martes, 26 de septiembre de 2023

#hemeroteca #gais #testimonios | La cachonda y a veces odiosa vida de Terenci Moix: "Hoy su vida se parecería a la de C. Tangana"

El Mundo / Terenci Moix //

La cachonda y a veces odiosa vida de Terenci Moix: "Hoy su vida se parecería a la de C. Tangana"

La directora Laura Lallana ofrece un retrato emocionante y descarnado en una nueva serie documental sobre el autor de 'El día que murió Marilyn'
Luis Alemany | El Mundo, 2023-09-26
https://www.elmundo.es/cultura/literatura/2023/09/26/6511aacee85ece80328b4590.html

Hay cuatro momentos que merece la pena contar en ‘Terenci: La fabulación infinita’, la serie documental creada por Álvaro Augusto y dirigida por Laura Lallana y que Filmin estrena este fin de semana. La primera escena es cómica: el novio del escritor, Enric Majó, lo ha abandonado tras 14 años de convivencia. Terenci Moix dice que se va a suicidar. Sus amigos, convocados para ser espectadores de la tragedia, no se lo toman en serio pero disimulan porque saben que, si Terenci se diese cuenta de que se ríen de él, sería capaz de matarse por orgullo. Por fin llega un médico y a Terenci lo meten en una ambulancia. Y, cuando está a punto de tomar el camino del hospital, grita: «Oye, ¡hay que avisar a la agencia EFE!».

En otra escena de la serie, Terenci, que está en la plenitud de su fama pero, a la vez, ha empezado ya secretamente su decadencia, va a un programa de TVE de estética y público veinteañero. Hay espectadores en el plató y está previsto que hagan sus preguntas al invitado. Un chico le dice entonces una impertinencia: ¿cómo puede ser que el autor de libros tan buenos como ‘El día que murió Marylin’ haga novelas tan malas como ‘No digas que fue un sueño’? Terenci se revuelve y responde con gracia al ataque, pero en su expresión se nota que aquel espectador ha dado en la diana, que el ataque le ha dolido porque, en el fondo, tiene razón.

«Ese es uno de mis momentos favoritos de la serie, porque explica maravillosamente las contradicciones de Terenci», dice Laura Lallana. «Un guionista de una ficción no hubiese podido imaginar una escena así. Terenci quería obsesivamente estar bajo el foco y lo logró, pero hubo un momento en el que eso se le volvió en su contra. En ese programa, los jóvenes le escupen en la cara, le dicen que es parte de lo viejo y a él se le cae todo en directo... Pero es que Terenci era como un ‘influencer’, era un artista que no sólo piensa en su obra sino en su personaje. Si hoy viviese, su vida no se parecería a la del escritor que más libros vende en España. Su vida se parecería a la de C Tangana».

En realidad, ‘Terenci: La fabulación infinita’ tampoco habla mucho de literatura, si acaso un par de minutos en los que Luis Antonio de Villena, entrevistado para el documental, cuenta que, en efecto, Terenci decidió hacer novelas no muy buenas que se vendiesen mucho y que eso le atormentaba un poco, pero tampoco tanto. De modo que, cuando se habla de literatura, en realidad, se está hablando de la persona, de su relación con el dinero, de sus ambiciones y de sus fracasos. La directora de la serie dice que no conecta del todo con el lenguaje enrevesado de los libros de Moix, quien murió hace 20 años, y el guionista dice que aprecia en ellos, sobre todo, su valor sociológico. «Sus memorias me parecen importantes. Hay pocos testimonios así de una infancia gay en España», opina Augusto, que también destaca sus textos de memoria y crítica cinematográficas.

Si alguien quiere literatura, tendrá que volver a ‘El mundo es un sueño pop’ (RBA), la biografía que Juan Bonilla escribió hace una década, enfocada en contar su vida a través de sus libros. Bonilla presentaba allí a Moix como un pionero de la autoficción y como un escritor que había construido un equipaje intelectual insólito en su generación. Pero esa teoría no aparece en la serie porque Bonilla no quiso aparecer entrevistado para ‘Terenci: la fabulación infinita’.

