal, José Antonio Morán, Fran De Gonari, Juan Antonio Cuenca y Manolo Campoamor añaden a este viaje su visión más plástica. Beatriz Suárez y Amparo Pascual aportan su mirada en el diseño y el vestuario respectivamente, con la creación de un textil para un maniquí y una venda de ojos que reproduce la que llevaba el propio Bowie en el músical “Lazarus Cast”, uno de sus últimos trabajos, a la par con el álbum “Blackstar”.
Sobre Carlos Luxor
Carlos Luxor ha formado parte de diferentes grupos leoneses surgidos en la década de los 80, como “Berlín Interior” y “Los Positivos”, con el que continúa después de treinta años. También ha sido miembro de “Metálicos”, junto a Luis Miguélez y Juan Tormento. Además ha colaborado con otras bandas nacionales como Alaska y Fangoria y actuado con Pedro Almodóvar, Fabio McNamara y Bernardo Bonezzi.
Hasta los años 90 su trabajo se centró en la música, pero a raíz de su amistad con el desaparecido Tino Casal y el pintor Antonio Villatoro, comenzó a combinarlo con la pintura. Su primera exposición en 1994 fue en el Palacio de Gaviria de Madrid.
En la actualidad sigue explorando su faceta pictórica a la vez que despliega una activa militancia musical. Además de seguir tocando con Los Positivos, donde alimenta su alma más rockera, Carlos Luxor es miembro de otras formaciones de la escena leonesa, más relacionadas con propuestas experimentales y ruidistas, como “Superfluos” junto a Javier Iriso y también con este último y Jose Noise, de “Queer Toys”.
“No soy un fan al uso, soy un admirador de toda la obra de David Bowie” asiente con solemnidad Carlos Luxor ante la inmensa colección que acoge el Centro Leonés de Arte (CLA) y que da forma a la exposición “David Bowie. Carlos Luxor Colección” que abre sus puertas al público este viernes 28 de abril. El archivo que atesora el artista y músico leonés sobre el creador británico se compone de centenares de discos, regalos de amigos y objetos que acuñan alguna referencia a la obra de Bowie, o a los personajes que hicieron gravitar al artista en el universo de las estrellas, como su inolvidable Ziggi Stardust.
Son casi ochocientas piezas. Repartidas entre dos salas, en vitrinas repletas de objetos curiosos y raros, junto a otras que han concebido sus propios amigos artistas para acompañar este viaje caleidoscópico por las mil caras de David Bowie. Con un rayo en el rostro, o los ojos vendados, su aliento se nota en cada detalle de la colección. “Como puedes ver hay objetos muy variados y de merchandising. Desde máscaras a bolsas de viaje, relojes, muñecos, puzzles, camisetas, posters, libros, revistas y periódicos, cuadros y fotografías… un poco de todo. Porque todo lo relacionado con Bowie me interesa y quiero tenerlo en mi colección”.
Ha pujado por una bandeja de su colección privada de arte, pero nunca por algo relacionado con su privacidad. “Hace cinco años me ofrecieron un pelo suyo por 400 euros. No me interesa ese aspecto de él, insiste. Y reconoce qué lo primero que le atrajo del intérprete fue su forma de componer y su voz. “En un primer momento empecé a comprar sus discos. Y luego a interesarme por todo lo demás: sus diseños de vestuario, los fotógrafos que trabajaban con él, su gusto por determinados pintores y escritores”.
La admiración que siente por el artista se ha convertido con los años en una experiencia ritual que le ha llevado a compartir su pasión en las redes sociales, donde cuelga información y sobre todo el material fotográfico que va recopilando.
Toda una vida. Porque su atracción por David Bowie viene de lejos. Se remonta a los once años cuando escuchó por primera vez un single que le robó a su hermana, ‘I dig everithig’. Fue el desencadenante de la colección. “Para mí fue todo un descubrimiento escuchar esta canción. El primer Lp, ‘Hunky Dory’, lo compré a los 15 años en ‘Xidas’, una tienda discos de León, que en aquella época era casi el único sitio donde podías comprar discos. Y casi a continuación me hice con ‘The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars’, un álbum que no me canso de escuchar. Después de este arranque fui comprando cosas sueltas y comencé a coleccionar en serio hace dos décadas”.
Lo que no ha podido hacer a lo largo de estos veinte años es acudir a los conciertos del músico. Solo ha tenido la oportunidad de escucharlo en directo en el primer concierto que ofreció en España en 1987, en el estadio Vicente Calderón de Madrid. Y por supuesto, guarda su entrada con mucho celo.
La colección
Entre los más de 500 elepés y singles que integran la exposición, se encuentra la edición española de “Space Odity”, una de las piezas más valiosas y buscadas de la colección junto al libro del fotógrafo Mick Rook “The Rise of David Bowie 1972-1973”. Está firmado por ambos artistas y es el número 1775 de 1972 ejemplares.
Pero más allá de la extensa discografía, y de sus versiones en Cd, casette, mini disc y cartridge, Carlos Luxor suma una treintena de películas, vídeos musicales y libros que hacen referencia a Bowie. Algunos raros, como es el caso de la cinta “Soldier” (1969), en la que sale dos segundos y ni tan siquiera su nombre aparece en los créditos.
Entre los objetos curiosos destacan algunos como un bote de Coca Cola que reproduce el disco Outside, de 1995; un surtido de tatuajes temporales para las uñas; e incluso papel de azúcar para hacer cookcakes. La guinda del pastel la acuña un billete de 10 libras que sólo se puede utilizar en el barrio londinense de Brixton, eso sí, en más de 500 establecimientos.
Pero la colección Carlos Luxor, no para de aumentar y de renovarse. Las últimas piezas que ha adquirido son dos moldes de escayola con el rostro de Bowie: “Los compre en el Victoria and Albert Museum de Londres hace unos años. Es una edición limitada de 300 piezas numeradas. Tengo el número 109 y 113”. También ha conseguido sellos de la Royal Mail que acaban de salir hace un mes. Entre ellos un sello homenaje a Nagisa Oshima, director de la película “Feliz Navidad Mister Lawrence”.
En septiembre, se inaugurará una estatua conmemorativa en Aylesbury, un pueblecito a 80 kilómetros de Londres, donde David Bowie estrenó las canciones de Hunky Dory y Ziggy Stardust. Luxor participó en la campaña de crowfounding promovida por Kickstarter que ha permitido recaudar los fondos necesarios para realizarla. La estatua, diseñada por el escultor Andrew Sinclair, se ubicará en el Market Square, lugar al que hace referencia Bowie al comienzo de “Five Years“.
Otras piezas
La exposición cuenta con un complemento adicional que contextualiza el verdadero objetivo de Carlos Luxor: “Necesitaba catalogar las piezas que he reunido, y esta exposición me ha permitido hacerlo casi en su totalidad. Pero no se trataba solo de mostrarlas en un escaparate, quería que las acompañaran otras piezas. Obras de varios amigos, artistas, que también sienten atracción por el trabajo de David Bowie y las han realizado con motivo de esta muestra”.
Alberto Díaz Nogal, José Antonio Morán, Fran De Gonari, Juan Antonio Cuenca y Manolo Campoamor añaden a este viaje su visión más plástica. Beatriz Suárez y Amparo Pascual aportan su mirada en el diseño y el vestuario respectivamente, con la creación de un textil para un maniquí y una venda de ojos que reproduce la que llevaba el propio Bowie en el músical “Lazarus Cast”, uno de sus últimos trabajos, a la par con el álbum “Blackstar”.
Sobre Carlos Luxor
Carlos Luxor ha formado parte de diferentes grupos leoneses surgidos en la década de los 80, como “Berlín Interior” y “Los Positivos”, con el que continúa después de treinta años. También ha sido miembro de “Metálicos”, junto a Luis Miguélez y Juan Tormento. Además ha colaborado con otras bandas nacionales como Alaska y Fangoria y actuado con Pedro Almodóvar, Fabio McNamara y Bernardo Bonezzi.
Hasta los años 90 su trabajo se centró en la música, pero a raíz de su amistad con el desaparecido Tino Casal y el pintor Antonio Villatoro, comenzó a combinarlo con la pintura. Su primera exposición en 1994 fue en el Palacio de Gaviria de Madrid.
En la actualidad sigue explorando su faceta pictórica a la vez que despliega una activa militancia musical. Además de seguir tocando con Los Positivos, donde alimenta su alma más rockera, Carlos Luxor es miembro de otras formaciones de la escena leonesa, más relacionadas con propuestas experimentales y ruidistas, como “Superfluos” junto a Javier Iriso y también con este último y Jose Noise, de “Queer Toys”.
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