¿Se contradicen la serie y el libro? En parte sí y en parte no. La vida que narran es la misma, divertidísima, kitsch y a veces odiosa. En la serie, Terenci aparece chantajeando, mintiendo, vampirizando, derrochando... En el libro de Juan Bonilla también, pero si algo redime al escritor son cuatro o cinco buenas novelas, distintas a cualquier otra obra escrita en España en esa época. En la serie, en cambio, la redención es el perdón de las personas que quisieron a Terenci y que, al cabo de los años, prefieren quedarse con su gracia natural, con su encanto y con la pena que les da pensar en el daño que se hizo a sí mismo con algunas de sus decisiones.

La serie de Filmin tiene material formidable, que eso no lo dude nadie. Aparece Vicente Molina Foix contando su noviazgo primerizo con Moix. Aparecen Nùria Espert y Colita contando con mucha ternura verdades durísimas de su amigo del alma. «Creo que el tiempo ha ido en nuestro favor y ha animado a mucha gente a contar su versión de Terenci», dice Lallana. Aparece Enric Majó y lo explica todo con una voz admirable. Cuenta el encantamiento y cuenta el desamor y dice una frase tristísima con la que termina el segundo capítulo de la serie: «Y entonces, Terenci decidió arruinarme la vida».

«El núcleo del documental es la vida amorosa de Terenci pero no porque lo que nos interese el cotilleo, sino porque creemos que es la mejor manera de acceder al personaje. Es el medio, no el fin», dice la directora de la serie. La tercera y la cuarta escena que merecen ser contadas en su obra son lances de amor. En una, aparece Majó vestido de Tarzán. Moix, pequeño y desaseado, más parecido a Sal Mineo que a James Dean, había visto en Majó a una especie de Dios griego salido de un sueño. El actor era un hombre alto, guapo y bueno y tenía una carrera notable en el teatro, pero Terenci decidió que su reconocimiento no era suficiente y volcó todo su talento y su fama en escribir para él. Cuando su noviazgo empezó a languidecer, Terenci convirtió a Majó en un medio para su fantasía: lo vistió de Tarzán porque el vestido de taparrabos le reanimaba el deseo. ¿Tenía ganas Majó de hacer de Tarzán? No es probable.

«Hubo entrevistas con Enric muy emocionantes, lloramos todos con él. La conclusión a la que llegamos es que Terenci vivió en la creencia de que la idea del amor era más importante que el amante que tenía a su lado. Vivía en un mundo de las ideas y eso atravesaba las relaciones y arrastraba a las personas. Es verdad que él dio mucho, que fue muy generoso con Enric, pero no era verdaderamente consciente de él», dice la directora.

En su serie también habla Pablo Parellada, el último novio de Terenci, un entonces postadolescente que en el libro de Juan Bonilla está retratado como una presencia devastadora en su vida. En la serie, Pablo aparece referido como Pablito y merece más compasión que censura, aunque algunos de sus vídeos domésticos son espeluznantes. En ellos, Pablito hace de Lolita y Terenci, de Humbert Humbert. Al principio, el escritor está en una posición de poder: «¿Eres un niño mimado? ¿Sí? ¿Por quién?», le pregunta en un hotel de lujo de París. Después, Terenci aparece al borde de la humillación. Esa es la cuarta escena estelar de la serie: Pablo riñe a Terenci por un malentendido, lo riñe y juega al ensañamiento. Y Terenci acepta la escena con una expresión de tristeza absoluta.

Sólo falta hablar de política. En ‘El mundo es un sueño pop’ y, más veladamente, en ‘Terenci: La fabulación infinita’ aparece una idea muy sorprendente: Terenci, escritor en lengua catalana de éxito y gay desvergonzado durante la dictadura, nunca chocó verdaderamente con el sistema. Nunca lo detuvieron ni censuraron, siempre lo recibieron en la tele con alegría y le rieron el ingenio... A Terenci, en el fondo, le fue bien en el franquismo. «Porque él estaba en la ficción, no en la realidad. Él estaba en Clark Gable y en Marylin Monroe, no en cambiar el sistema. En sus memorias cuenta que su mayor reproche a Francisco Franco era que el NO-DO le hacía perder el tiempo antes de ver a las estrellas de Hollywood, que eran lo que a él le interesaban», cuenta Álvaro Augusto.

-O sea que, ¿si Franco hubiese tenido la planta de Rock Hudson, lo hubiese visto diferente?

-Eso es. A Franco no lo odiaba porque le limitase la libertad, sino porque era un señor bajo y feo que aparecía con La Collares.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.